Esa cosa que había pedido que me trajera Laura, era una caja de arañas y otra de ratas, obviamente estaban vivas, era la idea, que estuvieran vivas, para que causar más impacto, mi idea de que el señor Miller no pudiera dormir en el internado y que nadie del pueblo le diera la espalda era una forma de trastornar su rutina de sueño. El sueño era una de las partes más importantes del mundo, si no dormíamos las horas necesarias, teníamos problemas con los demás, dejábamos de hacer unas cosas, dejábamos de pensar bien por lo que nuestras actuaciones eran cuestionables, y si conseguíamos que dejara de dormir del todo , en menos de tres días se volvería loco.
La idea era soltar los animales por las habitaciones de varios profesores, para que no sospecharan de que era un ataque directo contra el señor Miller, nadie podía saber que odiábamos a ese hombre, aunque había muchos alumnos le odiaban, era bastante obvio quien le odiaba más que nadie y creo que un ataque contra la salud publica iba a ser demasiado complicado para todos, por lo que lo mejor era hacer cualquier cosa en secreto, por lo que solo Matt y yo entramos a la zona donde estaban las habitaciones de los profesores, la idea era de que si nos pillaran me llevaría yo la culpa y así mi tío me apoyaría.
—No pienso tocar estas cosas—le deje claro a Matt y me miro.
—¿Y como se te ha ocurrido traer estos animales?—me pregunto.
Le mire demasiado sorprendida, odiaba algún tipo de animales, los bichos y cualquier tipo de arañas para mi eran animales horribles, era una cosa con la que no podía con la idea de que esos animales y yo compartiéramos espacio, pero aunque mi criterio de animales es otro, sabía bien los protocolos de el colegio y sobre animales. Hay muchas cosas que el colegio tolera, los animales son una de ellas, hay una norma que dice que si en algún caso encontraban ratas, ratones, arañas o bichos que se reproducían demasiado rápido, el plan del internado era desinfectar la zona echando a todos las personas del espacio y poniendo a las personas a vivir en el hotel del pueblo, el único que había. Y bien, ¿Qué más habíamos hecho? La familia que llevaba el hotel era una familia muy conservadora, era de esas familias ultra cristiana que no aceptaban muchas cosas, por lo que sabiendo que iban a aceptar con los brazos abiertos a todos los profesores y los encargados de la cadena de autobuses, eran una familia con muchos problemas. Un drama enorme, el hombre era hijo de una pareja encantadora, que se caso, engaño a la mujer y se caso con la amante porque la dejo embarazada, y finalmente se dividió la empresa familiar entre él y sus hermanos, pero ese hombre hizo tanto mal que sus hermanos terminaron arruinados. El hotel era muy fácil, les envíe varios comentarios satánicos y en contra de la religión pues el hotel se negó rotundamente a aceptar a esa persona, envió una carta a mi tío que se reusaban a aceptar a ese hombre, se negaron a seguir ese contrato e hicieron uno nuevo contrato, e intento que la empresa de autobuses hiciera el recorrido a un pueblo cercano para recogerle pero lo que hice fue mandarle la opinión que tenía el señor Miller sobre el pueblo haciendo que el hombre no respondiera al teléfono del internado.
Por lo que se iba a tener que buscar la vida.
—Mira, es un plan para que se haga daño en el sueño—le explique, Matt se río y me miro sorprendido, rápidamente me agarró de la cintura para meterme en una habitación y taparme la boca. Me quedé sorprendida pero cuando de repente se escucharán pasos, me quedo claro que había visto alguna sombra y me había escondido para que nada malo pasará.
Matt estaba completamente pegado a mi haciendo que mi respiración se agitara, él llevaba las dos cajas en la mano, estaba agarrándolos contra su cadera mientras con otra mano rodeaba mi cintura, lo mire demasiado sorprendida por lo que estaba pasando, no es que me importara mucho tener a Matt tan cerca, me gustaba poder escuchar su respiración o sus pulsaciones, eran demasiado tranquilizadoras para mi, Matt en general regulaba mis emociones de una forma que no entendía.
