Preparativos para la Gala

3509 Words
Capítulo 8 Preparativos para la gala. POV Harry. Puedo verla sonreírme, esa sonrisa que me acelera el corazón; al mirarla subir las escaleras, siento la necesidad de seguirla. —Buenas noches —dice despidiéndose de todos. —Bueno, tío, si no hay nada más que decir, subiré a hacer la maleta. —Digo, tomando mis cosas—. Buenas noches. —Buenas noches, chicos, descansen. —Harry, ¿podríamos hablar? —dice Abril mirándome fijamente. —No, usted tiene una conversación con nosotros, señorita. —Dice mi tía, enojada. —Yo tomo mi chaqueta y subo las escaleras, donde la veo entrar a su habitación. Entro en mi habitación buscando mi maleta; no puedo sacarla de mi mente. Recogiendo mis cosas, noto que sale al tejado donde riega las plantas. Imaginarla solo para mí en esa suite me acelera el pulso. Me acerco a la puerta, cerrándola con seguro para que Abril no entre. Al terminar de organizar mi maleta, me quito la ropa y entro a la ducha, cierro los ojos y mi mente de inmediato refleja la imagen de ella abrazándome con tanta alegría. Tenerla tan cerca y no poder besar esos hermosos labios me llena de una ansiedad que no sé hasta cuándo podré soportar, la idea de tenerla tan cerca y no poderla tocar. Termino de ducharme y, acostándome en la cama, no dejo de pensar en Alis; tiene la habilidad de quitarme el sueño. Tomo mi celular para ver sus fotos; con ella en mi mente, decido levantarme para ir por un vaso de agua. Cuando salgo de la habitación, bajo a la cocina, donde puedo verla comer de la bolsa de sushi junto a un vaso de jugo. —¿Qué haces despierta a esta hora? —Mmm, creo que tus ojos lo pueden ver claro, muero de hambre, además no puedo dormir y por lo visto tú tampoco. —Dice sentada sobre el mesón de la cocina. —Así es, tengo dificultad para dormir, ¿puedo? —le digo comiendo del sushi. —Sí, claro. —Me acerco a ella sentándome a su lado. —¿Y tú? ¿Qué es lo que te quita el sueño? —le digo sentándome a su lado. —Me siento nerviosa, jamás había ido a este tipo de lugares, no soy buena fingiendo que me agradan las personas. —¿Por qué ese miedo por las personas? —La veo sentirse incómoda y yo me atrevo a tomar su mano. —Cuéntame, sabes que puedes confiar en mí. — Hace tiempo estuve en una relación con un chico, yo tenía 15 años cuando empecé a salir con Liam Payne, nos conocimos en un evento de la junta directiva, desde ese momento empecé a sentirme en otro mundo, no era porque fuera el chico más guapo que haya visto, sino que empezó a invitarme a lugares caros y galas, eventos de alta alcurnia hasta que una vez fuimos a una gala, no me sentían cómoda pretendiendo que me agradan las personas, la mayoría solo te sonríen mientras te destruyen por dentro, te analizan para saber que estrategia tomarán contra ti, esa noche él me presento con sus primas, desde ese momento sentí que era una mala idea haber ido a ese lugar, me dejaron en ridículo delante de todos, se portaron de tal manera que me hacían preguntas que quizás ni ellas sabían, muchos se burlaron de mí y otros me criticaron, me gire para marcharme chocando con un camarero vertió la bandeja con el champán sobre mi vestido, pude ver su cara de vergüenza al mirarme correr por el lugar, al salir los fotógrafos y todos los que me veían se burlaron de mí y él simplemente se quedó viendo cómo se burlaban, desde ese momento los eventos sociales me aterran, siento que un paso en falso estaría en esa escena de nuevo y no quiero que se repita. —Me meten viaje a ese tipo; me gustaría encontrármelo y darle una lección. —¿Mis tíos qué hicieron? —Nada, ¿por qué jamás les conté? Solo tú lo sabes y prefiero que guardes el secreto. Esas chicas encontraron mi número y me chantajearon con subir las