Capítulo 2

1780 Words
Uuufff… Hemos logrado llegar, con mucha cautela abro la puerta trasera de la casa tratando de no hacer mucho ruido, una parte de mí está tranquila porque sé que mi abue está encerrada en su habitación viendo telenovelas, pero la otra parte de mí está nerviosa, aunque también enojada porque acabo de perder mi última clase. Alejo todo pensamiento y me concentro en como debo salvarle la vida a este hombre. La cara arrugada se quitó la camisa para hacerle presión a la herida de bala. Sí, a ese hombre lo he bautizado como el “cara larga”. De reojo veo su pecho desnudo, pero no me llama la atención. ¡Qué asco! Al entrar a casa me hago a un lado para darle entrada al hombre que me ha amenazado, él con mucha desconfianza pasa adelante, y yo corro a cerrar la puerta antes que el vecino me vea. Le hago seña al delincuente de que me acompañe, ya que los llevaré a mi habitación. —Espero que no te pases de lista muñeca porque ahí no responderé —dice tras lanzarme una mirada de pocos amigos. Maldito, no ve que le estoy ayudando y así me trata, todo esto me pasa por ser una estúpida de la que no se da cuenta de que el delincuente siempre será delincuente, no me atrevo a llamar a la policía porque aquí está mi abue y es obvio que no deseo que le suceda nada. Apresuro mis pasos, y ahora más que nunca empiezo a rezar el Ave María o a rogarle a todos los Dioses que me saquen de esto. Abro la puerta de mi habitación, dejo caer mi bolso sobre el piso para luego salir corriendo hacia la cama y quitar un par de almohadas para que dé una vez acuesten al hombre herido. —Señorita, me puedes decir por qué no asistió a su clase… ¡Santo Dios todopoderoso! —me quedo estática al escuchar la voz de mi abuela detrás de mí. Oh, padre, todo se ha ido al caño, y ahora ese delincuente matará a mi abuela, ¿qué es lo que haré? Mi corazón empieza a latir a mil por horas, mis ojos empiezan arder y una ola de sentimiento acompañada de miedo inundan todo mi ser. —No me dijiste que estabas con una vieja —sisea el hombre furioso tras dejar al herido sobre la cama. Y que es lo que piensa este, cara de culo, cree que soy una chica millonaria que tiene más de una casa o de que tengo cara de que nadie me quiere y por ello viviré sola. ¡No puedo tener a nadie que esté a mi lado! —Calma, ella es mi abue —alzo la voz, obligándome a ser fuerte—. No llamaremos a nadie y tú no matarás a nadie porque, sino tu amigo morirá —le señaló al moribundo que está entre la vida y la muerte—, ahora busquemos como salvarle la vida, pero ten presente que esto no es una clínica y menos soy doctora, no me veas el traje, es de una enfermera… —Shhh… Ekatenina, ve y trae el botiquín de primeros auxilios; agua tibia, muchas toallas y la botella de vodka que tenemos para la ocasión y sí, esta es una ocasión importante, yo le sacaré la bala y tú serás mi acompañante. ¿Qué, estoy escuchando bien o solo es un sueño del que debo despertar? Mi abue me reprende por no obedecer, antes de salir corriendo le doy un vistazo al herido y veo cómo va despertando, corro hacia la cocina a buscar todo lo que mi abue me está pidiendo. No sé lo que está tramando esta señora, pero que ni se le ocurra que llamaré a la policía porque no quiero que la maten, no quiero, debo protegerla. *** No me tardé ni más de cinco minutos cuando ya mi abue tenía todo... Me detengo, parpadeo un par de veces cuando veo que mi abue empieza a desnudar al hombre. ¡A quitarle la camisa!  Por un momento me detengo al ver el montón de tatuajes que este hombre tiene impregnado en su cuerpo. La ropa que lleva me pareció ver a un hombre de buen porte, pero luego de verle todos los tatuajes que tiene en sus brazos, pecho y cuello… ¡Es un mafioso! Es lo mismo a un delincuente. Mi abue me suelta una palmada en el brazo y me dice que no me distraiga, ya que el hombre está perdiendo el aliento y hay que sacar la bala para evitar más hemorragia e infección. Asiento e inmediatamente le digo al hombre que vaya a la farmacia cercana y compre unos antibióticos porque lo necesitará, más bien lo quiero lejos de mí por qué me provoca náuseas si lo tengo cerca. —Sálvame ángel —sisea con los ojos cerrados, el hombre está al borde del delirio hasta el nivel de verme como su ángel. Luego de escuchar el delirio del hombre desconocido mi abue le dice al delincuente que está detrás de mí que tiene que sujetar las manos del herido, mientras que yo lo sujetaré de las piernas. Ambos no protestamos cuando ya estamos sobre el hombre, yo me subo a horcajadas quedando sobre él, llevó ambas