Introducción
Emma Kuznetsova es obligada a dejar su vida entera a un lado y desecharlo por su propio bien, ya que ella no está dispuesta a casarse con un completo desconocido. Su padre le pidió que escogiera dos caminos; olvidar todo lo que tenía a su alrededor o aceptar la nueva vida que le espera.
En la mente de Emma pasaba la pregunta una y otra vez, ¿valdrá la pena dejar la universidad, los amigos, las comodidades, la ciudad y el futuro? Pero también se contestaba así misma que para tener todo tiene que pagar un precio muy alto y es ser la esposa del hombre al que desconoce.
Luego de una larga meditación, ella suplicó a su padre que prefería ser pobre, a casarse con un hombre que no conocía y tampoco quería.
El padre de Emma tenía una salida en mente, debía actuar rápido porque si no su plan se iría abajo, ya que había muchas personas rodeando su casa, tratando de asegurarse que no le hagan una mala jugada. A pesar de que no sabría como su única salida, lo aceptaría. El padre de Emma tomó el riesgo y escapó de su propia casa a media noche, escabulléndose de los hombres que tenían en la mira su casa.
Emma tenía mucho temor, aunque no sabía la profundidad del negocio en el que su padre estaba metido. La mafia no es algo con lo que se deba jugar y a pesar de que su padre quería mantenerla lejos del negocio, ella fue la elegida para la unión de dos clanes.
Luego de un par de horas ambos llegaron a salvo a suiza, alejándose del peligro, ahora ellos son dos fugitivos de la mafia y la consecuencia es la muerte.
Mientras Emma esperaba impacientemente dentro del taxi, su padre golpeaba la puerta de aquella esperanza que le salvaría la vida. La puerta se abrió y su esperanza estaba ahí, frente a sus ojos.
—Lo lamento Gavrel, te prometí jamás buscarte, pero esto está fuera de mis manos y solo tú puedes ayudarme —dice lleno de angustia tras bajar la mirada y poco a poco caer de rodillas—. Por favor, se trata de mi hija, ella solo es una niña de diecinueve años y se tiene que casar con perla negra, él tiene cincuenta años.
—¿Por qué confías en mí? —preguntó, Gavrel luego de reaccionar que la persona que tocaba la puerta con desespero no era la que esperaba—. Víctor es tiempo que entres, no quiero que los vecinos vean que soy un mafioso—lo último lo recalcó con ironía.
Gavrel se hizo a un lado, dándole el pase para que se adentrara a su parlamento.
—No hay tiempo, mi hija está esperándome y yo me tengo que ir, sabes cómo es esto —niega con la cabeza y se levanta del suelo para luego buscar con desespero los ojos de su viejo amigo—. Te necesito, ella debe quedarse contigo mientras yo recupero el poder que he dejado.
—Está bien, puedes dejar a tu hija conmigo, pero antes tienes que decirme que tanto poder tengo sobre ella y no me veas así, soy claro, ya que no sé a lo que me atengo y de lo que se avecina.
—Todo, tienes el poder de todo, prefiero mil veces que ella se quede contigo a querer que se quede con un hijo de puta, Luz me suplico que prometiera que jamás obligaría a nuestra hija a casarse por poder, no si ella no lo quiere.
—¿Dónde iras?
—Por eso no tienes que preocuparte, nuevamente lo lamento, quiero decirte que nadie sabe tu ubicación, nadie.
Gavrel se quedó un momento en silencio, pensando en los pros y los contras que lo llevaría cuidar a una joven niña que jamás se ha separado de sus padres y si no lo hace la mafia a toda costa obtendría fácilmente la muerte de ambos. En el fondo de su corazón se sentía impotente de no poder ayudar a su amigo como debía ser, ya que eso implicaría entrar al mundo oscuro en el que salió.
—¿Necesitas dinero? No te ofendas, pero tienes que tener mucho dinero para obtener el poder que quieres —Gavrel se acercó a su amigo, poso su mano en su hombro mostrándole su apoyo—, ve con cuidado amigo y si llegas a necesitar ayuda puedes acudir a pico de gallo, él tiene mucho que ofrecer y tú que obtener.
—Gracias, hijo, sabes que ella es lo que me queda, soy una vil mierda y no quiero que mi pequeña esté en medio de todo —con dificultad sube el tono de voz, ya que el nudo que tenía atravesado en su garganta impedía decirle todo lo que su corazón insiste en soltar—, regreso en un minuto, traeré a mi pequeña.
—Espera, lleva este paraguas y cuando regreses te daré ropa para, no quiero que enfermes.
El padre de Emma salió disparado del apartamento, y con el corazón contento de que su amigo le haya dado la mano que tanto necesitaba. Su hija ahora estará a salvo y mientras tanto, él correrá a buscar la ayuda que tanto necesita para enfrentar las consecuencias de no aceptar el compromiso de dos uniones. No solo es un matrimonio cualquiera, son dos familias, dos uniones, dos poderes, convirtiéndolo en uno solo. Todo está en juego y ese matrimonio depende de todo lo que pueden obtener la mafia roja.
Emma de hoy en adelante se convertirá en la compañera de habitación de Gavrel, “su roomie”.
El padre de Emma la lleva al octavo piso donde se encuentra el apartamento de Gavrel, mientras ellos se dirigían hacia el apartamento, él le pidió a su hija que se comportara con su amigo, que ella no está para berrinches y menos pedir lujos del que su amigo no tiene derecho de dar.
Las palabras del padre fueron duras, sin embargo, para cualquiera esas palabras fueron más que preparar a su hija física y mentalmente, no puede pedir lo que no obtendrá, a pesar de que Gavrel sea su amigo. Ella contestó en tan solo segundos, “no te preocupes, quiero que regreses por mí”.