fotos a las redes si seguía con Liam; de igual forma, no quería ni verlo, por eso evito ir a estos eventos. Como dije, la mayoría solo les gusta criticar y humillar a las personas, vengan o no de su círculo social. —Pienso que tu ex es todo un cobarde, debió defenderte; en cambio, se quedó ahí viendo. Yo te habría defendido a toda costa, dejando en claro que eres mía y mereces respeto. —Puedo verla mirarme fijamente mientras se lleva un rollo de sushi a la boca. —Bueno, eso ya es pasado, vamos a dormir; llegaremos tarde al aeropuerto si nos quedamos dormidos. —Me bajo y la sostengo de las caderas para ayudarla a bajar; ella me abraza el cuello y está tan cerca de mí que es inevitable acariciar los muslos de sus piernas. Nos quedamos viendo y ella acaricia mi cabello, acelerando mi corazón que no deja de latir al tenerla tan cerca. La cargo ayudándola a bajar y ella me mira seria, como si sintiera lo que yo siento al estar tan cerca de mí. Toma mi mano; subiendo por las escaleras, me da un beso en la mejilla despidiéndose de mí. —Buenas noches, Harry. —Buenas noches, Alis. * Escucho la alarma de mi celular sonar, corro al baño duchándome lo más rápido que puedo; muero de sueño, pero este viaje es importante, este viaje podría acercarme más a Alis. Me arreglo y tomo mi maleta, bajando a la sala donde quedo impactado al verla con un hermoso vestido color rojo, corto, con un escote en la espalda y lentes de sol, abrazando a mi tía, quien le acaricia el cabello. —Harry, cariño, Maikol los espera para darles el cronograma; ven aquí, dame un abrazo. —Me abraza y yo le correspondo. —Harry, por favor, cuídame a Alis. Sé que ella odia este tipo de lugares; si ves que la situación se torna incómoda, sácala de ese lugar, ¿me lo prometes? —dice mirándome fijamente. —No se preocupe, tía, cuidaré de ella sin dudarlo. —Confío en ti, feliz viaje. —Besa mi mejilla y yo me acerco a ella. —¿Lista? —Sí, solo espero por ti. —Dice distante. —Ven, te ayudo con la maleta. —Gracias. —Tomó la maleta subiéndola al coche donde Carlos nos ayuda. —Bien, ya que están aquí, les he mandado a preparar un chófer que conoce la ciudad, además de dos guardaespaldas para su seguridad. El avión los espera. Suerte, chicos. Alis, cuídate mucho, mi amor, confío en que Harry te cuidará bien. —No te preocupes, papá, todo saldrá bien. —Lo abraza y sube al coche donde yo me acerco al ver los brazos de Maikol extendidos para abrazarme. —Buen viaje, muchacho, cuida a mi bebé, te la encargo. —No se preocupe, tío, la cuidaré con mi vida si es necesario. —Gracias, muchacho. Subo al coche donde la veo muy distante; se coloca sus audífonos para escuchar música y yo me concentro en mi laptop viendo todo el cronograma de la visita a Chicago. El camino es silencioso y empiezo a pensar que ella está evitándome. Al llegar al aeropuerto, me bajo del coche y me acerco para abrir su puerta; al hacerlo, ella baja y Carlos nos ayuda con las maletas. Caminamos subiendo al avión privado de la familia; puedo verla sentarse en el sofá escuchando música, saca de su bolso de mano un libro. Al cerrarse el avión, nos quedamos solo ella y yo; me acerco a ella y le quito el audífono. —¿Por qué me estás evitando? —No lo hago, solo me distraigo, es todo. Mi padre me informó que debemos ir de compras para lo de la gala y la fiesta después. —Está bien. —Digo sin más, sé que le pasa algo y me preocupa que se aleje de mí, así que le doy su espacio. Me siento en el sofá frente a ella, relajando mi cuerpo; me quedo dormido. * —Alicia. Puedo verlo quedarse dormido en el sofá; la sensación más extraña recorre mi cuerpo al ver sus labios. Empiezo a sentir miedo de esto que estoy sintiendo. Sus manos sobre mis muslos anoche me dejaron en