Capítulo 7.
Viaje de negocios.
POV Alicia.
Como todas las mañanas me levanto temprano; al abrir los ojos puedo sentir su mano tomar mi trasero mientras lo abrazo con mi cabeza puesta en su pecho. Mi corazón tiembla al verlo, no puedo creer que estemos de esta manera. Me muevo de espacio, zafándome de su agarre; me levanto con la sensación más extraña que haya sentido en mi vida. Me voy a la sala, donde trato de controlar mis nervios; al hacerlo, me asomo al balcón, donde puedo ver a Leo. Le hago señas para que suba y me adentro al departamento haciendo una nota de lo que necesito. Al escuchar el timbre, me acerco abriendo la puerta.
—Buenos días, señorita Alicia —dice tratando de no ver mis piernas.
—Buenos días, Leo, toma, necesito que por favor me traigas todo lo de la lista lo más rápido posible.
—Sí, joven, de inmediato.
—Gracias. —Lo veo salir y yo me adentro a la habitación donde lo veo dormido, tomo mis cosas y me voy a la otra habitación a ducharme; al hacerlo, me cambio y me maquillo lo más rápido que puedo. Al salir, ordeno todo en mi bolso cuando escucho el timbre.
—Aquí tengo todo lo de la lista; por suerte, a unas cuadras hay un supermercado y pude ir muy rápido.
—Gracias, Leo, puedes irte a desayunar.
—Sí, como ordené. ¿Quiere que les traiga desayuno?
—No, yo lo haré, puedes desayunar tranquilo.
—Bien, estaré afuera por si necesitas.
Dejamos las bolsas en la cocina y yo organizo todo en las habitaciones. Al ver las cobijas, tomo una y voy a la habitación donde lo cubro con ella. Mi corazón late fuerte al verlo dormir. Me acerco como si estuviera hechizada para tocarlo, pero me detengo antes de hacerlo. Ordeno todo en la habitación y salgo a preparar el desayuno; al terminarlo, puedo verlo entrar en la cocina en estado de shock.
—Buenos días, Harry, siéntate, preparé el desayuno para ambos.
—Buenos días, ¿fuiste de compras? —dice acercándose a la barra del mesón.
—No, le pedí a Leo que fuera; en la bolsa hay ropa nueva, espero que te guste; además, ordené sábanas y cobijas para ambas habitaciones, espero no te moleste.
—Para nada, te lo agradezco. —Puedo verlo sentarse y le sirvo un plato de comida.
—Bien, solo faltas tú para irnos a la oficina; no pude despertarte antes, como verás, estaba muy ocupada.
—Sí, lo puedo ver, hasta te dio tiempo de bañarte. ¿De verdad dormiste? —dice mirándome sorprendido.
—Digamos que acostumbro a despertar temprano, no es problema.
—Bien, iré a bañarme, saldré rápido.
—Está bien, dejaré todo esto limpio —digo disfrutando de mi café.
Me encargo de lavar los platos y dejar todo en orden; voy a la sala recogiendo los envases de la comida de anoche y llevándolos a la cocina; los echo en la basura, tomo un paño y me voy a la sala limpiando la mesa cuando lo siento venir, llamando mi atención.
—Alis, ¿no compraste algún desodorante?
—Sí, está en la… —Me detengo al verlo sin ropa, solo una toalla cubriendo su sexo; no puedo dejar de mirarlo. Con gran nerviosismo, miro a otro lado tratando de recomponerme. —Harry, está en la bolsa —digo señalando las bolsas que están en el sofá.
—¿Cuál está? —dice acercándose a mí; mi respiración se agita al verlo caminar tan cerca.
—Sí —digo mirándolo fijamente, mientras intento controlar mi respiración, que está descontrolada.
—¿Qué te pone tan nerviosa? —dice colocando su mano en mi mejilla.
—Nada, estoy bien, ¿podrías darte prisa? —Acaricia mis mejillas bajando por mi cuello hasta mi hombro, recorriendo hasta la palma de mi mano que toma, colocándola en su pecho mientras me mira. —¿Qué haces? —le digo mirándolo con ansiedad.