manos en sus piernas y con mis piernas aprieto para impedirle el movimiento, no sé por cuánto tiempo resista, ya que soy una debilucha enana y hay mucha posibilidad que este gran hombre que está debajo de mí me desbarate completita. Mi abuela agarra la botella de vodka y su siguiente paso es dejarlo caer sobre la herida, el hombre empieza a gritar y es ahí cuando el hombre cara larga le coloca un pañuelo dentro de su boca. —Shhh… Tiene que guardar silencio —susurra mi abue—. Ay, no, dije que lo haría yo, pero esto lo harás tú, mi niña, tendrás que abrirlo y yo le sacaré la bala —como el exorcista volteo a ver a mi abue, cómo es posible que me diga eso. Alexander. Poco a poco abro mis ojos, me quejo del dolor que se expande por todo mi cuerpo, ¿qué es lo que me está pasando? No comprendo nada de los malestares que mi cuerpo siente. Mis ojos los siento pesados hasta el nivel de sentirme bien si los tengo cerrados. —Jefe, ha despertado, es un alivio que esté vivo con nosotros —llevo mi mano hacia mi abdomen, y grito al sentir un dolor inmenso—, tenga cuidado, aún está delicado. Ufff… que alivio, cobra está conmigo, eso me tranquiliza, ya que no he quedado en manos enemigas y menos en la muerte —Donde estamos, quiero que me pongas al tanto y que me asegures que estamos en un lugar seguro —tras hablar me detengo a escanear estas cuatro paredes. El color rosado no va conmigo y esos pósteres de hombre semidesnudo me dice que estoy en una habitación de quinceañera, de esas adolescentes que están ansiosas que un hombre le preste atención. —En un momento nos vamos señor, por ahora estamos en casa de la persona que le sacó la bala, bueno, fueron dos; la enfermera y su abuela. ¿Enfermera? Intento recordar, oh, ¡mi ángel!  —¿Eso quiere decir que este cuarto de adolescente es el cuarto de la enfermera? —asiente tras reírse—, es increíble ver los gustos de esa mujer, pero cada gusto, son cada gusto. —La mujer es algo loca, pero la abuela es una señora no tan mayor, son dos personas de bajos recursos, puedes ver alrededor, no tienen ni un centavo. —Lo importante aquí es que estamos bien —intenté levantarme, pero el dolor que siento en mi abdomen hace que pierda la fuerza—, tenemos que irnos y buscar a un médico que me vea porque necesito recuperarme para hacer pagar a esos hijos de puta que me hicieron esto, esto no se quedará así. La guerra que se acaba de desatar se debe a la imprudencia y celos de poder del hermano de mi padre; la molestia de él es que me hayan cedido el poder de gobernar y no a él. Todo es absurdo porque yo estoy donde estoy porque me lo he ganado, he trabajado arduamente y ahora que él se siente con derecho de querer lo que me he ganado a pulso, no es justo y sino peleo significa que no lo merezco. En este mundo no existe la familia, el amor de mentira y menos confiar en tu propia sombra, de hoy en adelante mi objetivo principal es buscar a ese hijo de puta, para matarlo. Tiene que aprender que el que manda aquí, soy yo. —Así será jefe —asiente—, por unos segundos lo dejaré solo porque iré a ver si ya vinieron por nosotros—. Ah, jefe, me puede decir que pasará con la enfermera y la señora. —¿Ella sabe quién soy? Cobra, sabes que debes de hacer con ella —jadeo—, tienes que matarla, no podemos dejar ningún rastro porque eso es un peligro para nosotros. —Yo hice un trato con ella y… —Vete, déjame solo y avísame cuando vengan por nosotros —gruño. Ash, que es lo que le está pasando a cobra, él sabe perfectamente que no podemos comportarnos como buenos samaritanos, se le agradece a ella que me haya salvado, pero no puedo poner las vidas de ella sobre la mía. Cobra asiente y sale de la habitación mientras que yo me quedo por un momento pensando que es lo que debo de hacer para que esa chica viva. —Hola, puedo pasar —escucho un par de toques a la puerta—, lo siento señor, pero he venido a ver como está, es que de su vida corre la mía y la de mi abue, no se vale que esté bajo amenaza, pero deben tomar en cuenta que no llame a nadie y no permití que tu hombre, sí, esa cara larga entrara y  allanará una casa. No sé si reírme al escuchar el parloteo de la chica, primero empezó hablar con timidez para luego desatarse, dándole permiso a su lengua, no es que diga coherencia, ya que tiene sentido lo que dice. Cobra no debió hacer eso, pero todo ese impulso fue para salvar mi vida.  Por unos segundos me quedo observando esos ojos azules cielo y la personalidad alocada de la chica.  ¡Oh, esta es la chica de mis sueños!
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD