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La Persona Permitida

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Blurb

¿Qué pasaría si con tu pareja hacéis un traro en el que cada uno elige a una persona con el que el otro dejaría engañarle?

Este libro es parte de una colección de historias cortas que se irán publicando en mi perfil, son historias de pocos capítulos, amenas y que podéis leer rápido, no tiene nada que ver una con la otra.

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Prologo
Cree que todos tenemos un punto en la vida en la que sabemos que no habrá retorno, un punto en la vida en el que sabemos que las cosas solo van a cambiar, un momento en el que todo coje vida propía y por mucho que nos esforcemos no tenemos el control de nada. Pensé que el mío sería cuando empezara la universidad, una fiesta constante en la que me iba a olvidar de estudiar, pero tenemos la universidad demasiado idealizada, hay fiestas pero hay mucho más de estudios que de otra cosa, que alguien cuente la realidad porque lo que parecían mis mejores años, son el fruto de mi mayor estrés, pero eso ahora no importa, el punto en el que mi vida tomo un rumbo que deje de controlar es este, aquí, sentada en la cama de una habitación que no es la mía, en un segundo piso de un edificio, demasiado viejo como para tener ascensor y con escaleras que parecen una tortura, aquí y con una simple pregunta es cuando mi vida se acaba de poner en automatico y dejo de controlar las cosas que me pasen, aunque todavía no soy totalmente consciente de ello, aún me costara asumirlo. "¿Con que famoso me engañarías?" La voz de mi novio me sonaba demasiado lejana tras esa pregunta, no es algo para lo que estás preparada, creo que no se esta preparada para muchas cosas en la vida, pero para ese tipo de preguntas menos, me dejo menos flipada cuando mi hermano mayor salió del armario siendo un jugador de futbol demasiado masculino, que esto. Hay preguntas que te explotan la cabeza y creo que esa fuera que mato todas mis neuronas, todas mis defensas ¿Que respondes a eso? ¿Que respondes cuando tu pareja cuando te hace esa pregunta? ¿Que respondes cuando tu pareja de más de tres años te pregunta eso? Yo no supe que hacer. Llevaba saliendo con Martin más de tres años y me estaba haciendo la pregunta más rara del mundo, Martin era un año mayor que yo, y acababa de terminar la carrera e iba ha hacer un master en Madrid, nosotros éramos de Bilbao, una ciudad en el país vasco bastante muy bonita, pero no daba acceso a muchos de los masters que nos ayudarían en nuestro futuro, yo apenas tenía veintiún años, me quedaba todo un año de universidad antes de terminar psicología, él acababa de terminar ingeniería e iba ha hacer un master de algo raro que no comprendía. Pero eso no era lo que importaba, la cosa era que estaba en su cama, sentada, esperando a despedirme de él por unos meses y él estaba ahí, haciéndome preguntas raras. Su vida, la mía, la nuestra como pareja estaba apunto de cambiar, iba a cambiar todo lo que conocíamos y el chico estaba tan tranquilo preguntando cosas raras, como que la cosa no tiene importancia, si no comprendo a los hombres de forma natural, hoy menos lo hago. —Ingrid—me llamo. Salí de mi trance y le mire.  —¿Que?—le pregunte sorprendida y sin entender nada. Mi novio me miró y se sentó a mi lado en la cama, le mire sin entender nada. —¿Con que famoso me engañarías?—me volvió a preguntar. Le mire. Martin y yo nos conocimos en la universidad, en mi primer año de universidad, por mucho que Bilbao ni el país vasco sean demasiados grandes, no es tan fácil conocer a todo el mundo que vive ahí, prácticamente me cuesta conocer a la gente de mi barrio como para conocer a todo el mundo en una gran universidad, nos conocimos en la cafetería, una hora que yo faltaba y él estaba jugando a cartas, en la universidad se falta mucho a las clases, porque no cuenta tanto la asistencia, él era de esos chicos que iban de guapos pero era un chico demasiado tierno, demasiado bueno por lo que no comprendía porque me hacía esa pregunta, nadie que me quisiera me haría esa pregunta. —¿Estás pensando en engañarme?