—Gracias por todo lo que has hecho por mí, realmente disfruto de tu compañía. —Besa mi mejilla y se aleja adentrándose a la habitación.
Me siento en el sofá tomando aire, espero que salga y puedo ver lo guapo que le queda el traje como si fuera mandado hacer para él. Me levanto tomando mi bolso y él abre la puerta para mí. Al salir, camino al ascensor mientras él cierra con seguro la puerta; lo espero mientras busco mi celular que no para de sonar por nuevos mensajes. Al abrirlos, Mía me envió el informe del grupo donde los ensayos serán tomados con el doble de la nota porque no vamos a poder presentar el examen debido a que la profesora no podrá asistir a la próxima clase. Mis nervios empiezan a desbordarse cuando leo el siguiente mensaje donde la información se cambió y haremos el examen de las preguntas del ensayo.
—¿Qué tienes? —dice, llamando mi atención.
—Me cambiaron el plan de trabajo y ahora no solo debo presentar el ensayo, sino que también debo presentar un examen; no sé si tengo tiempo para todo eso con las juntas que tenemos hoy. —Salimos y él toma mi mano, atrayéndome a él.
—Mírame. —Así como me lo pide, lo hago y él me sostiene entre sus brazos. —Alis, te ayudaré, no tienes que asistir a las juntas, lo haré yo; tú estudia y cuando yo salga de ellas, te ayudaré a repasar. Lo vas a lograr, yo confío en ti y sé que podrás con todo eso.
—Gracias, realmente aprecio todo lo que haces por mí.
—Lo hago porque me importas, vamos.
Me lleva al coche y puedo sentir por primera vez un apoyo como ninguno; siento que con él puedo relajarme, ser yo sin que piense que me están juzgando. De camino puedo verlo ayudarme a establecer la pared más importante del ensayo para el examen. Al llegar al edificio, bajo del coche, adentrándonos al edificio, donde puedo ver a Abril correr a sus brazos con tanta confianza.
—Primooo —se abalanza a sus brazos y yo me hago a un lado. —Así, hola, anciana, Harry te estaba esperando, ¿desayunamos juntos?
—Abril, ya desayuné, además tengo una junta crucial en 20 minutos, necesito irme.
—¿Podríamos hablar un momento?
—Bien, los dejaré solos. —Me alejo subiendo al ascensor.
Al llegar a mi piso, entro a la oficina donde Ana entra trayendo para mí los documentos de la remodelación.
—Buenos días, señorita Alis.
—Buenos días, Ana.
—Alis, Eliot llamó, dijo que no va a poder llegar a tu cumpleaños, que estuvo llamando hace un rato a tu celular y no logró comunicarse. También me dijo que lo lamenta tanto y que le hubiera gustado llevarte a la playa; tenía preparado todo para su viaje a una caña frente al mar, como tanto has deseado ir.
—Bueno, sí, amo el mar, no voy desde los 10 años y realmente me hace falta, pero tener que esperar... —Lo veo entrar a la oficina trayendo café para ambos.
—Buenos días, joven Harry, si necesitaba café, me lo hubiera pedido.
—Buenos días, Ana, no es necesario, puedes irte; además, no le pases ninguna llamada a Alis, las juntas las voy a atender yo.
—Sí, señor. —Sale de la oficina cerrando la puerta.
—Bueno, ya todo está listo, ahora puedes quedarte aquí y estudiar; vendré dentro de un rato.
—Gracias. —Le digo tomando el café que trajo para mí.
Toma los informes y sale de la oficina. Me siento organizando todo para el examen, estudio cada tema por varias horas; puedo verlo entrar y ayudarme a estudiar, realmente me ayuda mucho su forma de reducir los temas; al terminar, vuelve y atiende una junta; puedo ver su esfuerzo por ayudarme. Estoy tratando de memorizar los resúmenes que Harry sacó para mí cuando Abril irrumpe en la oficina.
—¿Qué es lo que tanto haces aquí encerrada que le dejas todo el trabajo a Harry? —Entra sentándose en el sofá con una taza de café.
—VETE, no tengo tiempo para ti.
—¿No? ¿Por qué? Además, ¿por qué, si ninguno de los dos pasó la noche en casa, llegaron juntos?
