POR ROLAND Desde la barra de la cocina, con un café en la mano que ni siquiera necesito, observo a Lena mientras habla por teléfono en la terraza. La distancia es suficiente para no escuchar ni una palabra, pero yo no necesito sonido para entender a una persona. A estas alturas, casi puedo leer expresiones como si fueran subtítulos. Y la expresión que trae Lena… es interesante. Su postura rígida. Ese gesto de frotarse la frente. La forma en que aprieta los labios antes de responder algo. Eso no es furia. Tampoco frustración. Es ese tipo de tensión que solo aparece cuando la conversación te importa. Cuando hay afecto. Cuando hay culpa. Cuando hay alguien al otro lado del teléfono que no quieres lastimar. Frunzo el ceño, más curioso que preocupado, porque algo aquí no cuadra del t