—le pregunte sorprendida. Martin me miro. —No—me dijo sin dudarlo. Le mire impresionada, nada de lo que estaba pasando tenía sentido, no comprendía porque me iba ha decir eso si me quería, esto era demasiado complicado. —No entiendo porque me preguntas esto cuando nos vamos a separar—le dije. Martin me miro tranquilo. Martin es un chico alto, mide uno noventa, jugaba al baloncesto pero no de forma profesional, como hobbie, para hacer deporte porque se ve que si un chico por aquí no hace deporte es menos hombre, cosas que no entiendo. Mi madre siempre decía que se parece a Leonardo Di Caprio de joven, con su pelo castaño claro y ojos castaños, era mono, cuando le conocí no me parecía guapo, nunca me gustaron los morenos, que parecen y visten como chicos buenos, mi estilo eran los chicos malos pero me fije en él, y mirar, fijarse en el chico bueno que te trata bien para que te haga estas preguntas, si en ocasiones es mejor el malo de turno que treta mal pero eres la única que el bueno que tus padres aman.  ¡Spoiler! Mi padre odia a Martin con todo su corazón. —Me he parado a pensar—comento al ver que no reacionaba y le mire, en ocasiones pensaba que no pensaba porque aunque estudiara una carrera complicada en ocasiones era demasiado idiota—Vamos a estar un año separados, antes de que te vengas a madrid por lo que podíamos tener una relación abierta, ya sabes sexo ocasional con desconocidos—. Le mire. Me lleve la mano a mi boca filiando, creo que le hice para no soltarle un insulto o una hostia, que las dos me parecían buena opción ¿Como mierdas se reaccionaba a esto? Que alguien me diga que se dice o que se hace cuando tu novio te esta ofreciendo esto porque no se que hacer, ¿Lloro? ¿Le pego? ¿Le dejo? No se, es que mandarle a la mierda me parece una idea enormemente buena. Aunque va ser incomodo luego, cuando tenga que salir con toda su familia en el salón, aunque que le den, más incomodo que esto no creo que haya nada. —No—le deje claro cuando una de mis neuronas comenzó a funcionar, estudio psicología y no hay nombre o conducta que explique esto o que me ayude a comprender que mierdas hacer con Martin en estos momentos, al menos no una que sea moralmente correcta y que no me lleve a la cárcel. Me miro. Me agarré la mandíbula con las manos porque de todo lo que me decía se me iba a salir. —No abierta con todo el mundo, sino con una persona que el otro autorice—me dijo. Le mire impresionada. Me lo estaba poniendo aún peor, por dios, no se estaba dando cuenta que si conocía a la persona con la que se acostaba mientras que yo estaba en mi cama, me iba a sentar peor ¿Soy la unica que lo ve? ¿Soy la única que entiende esto? Claro, le voy a decir, venga engañame con tu amiga sexy del master que no puede salir nada mal, solo puedes enamorarte de ella y mandarme a la mierda ¿Que puede salir mal? Claro y si quiere yo me lio con su mejor amigo, ese que antes de que nos hiciéramos pareja, tonteaba conmigo y me tiraba la caña, claro es que no le veo fallos a su lógica, como dice Maluma, felices los cuatro, en lugar de pagar el alquiler entre dos lo hacemos entre cuatro, dinero que me ahorro. —Tienes que estar de broma—le dije bastante molesta, mientras pasaba mi mano por mi cara sin entender nada. No comprendía como una persona que te quería se podía estar planteando la sola idea de estar con otra persona, de besarla y acariciarla cuando la otra persona esperándote, aunque fuera a kilómetros de distancia, no era algo que me gustara, me parecía una broma cruel y de mal gusto. Tras tres años con Martin, había llegado un punto en el que su madre me llamaba a mi cuando quería para que la ayudara o que mi hermano se iba a jugar futbol con Martin y sus amigos, ya éramos parte de la vida del otro y de su familia, que me estuviera haciendo esta pregunta. —No dijo que lo tengamos que hacer—me dijo y le mire. —No—comente bastante enfadada—Solo dices que me lo piense por si pasa—. Martin me miro. —Si los dos estamos de acuerdo, cuando pase no nos enfadaremos—me dijo. Le mire sorprendida. —¿Y por que debería pasar?—le pregunte molesta. Martin me miro. —No va pasar—me aclaro y le mire. Levante mis manos molesta. —¿Y por que mierdas tenemos esta conversación en lugar de estar viendo una puta pelicula?—le pregunte bastante molesta. Si no quería hacerlo, para que me estaba dando un dolor de cabeza innecesario con este tema, es que no le entiendo. Para que luego se quejen de que las mujeres somos complicadas, pues que no conozcan a este hombre. —Por si se pone la situación—me dijo. Le mire molesta, tuve que morderme la lengua para no gritarle en todos los idiomas que sabía que se fuera a la mierda. —Lo estás planteando—. Martin me miro, estaba claro que lo tenía planeado si tenía tanta insistencia en que le respondiera´, obviamente ya tenía hasta lugar donde hacerlo si quería que planearamos todo esto. —¿Nunca has pensado en engañarme?