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4345 Words
Los árboles se ondeaban con la brisa que anunciaba una tormenta. Mamá fue a cerrar todas las ventas y puertas, mientras me decía que me fuera a mi habitación. Corrí escaleras arriba y sostuve un peluche en mi cama mientras escuchaba los truenos. Odiaba escuchar truenos, me asustaban demasiado. Abracé más fuerte a mi peluche, los rayos se hacían presente con la luz y dibujaban figuras en mi habitación. Grité a mi mamá para que viniera, pero nunca lo hizo. —¡Mamá! —grité, pero no llegó. Las figuras en la oscuridad se hicieron más grandes y fuertes y al final me consumieron. Me levanto gritando a mamá, con el corazón latiendo demasiado rápido. Fue solo una pesadilla. Recuerdo ese momento y pasa un escalofrío por mi cuerpo. Mierda, viví una infancia de infarto, siempre con miedo y esperando lo peor. Al parecer no ha cambiado nada. —¿Mia? —la voz de la chica de hace un rato me llama. Parece que no fue un sueño. —¿estás bien? Claro que no. Me siento para intentar aclarar mis pensamientos. Todo esto parece una burla. —Parece que aún no crees lo que te digo. —No, por supuesto que no. —digo irónicamente. —¿Quién creería que estaría en el infierno hablando con una farsante? —escupo. —Mia, lo siento. —dice —no quería traerte a este lugar. No quiero mirarle. Me mintió. —Nunca fue mi intención dañarte. —Jódete, me jodiste la vida. —escupo. —Si tu no hubieras llegado a mi vida, nunca hubiera pasado esto. —sacude su cabeza. —No sabemos eso. —refuta —pero fue mi misión. —¿Tu misión fue desgraciarme la vida? —No. Para nada de eso —se acerca más a la luz y puedo ver su cuerpo cadavérico con ojos hundidos, su cabello purpura seco. No queda rastro de la Alyssa que vi esa vez en el hospital. La última vez que la vi, hace años. —Pero fui en contra de mis reglas, por ti. —¿Por mí? ¿por qué? —pregunto curiosa. ¿Qué demonio cambiaría sus reglas por un humano? —Porque te amo. —su confesión me toma desprevenida. —Amo tu persona, lo especial que eres. No te pareces a ningún humano que conozca. Todo este tiempo que he vivido he sentido la desesperación, egoísmo, traición, envidia, y todo lo peor de las personas que sienten hacia otras. Aun así, sean sus amigos, las traiciones se hacen. Fue repulsivo vivir a través de esas personas esos tiempos. Pero tú, eres diferente. Por más que te hicieron daño, nunca sentiste odio o resentimiento hacia esas personas, fue por mí que llegaste a sentirlo, pero te negaste. Siempre lo hiciste. Tu ser nunca cambió. Los recuerdos de culpa y combate conmigo mismo vienen a mi mente, esas veces de que quería odiar alguien porque me había herido, pero no podía, me embriagaba la idea de desesperación y angustia. Fue una lucha continua entre dos seres, ella quería que odiara y yo quería perdonar. —Siempre fuiste tu. —suelto. —Eras tú, todo este tiempo —me siento débil. Defraudada. —¿Por qué? —Porque ellos debían ser odiados por ti, aborrecidos en tu vida. No podías perdonarlos. Te había lastimado —sacudo la cabeza. —No. —grito —ellos me hicieron ser la persona que soy ahora. Ellos me enseñaron cosas de la vida, era la forma en que mi camino se iba a materializar. Todo es parte de la vida. De un destino que se ha forjado para mí. —Pura mierda, Mia. Lo sabes bien. Ellos te lastimaban, te usaban —el dolor se siente en mi pecho. Pero sé que no es real, eso ha pasado hace mucho tiempo. —Nací con un propósito —digo. —Uno que aún no sé, pero que estoy segura tiene que ver contigo. Alyssa. Frunce el ceño. —¿Conmigo? —pregunta ahora confusa. —Si. Mi sexto sentido me lo dice. Tenemos una conexión —llevo sintiendo esto desde esa vez que se fue de mi vida. Pero me rehusaba a aceptar