POV LENA Llego temprano. Más temprano de lo que prometí. No es que me guste madrugar—aunque lo hago todos los días—sino que quería evitar encontrarme con Rio a medio vestir, medio gruñón o medio desnudo por el penthouse. Ya tuve suficiente con verlo salir del baño medio enojado, medio confundido y… bueno, mejor no repaso eso en mi cabeza. Cuando toco la puerta, Mona ya está despierta preparando algo en la cocina. Me recibe con una sonrisa tan cálida que por un segundo olvido por completo en qué infierno voluntario me metí. —Buen día, querida —dice con esa voz dulce que parece querer adoptarme—. Pase, pase, ya están… bueno, están como están. Y entiendo perfectamente lo que quiere decir cuando lo veo. Rio está sentado en la barra de la cocina, camisa negra a medio abotonar, cabello húme

