El sabor de tu corazón

31.

Después de haber bebido demasiado se sintió mínimamente mejor físicamente, claro que emocionalmente se sentía de lo peor por haber confiado y haber sido tan estúpido como para creer que Ben sería diferente, pensó que Ben era la persona correcta pero tal parecía que se había equivocado, no quiso llamar a Blake o Derek ya que sabía que era posible que fueran en busca del azabache para propinarle una buena golpiza.

Los ojos le ardían en consecuencia de haber llorado por un amor que creyó duraría para toda la vida.

Con pasos pesados se dirigió a su habitación y se dejó caer como peso muerto en la cama, no quería dormir pero sus ojos se fueron cerrando en contra de su voluntad hasta caer en la inconsciencia.

*****

Al despertar la cabeza le dolía horrores, vio la hora y se dio cuenta que eran más de las doce del mediodía, debería estar en su oficina trabajando pero no tenía ánimos de hacer eso, se estiró y bostezó para desperezarse, buscó con la mirada aquella figura de piel blanca y cabellos cenizos... Entonces vino a él el hecho de la traición, sus ojos se aguaron pero no lloró.

Optó en cambio por llamar a Blake, tomó su teléfono y marcó rápidamente el número.

*— ¿Daniel?

—Blake, te necesito —expresó con voz rota.

—No has venido a trabajar y ¿pretendes que yo deje ahora tu trabajo sólo porque me necesitas? — dicho en esas palabras sonaba muy mal, pero se tenía que desahogar.

—No te lo pediría si en verdad no lo necesitara —demandó y su voz sonó quebrada.

—Está bien, dejaré a Derek e iré lo antes posible, y solo porque parece que en verdad estas mal.

—Te esperaré.*

Colgó y como buena novia recién traicionada fue al refrigerador en busca de dos tarros de helado y un par de cucharas.

No pasaron veinte minutos antes de escuchar el timbre y acudió presuroso a abrir.

Su amiga de cabello blanco lo veía con una mezcla de preocupación y enojo.

— ¿Se puede saber para qué me necesitabas?

De inmediato lágrimas saltaron al exterior y se derrumbó en brazos de su mejor amiga, llorando de rabia y amargura, ella lo sostuvo y esperó hasta que se calmara.

Pasó una eternidad antes de que Daniel dejará de llorar a mares y solo se dedicara a lanzar pequeños sollozos.

Se soltó suavemente de la peliblanca para ir al sofá y sentarse ahí con la mirada perdida, en ningún punto en específico.

—Ahora sí, ¿me vas a decir que te pasa o me espero otros mil años? —exigió la chica.

—Terminé con Benjamin —dijo con voz seria.

Blake abrió los ojos grandemente, no podía creer lo que acababa de escuchar.

— ¿Qué quieres decir?

—Que ya no está conmigo, terminamos, se acabó.

—Pero…

—Él... él me engañó...

El cerebro de Blake tardó en procesar dichas palabras y para cuando al fin lo hizo se dirigió hecha una furia hacia la puerta.

—Lo mató —expresó con rabia.

Sus dedos se hallaban a centímetros del pomo pero una mano morena tomó su brazo y supo quién había sido.

—Déjame salir Daniel, voy a partirle la cara a ese desgraciado.

Se volteó y vio en su amigo una mirada de súplica lastimera que le decía sin palabras que no lo hiciera, ella lo retó con una mirada venenosa pero los ojos felinos ganaron la batalla, gruñendo volvió al sofá tomando su tarro de helado y llevándose una cucharada a la boca.

— ¿Por qué no quieres que vaya a gritarle sus verdades a ese niño asqueroso?

—Porque no quiero que piense que me duele su traición, ya he sufrido bastante y no quiero que se burle de mí más de lo que ya lo ha hecho.

—No comprendo, parecía tan inocente.

—Y yo también, pero parece que me equivoque y mírame ahora, sufriendo por ese mocoso que se llevó mi corazón.

Daniel se hizo bolita y se inclinó hacia Blake usándola como almohada.

—No lo sé, todo parecía ir bien, creí que me amaba, pero al volver de París me llegó una foto en la que salía él besándose con otra mujer, no sabes cómo me dolió verlo de esa manera, cuando entró a la casa le dije que se fuera y que quería verlo nunca más, quiso replicar pero no le di la oportunidad de envolverme con sus palabras.

Eso a la chica le preocupó, Daniel era muy impulsivo y estaba casi segura que ni siquiera dejó hablar al chico.

— ¿Al menos le preguntaste sobre la foto?

—No pero...

—Y si todo fue un mal entendido.

—No lo creo, era él te lo aseguro, me engañó y ahora yo estoy sufriendo por su culpa.

Algo dentro de Blake le decía que su amigo había cometido un grave error, quería ir a hablar con Benjamin y aclarar ese tema, no quería ver así a Daniel.

—Blake, prométeme que no lo buscarás, ni tú ni Derek.

Eso ponía en aprietos sus planes por saber la verdadera causa de la ruptura, pero tampoco quería fallarle a su mejor amigo y con gran pesar movió la cabeza afirmativamente, sabiendo que probablemente estaba cometiendo un error fatal.

—Gracias.

—Ya cálmate, lo superarás al igual que has hecho otras veces, y con otras me refiero a muchas veces —la peliblanca se felicitó mentalmente al escuchar una pequeña risa de parte del moreno.

— ¿Te refieres a Cecily?

—Así es, te traicionó y tardaste mucho tiempo en recuperarte de su partida.

—Pero me costó mucho, no creo superarlo a él en poco tiempo.

—Pero lo harás, te lo aseguro.

—Quizás tengas razón.

—Pero sigo pensando que deberías hablar con él sobre todo esto.

El pelinegro frunció las cejas y negó con la cabeza.

—No quiero verlo y mucho menos hablar con él, quiero borrarlo de mi vida y olvidar que alguna vez lo conocí.

—Sigo pensando que estás mal.

Estuvieron un momento en silencio, solo se escuchaba el sonido de las cucharas siendo cargadas de helado para ser consumidas por esos dos seres.

— ¿Y ahora que harás?- preguntó la mujer rompiendo el silencio.

—No sé, una parte de mí quiere desaparecer y la otra también —ambos rieron ante lo ilógico que sonaba eso.

—Ya en serio, que vas a hacer, no puedes hundirte en tu dolor, debes enfocarte en otras cosas para tratar de sobreponerte y dejar de pensar en todo esto.

El de ojos felinos se quedó pensativo por un largo momento.

—Ya sé.

— ¿Qué?

—Debo alejarme de todo esto lo antes posible, me iré de vacaciones por tiempo indefinido.