porque si era cierto, mi pesadilla se haría real. Y nadie quería que eso sucediera. Se carcajea. —¿Cuál sexto sentido? Son los poderes que te he dado, lo que te da la intuición. —sacudo la cabeza. —No. Lo único que me pertenece es el sexto sentido cuando fui creada. No tu magia. Esa es tuya, me la cediste cuando te di la mitad de mi alma. —Mia. No estás entendiendo nada de esto. Estas en peligro. Tal vez tenía razón, pero sabía que mi sexto sentido me iba a sacar de esto, no su magia. Que fue lo que me trajo al infierno. —Lo sé, siempre lo he estado. Y es hora de que todo esto acabe, Alyssa. —¿Qué piensas hacer? —ignoro su voz de preocupación. Después de todo ella está preocupada por mí, que irónico, ella me puso en esta posición. —Lo siento, pero ya no soy humana. —Nesh me dijo la primera vez que me trajo al infierno, en el limbo. Que, si pasaba demasiado tiempo en este, mi parte humana moriría. Tal vez no estaba equivocado. He visitado el inframundo más veces de lo que él se imagina por las noches. Mucho antes de que lo conociera. Intentaba buscar respuestas a por qué me pasaba esto, pero con cada visita mi parte humana se iba deteriorando. La ira y el dolor, solían embargarme más seguido. Y el demonio dentro de mí, quería respuestas. Exigía poder. Me di cuenta que era mucho peor cuando solo viajaba mi alma y no mi cuerpo, el resultado iba ser devastador. Los ogros llegan por mí y me sacan del calabozo. Ella se arrastra con las cadenas, pero no puede hacer nada para salvarme de ellos, y ellos tampoco podrán salvarse de mí. *** El ogro me llevó a través de un pasadizo con rocas que parecían ser minas, pero no estaba segura. Mis manos, pies y cuello iban encadenadas, y aunque quería invocar magia para deshacerme de él, no pude. Al parecer las cadenas tenían algún tipo de hechizo para que mi magia fuera inútil. Me llevó a un círculo donde todos poseían túnicas negras y no podía visualizar sus rostros. Estaba en el medio donde había una hoguera. —Hoy estamos presenciando el aborrecimiento de la humanidad —dijo una voz en el medio. Llevaba una túnica roja —Esto nunca tuvo por qué pasar. El poder de nuestros ancestros nunca debió de ser transferido a un humano. Escuché gritos que decían que esto estaba mal. Se referían a mí. Al aborrecimiento de la humanidad. El error. —Ella debe morir. —¡Si! —gritó la multitud. —Alyssa fue un error entre nosotras. —todos gritan de acuerdo —nunca debió de pasar algo así. —¡Alyssa no es un error! —grito —¡Ella es la salvación! Todos me abuchean. Y siento el miedo, pero lo hundo en mi interior. —¡Ella debe morir! —todos concuerdan. Comienzo a temblar —¡Mia, debe morir! Y el aplauso para el espectador. —¡NO! —grito. El cuerpo de Alyssa es arrastrado hacia el centro de mi hoguera. La sujeto de los brazos para que se levante, pero está demasiado débil. —¿Estas bien? —ella sacude su cabeza. No puedo sentir su energía. —Estamos en un círculo de magia demasiada poderosa. No puedes invocar tus poderes. Ellas son más poderosas que tu —y era cierto. Intenté invocar algún poder, pero fue inútil. —¿Qué hacemos? Nos quieren matar. —le digo a Alyssa. No era en las circunstancias que queríamos encontrarnos, pero aquí estábamos. Todo iba mal, algo cambió. —Luchar —y era verdad. Era la única forma de sobrevivir. —La traición de una de nuestras hermanas, es irreversible. —sostiene la de capucha en el circulo. —Nuestro legado debe ser original. Pero esta humana ha manchado nuestra sangre y debe ser castigada. —el bullicio de voces se hizo visible. —¡No soy traidora! —Grita Alyssa. El abucheo llena el espacio vacío. —¡Soy hermana! —pero nadie le hace caso. ¿Qué se supone que haga? —No vamos a poder hacerlas cambiar de