Los días pasaron y Anna se encontraba un poco mejor de ánimo, aunque su relación con Didier y Calvin se había enfriado a niveles peores que los iniciales, la vida al lado de los pequeños no le parecía tan mala. Ellos la distraían y siempre le pedían que les enseñe nuevas cosas o les contara historias inventadas. Entre las preferidas de Charlotte estaba una que Anna decidió crear sobre una princesa que se negaba a ser rescatada por un príncipe y decidía ella misma liberarse de su cárcel. Luchaba con monstruos y reyes malvados hasta poder salir de su prisión y volver a casa. Le llamaron "La historia de princesas y armas" y cada vez que la contaba, Charlotte agregaba una nueva aventura que vivía la princesa del cuento. Por su lado Didier notó, con profundo dolor, que aquella preciosa mujer so