—Te dije que te fueras, estoy ocupada ahora para tus interrogantes.
—¿Sí? ¿Qué haces, a ver? —Se acerca y puedo ver sus intenciones y me levanto tomando su mano, tratando de detener que derrame café en mi trabajo.
—¿Qué demonios te pasa?
—Simplemente, me molesta el hecho de que estés aquí como la dueña de la empresa y yo esté siempre en casa bajo tus sombras; esto se acabó, odio que quieras tener todo lo que yo quiero.
—¿De qué demonios hablas? Papá nos dio la oportunidad a las dos y tú no quisiste llevar las finanzas de la empresa; no vengas con eso ahora, sal de mi oficina.
—No me da la gana, tengo los mismos derechos que tú de estar aquí, estoy cansada de que no me den el derecho y el respeto que todos aquí te tienen.
—El respeto no se exige, se gana, y tú gritando a los empleados no ganarás que te respeten. Abril, tengo mucho trabajo y además tengo que entregar un proyecto en la universidad; sal de aquí, deberías ir a estudiar.
—Tú no tienes derecho a decirme qué debo hacer. —Arroja el café sobre mi trabajo haciéndome enojar; me acerco dándole una fuerte bofetada.
—ME PAGASTE, te juro que esto lo vas a pagar muy caro, Alicia, te odio tanto. —Puedo ver a mi padre y Harry entrar a la oficina mientras los empleados nos observan desde afuera.
—¿Qué es lo que pasa con ustedes dos? Los gritos se escuchan desde afuera.
—Papá, Alicia me dio una bofetada.
—Pero ¿qué es lo que les pasa a ustedes dos? Estamos en la oficina y les exijo respeto, son la burla de los empleados, estoy cansado de que siempre se estén peleando.
—Papá, le dije que estaba estudiando, necesito entregar este trabajo y ella arrojó café en él y ahora está completamente arruinado. No sabe todo el trabajo que me llevó hacerlo y ella, sin importar, derramó el café.
—¿Abril?
—Papá, se derramó, no fueron mis intenciones, solo vine a ver en qué podía ayudar.
—Abril, ¿no deberías de estar en la universidad? —Mi padre la mira enojado y ella se gira mirando a Harry, quien permanece en silencio.
—Hoy no hay clases, papá.
—Bien, si quieres ayudar, vendrás conmigo a la oficina.
—No, estoy cansada de que todos me traten mal en este lugar, nadie me respeta. —Dice mirándome con enojo.
—Bueno, entonces vete a casa, estamos llenos de trabajo y este tipo de conflictos nos distrae.
—Como quieras, ya veo que siempre prefieres a Alicia. —Sale de la oficina y mi papá la sigue.
—Abril, espera.
Miro mi trabajo hecho un desastre, el escritorio lleno de trabajo y aún no he podido aprenderme todas las preguntas del examen; la presión se sube a mi cabeza haciéndome sentir muy estresada, a tal punto que mis lágrimas empiezan a caer por mis mejillas. Puedo ver a Harry cerca de la puerta, pasando el seguro para acercarse a mí.
—Hey, hey, suuu, no, no llores. —Se acerca a mí tomando mis mejillas para secar mis lágrimas. —Mírame, mírame, Alis. —Lo miro y él me acaricia atrayéndome a él para abrazarme; sus brazos me cubren y él besa mi frente. —Tranquila, no llores, todo saldrá bien.
—Ella lo arruinó todo, no sé por qué me odia tanto, no podré entregar el trabajo a tiempo, todo nuestro esfuerzo y mi trabajo está arruinado.
—No es así, cariño, puedes hacerlo de nuevo, yo sé que tú puedes. Es más, cancelaré la siguiente junta y nos quedaremos para hacerlo todo de nuevo, solo tenemos que modificar la última redacción e imprimirlo todo; las respuestas las tenemos, son las mismas del examen y ya las has estudiado. Alis, lo vamos a lograr, no puedes permitir que un problema se interponga en tus metas. —Mi corazón late fuerte al sentir sus brazos cubrirme y darme apoyo.
—Bien, hagámoslo. —Digo limpiando mis lágrimas.
