—Te has puesto muy serio amigo, así que mejor cambiemos de tema, hay evento en el club hoy por la noche ¿irás?
—Sabes que no falto.
—Quiero que conozcas a alguien.
—¿Ha firmado?
—Sí, sabes perfectamente que si no firman no pueden acompañarnos, tampoco si no lo hacen por voluntad propia, también he comprobado que no traiga sorpresas, esta limpia, así que no te preocupes.
—Perfecto.
Al otro día por la noche, Alek se encontraba en su penthouse, Chuvak pasaría por él para llegar juntos al club, pasarían por la chica que lo acompañaría edsa noche, Chuvak prefería hacerla de cazador dentro del club, Alek era muy quisquilloso, no jugaba con cualquiera, tenían que cumplir ciertos requisitos y su amigo lo sabía.
Los amigos eran cómplices en ciertas situaciones, disfrutaban de manera libre el placer que les proporcionaba ese tipo de aventuras.
Al pasar por la chica, antes de que subiera a la camioneta Alek se coloco un antifaz, Chuvak hizo lo mismo, se le había indicado a la chica que debía de usar uno.
Alek la observó caminar hacia la camioneta, era joven, alta, de buenas formas, la expresión de ruso era seria, de hecho siempre lo era.
Chuvak que era quien manejaba, bajo para abrír la puerta y ella subiera, Alek iba en el asiento del copiloto, la rubia subió atrás.
Se dirigieron al club en completo silencio, la chica estaba completamente nerviosa, ¿en que momento se dejó convencer para hacer aquello? Estaba acostumbrada a relaciones convencionales, a lo que estos hombres llamaban vainilla.
Habia investigado un poco sobre el tema, despertaba en ella una gran curiosidad, necesitaba sentir emociones diferentes.
Al llegar al club, bajaron de la camioneta y se dirigieron hacia la entrada, un par de guardias vigilaban la entrada, Alek sacó una tarjeta dorada y la entregó a uno de ellos, el hombre inmediatamente se apartó para dejarlos entrar.
—Sea bienvenido señor.
Alek no contestó, se volteó y con un ademan pidió a la chica pasar primero, enseguida entraron él y Chuvak.
La chica se quedó asombrada al ver el interior de aquel lugar, estaba iluminado a media luz, había varias jaulas suspendidas en el aire, en ellas había chicas que se movían sensual mente al ritmo de la música que era suave y cadenciosa, estaba decorado totalmente en colores rojo con n***o.
—Lindo lugar. —Dijo la chica.
Chuvak le sonrió y Alek solo la volteó a ver.
Ella sintió escalofríos al sentir la intensa mirada de esos ojos grises.
—Bueno chicos, los dejo un rato, por allá he visto una hermosa pelirroja que no aparta su vista de mi, espero se diviertan esta noche tanto como yo pienso hacerlo.
Se alejó de ahí con una gran sonrisa, se paró cerca de la barra justo al lado de la exuberante pelirroja, su largo cabello caía sobre sus hombros como una cascada de fuego que llegaba hasta su cintura, Chuvak pensó si sería real o una peluca.
— Hola preciosa, tengo rato observandote, ¿esperas a alguien?
—La chica se volteó y le sonrió.
—Sí a ti.
Chuvak sintió escalofríos, la voz de la hermosa mujer era ronca y varonil, el ruso retrocedió al momento.
—¿Qué pasa guapo? Pensé que quizás querrías jugar conmigo.
—No, perdón, te confundí con otra persona.
Se alejó de ahí de prisa, regresó a la mesa donde Alek decía algo al oído de la rubia quien sonreía coqueta.
—Vaya veo que sin mi presencia han agarrado confianza. —Alek lo fulmino con la mirada.
—Pensé que te quedarías con la pelirroja, ¿ya tiene pareja?
—Peor aun amigo, digamos que no me agradaría ver lo que tiene entre sus piernas. —Chuvak movió sus hombros e hizo un gesto con su boca simulando que tenía escalofríos.
—Jajaja. —Alek entendió perfectamente, la chica puso cara de que no había entendido.
—Bueno, ya que por lo visto soy mal tercio y ustedes estaban tan bien sin mi presencia me retiraré a la barra, ya se ha ido la pelirroja, veré que puedo conseguir para jugar esta noche.
Minutos después las luces se apagaron totalmente, se encendió un reflector sobre la pista iluminando a un chico y una chica que estaban en ella.
La atención de todos los presentes se dirigió hacia ellos, a sus espaldas se podía observar una cruz de San Andrés, era una cruz que formaba una perfecta equis, el hombre ató a aquella chica sobre la cruz incluyendo su cuello, ambos vestían ropa muy reveladora y sexi, en color n***o, de pronto el reflector se apago, por unos segundos permanecieron a oscuras, la chica al lado de Alek se sentía muy nerviosa, no tenía idea de que iba todo aquello.
