SARA
Era el día más importante para mí, me encontraba feliz al ser mi matrimonio, la celebración me mantuvo ocupada, pero al día había llegado por fin. La ceremonia fue lo más largo para mí, ahora que me encontraba en la fiesta solo esperaba el momento para conocer a los otros dos hermanos de mi esposo. Esta sería la primera vez. No sabía mucha información sobre estos, lo único que me había contado Adam era que tenían un gran parecido y que estudiaban en el extranjero hace varios años, el único inconveniente era que la fiesta ya había empezado hace media hora y sobre sus hermanos nada, ya empezaba a creer que le habían dejado plantado.
Decidí acercarme a la víctima, el hombre con el que compartiría mi vida de ahora en adelante. Quería averiguar qué había pasado con sus hermanos, quería conocerlos solo por curiosidad, amaba mucho a mi pareja, pero quería burlarme un rato si sus hermanos lo dejaron plantado en nuestra boda.
— ¿No venían tus hermanos?—no dude en preguntar, apenas me acerque a él.
Me vio y sonrió. No podía negar que era guapo, fuimos casi un flechazo a primera vista, al ser siempre tan lindo, atento conmigo, a veces existían los momentos donde no le reconocía, pero siempre nos recuperaremos, nuestra relación es muy estable, cada día es más fuerte y pasamos todas los obstáculos.
—Sí, llegarán en cualquier momento.
No creía eso, seguro intentaba creer que aparecerán en cualquier momento por la puerta, pero no ha sido así, si ya llevaba tantos años sin verlos y ninguno ha venido a visitarlo, ni le llaman para nada.
—Está bien—no me quedaba más por decir.
No era algo sencillo, aún tenía que ver al resto de invitados y lo que faltaba de la boda, apenas había empezado, quedaban muchas horas de la noche y el resto de nuestras vidas para estar juntos.
—Iré a saludar a mi madre—me dio un beso—. ¿Quieres venir?—su madre me caía superbién, siempre había sido una excelente conmigo, tal vez vaya más tarde, ya me había propuesto ver al resto de invitados primero.
—No, veré al resto de invitados.
—Está bien, luego te alcanzo—se separó de mí.
—Bueno—fui hablar con los invitados.
De felicitaciones en felicitaciones mela pase hablando con cada uno de los invitados, no llevaba hablando mucho con ellos, cuando mire a la puerta principal y vi a Adam entrando con otra ropa, ¿Se había cambiado?, No dude en acercarme mientras le observaba mirando para todos lados, de seguro buscándome. Había dicho que hablaría con la mamá y ahora aparece cambiado de ropa, seguro se había ensuciado, pero era mejor preguntarle.
—Amor, ¿Por qué te cambiaste?—me miró y luego lo observó.
Llevaba ahora una camisa blanca con una chaqueta azul marino y un pantalón blanco con una correa color beige. No sabía de dónde había sacado ese conjunto, pero me gustaba como le quedaba, no tenía problema con el traje beige que tenía antes, igual se veía sexy con cualquiera de los dos.
— ¿Disculpe?
—Te disculpo, pero igual, ¿Por qué estás así vestido?
—No me dijeron que debía venir de otra manera a la boda—me mira fijo.
Tres veces le veo observarme de arriba abajo detenidamente, como si se encontrara analizando cada fragmento del vestido, no sabía si me lo había ensuciado mientras hablaba hace un rato, pero me resultaba extraño.
—Luces hermosa—me halaga.
—Gracias—respondo—, pero así no estabas en la misa.
Sabía muy bien que tenía ropa diferente en la misa, su estilo de ropa combinaba perfecto conmigo.
—No, yo acabo de llegar—me señala la puerta—, no pude asistir a la misa.
Ahora yo andaba loca.
—No discutiré contigo—me voy para otro lado.
Hoy era un día muy especial y no quería estar pensando en que mi esposo decidió ponerse una muda de ropa cada rato, pero lo que más me desconcertó fue cuando volvió a parecer con la ropa que tenía antes puesta.
—Amor—me dice cuando llega frente mío, viéndose bastante emocionado.
—Te volviste a cambiar—suelto como si nada.
— ¿Ah?, no claro que no, me encontraba con mi madre, te quiero presentar a alguien—miraba para todos los lados buscando a alguien—. Espera un minuto y lo traigo para que lo conozcas, no te muevas de aquí.
— ¿Qué cosa? —necesitaba saber que quería presentarme, esperaba que no se tratara de un nuevo cambio de ropa.
—Uno de mis hermanos acaba de llegar—me responde.
—Okay.
Lo observó alejarse buscando a su hermano, en ese momento sentí que me tocaban el hombro y me gire para atender a la persona, pero a quien encontré fue a Adam con otro nuevo cambio de ropa, ¿Era una broma?, ¿Y su hermano?
Ahora tenía una chaqueta blanca y unos pantalones cortos también blancos, sin olvidar que traía unas chancletas negras puestas, lucía bastante fresco y des complicado.
—Muchas felicidades—me abraza, dejándome desconcertada.
— ¿He?, ¿Felicidades de qué?, ¿Y cuántas mudas trajiste? —no llevábamos casi nada en la fiesta y era la segunda vez que se cambiaba con un traje que no era el que tenía cuando ingresamos.
—Por el matrimonio, te tenía muy bien guardada— ¿Guardada? —, me traje toda la que tenía, la deje guardando para más tarde.
Será un momento largo, ¿cada rato aparecería con prendas distintas?, si era feliz así, dejarlo, al final era nuestro día.
—Bueno amor.
—Sé que nos llevaremos muy bien—iba a preguntarle algo, pero él me interrumpió—, Oh, ahí viene el novio.
Suelta mirando detrás de mí.
—Hermano—escuchó la misma voz detrás de mí y en eso Adam, luciendo el traje que traía primero con el chaleco color hueso, el pantalón del mismo color y su camisa manga larga hasta los codos—. Me alegra que puedas venir, veo que ya conociste a mi esposa.
Adam se acerca a mí y me agarra de la mano, mientras yo miro que su hermano es idéntico a él, ¿podría ser peor?
—Cariño, él es mi hermano Aron y este es mi hermano Alan—señaló hacia atrás y me giré.
Al ver aquel chico de chaleco azul, notar que los tres son hermanos… pero ¡hermanos idénticos!, sentía que andaba mirando doble, me encontraba en un estado de shock.
—No le dijiste que éramos trillizos, la acabas de abrumar—dice el chico que medio logró identificar como Alan.
—Le dije que nos parecíamos mucho—habla quitándole bastante relevancia al asunto.
— ¿Te encuentras bien? —me pregunta Alan mirándome fijo.
—He… Yo… Esto…
Las palabras no me salían, estaba viendo al hombre con el que me casé dos veces más y con ropa distinta, siento mis piernas flaquear y mi respiración se vuelve pesada.
— ¿Quieres agua? —siento que no puedo más con esto, que anda pasando y veo todo borroso, hasta que mi cuerpo deja de responder y lo siguiente qué distinto es todo n***o.