—Esa es mi chica, ahora busca el archivo que estábamos redactando anoche y le haremos las mismas modificaciones que el último; yo redacto y tú estudias, ¿está bien?
—Gracias, no sabría qué hacer sin tu apoyo. —Lo miro y él me muestra la sonrisa más hermosa que haya visto.
—Pienso que aun así lo habrías logrado.
Nos sentamos trabajando nuevamente en el ensayo; yo aprovecho y reviso los documentos que no había podido revisar. Organizando todo en la oficina, me concentro en estudiar mientras él redacta el ensayo respondiendo a las preguntas. Al terminar, nos faltaban solo 15 minutos para llegar a clases; recogiendo todo en mi bolso, camino junto a él hacia el coche, donde, al entrar, él vuelve a sorprenderme.
—Leo, ¿compraste lo que te pedí?
—Sí, señor, buen provecho. —Dice entregándome una bolsa.
—Es para ti; sé que con todo lo que pasó no lograste almorzar.
—Gracias, realmente piensas en todo.
—Solo cumplo mi promesa. —Dice acariciando mi mano.
—¿Promesa? —digo algo confundida.
—Sí, prometí cuidar de ti y eso hago.
El silencio invade el momento mientras nos miramos, como el sándwich que compró para mí y la bebida; al llegar a la universidad, Leo estaciona y yo me bajo ansiosa por entrar.
—Gracias nuevamente, Harry.
—Suerte, generes, por ti más tarde y esta vez sí cumpliré.
—Deberías ir a descansar, ya has hecho mucho por mí; tomaré un taxi a casa.
—No, vendré por ti; ahora ve que llegarás tarde.
Al entrar, todos estaban preparados para empezar el examen. Entrego el ensayo y me siento; las preguntas son un poco diferentes a las que ya teníamos. Por suerte, Harry sacó varios métodos que me sirvieron mucho. Al terminar el examen, espero por varios minutos hasta que la profesora pronuncia mi nombre.
—¿Alicia?
—Aquí. —Levanto la mano y la profesora me entrega el examen corregido.
—Buen trabajo, si el ensayo está tan bien desarrollado como el examen, déjame decirte que es magnífico; puedo ver el esfuerzo que le pusiste al trabajo. Me gustó mucho la forma en que desarrollas las estrategias financieras; no tengo duda de que serás una impresionante empresaria.
—Muchas gracias, no sabe lo que significan sus palabras.
—Felicidades. —La felicidad que siento no cabe en mi pecho. Al salir, puedo verlo esperarme en la entrada; mi corazón se acelera. Llena de un gran impulso, corro a sus brazos, quien me recibe sosteniéndome con fuerza.
—Gracias, gracias, sin ti no lo hubiera logrado. —De la emoción beso su mejilla y él me sostiene acariciando mi mejilla mientras nos miramos.
—Sabía que podías lograrlo, estoy, hay que celebrarlo, ¿vamos a comer? —dice aún sosteniéndome en sus brazos.
—Sí, sin duda merecemos un gran plato de sushi —le digo con antojos de sushi.
—Genial, me encanta el sushi —dice muy animado de lo que dije.
—Entonces yo invito y no puedes negarte, tengo el lugar perfecto —le digo, esperando a que me reproche lo que dije.
—Entonces vamos. —Me sorprende que no se niegue a que lo invite.
—Vaya, ¿Harry, el hombre que ninguna mujer paga sus cuentas, no se está oponiendo? Esto es nuevo. —Digo sonriéndole mientras subo al coche.
—Digamos que lo tomaré por recompensa.
—Entonces date por bien pagado por tus servicios —digo juguetona.
—No lo sé, quizás me haga falta algo más. —Dice mirándome con picardía, a lo que yo solo le sonrío.
Al llegar al Haru Sushi, entramos y me siento frente a la gran barra. Puedo ver al camarero acercarse y le pido una bandeja con varias cocciones, con una botella de vino tinto. Al ordenar, esperamos por varios minutos mientras hablamos del examen. Cuando vemos venir la orden, al comer hay muchas piezas de diferentes gustos en el plato; estamos comiendo y él empieza un nuevo de degustación.