Después de un momento la pista se fue iluminando con la luz de decenas de velas que se encendieron alrededor de la pista, la rubia pensó que aquello era algo romántico, abrió los ojos muy grandes cuando se dio cuenta de lo que trataba aquello, pudo observar como aquel hombre le brindaba placer a la mujer a través de diversos juguetes sexuales, después con un pequeño látigo que parecía tener flequillos, empezó a golpear a la mujer en diferentes partes de su cuerpo, la mujer se retorcía, la rubia imaginó que debía estar sufriendo, enseguida cubrió con ambas manos su boca.
Alek sonrió al ver su gesto.
—Tranquila, no es precisamente que la esté lastimando, los golpes que él le da son tenues, el látigo está especialmente diseñado para ello, te aseguro que los estertores de su cuerpo no son de sufrimiento.
Cuando el espectaculo terminó, el lugar se volvió a iluminar tenuemente, enseguida varias chicas vestidas atrevidamente, ponían mazos de naipes sobre las mesas.
Las personas empezaron a jugar con los naipes, mientras jugaban se fueron despojando de algunas prendas, charlaba y reían animadamente como si aquello fuera lo más normal del mundo.
Alek se levantó y tomó a la chica de la mano, la llevó hacia un pasillo iluminado con luces neón.
Pasaron por varios salones semi cubiertos por enormes cortinas en color rojo, dentro había grupos de personas desmudas, aún con la música se podía escuchar que se estaban divirtiendo.
Observa a atenta todo aquello conforme caminaban.
—Podría mostrarte de que se trata todo esto, pero he visto que no estas lista para hacerlo.
Entraron en una habitación, estaba decorada al igual que el resto del lugar, en rojo y n***o, había una gran cama, pegada a la pared una cruz de San Andrés llamaba la atención, sobre una pequeña mesa había juguetes sexuales, algunos la chica no pudo reconocerlos, cuando observó el latigo enseguida se imagino atada y a Alek golpeandola con aquello, enseguida se arrepintió de haber ido.
—No te preocupes, no haremos nada que no quieras, veo que no estás lista para jugar como nosotros lo hacemos, si te quieres marchar solo tienes que decirlo.
La chica agachó la cabeza y negó con un movimiento.
—OK, entonces trataré de que lo hagamos lo más normal posible, tengo algunas reglas, no atare tus manos, pero no puedes tocarme en ningún momento tampoco besarme, cubriré tus ojos, no hagas ningún movimiento, se trata de que sientas, de que disfrutes.
Ella asintió, le coloco una pequeña venda n***a sobre sus ojos, enseguida le quitó la ropa quedando la chica en ropa interior, la guió hasta una silla donde le ordenó sentarse.
Enseguida empezó a acariciar su cuerpo, a provocarle diferentes sensaciones con juguetes sexuales, la chica en ese momento comprendió lo que está sintiendo la chica sobre la cruz, era un cúmulo de maravillosas sensaciones las que se despertaban sobre su cuerpo, él abrió sus piernas y le pidió que las mantuviera de esa manera, a ella le llamó la atención que nunca la tocó con sus manos, sólo a través de los juguetes.
Él estaba atento a sus reacciones, cuando sintió que estaba lista la tomó de la mano y la guió hacia la cama, le pidió que se acostara boca abajo, después él se quito la ropa, se coloco protección antes de pe******la, así comenzó a moverse dentro de ella, con sus fuertes embestidas provocaba en la chica un intenso placer.
Después de unos minutos, ambos estaban satisfechos, la rubia nunca había sentido tal placer.
Él se dio un baño, después le pidió que hiciera lo mismo, después regresaron al salón donde estaban al principio, Chuvak regresó un poco después, la cara de satisfacción y la sonrisa que traía era un claro indicativo de que la había pasado bien.
—¿Nos vamos amigo? Mañana es día de oficina.
—Vamos. —Contestó Alek.
La chica se sentía avergonzada, sentía que al mirarla Chuvak podía darse cuenta de lo que había sucedido.
Salieron del lugar, minutos después pasaban a dejar a la chica, cuando quedaron los dos solos, Chuvak pudo sentir la mirada pesada de Alek sobre él.
—¿Qué?
—Pensé que la chica ya sabia, estaba completamente aterrada, no sabía ni que hacía en ese lugar.
—Es una amiga, me dijo que necesitaba emociones fuertes y como me conoce no quise ser yo quien estuviera con ella, por eso pensé en ti amigo.
Alek solo movió la cabeza, necesitaba mucha paciencia para soportar las locuras que hacía su amigo.