—me pregunto serio. —Pues no—le dije molesta, Cuando empezamos no me daba que la cosa fuera ir bien, cada uno es de un padre y una madre y lidiar con eso en ocasiones es complicado, Martin no es de Bilbao es de un pueblo de la zona, su familia no era una familia que tuviera mucho dinero, le estaba pagando la universidad como podía y gracias a las becas del gobierno, Martin llevaba cuatro años trabajando para pagarse este Martin mientras que yo soy criada en uno de los barrios más ricos de Bilbao Moyua, era solo salir de mi casa y a los pocos pasos tenía todas las tiendas que quisiera, siempre me daban lo que quisiera por lo que acostumbrarme a estar con alguien que en ocasiones no me podía dar toda su atención o que estaba días sin ver, no me gustaba y menos cuando tenía otros posibles novios, por eso al principio me plantee no tener nada con él, dejarle pero creo que fue eso mismo, su espíritu trabajador, su bondad que fuera muy detallista lo que me hizo no tirar todo a la mierda aunque podía haberlo hecho, por lo que no me iba plantear engañarle, no cuando le quería. —Mira, la vida es dura—me dijo y le mire. —Lo que pasa es que no te quieres quedar un año sin follar—le dije molesta. No es que Martin y yo fuéramos sexualmente super activos, obviamente como cualquier adolescente teníamos sexo y experimentáramos con nuestros cuerpos, había meses en los que follabamos muchas veces y meses en los que comprarme un juguete s****l me era más rentable pero al igual que estuvo dieciséis años virgen puede estar un año a dos velas. —No te pases—me aviso. Le mire. —No se te pudre la polla por no follar—. Estaba molesta, puede que le estuviera hablando demasiado mal pero en estos momentos que se le callera la polla era lo que más deseaba porque estaba demasiado enfadada. —No quiero dejarte—me dejo claro y le mire—Pero soy humano y se que si me aparece una actriz por la que me muero, pues si me sale la posibilidad, me acostaría con ella, al igual que tu lo harías con los cantantes esos que te gustan—me dijo. Le mire molesta. No creo que fuera lo mismo admirar a alguien y estar enamorada de él de forma platónica a plantearse acostarse con ese personaje publico, muchas cosas tenían que ver en ello, desde que el famoso se fijara en ti a que te apeteciera pero es que plantearse esto, me daba hasta malas sensaciones. No soy una persona celosa, no me importa que Martin tenga amigas o que las lleve a casa, no le reviso el movil, no soy una novia toxica y menos controladora, le doy todas las libertades como él a mi pero que no sea celosa o controladora, no me hace tonta, que no me importe que tenga amigas no significa que le de mi visto bueno a que se lie con ellas pues no, no es lo mismo, son cosas demasiado diferentes. —No es lo mismo—le dije molesta. Me miró, paso su mano por mi pierna desnuda y subió su mano por mi pierna despacio, tenía suerte que fuera en falda, menos mal que era verano y aún podía usar faldas sino el calor sería otro problema. Le mire. —No tengo el coño para que me lo toques—le dije agarrando su mano. Martin me tumbo en la cama poniéndose encima mío, sin aplastarme pero agarrando mis dos brazos con su brazo derecho mientras que el izquierdo lo tenía rozando mis bragas. —¿Nunca te has tocado pensando en otro?—me pregunto, mientras pasaba su mandíbula por mi cuello. Si pensaba que tras cabrearme esto me iba a poner para que follaramos, estaba demasiado acertado, era una de las cosas que más me gustaban el sexo tras una pelea, era la mezcla perfecta de pasión y enfado pero que me gustara no significaba que lo íbamos a tener, ni de coña le iba dejar ganarme. —¿Quieres que te pegué?—le avise molesta. Martin me miro divertido. —Venga Ingrid—cuéntamelo, dijo soltando mis brazos para pasar su mano por mi escote mientras que su otra mano seguía en mis bragas—Dime que nunca te has corrido pensando en otro—me dijo. Molesta le pegue un rodillazo en sus huevos haciendo que se tumbara a mi lado dolorido, me senté y le mire. —¿Quieres que te meta un paso en el culo y veamos lo que es correrse?