Fadila tenía un tatuaje justo abajo de uno de sus pechos, del lado del corazon, era una rosa sangrante, en medio de ésta el rostro de un hombre, un lado era oscuro y el otro estaba iluminado por un resplandor. —CONTESTAAAA. —Alek estaba muy cabreado. —Porque necesitaba de ti.—Fadila había olvidado que la reconocería por el tatuaje. —¿Necesitadas de mi? ¿De mi y de cuantos más? —Me estás ofendiendo, es lo que tu me enseñaste, creo que en algo nos parecemos. —Confundiste las cosas Fadila, una cosa es que yo permita que otro te acaricie en mi presencia, con mi permiso, y otra muy diferente es que tu vayas por ahí dejando que otros te toquen. Fadila se levantó y se vistió rápidamente, ahora prácticamente la estaba señalando por ser una golfa. —Ahora resulta que me juzgas por hacer

