El corazón me latía tan fuerte que pensé que me iba a estallar. La frente me sudaba, a pesar de que estaba haciendo frio. Mis piernas temblaron cuando salí del auto, y nada tenía que ver con que hubiese estado sentada tanto tiempo. La lluvia comenzó a caer sobre mí de inmediato, empapándome el cuerpo, no me importo, justo ahora, podía ocurrir un terremoto y nada me detendría de entrar y ver a Jay. Estaba tan nerviosa, que me imaginé que no podía estar solo, tal vez acompañado de alguien. Pero ¿eso qué demonios importaba ahora? Llegué a la puerta, estaba cerrada, pero como no le había pasado llave todavía, todo lo que tuve que hacer fue meter mi mano por la pequeña hendidura entre las dos puertas y jalar el seguro. La puerta abrió silenciosamente y sentí que me iba a desmayar de los ner