opinión. Ecater, las ha manipulado a su merced. Ellas no nos ayudarán. —veo a través de sus ojos la verdad. Nadie nos va ayudar. —Alyssa —susurro con miedo calando mis huesos. Después de todo, esto es verdad. Vamos a morir y nadie nos ayudará. —no era como lo había visto en mis sueños. Solía tener profecías cuando soñaba, al principio creía que eran un sueño normal. Pero después me di cuenta que no. Cuando vi a Nesh enfrente de mí, acepté mi verdad. En mi sueño, ella era liberada de las cadenas y de su castigo. Y venía a mí. —No te preocupes. Haremos algo. —sé que está mintiendo para tranquilizarme. Pero es irreversible. No podemos hacer nada, el poder que ellas poseen en conjunto, es fuerte. Mis poderes han sido renegados. —Vamos a morir —suelto. —Ellas nos van a matar. —sacude su cabeza. —No digas eso. Vas a vivir, te lo prometo —por algún motivo intenté creer en sus palabras. —Ellas no pueden matarte. —no sé a qué se refería con que no podían matarme. Pero la situación en la que nos encontrábamos decía otra cosa. —¡A la hoguera! —el fuego se hizo más visible y las voces gritaron muerte. íbamos a morir, estaba segura. Y después de todo, yo no tenía la culpa. Yo no pedí nada de esto, Alyssa. La oscuridad total nos invadió y el fuego se apagó. Los murmullos de las voces se hicieron ecos, nadie sabía lo que sucedía. —¡Menea! —gritaron. —¡Ecater! ¡Circe! —escuché voces de desesperación. Pude sentir la incertidumbre. El circulo siendo apagado, mi poder volvía a mí. Oh, por dios. ¿Qué era esto? —Mia, esconde tus pensamientos. —lo hice como me enseñó Nesh. Los muros se levantaron y las espinas no dejaron entrar a nadie. Después de todo había funcionado. —Alyssa. ¿Qué está pasando? —No lo sé. Pero algo muy aterrador va a pasar ahora —y estaba en lo cierto. La oscuridad que nos había consumido se volvió brillante y cegadora. Nos tomamos de la mano para no separarnos. —Mia, sujétate —el fuego abrasador fue terriblemente doloroso. Hasta que sentí que mi piel quemaba. —¿Quién eres? ¿y por qué te atreves a aparecer en nuestro aquelarre? —la voz de la bruja de capucha roja enfrenta a alguien cerca de la hoguera. —Soy lo prohibido. A alguien que no debiste enfrentar nunca —la voz se hace eco. Y algo familiarmente me llama la atención. —Teníamos un trato. —su voz me es conocida. —Uno el cual nunca debiste de romper. —en el cielo n***o se hace una luz brillante. —Écater, has traicionado mi confianza. —el destello hizo eco en el lugar. El estruendoso golpe nos apartó a todos del círculo y rompió nuestras cadenas ¿Quién era esa persona? —¿Qué has hecho? ¡haz roto el circulo! —la bruja mencionada como Ecater, reclamó. —¡Traidor! Todos de la capucha negra gritaron lo mismo. —¡NO LO SOY! ¡ELLA LO ES! —Escupió ­—¡ÉCATER, ES LA TRAIDORA! Las voces se ahogaron en un murmullo. —Alyssa ¿Qué hacemos? —murmuré. Ella no parecía entender la situación. —Huiremos. No sé qué sucede. Pero debemos huir, ahora que ellos están concentrados en algo más. —la oscuridad seguía invadiéndonos. —Debemos correr. —¿A dónde? —pregunté. —Imagina un lugar en el cual estés cómoda. —dijo. Las voces estaban a los lejos de nosotras —iremos allí. Es la forma que podemos salir de aquí con vida. —¿Confías en mí? —pregunté. Ella asintió. —Más de lo que te imaginas. Las manos de alguien desconocido me atrajeron a su cuerpo. No pude evitarlo con los forcejeos. —Vas a morir ahora —murmuró una voz desconocida en mi oído. No pude evitar el miedo en mi cuerpo, miré a Alyssa pidiendo ayuda, pero ella estaba demasiado débil. —¡NO! —Su cuerpo débil y huesudo fue en contra de mi atacante. Ese segundo de distracción me ayudó a quitarme el peso encima de mí y correr. Pero no corría con buena suerte. Mi cuerpo