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4027 Words
—¿Qué estas planeando hacer? —pregunta Alyssa, habíamos vuelto al prado. En la tierra no estábamos segura. —Aún no tengo definido lo que haré. —mordí mi manzana. —¿A dónde fuiste ayer? —hay escrutinio en sus palabras. Está juzgándome. —A la tierra. Necesitaba unas cosas —declaro. —¿Qué cosas? —revoleo los ojos. Ella y sus preguntas. —No hagas que me arrepienta por haberte enseñado a teletransportar, Mia. —sisea. Me levanto de mi banco y la enfrento. —¿Y qué si lo haces? ¿Qué me harás? —ella retrocede un paso asustado por mi arrebatamiento. —¿Mia? —murmura con decepción. —Somos solo nosotras dos aquí, Alyssa. Nadie nos salvará, solo somos nosotras contra el mundo. No desconfíes de mí. Los ojos de Alyssa se vuelven cristalinos. —No te reconozco —espeta. —¿Quién eres? —se da la vuelta y corre por el prado hacia la cabaña. Me senté en mi banco de nuevo con una ira desatándose dentro de mí. No podía controlarla ahora que estaba expuesta. Mordí mi manzana. —Solo soy Mia. —murmuré. *** Llevábamos más de dos semanas en el prado, lo suficiente para convencer a Alyssa que me enseñara a usar la magia, no quería que otros ogros me encontraran y llevaran de nuevo al infierno, me haría sentir patética, teniendo este poder. El aire golpea mi rostro, es frío y cálido. Miro hacia Alyssa, yace acostada debajo del manzano, sus ojos están cerrados con una tranquilidad que no le había visto antes. Parecía feliz. Yo no lo era, sabiendo que había seres ahí afuera queriendo hacernos daño. No iba a volver a dormir tranquila sin antes deshacerme de ellos. En la noche dejé el prado y bajé a buscar a Dylan. No sabía dónde buscarlo, pero fui con el sentimiento de que fuera al Black Rabbit y me encontrara. Él podría responder a muchas de mis preguntas, después de todo Nesh me dijo una vez que él tenía las respuestas antes de saber las preguntas. Esperaba y fuera cierto. Me senté en la barra y pedí un brandy, necesitaba algo fuerte esta noche. El tiempo pasó y seguí esperándole, hasta que una figura se sentó a mi lado. Dylan. —Después de todo es verdad. —pidió una cerveza y papas fritas. —La princesa quiere desatar la guerra en el infierno y la tierra. —¿Una guerra? No quiero eso. —es lo que quiero evitar a toda costa. Lo vi en mis sueños, y es devastador. —Pues mis premoniciones dicen otra cosa. —alcé las cejas. —¿Ves el futuro? —bebe de su cerveza. —Si, puedo ver el de ambos mundos. Y no es prometedor, Mia. —acerca las papas fritas hacia mí para que las coma. Sacudo la cabeza, sonríe. Se mete una papa a la boca y me mira esperando algo que decir. —Yo igual a veces tengo sueños, pero estos no se realizan de la forma que a veces los veo. —tomo de mi vaso. —¿Sabes algo al respecto? —No siempre el destino se deja ver tal cual te lo muestra, es una forma de jugar con nuestra suerte. —come otra papa frita. —Y si nosotros podemos percibir ello, entonces sabremos lo que pasará a continuación. —¿Y qué pasará? —inquiero. —Eso solamente lo sabes tú, Mia. —sus ojos me miran con interés —Solo espero que no tomes ese camino. Porque las consecuencias serán devastadoras para todos nosotros. Frunzo el ceño. —¿Qué es lo que sabes realmente? —pienso que él no está diciéndome todo como esa vez que hablamos. —No sé nada, en realidad. Y sé que las respuestas que buscas conmigo no las tendrás. Alyssa, es la única que puede responder todas esas dudas —sacudo la cabeza. —¿Cómo sabes que estoy con ella? —él sabía