amor eterno

Crecí con él, ¿Cómo no quererlo? Ha sido parte de toda mi vida, literalmente, desde el momento en que nací, hasta las veces que necesitaba ayuda en las multiplicaciones. Pero desde mi cumpleaños número quince algo cambió, en mi interior siento algo diferente, lo sigo queriendo igual que siempre, tal vez un poco más, hay un sentimiento que me dice algo más. Como es de esperar ya no es un secreto, con mi padre siempre cerca, leyendo mis pensamientos, lo sabe y estoy segura de que es otra razón por la cual me quieren mandar a estudiar lejos, bueno, no sólo es él, si no que toda mi familia quiere que estudie, como ellos, pero al final tengo toda la eternidad para aprender y justo ahora que algo cambió en mi forma de ver y de pensar, me iré. Estábamos sentados en la cima de una pequeña montaña, donde solíamos ir cuando yo estaba triste. -Ness, dice Jacob en tono suplicante ¿De verdad tienes que irte? -Créeme que yo tampoco quiero irme, pero sabes como es mi papá, es un necio sin remedio y no estará feliz hasta que yo vaya a ese colegio —ruedo los ojos. -Es que aún no me hago la idea de pasar mis días sin ti —suspira- ¿ahora quién será el juez y dirá que soy más veloz que Leah? No puedo evitar reír. -Así que sólo me quieres por mi capacidad de medición del tiempo - alzo una ceja. -¡Pues claro! Ambos volvemos a reír porque sabemos que no tiene nada de cierto. *Flashback* Lo recuerdo como si hubiera sido ayer, en mi séptimo cumpleaños Jacob organizó un campamento con los demás chicos de la manada, con el principal objetivo de que yo me relacionara más con ellos, pues estaba destinada o enlazada con los lobos, o algo de eso mencionaban siempre. -Vamos Edward -decía Jacob— ¿Qué tan seguido cumple años y sigue creciendo? Hay que celebrarlo. Yo estaba en el suelo mirándolos a ambos; mientras que papá tenía el ceño fruncido, Jake tenía las cejas alzadas con un aire divertido Mi padre, siempre tan protector conmigo, es algo que nunca he entendido. -No-dijo de manera fría. -Dios, no es que sea un recién llegado, me conoces hace más de ocho años y sabes que la cuido más que a mi propia vida. Papá se dio la vuelta para dirigirse a su cuarto a hablar con mamá, cuando regresó se veía exasperado. -Viernes a las 2 de la tarde la quiero aquí, ni un minuto más. Y así fue como papá accedió a que fuera al mejor campamento que he tenido jamás. *Fin del flashback* Esa tarde fuimos a mi casa y me ayudó a empacar, bueno, si se le puede decir ayudar a que yo metiera mi ropa en las maletas y él la volviera a poner en su lugar. Después de un rato de hacer lo mismo lo miré de manera seria. Ya basta, si no planeas ayudarme... me cortó antes de poder decir que se fuera. -Claro que planeo ayudarte... a entender que estas mejor en Forks que en ese "colegio" -dijo haciendo comillas al mencionar la última palabra. -Jake, sabes que si fuera mi decisión me quedaría me acerqué un poco hacia él pero son mis padres los que me obligan murmuré algo triste. —Lo sé —suspiró y cambió de tema para evitar más sentimentalismos pero sabes que en cuanto regreses seré al primero que verás para recibirte - acortó más la distancia entre nosotros siempre, siempre estaré ahí antes que todos. Estabamos tan cerca, podía sentir su respiración en mi frente. Me recargué en su pecho y él me rodeó con su calidéz. No quería que este momento acabara. Pero lo hizo, llegaron mis padres a casa y se acabó, tal vez sería la última vez que lo vería, que lo abrazaría; hasta que volviera de Londres para las vacaciones de navidad, con suerte. -Te veré mañana, antes de que te vayas murmuró al otro lado de la puerta te quiero mi Ness. Me despedí de él sin querer hacerlo realmente. Me fuí a la cama y me abrumó la tristeza, esa nostalgia de alejarme de él, de los chicos de la reserva, de mi familia, había una cosa clara, los extrañaría a todos en cuanto entrara en ese avión que me llevaría lejos. A la mañana siguiente, me levanté a las 6:45 a.m. a falta de sueño, fuí directamente a tomar una ducha, no tenía otra cosa que hacer, pues no tenía apetito, ni siquiera de sangre. Exactamente a las 9 llegó el tío Emmett por nosotros, caminamos en silencio hasta la casa de mis abuelos, tenía la esperanza de encontrar a Jacob ahí, cosa que no ocurrió. No te preocupes Nessie, dijo el tío Jasper, tratando de consolarme- tal vez nos vea allá. -Mientras menos olor a perro haya acá. meior -dijo tía Rosalie subiendo unas maletas al coche de mi padre. -Rose... ―le reprimió la abuela Esme - Jacob es un buen chico. -Un buen perrito murmuró, ella y Jacob siempre se la pasaban molestándose. Y así, sin contratiempos y platicando trivialidades salimos camino al aeropuerto. Mirando por la ventana pensaba en Jacob, ¿Por qué Jake no había ido a despedirme? ¿Lo encontraría allá? Esperaba que así fuera. Llegamos al aeropuerto y empecé a despedirme por enésima vez de mi familia. Cuando percibí ese olor familiar, no a dulzón al que ya estaba acostumbrada, sino un olor a perro mojado. Giré la cabeza y lo vi ahí parado, con sus típicos shorts y una camiseta vieja. Corrí hacia él. -Creí que no vendrías -me lancé a sus brazos sin dudarlo. -¿Yo, no despedirte? -dijo ofendido ¿En serio me crees capas? —sonrío Claro que no me abrazó más fuerte. Luego se separó y me besó en la mejilla. -Te extrañare demasiado Jake. Te quiero murmuré contra su pecho. Me separé de él sintiendo un vacío enorme. Y sintiéndome así camine al avión, antes de subir, volteé a ver a mi familia, mis queridos vampiros y a ese lobo que ahora formaba parte de ella.