— Solo quería saber si estabas bien — mencionó mientras observaba a Melissa con una mirada compasiva.
— Si, gracias — Sonrió mientras se secaba una lágrima que salía de su ojo derecho.
— Lo siento, yo lo llame no pensé que te fuera a molestar — Dijo Angelica mientras ayudaba a Melissa a ponerse de pie.
— No te preocupes — Dijo mientras se formaba una sonrisa en la cara de Melissa.
Pasaron varios días donde decidieron iniciar desde cero para ir compartiendo, distraerse y formas una amistad en medio de chistes, bromas y sonrisas. Un día estaban caminando Melissa y Néstor cerca a una fuente cuando Melissa pisó mal y tropezó cayendo frente a una fuente y el helado en su cabello derritiéndose. Al mismo tiempo, Néstor quedó en shock, pero inició a tomarle fotos para guardarlas como recuerdo.
Melissa sentía mariposas en su estómago las cuales intentaba negar debido a una decepción amorosa que tuvo hace un tiempo después de romper con su pareja con quien llevaban cuatros años juntos, fue engañada con su mejor amigo de ese momento. Resulto que el ex, era bisexual y no se lo había contado a ella después de tanto tiempo desde ese momento decidido no volver a abrirle su corazón a nadie. Sin embargo, estaba siendo imposible con este chico el cual era bastante amable y detallista con ella.
— Mi corazón y mi vida peligran — Pensaba Melissa mientras iba abrazada a Néstor en la moto camino a su casa. Mientras tanto, dentro de los pensamientos de Néstor había tranquilidad al ver que estaba siendo perdonado y le estaban dando una segunda oportunidad, él sentía que ella era la presa perfecta para poder salvar a su familia. Sentía dentro de su corazón una alegría inmensa, pero a la vez una tristeza con razón desconocida; ya que era una simple humana común y corriente y él un ángel guardián.
Hubo diferentes momentos donde compartieron juntos como ir a la playa; ya que era el cumpleaños de Melissa y ella nunca había conocido el mar. A pesar de vivir en Miami, ellos vivían en una zona bastante limitada siendo uno de los barrios más pobres no pudiendo acceder con facilidad a los sitios turísticos o a los barrios con mayor estatus que tenían la playa a su disposición sin ningún problema.
Ese viaje había sido planeado por Néstor con dos propósitos: Uno mencionado anteriormente y el segundo terminar de hechizarla para poder ser entregada. Sin embargo, sus planes fueron cambiados al tener que llevar a la madre de Melissa con ellos. Cuando llegaron por fin al hotel reservado los recibió un maletero.
— Buenos días, recibo sus maletas y diríjase hacia la recepción, por favor — Mencionó el maletero mientras agarraba las cosas.
— Buenos días, ¿tiene reservación? — Decía la recepcionista mientras iban pasando sus cédulas.
— Si, dos habitaciones dobles — Dijo Néstor con el fin de compartir una habitación con Melissa y en la otra la madre de aquella.
— Un momento por favor — Volvió a decir la recepcionista.
Melissa y su madre se sentían muy asombradas con la hospitalización de Néstor hacia ellas. Además, era la primera vez que se encontraban en un sitio tan lujoso y costoso. Decidieron ir al cuarto a cambiarse para dirigirse de una a la piscina mientras Néstor terminaba de cuadrar lo de la reserva.
Unos minutos después, sonó la puerta de la habitación de Melissa al abrir era Néstor con esos ojos azules que hipnotizan.
— Bella dama, ¿desea ir a la piscina? — Decía caballerosamente
— Si claro, ¿mamá quieres ir? — Pregunto observando a su madre.
— No hija, vayan ustedes — Respondió con una sonrisa maliciosa.
Se dirigió Melissa hacia el baño a hacerse sus últimos retoques mientras Néstor se encontraba sentado al lado de la madre de ella conversando y aclarando dudas que se tuvieran. Decidió mirarse al espejo y observar el traje de baño de dos piezas color rojo que tenía y su delgado cuerpo.
— Vamos bella dama? —Dijo Néstor al ver salir a Melissa del baño.
Salieron hacia la piscina donde tomaron un par de bebidas y algunos snacks. Después, Néstor ayudaba a Melissa a nadar hacia atrás y jugando a ahogarla por ratos lo cual ocasiona mal genio y risas a la vez en Melissa. Cuando salieron decidieron dirigirse hacia la habitación para que se cambiara e irse los tres a comer algo, pero en medio de la subida de las escaleras Melissa resbaló y por un segundo el reflejo de Néstor no alcanzó a caer fuertemente. Sin embargo, no dudaron en aparecer las burlas y risas de Néstor por la situación.
Cuando Néstor la sujeto quedaron frente a frente muy cerquita donde cada uno observaba disimuladamente los labios del otro hasta que Melissa tomó la iniciativa y lo beso. Sintió que era un beso dulce y con pizcas de placer hasta que reaccionó lo separó con sus manos y mencionó — No paso nada, ¿entendiste? —
Corrió hacia su habitación mientras Néstor se había quedado aturdido. Pasaron el resto del viaje los tres juntos; ya que Melissa se sentía muy incómoda y sacaba pretextos cada vez que Néstor buscaba un momento a solas con él. Cuando llegaron a la casa de Melissa su madre se entró dejándolo a los dos afuera solos.
— Cálmate, no fue algo malo para que estés así — Dijo Néstor con una mirada apagada.
— No fue malo, pero fue algo que no debió suceder — Mencionó Melissa esquivando la mirada.
— Ok, has de cuenta que nunca sucedió, aunque fuera lo mejor que pasó en mi vida — Dijo Néstor mientras le daba un beso en la mejilla a Melissa como signo de despedida.
Melissa se sonrojo y no supo qué más decir, decidió entrar a la casa e irse a ver películas con su madre para distraer un poco la mente y dejar de sentir esas mariposas en el estómago por Néstor. ¿Será que vale la pena darle una oportunidad realmente?