—No hago esto por molestarle, lo hago porque no quiero que te haga más daño—le deje claro y me miro—Tú me has protegido de mi madre, has evitado que me llevarán a otro internado, me has echo sentirme lo suficientemente segura para liberarme de muchas cosas—le conté y me miro.
—¿Lo haces todo por mí?—me pregunto y le mire.
—Haría lo que sea por ti—le deje claro.
El amor es una cosa que nos cambia a todo el mundo, hace que hagamos cosas que jamás creeríamos que haríamos, por el amor de dios, yo en la vida me imagine que iba a coger una caja llena de arañas y ratones, que iba a ser capaz de dejar de estudiar o de ser una persona diferente a la que mi madre había programado, a la que ella estaba organizando, a la que ella deseaba, no pensé que mi vida
pudiera cambiar, de la forma que fuera, siempre me pensé que iba a ser la copia de mi madre.
—Estas de suerte porque yo también haré lo que sea por ti—me dijo y le mire.
Ser la prioridad de alguien, que alguien sea capaz de hacer cualquier cosa por alguien, era demasiado increíble, era una cosa que había leído muchas veces en los libros, una cosa de esas historias de fantasía o romance en las que los personajes daban todo por el otro, historias en las que las declaraciones eran un arte hermoso.
—A la mierda—dijo Matt haciendo que le mirara sorprendida.
Matt dejo las cajas en el suelo, y me agarro de la cintura con las dos manos para pegarme mucho más a él, ya estábamos cerca pero de esta forma estábamos mucho más cerca que antes, no me incomodaba estar cerca de Matt, siempre pensé que el contacto con el genero masculino me causaría ansiedad o cosas malas pero con Matt nada era así, no me incomodaba que me tocará o estar con él, me gustaba. Nunca he estado en una relación, no es algo que planeara tener, no en el instituto al menos, y no es que el instituto sea mala época pero no quería tener una relación efímera, una que cuando saliéramos de aquí terminara, era de esas mujeres que creía en el amor para toda la vida, dramática y romántica eran siempre mis características.
—Como nos pillen aquí nos matan—le deje claro y pase mis manos por su cuello acariciando su pelo.
—No puedes pretender ir tan guapa y que no me den ganas de besarte—dejo claro y apoyo su frente en la mía—Me pienso llevar toda la responsabilidad de cualquier cosa—dejo claro y le mire.
—No puedo dejar que te echen—le avise y me miro.
—¿No puedes vivir sin mi?—pregunto divertido.
Le mire pero no de la misma forma que antes, antes le miraba para tener sus ojos el los míos, para que tuviéramos esa conversación con los ojos, una conversación que nuestras bocas no decían, pero esta vez le miraba analizando sus palabras, intentando entender que pasaba por mi mente y la suya, claro que no podía vivir sin él, la necesidad de tenerle no estaba atada para nada, no era una cosa de que le necesitara para vivir, pero le quería en mi vida, le quería en cada batalla que tenía que vivir, le quería en cualquier cosa que tuviera que vivir con él me sentía demasiado protegida, calmada, y me sentía demasiado increíble a su lado, no era una de esas cosas raras, no era que no pudiera vivir sin él, pero no quería hacerlo y mi abuela siempre me dijo que querer era poder, que si quería algo, que si quería algo iba a poder conseguir lo que quisiera, pero es que la cuestión era que si no quería ¿podía hacer algo? No estaba segura de que quisiera estar sin Matt lo que quedaba en mi vida, puede que mi maldición de solo enamorarme de una persona, puede que me estuviera volviendo loca, puede que me estuviera enloqueciendo pero es que lo quería, tenerlo en mi vida y no tener que vivir sin él.
—No, puedo vivir sin ti, lo que quiero es que no te echen y te vean como un príncipe loco—le dije y me miro, agarro mi cara con una mano y me beso con un poco de rabia pero con demasiada dulzura, cuando se separó le mire—¿Te das cuenta de que eres el futuro rey? Debes pensar con cabeza—le recordé haciendo que me mirara.
