Hace dos días que no veo a Oscar. Dos días de paz y espacio para pensar. Dos días con mi niño. Esos en los que no he tenido que ir a trabajar.
Agradezco un montón no saber nada de él, ni siquiera por un mensaje de texto. Nada. No sé, absolutamente nada del hombre con el que iba a casarme. El mismo que ahora para mi, solo es el hombre del que intento averiguar cómo escapar.
Su ausencia viene de la mano de la de los mensajes confusos. He empezado a tener la teoría de que él mismo me los envía de esa forma que hace parecer que me cuida y protege y todo su objetivo es que no esté con Fernando.
Siento que cada vez que me distancio de él, mi supuesto protector desaparece. Pero no puedo negar que haber puesto un infrarrojo en el cuerpo del hombre que amo me hace recular. Más que nada porque