se estampó con el ser poderoso que imponía a la bruja que quería matarme. —¡Mia! —exclamó la voz. Fruncí el ceño al pensar cómo sabía mi nombre. ¿Quién era? —¿Estas bien? —aun en estado de shock. Me sentí estúpida ¿cómo había llegado aquí? ¿quién era realmente? —¿Nesh? —miré a sus ojos azules casi negros ahora, y no pude descifrar si era mi Nesh. —¿Mi Nesh? —Se burló la bruja. Una carcajada sonó de su garganta. —Que tonto. No me digas que te has enamorado de este ser tan vilmente asqueroso —otra carcajada. —Un traidor lujurioso —la bruja se río de sus propias palabras. —Después de todo caíste en su seducción, como todo fue planeado. —¿De qué está hablando? —¿Qué haces aquí? —hice omiso de sus palabras —¡Nesh! —estaba comenzando a asustarme. Él era la única persona en la que creía confiar. —¿Qué sucede? —Mia —dijo mi nombre con tristeza —Lo siento. —No podía ser cierto. Después de todo, era mentira. Sus palabras, su preocupación por mí. —¿Por qué? —entendí la miseria de su mentira, él me había atraído hacia su persona para poder manipularme y traerme aquí, con ellas. Con las brujas que iban a quemarme viva para poder recuperar su poder. Todo fue parte de su plan, y caí miserablemente. —¡CONFÍE EN TI! —Grité. —Yo creía en ti, Nesh —lloré. —Éramos un equipo. —murmuré. Y me había traicionado, le confié mi amistad. —Mia —dijo —déjame explicarte. por favor. Necesito que confíes en mí. —pero yo no confiaba más en él. —¡Déjame! —me hice a un lado y tomé la mano de Alyssa. —Eres un traidor. —grité. Ignoré su mirada de dolor, porque sabía que era una farsa de su parte. —Mia, no es así. Lo siento —sus manos intentaron atraparme, pero me deshice de su agarre. —Yo intentaba ayudarte. De protegerte. —sus palabras cayeron en oídos sordos. —¡TRAIDOR! —Un hechizo fue en contra de él y este lo eliminó. La guerra había comenzado. Las manos de Alyssa eran frías y aun así corrí hacia un mundo desconocido. En mi mente invoqué un paisaje que nadie más había visto. Ellos no nos encontrarían. —¿Mia? —la voz de Alyssa fue lejana. —¿Dónde estamos? Estábamos en un prado que a nadie le había mostrado. Una parte de mí que nadie sabía que existía. Ni la misma Alyssa. —Estaremos segura aquí, no te preocupes. —el prado estaba igual como la última vez que lo visité. La cabaña estaba intacta. Los árboles de manzano estaban dando fruto, fui y corté dos manzanas, le ofrecí una a Alyssa. —¿Mia? —Alyssa parecía ponerse ansiosa. Caminé tranquilamente respirando el aire puro, donde no había peligro inminente. —Estamos en mi mundo. —Solté. Ella frunció el ceño y sabía que ella estaba dudando de mi cordura ahora mismo. —Uno donde nadie nos hará daño. —Sonreí. —¿En la tierra? —sacudo la cabeza. —Entonces… —abre los ojos con entendimiento. —¿Cómo es posible? —me encojo de hombros. —Solo pasó. —ella comienza a mirar a su alrededor, está más que consternada por el hecho de que he creado mi propio mundo. No es terrenal, pero tampoco estamos en el infierno. Es como si fuera uno espiritual pero que nadie puede ver ni entrar al menos que yo le conceda el permiso, ya que fui la creadora de él. —Es la primera vez que hago una teletransportación de un lugar a este. Siempre fue cuando soñaba. No creí que fuera a funcionar. —¿Cuándo sucedió todo esto? —Hace unos años. —comencé a explicarle. —Me desperté en este lugar sin saber dónde me encontraba. Me sentí asustada, y vulnerable. Grité por ayuda, pero después de un tiempo me di cuenta que era la única persona que estaba allí. No recuerdo pasar mucho tiempo aquí, hasta que me dormí y me levanté en mi cama. En ese entonces pensé que era un sueño. Pero volvió a suceder, una y otra, y otra vez, hasta que supe que yo era la culpable de