insomnio; por primera vez deseaba que me besara. No siento que sea correcto sentir esto que empiezo a sentir; me aterra la forma en que mis sentidos no razonan al tenerlo cerca de mí. Debo evitar toda cercanía con él; aún dudo en la forma en que pienso hacer eso si estamos más unidos que nunca. Nuestros proyectos y negocios se unen cada vez más. ¿Cómo haré para detener la sensación que recorre mi piel al sentirlo tan cerca de mí? ¿Cómo detengo las ganas de que me bese o me abrace si solo con verlo a los ojos mi mundo se paraliza? Empiezo a creer que me hechiza, ya que no puedo dejar de verlo, y cuando está tan cerca, las ganas de que me bese crecen cada vez más; es como si no pudiera resistirme a él o a la conexión incontrolable que crece en mí. Al pasar 3 horas con 20 minutos, aterrizamos en el aeropuerto de Chicago. Me levanto recogiendo mis cosas y me acerco a él para despertarlo. —Harry —digo tratando de no asustarlo, persistió sin éxito— Harry. —Al verlo dormido tan plácidamente, me dejo llevar por mi impulso sintiendo la necesidad de tocar su cabello. Me acerco, pasando mi mano por su cabello; lo acaricio mientras puedo ver sus ojos ir abriéndose. Esa mirada penetra en mí, haciendo que mi corazón dé un vuelco. Puedo verlo tomar mi mano, acercándola a su boca; me besa la muñeca. —Ya llegamos —digo casi en un susurro mientras mi piel se eriza. —Señorita, el coche ya está listo. —Dice una joven azafata. —Bien, ya vamos. —Digo tomando su mano para ayudarlo a levantarse—. Vamos, muero de hambre y tenemos mucho que hacer antes de ir al hotel. —Sin decir nada se levanta tomando su chaqueta. —Vamos —dice acariciando mis caderas. Bajamos del avión donde un joven nos espera; se organizan al ver a Harry y a mí acercarnos a ellos. —Buenos días, señorita Alicia, mi nombre es Lucas, les serviré junto a dos colegas en su estadía en la ciudad. Bienvenido, joven Harry. —Gracias, es un gusto. —Digo subiendo al coche; ellos suben y de inmediato nos vamos y puedo ver que nos llevan a un centro comercial; dos hombres nos siguen mientras se mantienen distantes. —Vamos a un restaurante, muero de hambre. —Lo sigo entrando a un restaurante donde desayunamos; al salir, nos adentramos a una tienda de vestidos. Una joven busca para mí varios diseños mientras él espera en un sofá en la entrada de los vestidores. —Yo creo que estos dejan boquita abierta a su novio. Qué suerte tienes, es muy guapo. —Me dice la joven en los vestidores donde la palabra novio retumba en mi mente. —Toma, pruébate este. —Me entrega uno azul con escote en la espalda y corte alto en mis senos. Me adentro al vestidor; al cambiarme, me siento un poco incómoda y salgo para que él me dé su opinión. Al salir, puedo ver a una joven coquetear con él. Me acerco, colocándome enfrente de él, llamando su atención. —¿Bien? ¿Qué opinas? —digo dando una vuelta. —No, prueba con otro. —Enojada por su reacción, entro a los vestidores, probando otro que igual rechaza. Al probar con varios más, recibo su rechazo; a su parecer, no son adecuados para la ocasión. Estoy en el cubículo muy enojada, casi sin opciones, cuando la joven trae uno rojo con un hermoso brillo en la parte de los senos, con un corte en la parte de la pierna; es largo y hermoso, llenándome de esperanza. —Este lo envió su novio. Dice que el rojo es su color favorito y que le gustaría que lo usara esta noche, junto a estos tacones altos. —De alguna forma no desmiento que sea mi novio, no sé, la sensación de la palabra “mi” me gusta mucho y que ellas sepan que está ocupado me hace sentir más tranquila. —Gracias —le digo, algo insegura, porque el vestido tiene un largo corte en mi espalda y no es del tipo de diseño que me gusta utilizar. —¿Qué esperas? Pruébatelo; te