—le pregunte sería. Me miro con miedo porque sabía que era muy capaz de hacerlo. —A ver—me dijo levantando las manos. —Ni aunque viniera Harry Styles en bragas te engañaría—le dije. Me miro. —No es engañar, sino estar con una persona que el otro permita—comento. Le mire. —Abrir la relación a una persona permitida—me dijo. Le mire mal, las ganas de pegarle un puñetazo eran demasiado grandes, si no se callaba le iba ha hacer una corbata con sus huevos y se iba comer su lengua. —Por ejemplo, si a mi me viene la actriz Kimberly Evans, me iría con ella sin dudarlo—. Le mire. Tenía que ser una broma de muy mal gusto, me estaba diciendo el nombre de la persona por la que me dejaría sin dudarlo, sin pensárselo, así como si los tres años de relación no sirvieran de nada, como si hubiera sido un chiste para él. Y era la misma actriz de la que me estaba haciendo ver todas sus peliculas ultimamente, pensaba que le gustaban pero estaba claro que las veía porque le ponía caliente, pobre chica, ella no tiene la culpa de que mi novio sea un polla caliente sin cerebro. —Cállate—le dije molesta. Pase mis manos por mi pelo. —Venga di alguien, jamás nos lo vamos a encontrar, es por el morbo—comento. Le mire. —Claro, para que te hagas pagas con ella sin miedo—le dije molesta. Él me miro. —Es como el porno, no son cuernos—me dijo. Le mire molesta. —Te voy a dar yo tal hostia que te van a salir cuernos—le dije molesta. Me levante para caminar molesta por la habitación, idiota, es lo que era, estaba saliendo con un idiota que no sabía pensar. —Venga, Ingrid di un nombre—me dijo. Le mire. —Martin ¿Te vas a callar?—le pregunte molesta. Mi novio se levanto y se acerco a mi para abrazarme, intente resistirme pero por no montar una escena le deje, —¿Sabes que te quiero?—me dijo poniendo labios de corderito. Le mire. —Ahora mismo, lo dudo—le dije molesta. Le miro fingiendo tristeza, le mato, me quiere manipular ¿Como mierdas se atreve a intentar manipularme? Me ha estado tocando los ovarios con una cosa demasiado mala y encima ahora se quiere reir de mi, es que este chico no lo entiende ni su madre que lo ha parido. —Te quiero mucho, amor—me dijo poniendo voz de bebe. De la hostia que le voy a dar en los huevos se le va quedar esa voz por siempre. Imbécil. Le mire. —Yo ahora, no te quiero una mierda—le dije. Le empuje con todas mis fuerzas, separandome de él y acercándome a la ventana donde se veía llover.Si hubiera hecho caso a mi padre y le hubiera dejado tras presentarle a él, no estaría en este problema, estaría en un yate con un millonario sexy que me diera todo lo que quiero, que me compraría una tienda para que nadie me molestara en las rebajas, joder pero no, cupido me apunto a un idiota y me hizo quererle sin medida. Odio mi vida en estos momentos. —Me amas—me dijo agarrando mi mano. Le mire, parezco una maldita niña pequeña y consentida llorando en las faldas de mi madre porque las cosas no me salían como a mi me daba la gana. Vale, cuando comencé a enamorarme de Martin planee toda nuestra vida, no me hacía mucha gracia que fuera ingeniero pero no pasa nada, podía trabajar en la empresa de arquitectos de mi padre con un trabajo fijo y un buen sueldo, yo tendría mi despacho de psicóloga con mi madre, y todo sería hermoso, nos casaríamos a los veinticinco para ser jóvenes pero no mucho, y tendríamos dos hijos, Martina y Hugo, dos niños que heredarían mi hermoso pelo rubio y ojos azules, pero su altura porque aunque mi metro sesenta y ocho me gustaba, quiero hijos altos que puedan ser modelos, viviríamos cerca de mis padres, en el centro para poder irme de compras cuando me agobiaba, no veía otra forma de vida, y tendríamos un perro, un carlino n***o, se llamaría Betz, estaba todo decidido, hasta tenía pensado la escuela a la que irían Martina y Hugo pero no, al señor no le llegaba su carrera demasiado complicada y sin salidas, tenía que hacer un master donde se gastaría un riñón que tampoco le daría salidas, y cambió todos mis planes, ahora me iba tener que ir un año a Madrid por el señor y su master, claro si este lo hacía bien, sino sería más tiempo, cuantos problemas nos ponen los hombres, ¿No pueden solo hacer lo que nosotras queremos y ya? Cuanta complicación. —No voy a engañarte—me dijo y le mire. —Entonces no entiendo que problema tienes que causar—le dije. Martin me miro. —No veo mi vida sin ti, no creo que pueda estar con otra persona como lo