sobre mi situación al respecto, pero no sabía qué tanto. Me da una sonrisa ladeada. —Todo el infierno sabe sobre la bruja que ha escapado de su juicio final y huido con una humana mitad demonio. Los chismes corren rápido. Las brujas supremas y los demonios las buscan. —mis labios se forman en una línea fina. —Pronto las encontrarán. Y debes apresurarte a liberar tu verdadera magia. —junté mis cejas. —O ellas lo harán por ti. —guiña el ojo. —Solo es un consejo, princesa. —se levanta de su asiento y se va dejándome con más preguntas. ¿liberar mi verdadera magia? No entiendo a lo que se refiere. Creía que Dylan iba a resolver todas mis dudas, pero en realidad fue lo contrario. No confiaba en nadie ni conocía para saber más sobre ello. y como me dijo él, la única que podía responder era Alyssa. —¿Qué sabes sobre liberar mi verdadera magia? —pregunto. La veo tensarse y eso solo significa que sabe algo. ¿Qué está ocultándome? —¿De dónde sacas eso? ¿Te han dicho algo? —escucho su preocupación en su voz. Frunzo el ceño. —¿Qué no estás diciéndome? —me acerco a ella y la enfrento. Ella retrocede y empuña las manos. Sacude la cabeza. —Estás comenzando a liderar. ¿A dónde vas por las noches? Me he despertado anoche sola. ¿A dónde fuiste? —sus ojos purpura me miran con recelo. —¿Qué es lo que piensas hacer? —Estoy tratando de sacarnos de este embrollo, Alyssa. —escupo. No me gusta que me trate como traidora. No lo soy. —Además quiero que me digas que significa sobre liberar mi verdadera magia ¿no has estado enseñándome bien? Deja escapar un suspiro. —¿Quién te lo ha dicho? ¿Dylan? —me sorprende que sepa sobre él. —¿Me seguiste? —sacude su cabeza. —No es necesario. Yo también lo he visto, Mia. ¿recuerdas quién te cedió los poderes? Aun poseo parte de ellos, aunque débilmente. —muerde sus labios. —lo he visto en mis sueños. Te reunías con él en un bar. ¿con él estuviste anoche? —Si —respondo resignada. —Él me lo dijo ¿a qué se refería? —la curiosidad me barre más al ver su reacción siendo tensa y con la mirada lejana, como si se estuviera acordando de algo. —Caminemos, Mia —sus piernas comenzaron la caminata y yo la seguí. —Te contaré una historia. —¿Un cuento? —pregunté incrédula. Ella hizo caso omiso y prosiguió. —Hace años, hubo una guerra entre los cielos y el infierno. Los demonios emergieron de la oscuridad y los ángeles descendieron de la luz. Esto no acabó bien —eso pensé. No sabía que había sucedido una guerra hace tanto tiempo, en la biblia que mamá leía nunca me dijo nada de esto. —La guerra duró mucho tiempo, y entre ese tiempo. Los ángeles recolectores descendían para limpiar, ellos se encargaban de buscar a demonios heridos y recoger lo que quedaba de ellos. Un ángel patrullaba por la zona y encontró a un demonio por las rocas, escondiéndose del ángel recolector. Pero este ángel lo encontró. El demonio estaba demasiado herido para poder pelear y salvar su vida. —se detiene y toma una flor, la arranca y prosigue con la caminata. —El ángel apuntó con su espada hacia su pecho, y justo cuando la espada atravesó el aire con su filo. El demonio habló. —me mira para ver si sigo la historia, estoy más que curiosa por saber por qué me cuenta esto que sucedió hace mucho tiempo. “—Sálvame, murmuró. Sálvame, el ángel se encontró desconcertado por aquellas palabras de súplica proviniendo de un demonio. Ellos no suplicaban por su vida, jamás lo hicieron. Dentro del ángel recolector se removió algo, y se vio a si mismo bajando la espada. Los