ello. —¿Cómo? —hay preocupación en su voz. —En mis pensamientos por querer huir de mis pesadillas, aquellas donde siempre terminaba sola y consumida por la oscuridad. Lo cree. Y cada vez que iba a dormir y me sentía ansiosa y con miedo, terminaba aquí —extendí mis brazos mostrándole la belleza donde estábamos. —Fue entonces que comprendí lo que había hecho. No era solo un sueño, era real. —Mia, es mi culpa. —¿Por qué? —Hace algunos años, yo me di cuenta del error que cometí. Cuando me cediste la mitad de tu alma, pude ver a través de ti, sentir todo lo que alguna vez anhelé. Pude amar, te amé. Y sobre todo sentí miedo de perderte. —frunzo el ceño, no estoy entendiendo del todo —me hiciste sentir como una humana. Algo que las brujas no poseemos, y se nos fue arrebatado hace millones de siglos. Y yo al cederte te hice sobrenatural; mitad demonio y humana. —se acerca a mí y me toma de las manos. —Lo siento, todo esto es mi culpa. He alterado todo en tu vida —hay lamento en su voz —Si yo no te hubiera pedido la mitad de tu alma, tu hubieras seguido con tu vida normal. —Y tu hubieras muerto. No estaba dispuesta a que eso sucediera. —respondo. —Yo decidí darte la mitad de mi alma para salvarnos a ambas. No tienes por qué culparte. —aunque nunca pensé que iban a venir por mí de nuevo para llevarme al infierno. —Mis hermanas te buscan porque cedí todo mi poder a tu persona. —¿Todo? ¿A qué te refieres? —Cuando volví al infierno, mis hermanas estaban felices por lo que había logrado. Después de todo me había hecho de la mitad de un alma humana y había podido abrir un portal —es la primera vez que escucho sobre algún portal, y presiento algo muy malo. —mi aquelarre estaba feliz. Nuestra misión había sido todo un éxito después de esperar demasiados años por ello. —traga saliva y en su mirada veo resignación —fui ascendida como parte de ellas e invoqué un animal que hacía miles de millones de años no aparecía. El león, se supone que es algo muy poderoso, solo los ancianos lo poseían. Fue así como mi poder se intensificó. Entonces comenzaron los problemas. —comenzamos a caminar por el prado. —Ecater quería que abriera más portales con mi poder. Quería que nosotros invadiéramos tu mundo para hacerlo nuestro. —¿Qué? —Si, al principio cree unos pocos portales. Los demonios y brujas, salían y consumían a los humanos, se alimentaban de su energía. Fue una catástrofe, Mia. —escucho la miseria en su voz. Recuerdo haber escuchado en las noticias que había personas muriendo o desaparecidas por todo el mundo, nunca le tomé importancia porque eran cosas que sucedían diario, pero no sabía que estaba relacionado con Alyssa. —Y yo fui la causante de ello. Cuando me di cuenta de lo que Écater y mis hermanas querían, me negué. Tu parte humana que vivía en mí, era más fuerte que la mía en ese entonces, y no entiendo por qué. Comencé a sentir culpabilidad, angustia por esos seres humanos, dolor y me asusté. Mis hermanas tenían planeado conquistar el mundo terrenal. Temí por tu vida, así que cerré todos los portales que había creado. Los sellé para siempre. —¿Y qué pasó después? Sacude su cabeza. —Ellas me encontraron y querían obligar a que los abriera de nuevo. Decían que tú eras la culpable de que estuviera actuando de esa forma, me amenazaron con matarte, temí por tu vida. Te había puesto en un peligro que tu desconocías, fue cuando abrí un portal para ir a verte y advertirte sobre lo que se avecinaba. No quería que ellas te encontraran. —se detiene y me mira a los ojos. —Y solo había una forma de protegerte, y también para que ellas no me obligaran a crear más portales. —sus ojos se oscurecen —cedí todo mi poder a ti, una noche. —¿Qué? —creo que había escuchado