estoy contigo, si tenemos veintiún años y decir estas cosas es demasiado loco pero tengo claro que quiero estar contigo—comento y le mire—Pero de la misma forma, por mucho que quiera pasar toda mi eternidad contigo, somos muy jóvenes, si no vivimos, si nos encerramos solo en nosotros, creo que no vamos a poder conocernos, no quiero romper, por eso lo de que sea un famoso, es algo casi imposible pero esa posibilidad ayuda mucho, te da una libertad que te ayuda a conocerte—explico. Le mire. Tenía razón, tenía dieciocho años cuando comencé con él, y él diecinueve, aún estábamos madurando y estábamos juntos, éramos jóvenes y aunque estuviéramos teniendo todas las experiencias que debíamos, era verdad que las sexuales no eran algo en lo que tuviéramos gran repertorio, a ver que habíamos hecho alguna locura s****l pero en el caso de los dos, solo estuvimos con el otro y si es verdad que no estar con otras personas puede resentir en la relación, vale eso lo puedo entender pero ¿Tanto le costaba explicarse así desde el principio? Es que no se, esto queda mucho mejor que lo que me ha dicho ¿Soy la unica que lo ve? Obviamente cuando solo estamos él y yo en esta conversaciones, en ocasiones soy muy tonta. —Jamie Saéz—le dije. Martin me miro sin entender nada. Jamie era lo que me gustaba, era todo lo que estaba bien, era un cantante americano de pelo n***o y ojos negros, lleno de tatuajes y bastante intenso, daba esa imagen de chico malo y misterioso del que todos nos enamoramos aun sabiendo que nos va llevar al desastre pero es que seamos sinceras, nos gustan los retos, nos gusta el peligro.  —¿Quien es?—me pregunto. —Un cantante—le dije tranquila. Me miro. Estaba claro que la actriz no se iba a fijar en él, por muchas alfombras rojas que hubiera en Madrid y fiestas, Martin no destacaba en la gente, era al conocerle cuando te enamorabas de él, no a primera vista, a primera vista le veías como amigo, como el mejor amigo al que le contabas todo, quiero a mi novio pero soy sincera, al igual que se que Jamie no se va figar en mi ¿Estamos locos? En el caso que diera un concierto en España sería en Madrid o Barcelona, a Bilbao ni vendría sin tener en cuenta las millones de chicas que abría en el concierto y aunque tuvieras un meet and greet, no se va figar en mi, por ahí pasan muchas chicas que le llamaran la atención mil veces más que yo, por lo que estaba claro que no me iba decir que me fuera con él a su hotel, que no lo haría de todas formas. Que hayamos puesto la posibilidad de que pase, de que estemos con otras personas, no significa que lo tengamos que hacer. —Firmemos el contrato—dijo. Le mire impresionada. —¿Que?—le pregunte molesta. Martin me miro sonriendo. —He preparado un contrato para que dejemos todo claro—me dijo. Le mire molesta ¿Como mierdas sabía que iba a aceptar? —Pienso clavarte el bolígrafo en el ojo—le dije. Martin se acerco a mi y beso mi mejilla. —Son normas básicas, que sea solo una noche y no coger numeros de telefono—me dijo y le mire. —Hay r************* —le dije. Martin me miro, —¿Nombres falsos?—me pregunto y le mire—Tiene que ser una cosa de una noche, nosotros somos pareja, lo que hagamos con esos famosos se debe quedar entre las paredes de donde estemos, no podemos tener sentimientos o más cosas, solo sexo—me dijo. Le mire. —Que tengamos la posibilidad no significa que haya que hacerlo, la puedes rechazar—le avise. Martin me miro. —Obviamente si estás tu delante, no lo haría—me dijo. Le mire. —¿Solo tiene un año de validez?—le pregunte. Martin me miro. —Dos, hasta que acabe el master—me dijo. Le mire. —Me voy a ir el año que viene a Madrid por ti—le recordé. Beso mi mejilla. —No te alteres, solo es una posibilidad—me dijo. Le mire molesta. No estoy segura de si esto es una buena decisión o solo lo hago porque le quiero y me ha convencido sus palabras pero no me gusta la cosa de tener que estar un año con la duda y después otro vigilándole, porque este si tiene la oportunidad se va, aunque espero que no. —Solo una vez—le avise y me miro—Y solo con esa—le avise. Me miro. —Quizás ni lo hagamos—me dijo. Le mire. —Metete el contrato por el culo y vete a por palomitas—le dije dejándome caer en la cama. Martin me miro sonriendo y salió de la habitación, iban a ser dos años muy duros. —Dios en que lios me meto—me queje. Dos largos años.

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