Realmente tenía muchas dudas si Matt se haría rey o no, estaba claro que todo era demasiado complicado el echo de las herencias y esas cosas, si de por si las personas normales tuvieran que pagar mucho por tener la casa de sus padres o abuelos, no comprendía muy bien como iba a pasar las cosas, sabía que la madre de Matt sería coronada en verano y que en pocas semanas su abuelo dejaría el trono pero una pareja de dos mujeres, como herederas, estuviéramos en la época que estemos, no gustaba. Seguía habiendo muchas personas super conservadoras que no permitirían muchas cosas, no permitían esas cosas por lo que harían lo que fuera para derrocar a esas personas si es necesario, por eso iban a querer poner rápidamente a Matt en la corona pero no iba a poder aceptar nada sino hacía la carrera universitaria y la carrera universitaria.
—¿Qué importa? Siempre te tendré a ti, apoyándome como la gran reina que eres —me dijo y la mire.
Reí.
—Tienes mucho ego si crees que voy a limpiar todos tus desastres—le dije y me miro, me reí en silencio y le mire.
¿Quería a Matt? Más que a nadie en el mundo, y le iba a proteger cuando y como más pudiera, si tuviera que matar a alguien por él, yo creo que no lo haría pero puede que usara otras técnicas para que esa persona sufriera, a ver no es que fuera una persona con muchas habilidades pero tenía las suficientes para poder hacer daño a alguien, sabía bien que palabras usar o que cosas debía hacer para que la gente quisiera destruir a alguien, era tan sencillo como enviar cosas anónimas, y la opinión publica de una persona se iba a destruir, todo el pueblo estaba en contra de Erick Miller gracias a la entrega de libros de ese señor, la gente estaba incomoda con sus opiniones y palabras, por lo que era más fácil, destruir a alguien si te lo ponía demasiado fácil, solo era dar a las personas lo que esa persona quería, o era de verdad.
—¿En la habitación de quien estamos?—le pregunte.
Me miro y miro la habitación analizando cada cosa que pasaba, para poder decirme que habitación era, a ver, tenía claro que Matt sabía bastante bien como eran las habitaciones, identificaba los números de habitación, dios Matt había hecho miles de bromas a los profesores por lo que estaba segura de que sabía muy bien donde estábamos.
Cambié de tema por dos razones, porque no quería tener mucho más tiempo las cajas de arañas y ratas cerca, sin hablar de que se podían morir y no tenía muchas ganas de coger una pala, y tener que buscar una zona escondida del internado para enterrar a las personas, es que era realmente malo tener que mancharme de barro o tierra solo por unos bichos que no me gustaban.
—Chiqui—respondió tranquilo y le mire.
—Creo que una araña debe ir aquí, es el profesor más querido, si tiene una plaga también nadie sospechara—comente y me miro.
—Hay un problema—me dijo y le mire—Las cajas se han abierto—me dijo y le mire.
—Matt, como tenga una sola araña en mi pierna, te mato—le dije y me miro, rápidamente Matt abrió la puerta para que los bichos salieran y cuando note como una cosa tocaba mi pierna salte encima de Matt, estaba demasiado asqueada con la idea de tener que tocar las cosas, esas cosas no podían estar cerca de mi.
Matt me agarro fuertemente para que no tocará el suelo ni los animales, con cuidado fue abriendo otras habitaciones de forma aleatoria para que los animales fueran entrando a otros lugares, para nuestra suerte los profesores estaban en una reunión con motivo del final de curso, estaban organizando el nuevo horario de los exámenes finales, aunque de forma habitual este se organizaba a principio de curso según los exámenes y como se daban las asignaturas, pero la cosa es que ahora con eso de que los chicos y las chicas no se juntarán debían hacer cambios, eran una ventaja para nosotros.
—No te va a tocar nada—me dejo claro mientras me sacaba de ahí y eran por esas cosas por las que tanto quería a Matt y no podía dejarle irse de mi vida, pasará lo que pasará siempre me cuidaba.