—Bien, ¿qué dices, te gustó?
—No lo sé, es un poco seco. —Digo, tomando de la copa de vino.
—Entonces acércate, este te va a encantar —dice tomando un rollo cubierto de ajonjolí n***o. Lo cubre de salsa, acercándolo a mis labios; al hacerlo, abro la boca dejando que me alimente como yo lo hice antes con el chocolate, pero esta vez él se acerca limpiando mis labios con su pulgar, acaricia de ellos y se lo mete a la boca dejándome una sensación indescriptible. —Es bueno, ¿no? —dice tomando otra pieza y comiéndola sin dejar de mirarme.
—Sí, es increíble. —Digo algo tímida.
La cena fue increíble, él sabe hacerme reír, realmente disfruto mucho su compañía. Al volver a casa, bajo del coche y él me ayuda tomando mi mano para bajar del coche. Nos adentramos a la casa donde mi padre y mi madre nos esperan en la sala.
—Chicos, los estábamos esperando; puedo ver que ya cenaron —dice mi madre señalando la bolsa de sushi en mi mano.
—Buenas noches, mamá, papá. —Besos a sus mejillas, sentándome en el sofá donde Harry me sigue.
—Bueno, chicos, les tengo buenas noticias, mi amigo Fernández está dispuesto a recibirlos en su casa para la entrevista con su hija Perla; deben salir mañana a Chicago debido a que tiene un evento en la ciudad y los ha invitado para que vean una muestra de lo que será el evento en el hotel. —Yo lo miro con seriedad al saber la situación. —Lo sé, Alis, sé que es lejos y que no te gustan esta clase de eventos, pero ya confirmé y, antes de que digas algo, reservé una suite en un hotel donde se quedarán por el fin de semana. Solo te pido que no rechaces esta oportunidad, Harry, ¿tienes algún problema con la situación?
—Tío, realmente vine por el trabajo de la empresa, no tengo ningún problema mientras todo sea para cumplir con esos objetivos —dice mirándome serio.
—¿Entonces, Alis? ¿Qué opinas?
—No lo sé, papá, sabes que estas situaciones no son lo mío.
—Lo sé, cariño, pero piensa en los beneficios que traerá a la empresa y al proyecto; conocerás mucha gente que podría ayudarte en el camino; la idea es socializar. —Me quedó pensando y una pregunta surge en mi mente.
—¿Dijiste que Harry y yo compartíamos suite?
—Así es, cariño, la suite es un regalo de mi amigo, es grande y cada uno tendrá su habitación. —Lo miro, reausente de la situación, pero no tengo más opción que aceptar.
—Está bien, papá, acepto, todo sea por la empresa.
—No se diga más, nos vamos a Chicago. —Dice Harry mientras mi padre toca su hombro.
—Bueno, iré a mi habitación, estoy muy cansada, el día fue muy largo. —Me levanto tomando mi bolso.
—Cariño, ¿cómo te fue en tu ensayo? —dice mi madre, llamando mi atención.
—Genial, gracias a Harry que me ayudó a estudiar. —Lo miro y mi padre me agradece, cuando veo llegar a Abril.
—A la hija, felicita a tu hermana, que salió excelente en su trabajo. —Me mira con enojo y yo la ignoro.
—Bien, ¿de qué hablaban?
—Harry y Alis saldrán de la ciudad a una junta de negocios. —Dice mi madre con emoción.
—¿De viaje? ¿A dónde? Yo quiero ir.
—Eso es imposible; además, estás castigada por mentirle a tu padre sobre tus clases.
—Ya estoy bastante grande para eso, ¿no creen? Además, quiero ir a ese viaje.
—No, no te permitiré que vayas, arruinarte mi trabajo y eso no te lo voy a perdonar, así que no vas, es mi proyecto y yo decido. —Digo muy enojada.
—No, no es tuyo solo, Harry —dice mirándolo mientras él observa su celular. —Harry, ¿qué dices? ¿Puedo acompañarte?
—No, realmente no quiero que se repita lo de esta mañana en la oficina, así que lo mejor es que te quedes aquí.
—Pero Harry, ella… —Él interrumpe.
—Abril, lo siento, pero no.