ojos de aquel demonio se cerraron, estaba inconsciente. El ángel ahora no sabiendo que hacer con ella. —Espera, —la interrumpo. —¿El demonio era mujer? —ella asiente con la cabeza. Entonces el ángel era un hombre. —¿cómo pudo caer en su trampa? —espeto molesto. Sé que los demonios son manipuladores, pero no pienso decirlo, porque ella proviene de allí. Me trago mis palabras. —Los demonios a veces podemos hablar con franqueza ante una situación como nuestra existencia en riesgo. —se encoge de hombros. Asiento con la cabeza, la dejo que prosiga. —¿Puedo seguir contándolo? —Si. Lo siento, no volveré a interrumpir. “—Tuvo una batalla interna, y al final fue en contra de sus reglas. Pero en el fondo él sabía que podía salvarla de su propia muerte. Que el señor entendería sobre su acción caritativa, tenían un lema, sobre si un demonio pedía que lo salvase, ellos como enviados del señor podrían hacerlo, pero matándolos para que pudiesen reencarnar si se les era permitido. La tomó en sus brazos y sobrevoló por las tierras hacia un lugar donde nadie pudiese encontrarla. La dejó sobre una cueva oculta con ramas. Curó sus heridas y se fue. Volvió a su reino, sintiéndose un poco desleal y abarrotado por sus sentimientos de culpa. Su trabajo era recolectar los restos de los demonios y si había vivos, matarlos para que fueran a juicio. Estaban en guerra, no podía ayudar a su enemigo. “durante días se sintió agitado y nervioso, no podía sacar esa mirada de su mente. Le atormentaba cada noche que iba a dormir, y pronto se vio a si mismo volviendo al lugar donde la escondió. Esperaba que el demonio se hubiera recuperado y huido. Pero no fue así. Cuando encontró su cuerpo tumbado donde lo dejó hace días, pensó que ella estaría muerta. Se acercó a su cuerpo y la tocó. Y fue cuando sintió su cuerpo estremecerse. Ella abrió los ojos y le miró, pero no había miedo allí. Él retrocedió y tomó su espada, listo para atacar si era posible. Cuando ella no lo atacó, él le preguntó cuál era su nombre. —me mira para ver si estoy escuchando. —Alice, y él encantado con su nombre, dijo el suyo. No sabiendo que eso los uniría para siempre. Era el inicio de algo prohibido entre sus reinos. Él comenzó a visitarla consecuentemente para ver que iba sanando sus heridas, pronto se encontró enamorándose de ella. La bruja Alice, una de las más poderosas y más bellas. “Cuando ella estuvo mejor, se dieron cuenta que estaban enamorados, y sus cuerpos se unieron en una consumación de amor, donde nacieron más adelante unas mellizas. Pasaron desapercibido todos los problemas que contraería ello. Para que sus reinos no se enterasen de lo que había hecho, ellos huyeron al mundo terrenal porque sabían que pronto los dioses iban a interesarse y encontrarlos para matarlos. Y fue cuando el ángel bajó al mundo de los mortales teniendo ese poder de hacerlo. “Azrael. Ángel de la muerte o el espíritu. No iba a ser derrotado tan fácilmente. El recolector de las almas de los humanos y de los demonios, era poderoso. Durante un tiempo se escondieron, pero los encontraron. Y eso les costó la existencia. —Alyssa se detiene y me mira. —ellos se rebelaron con su amor contra el infierno y el cielo. Y aunque habían huido para salvar a sus mellizas, no pudieron” Hace un silencio que me preocupa. Le miro y pregunto. —¿Y? ¿Qué pasó? —muerde sus labios indecisa si contarme el final. —Ellos murieron. —trago saliva. —se convirtieron en cenizas. —Solo se habían enamorado, —murmuro. ¿qué pecado es