Diva en 4 paredes

Me dirigía a la universidad todas las tardes lista para empezar el segundo trayecto de la Carrera en la Universidad de Ingeniería Mecánica, sentía cierta nostálgia pensando > tardaba unos treinta minutos en llegar a la universidad, cansada de trabajar como encargada de una tienda de servicio técnico donde el horario era de 8am a 5pm y tenía que salír corriendo para tomar el autobús. La vida rutinaria cada vez más compleja que ni tiempo de comer me daba sentía, que la vida pasada muy rápido, no sabía lo que era fiestas, discotecas, reuniones con amigos y jamás ningún tipo de consumo de licores. Una vida muy reprimida, un padre muy exigente y maltratador. Después de tantas lágrimas todas las noches con la almohada encerrada en la habitación pensando >. Una semana antes de tomar está importante decisión que era la de mudarme a un departamento para vivir sola; esperé paciente que todos en casa se duermieran, especialmente mis hermanas que compartían la misma habitación, que dormían en literas y yo en una cama individual bastante cómoda... llame a mi mejor amiga como a la 1am de la madrugada para pedirle un consejo en su desesperación. —Hola amiga, disculpa la hora pero me siento desesperada, necesito que me orientes porque no sé que hacer ante tanta humillación, —con lágrimas en los ojos y el corazón muy dolido pregunté— ¿Qué debo hacer? —Te entiendo, yo viví la misma situación y lo sabes, no llores, estoy dispuesta ayudarte. Vente a vivir a mi departamento mientras consigues dónde vivir. –¿Si? ¿Segura? Jamás he vivido sola pero prefiero guerrear trabajando dignamente, que ser golpeada y maltratada por un señor que dice ser mi padre. ¡Gracias, amiga! Por tu apoyo lo tomaré muy en consideración. Un día antes de salir de casa hablé con mi mamá y ella no cree que me atrevería y no lo tomo en serio, solo me dijo que no lo hiciera que no tenía a dónde ir. Yo le Respondí: —Si tengo, gracias por todo, te amo, siempre estaré pendiente de ti y mis hermanas. —Dije con el corazón destrozado. Entré a mi habitación que compartía con mis hermanas y me despido de ellas diciendo: —Mañana saldré de esta casa esperando jamás volver a vivir todos los amargos recuerdos que llevan mi mente. Siempre las tendré presente jamás las olvidaré y las apoyaré siempre, no duden en llamarme, las amo. En esa habitación me sentía muy vacía, triste, y entre llantos ellas me pedían que no saliera, que no las dejara solas. Elimar de trece años y Estefani de nueve añitos. Pero, ya era una decisión tomada, tenía esa oportunidad de irme y no podía un día más vivir con lágrimas de sufrimiento. En el fondo tenía mucho optimismo, pensando en un futuro mejor, aunque la tristeza se apoderaba de mi mente y mi ser por dejar las mujeres que amaba profundamente, mi única familia. Una noche completa de desvelo llorando esperando la hora para salir a las cinco de la madrugada, escribí una carta a mi padre dónde describía el porqué yo tomaba la decisión de irme de la casa, llorando profundamente, desconsolada, dejándola en mi cama individual encima de la almohada dejando por escrito que por favor, no maltratara a mis hermanas que son pequeñas, que era el motivo por el cual me iba, que no se preocupe que iba salir adelante que el tiempo me dará la razón. El 22 de agosto de 2014, esa fecha inolvidable dónde salí, la joven Edith, de mi casa con un bolso y la poca ropa que tenía y un peluche gigante que la acompañaba en aquella soledad, encomendada a Dios con mucho miedo y a la vez con todas las ganas de emprender su propio negocio con apenas recién cumplidos los veinte años de edad tomé la decision de cambiar mi vida, una joven muy hermosa, inteligente, con muy bonito cuerpo y piel canela, sus ojos color café y una personalidad encantadora. Al salir esa madrugada sin hacer ningún tipo de ruido para no despertar a nadie y huir de esa casa de tormentos, llamo un taxi para que me diriga al lugar donde tomaría un vuelo a casa de la persona que en ese momento me apoyó incondicionalmente Katerin García amiga de la infancia, iba por el camino con los ojos hinchados de tanto llorar, deseando llegar a mi destino. Después de unas dos horas de vuelo, cansada, triste, y pensando > no me portaba mal, excelente estudiante, trabajadora, ayudaba en los quehaceres del hogar; no entendía porque su malos tratos. Al llegar al aeropuerto internacional Simón Bolivar (Maiquetía) estado la Guaira (Venezuela) al aterrizar el avión tomo mi bolso de mano luego de ver descender dos o tres personas que iban delante de mi, —Me dirijo hacia la salida ,al bajar las escaleras todavía con algo nervios ,un poco asustada. Observo todas las personas que se encontraban en la sala de espera detalladamente en la busquéda de mi amiga a Katerin a quien tenía mucho tiempo sin ver, pero manteniamos comunicación telefónica constante. —Dios mío olvidé por completo buscar la única maleta que me acompañaba. Me dirijo apresuradamente a buscarla y observo de lejos a un desconocido llevándose mi maleta lo intento detener : —¡EY AMIGO! Se lleva la maleta equivocada detengase. —Exclame. Cuando se da cuenta que me acerco a él, intenta velozmente escapar con mi maleta. Empiezo a gritar más fuerte —¡Detenganlo, se está robando mi maleta! En la multitud de personas, empiezo a perseguirlo con lágrimas en los ojos ya desesperada por perder mis pertenencias lo único que me acompañaba, aparte de mi bolso de mano q traía conmigo. Cuando las autoridades del aeropuerto se dan cuenta de lo que acontecía intentaron detenerlo pero era demasiado tarde. El sujeto se montó en una moto y logra escapar.