verás hermosa. —Dice la chica mirándome con ansiedad. Tomo el vestido cambiándome me coloco los tacones y unos accesorios que envío para mí, dejando mi cabello suelto me miró al espejo luciendo muy hermosa mi corazón se llena de alegría al ver que un vestido como este luce tan bien en mi cuerpo, es la primera vez que no es necesario utilizar uno n***o como acostumbró, al salir puedo verlo en su celular cuando camino ante él me aseguro de mostrar mi pierna derecha por la abertura del vestido, sus ojos me recorren por completo, lo veo levantarse y caminar en mi dirección mi corazón se acelera al verlo tomar mi mano y hacerme girar, doy vueltas y él me sostiene haciéndome parar entre sus brazos, nos miramos fijamente mientras mi respiración se sale de control. —Estás hermosa, no podría dejarte ni un momento sola en el evento con este vestido. —Dice acariciando mis mejillas. —Déjame decirte que tienes buen gusto —le digo mirándolo fijamente mientras esa conexión vuelve a apoderarse de mí. —Lo sé, por eso estás aquí conmigo. —Dice lo último con una gran sonrisa, esa sonrisa que me deja hipnotizada por varios minutos. —Bien, dejaré que elijas el resto de mi vestuario. —Se aleja de mí. —Entonces siéntate que elegiré lo mejor para ti. —Me suelta y tomo asiento en su lugar, trae para mí varios vestidos, enviándolos a la caja. Me levanto y puedo verlo escoger varios esmóquines y camisas para él. Me adentro al vestidor cambiándome la ropa; al salir, camino hasta el corredor buscándolo, donde lo veo frente a la caja pagando la cuenta. —¿Qué haces? —le digo sintiéndome incómoda. —Cancelo, se nos fue todo el día aquí, vamos a almorzar. —Harry, no tienes que hacerlo. —Le digo avergonzada de que lo haga. —Tómalo como un regalo de mi parte. —Dice tomando las bolsas del mostrador. —Esperen, falta este vestido —dice la chica que coqueteaba con él, entregándole la bolsa a Harry, quien la recibe. La chica le sonríe y él nota un trozo de hoja que le entrega junto a la bolsa. Al notar la acción, me empiezo a sentir enojada, a tal punto que lo miro; tomando de su mano la nota, coloco unos billetes y se la entrego a la chica de vuelta. —Toma, cómprate una vida. —La chica se sorprende, mirándome con enojo, donde yo la ignoro, tomando la mano de Harry. A medida que voy caminando junto a él, su mirada y su sonrisa me hacen reflexionar sobre mis acciones. Me suelto de su mano y él le entrega las bolsas a uno de los guardasespaldas, sujetándome muy ágilmente de las caderas. —Hey, hey, detente, ¿qué fue todo eso allá dentro? —dice sosteniéndome de espalda mientras me habla al oído, haciéndome sentir nerviosa. —Lo siento si te estropeé tu cita. Si quieres, me devuelvo por su número —digo soltándome de su agarre y caminando hacia la tienda. Él me sostiene de la mano, atrayéndome nuevamente hacia él. —¿Eso son celos? —dice sonriendo, pícaro. —¿Celos? ¿Por qué debería sentir celos? —digo alejándome de él. —Eso dímelo tú. —Bien, ya es suficiente de todo esto, vámonos al hotel, quiero ducharme y prepararme para la gala. —Estoy cansada y su coquetería con la chica adentro me deja un amargo recuerdo que me hace enojar más de lo que estoy. —No, vamos a comer a un hay tiempo. —Dice como si no pasara nada, como si todo estuviera bien. —Harry, quiero ir al hotel, ordenamos comida allá, estoy cansada y me gustaría descansar un poco antes de colocarme esos tacones que compraste para mí. —Bien, tienes razón, vamos al hotel —dice abrazándome hasta la salida del centro comercial. Subimos al coche; donde me siento, estoy enojada por las acciones de esa chica. Me miró en el reflejo del vidrio del coche, notando mi expresión que se va suavizando al pensar en mis errores. Mi mente divaga en el