ese? Ella escucha mi pensamiento porque responde molesta. —Pero su pecado fue concebir su amor trayendo a unos seres que no debían haber nacido nunca. —espeta. —Nunca debieron enamorarse. Está prohibido entre los reinos. Lo que hicieron fue una abominación. Aún más trayendo mellizas. —¿Qué fue de ellas? —su mirada se desvía hacia el cielo y me da la espalda. ¿Qué sucede con ella? —¿Alyssa? —Aunque tenían que haber sido aniquiladas, se les concedió la vida por unos años. Después iban a morir de una forma terrible cuando crecieran. —sigue de espaldas. —Una fue enviada al infierno y la otra al mundo de los mortales. —cuando se gira, su mirada es cristalina y su mandíbula tiembla. —Ellas crecen separadas, sin saber su origen, y desconocer del poder del cual poseen. Y cuando tienen la edad a la cual fue jurada su muerte…ellas…—mi pecho comienza a latir fuertemente contra mis costillas y espero lo peor. —Viven. —frunzo el ceño. —¿Cómo es posible? —estoy escéptica ante sus palabras. —Fueron desviadas de las muertes que sería su destino. Y ellas ahora se han reencontrado. —se acerca y me toma de las manos, hay una sonrisa en sus labios. —Ellas ahora están juntas, y son poderosas. —estoy confundiéndome con su actitud. —Y juntas pueden hacer del mundo uno mejor. ¿Verdad? —¿A qué te refieres? —su comportamiento me tiene con desconfianza. —¿Ellas quiénes son? Me da un abrazo. —Somos nosotras. Las mellizas que fueron separadas hace años —la aparto de mí. —¿A qué estás jugando? —pregunto. —¿De qué hablas? Sus ojos purpura me miran con confusión y dolor. —Mia, soy tu hermana. He esperado tanto este tiempo, yo solo quería protegerte. —lágrimas bajan por sus mejillas y siento un nudo en mi garganta, el dolor asomándose y la traición ardiendo. —¿Mi hermana? ¿qué? No somos nada, Alyssa. ¿De dónde sacas eso? ¿ahora te has inventado una historia para que yo pudiera aceptarte como hermana? ¿es eso? Que incrédula ¿crees que soy estúpida? —escupo con rabia. Da un paso hacia atrás, lleva su mano hacia su boca y sus ojos se abren atónitos. —Yo no he inventado nada, Mia. Es verdad —llora. —¡Todo es verdad! —mi respiración está agitada, y siento dolor en mi pecho. Sacudo la cabeza. No puede ser cierto, toda esta historia es irreal. —Nosotros somos las mellizas que nunca debimos de nacer, ¡somos una abominación! —¡NO! —Grito. No es cierto, mis padres son Margaret y Ray. Yo soy humana, solo que Alyssa me ha convertido en este monstruo. Le miro y veo que retrocede otro paso, sacude su cabeza, en su mirada hay dolor y culpa. Mi mente ahora es débil, así que ha escuchado mis pensamientos. La he lastimado. —No eres un monstruo, Mia. No lo somos, no elegimos a nuestros padres —el aire en el prado cambia. El cabello de Alyssa se ondea fuertemente, al igual que sus ropas. Sé que lo estoy provocando, es mi espacio personal, puedo cambiar lo que quiera con ello. —Fue un error que ellos se enamoraran, está prohibido y aun así fueron en contra de las reglas. Ellos pagaron por sus pecados y nosotras igual debimos hacerlo ¿sabes por qué no estás muerta? —no quiero mirarla. —Fue por mí. Fui enviada a una misión hace años, me hice de tu cuerpo y comenzaba hacerme de tu alma, cuando encontré tu futuro. Lo que vi fue aterrador, y algo extraño se removió dentro de mí. Sentía que te conocía y teníamos una conexión. Y sabía lo que tenía que hacer, me quedé contigo para salvarte la vida, pero pronto fuiste moldeándome y yo lo hice contigo. Sé que desde entonces nos unimos más que