mal. —¿Estás bromeando? Sacude su cabeza. Suelto sus manos, por su mirada me doy cuenta que es verdad. —Mia, lo siento. Tuve que hacerlo para que ellas no me usaran y tampoco pudieran hacerte daño. Lo hice para protegerte. La ira me llena. —No, fuiste una egoísta. Querías solo deshacerte de la responsabilidad que conllevaba traer una vida humana encima de ti y de las muertes que se avecinaban. —No, no fue así. —¡Si que lo fue! ¿No pensaste en mí? —Lo hice por ti. Sacudo mi cabeza. —¿Cómo ibas a salvarme dándome todo tu poder? Era obvio que tus hermanas iban a venir a mi para reclamarlo. ¿No lo pensaste? —Si, pero el hechizo antiguo que hice para tu protección es más poderoso e irreversible. Ellas no pueden matarte, porque eso ocasiona su muerte. —¿Y qué ha sucedido hoy? ¿Por qué ellas enviaron a buscarme con esos ogros? ¿Por qué casi me echan a la hoguera? —No, ellas no iban a hacerlo. Lo único que querían era que temieras, para así poder debilitarte y hacer que cedieras tus poderes. Ellas solo estaban utilizándome, también. —es por eso que no pude sentir su poder una vez que el circulo de fuego estuvo apagado y las cadenas sueltas. —La única forma de que cedieras, era que yo fuera el precio que pagabas. Las brujas solo podemos morir de una sola manera, y es en la hoguera. Sacudo la cabeza. —No estoy segura del todo. Alyssa. —confieso. —¿En qué parte entra Nesh? —¿Nesh? ¿Quién es él? —al parecer no conocía al tipo que irrumpió en la hoguera. Y estaba segura de que él mintió sobre ser su hermano. —El hombre que apareció esta noche. —la ira comenzaba a fluir dentro de mí. —¿Tienes un hermano llamado Nesh? —No tengo ningún hermano llamado así —frunce el ceño. Me mintió también con eso. —además no pude verle bien el rostro. —¿Hasta dónde iba a llegar Nesh si no lo descubría antes? —¿Fue por ti? —me encojo de hombros. —Lo dudo. Él estaba con las brujas, todo fue una trampa para traerme al infierno. —recuerdo el tiempo que pasamos juntos, y todo lo que vivimos. Todo fue una farsa, fui parte de un plan. Hasta pensé que él había desarrollado sentimientos por mí, lo cual era inaudito. Era un demonio después de todo, no creo que sientan algo. —Ahora es también nuestro enemigo. —¿Qué planeas hacer? ¿y por qué siento que hay algo diferente en ti? —ella me examinó de pies a cabeza. —Siento una energía emanando de ti, que antes no estaba ¿Qué ha sucedido? —ladeo mi cabeza, parece que se ha golpeado la cabeza. —¿Qué dices? Soy la misma Mia que conociste hace años. —sacude su cabeza. Sonrío. —Parece que alguien está exagerando. ¿Ahora me dirás que tu sexto sentido te dice algo sobre mí? —bromeo. Entrecierra los ojos. —No lo sé, pero siento algo diferente desde que te vi en el calabozo. Yo sé que eres tú, pero tu esencia es diferente. —muerdo mi labio inferior. —Cambiaste. —¿Quién no lo haría después de todo este tiempo? —No es eso. —su mano huesuda se levanta en el aire para tocar mi rostro, pero la detengo y aparto de mí. —¿Qué intentas hacer? —espeto —¿Ya no confías en mí? —acuso. —¿Es eso? Alyssa, que no se te olvide que somos nosotras dos contra el mundo. Que fui yo quién nos sacó de ese infierno donde casi morimos. —traga saliva, hay culpa en sus ojos. —Lo siento —musita. —Creo que estoy delirando. Lo siento. Me acerco y la tomo de los hombros. —No imagino lo que te han hecho en ese calabozo, pero debes confiar en mí. ¿Lo harás? —asiente con la cabeza. Eso me da una satisfacción de saber que puedo confiar en ella. —Ahora, vamos a disfrutar de esas manzanas —sostengo su mano y la llevo por el camino correcto. Uno el cual, será nuestra mejor victoria. Después de todo, éramos dos contra el mundo.
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