hecho de que me afecta tanto verlo coquetear con otras mujeres; mi corazón se acelera y puedo ver que con solo mirarme descontrola mi mente. Llegamos al hotel; al bajar del coche, un hombre en compañía de una hermosa rubia y dos chicos muy guapos nos recibe en la entrada. —Bienvenidos, los estábamos esperando. Al saber que ya venían al hotel, nos dispusimos a recibirlos en persona. Mi nombre es Darío Fernández, ella es mi hija Perla y mis dos hijos, Marco y Robert. Es un placer poder tenerlos de visita en nuestra ciudad. —Se acercan extendiendo la mano para que la tome. —Un gusto en saludarlo, señor Fernández, mi padre ha hablado mucho de usted, es un placer poder estar aquí con ustedes, gracias por la invitación. —Digo, extendiendo mi mano a cada uno de ellos. —Bienvenida, Alis. —¿Y tú debes ser Harry? —dice Perla, acercándose a él para extender su mano. —Sí, es un placer estar aquí. —Su mirada en Harry es intensa; puedo verlo sonreír mientras me toma de las caderas. —Hemos reservado una mesa en el restaurante del hotel, vamos a comer, por favor. —Dice Robert mirándome con una gran sonrisa. Su mirada es intensa, es como si se encargara de hacerme saber que le gustó la acción, lo que me hace sentir incómoda y noto que a Harry también, ya que toma mis caderas con más fuerza, escoltándome en la dirección donde nos indican. —Sí vamos —dice Marcos señalando la dirección. Nos adentramos al restaurante donde una enorme mesa nos espera. Nos sentamos nuevamente; de inmediato, gran un servicio especial para nosotros mientras nos sirven una copa de vino. Me siento junto a Harry y Robert; puedo ver a Perla tomar asiento al otro extremo de Harry y, por alguna razón, no dejo de mirarla al ver su forma coqueta en la que le sonríe, siempre llamando su atención. —Bueno, chicos, la realidad de esta comida es con el fin de que me puedan hablar un poco del proyecto antes de que el evento comience, ya que mis intenciones son que puedan divertirse estos tres días en el lugar; queremos que conozcan más sobre nuestro trabajo y poder algún día unir fuerzas con su empresa. —Darío nos mira y puedo notar que Harry y Robert se miran con intensidad, volviendo el momento algo incómodo. Para cortar el momento, tomó la iniciativa de contar los planes del proyecto, incluyendo las sugerencias de mi padre al de meter a Perla en el negocio. Cada una de mis ideas los llena de una gran emoción, ya que puedo ver a Harry apoyarme al describir los objetivos del hotel, y Darío, por primera vez, interviene, tomando parte; nos explica lo que sería el evento en el hotel en la noche de la remodelación. Cada uno nos da sus sugerencias y nos vamos entendiendo. Al terminar de comer, todos quedamos satisfechos con lo que sería el plan del hotel. —Chicos, seré honesto con ustedes, no me sentí seguro al escuchar de Maikol que ustedes dirigirían el proyecto, pero ahora me siento feliz de poder estar en esta asociación junto a ustedes. Les agradezco que hayan venido. Ahora nos vamos a retirar para que puedan prepararse para esta noche. Feliz, muy feliz de ver a dos jóvenes increíbles centrados en su negocio. —Gracias, nosotros también estamos un poco renuentes a aceptar a otras personas en el proyecto, pero tengo la certeza de que trabajaremos como es debido y cada uno respetará sus lineamientos. —Dice Harry con una gran sonrisa fingida, dejándome saber que esta situación lo hace enojar mucho y no es de ser el tipo de hombres de soportar tal situación, y sé que lo hace por el proyecto. —Así será, muchacho, ahora nos retiramos, hasta esta noche. —Dice Darío con una gran sonrisa. —Presiento que esta será una velada increíble. —Dice Robert. —Presiento que sí.
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