nunca. —trago saliva recordando lo que me dijo aquella vez que la enfrenté. Iba a morir de una forma cruel y ella me desvió de ese destino. —Eran en contra de las reglas, pero no me arrepiento. Cuando volví a mi reino, y me había hecho al menos con la mitad de tu alma, fui ascendida y el león apareció. Entonces formé parte las brujas supremas, las cuales me utilizaron siempre. Ellas lo sabían, siempre supieron sobre mi origen y quienes eran mis padres. Fue Écater, la que me salvó de mi propia muerte, porque ella tenía algo preparado para mí. Y su plan siempre fue que te conociera, para poder traer algo de ti hacia el infierno, con eso mi poder aumentaría y tendría la facilidad de abrir los portales para llevar a cabo su plan. —ella miente. Todo esto es una farsa, solo quiere manipularme para destruir el mundo. —¡Mientes! —grito. —¡No miento! ¡Es verdad! ¿por qué no quieres creerme? —Porque lo vi. —¿Qué viste? —Vi lo que ibas hacer con el poder que me disté. Solo me usaste para que Écater no lo consiguiera, y tu pudieras salir ilesa de esto. —se acerca a mí débilmente, aumento el aire. —¡Detente! Para todo esto. —pero no lo hago. —Solo me usaste como caparazón para que guardara tu poder, mientras huías del infierno. Para que Écater no lo utilizara. —digo. —así vendrías conmigo a buscarlo devuelta, y harías lo que tenías en mente desde un inicio. Frunce el ceño. “¿De qué hablas?” escucho sus palabras en mi mente. “En mi visión estás bajo un cementerio de cuerpos y el mundo es un caos.” respondo “¡No! Eso está mal, no puede ser cierto” “Las visiones te enseñan el futuro, pero puede cambiar. Alyssa” —¿A qué te refieres? —Si te encierro aquí por siempre, nunca sucederá nada de lo que soñé. —explico. —¿Crees que esa sea la solución? —desaparezco el aire, derrotado por mis emociones. —Al menos eso espero. —bufo. Escucho sus pasos venir hacia mí, y no la detengo. Me siento cansada. —¿No me crees que sea tu hermana? —Pero eso es por el poder que ella puso en mí. —¿Por qué? Titubeo. —Es que no es posible. Yo crecí con Margaret y Ray. Asiente con la cabeza. —Si, porque fuiste enviada con los mortales, eras un bebé cuando todo ocurrió. No recordarás nada, así como yo tampoco lo hago. —¿Y cómo lo sabes tú? —inquiero. —Cuando supe sobre los planes de las brujas supremas, me negué a seguir creando portales que traerían más muertes, y sellé todos. Hui para advertirte sobre ello, lo que se avecinaba, también tuve visiones sobre ti estando en peligro. Había una fuerte conexión contigo que me hacía preocuparme a un nivel más allá del que desconocía. —mi respiración es irregular. —cuando me atraparon en tu mundo, te cedí mis poderes mientras dormías y recité un hechizo antiguo para tu protección. Así nadie iría tras de ti. —muerde sus labios. —Pero lo hicieron —suelto. Nesh, pudo hacerlo bajo un Glamour muy poderoso, respondo en mis pensamientos. Asiente con la cabeza. —Si, no sabía que Écater pidiera ayuda a los dioses del caos. Ellos manejan magia poderosa y tienen una conexión con los mortales, más allá de nosotras. —Le había explicado todo lo que sucedió con él y lo que me dijo esa vez que hablé cuando bajé. Sacude la cabeza. —la verdad, no lo vi venir. Perdóname. —sé que se siente culpable por ponerme en riesgo —Ella fue la que me lo dijo todo. Sobre nuestros padres y nosotras. Écater me enseño sus recuerdos. Ella estuvo ahí cuando nos separaron. —¿Enserio nuestros padres fueron un ángel de la muerte y una bruja? —escucharme decir esas palabras hace que todo mi estómago se revuelva. Hay resignación en su mirada. —Si, Mia. Somos lo prohibido en todos los reinos. —musita. —Somos Hudes. —le miro con suspicacia. —¿Hude? —deja escapar un suspiro. —Un ser con mitad humano y mitad demonio. —revuelo los ojos. —Veo que se quebraron la cabeza para nombrarlos. —escupo. —Mia, ¿sabes lo que eso significa? —sacudo la cabeza. —¿Si recuerdas que apenas y sé de su existencia de ángeles y demonios? Sus ojos se oscurecen y eso no me gusta. —Somos lo que todos temen. La unión de dos reinos que pueden acabar con ambos. —¿Qué? —Si juntas unimos nuestras fuerzas, acabaremos con todos los que nos quieran hacer daño. —le miré incrédula. —nuestro poder es infinito. Mia —toma mis manos en las suyas y las aprieta. Mi cuerpo se estremece. Puedo sentir el poder emanar de ambas, es gratificante y poderoso, más allá de lo que alguna vez sentí. —¿Alyssa? —Dime. —¿Y si yo no quiero esto? —su agarre se deshizo. —¿Cómo que no lo quieres? —escuché su preocupación en su voz. —Yo no quiero hacer daño a nadie. No quiero que se cumpla el sueño que tuve. —tragué saliva y caminé a un lado de ella. —Solo quiero regresar a mi vida normal, —lágrimas bajaron por mis mejillas, las emociones abarrotándose en mi interior. Era una batalla que no podía ganar. —Estar con mis padres que ahora sé son adoptivos. Pero son mis padres, quiero mi vida devuelta y no todo este embrollo de problemas con ángeles y brujas. —mis pies cedieron ante mí y caí al suelo. Ella fue a mi ayuda, sus ojos eran hermosos de cerca. —¿Así era nuestra madre? ¿cómo tu? —el pecho me duele. Alyssa tiene unos ojos hermosos, fue con los que hipnotizaron a mi padre. —Si, ella era como yo. Te pareces más a nuestro padre. Cabellos negros y ojos grises, con una bondad desorbitante, a pesar de ser el ángel de la muerte. —trato de imaginarlos, pero ella lo hace por mí y me envía la imagen. Eran hermosos de una manera que dolía verlos. Eso me angustiaba. Mi madre, era piel blanca, cuerpo delgado, ojos purpura y su cabello del mismo color ondulado caía por su espalda con gracia. Papá, era de cuerpo robusto, alto, ojos grises que se convertían en negros ante su poder, llevaba una espada, el de la justicia con la cual recolectaba las almas al ser tocadas por él. Cabellos negros y con una sonrisa encantadora, se podía ver la bondad al recoger las almas que merecían una segunda oportunidad y se las daba al ayudarlas en la transición de la vida física a espiritual, los consolaba en momentos de pena y dolor. Porque él era el ángel de la muerte. Su poder era inmenso. —Eran hermosos, —mis lágrimas no dejan de deslizarse. Hay un vacío en mi pecho, que no sabía que existía hasta hoy. —Nuestros padres eran perfectos. —Lo sé. Ella era la bruja más poderosa y hermosa que existía en el aquelarre. Y él era igual de poderoso y bondadoso cuando juzgaba el alma de un ser. —Tuvo que ver algo en ella, que lo detuvo de matarla. —asiente con la cabeza y sonríe. —Eso mismo creo yo. —muerde sus labios. —Pero Mia, no puedes volver a tu vida de antes. Pondrías en peligro a tus amigos. Ahora que recuerdo solo tengo a Susan y a mis padres. Hago una mueca. Su mirada cambia a una de especulativa. —¿Tu no lo sabes? —¿Saber qué? —frunzo el ceño y siento mi bilis subir. Su mirada no me avecina nada bueno. Baja sus pestañas hacia nuestras manos enlazadas. —Por eso sentía su magia en ti —murmura entre dientes. —¿Cómo no me di cuenta?
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