Narrado Cristina
Todo fue un caos, no podía negar que nos vino bien el conflicto que había creado Matt, pero que viniera la ambulancia y que se llevaran al señor Miller en ambulancia fue demasiado superior a cualquier cosa que hubiéramos hecho en este colegio, y eso que no eran pocas las bromas que habíamos hecho. Llenamos de vasos las habitaciones de los vigilantes, llenamos de picapica todas las camas de los chicos del equipo de futbol o sin hablar de la vez que alteramos los nuevos uniformes de las animadoras y los jugadores de futbol, los primeros por chándales y los segundos les pusimos faldas de escoceses, no íbamos a denigrar sus cuerpos, no hacer nada malo con las personas, pero se hubieran merecido algo peor.
Me dio algo de pena Isabella que se quedo en el internado, se quedo estudiando en la biblioteca y las respuestas de Matt no eran demasiado tranquilizadora, no era una persona de palabras pero teniendo en cuenta que tenía un pie y medio fuera del internado por lo que creo que debería preocuparse mucho más las cisas pero ese chico estaba demasiado idiota con todo, esperaba que Chiqui se metiera e hiciera algo, y ya si lo mandaba a la librería, haciendo que solucionara las cosas con Isabella y así ella le diera un golpe en la cabeza y lo volviera a poner en su sitio.
—No te comas la cabeza—me dijo Aiden dejándome salir de la cabina y le mire frustrada—No podemos hacer nada más que esperar a que deje de ser un idiota—añadió, me apoye en la cabina y le mire sin saber que podíamos hacer, que podía hacer, estaba demasiado desesperada por ayudar a mis amigos pero eran dos de las personas más imposibles del mundo.
—Solo rezo que solucionen las cosas antes de que termine el curso y podamos pasar un bonito verano juntos—le deje claro y me miro riendo—Por dios necesito ver vuestra casa en profundidad y los videos de tu bailando—le deje claro riendo.
—Voy a matar a Isabella por contarte lo de las competiciones—dijo desesperado y paso su mano por su cara—Y también mataré a mi madre por grabar cada vez que hacía cualquier cosa—me dijo desesperado, me reí y agradecí porque su madre me caía super bien pero estaba claro que con esto íbamos a ser mejores amigas, adoraba con todas mis fuerzas que me diera el contenido de risas y diversión por el resto del verano o del año.
Aiden se apoyo en la cabina a mi lado haciendo que le mirara, le mire analizando su postura, me hacía gracia cuando se apoyaba como si nada en las cosas.
—¿Quieres tener una cita?—me pregunto y le mire.
—¿Con quien?—le pregunte divertida.
Aiden me miro demasiado sorprendido pero al mismo tiempo divertido, me reí demasiado divertida, estaba sorprendida por su cara pero estaba claro que ni el mismo se tomaba eso enserio. Aiden sin dudarlo paso su mejilla por mi cara haciendo que riera más, tenía esa típica barba de tres días, cosa que me hacía demasiadas cosquillas, y ese era mi punto débil, las cosquillas tenía cosquillas en cada misera parte de mi cuerpo y aunque me encantaba que me las hicieran, me hacían demasiada gracia y me hacía sentir bien pero con miedo.
—Que era broma—le dije riendo y lo abrace con fuerza, dos segundos tardo en devolverme el abrazo haciendo que me levantará del suelo y flotará un poco en el aire, sin dudarlo dio unas vueltas haciendo que me sintiera el mundo giraba solo para nosotros, era una de esas grandes sensaciones, esas cosas que pasaban en las peliculas de romance domingueras, pero aunque fueran lo más ñoño del mundo son esas peliculas a las que todos aspirábamos a vivir, levantar el pie en el primer beso, un baile bajo la lluvia o que te abrazaran y levantaran con fuerza, así que tenía un check en mi lista de cosas que vivir antes de morir.
Sin decir más me dejo en el suelo, y me arrastro por todo el pueblo, se fue quedando en diferentes tiendas sin decir nada, me dejaba fuera esperando a que hiciera algo, no se que estaba pasando, pero no iba a ser mala, me iba a quedar quieta sin decir nada, porque no se que esperaba esperando pero bueno, con unas cuantas bolsas y algo de tiempo después terminamos y comenzamos a salir del pueblo, estaba demasiado sorprendida por que estaba pasando.
—¿A donde vamos?—le pregunte pero este chico no decía nada, camino en silencio.
Caminamos hasta llegar a un punto entre el internado y el pueblo que era boscoso y lleno de plantas y arboles, no era una zona que la gente de forma normal pasara por ahí, no porque fuera difícil entrar sino porque era muy fácil perderse. Pero estaba claro que a Aiden a eso no lo importo, se adentro en esa zona y yo me agarré a él con fuerza para no tropezarme y saber por donde iba, porque en mi vida de adolescente aventurera, había hecho muchas excursiones pero el bosque no.
—Espero que sepas a donde más—le deje claro mientras miraba al suelo para no caerme.
—Isabella y yo hacemos caminatas todas las mañanas por el bosque—me dejo claro y lo mire sin saber que estaba diciendo—Nos levantamos temprano, vamos a andar y luego volvemos a la habitación, es una forma de estar tranquilos—me explico, me quede impresionada, había notado cuando Isabella salía de la habitación pero para ser sincera cuando dormía no me enteraba de la mitad de las cosas. Pero que ellos caminaran todos los días por esta zona me dejaba demasiado tranquila, era como si no pasara nada malo y nada pudiera afectarnos al estar por aquí, nada de esas leyendas de osos que atacaban o esas cosa, no era por ser poco confiada pero es que una vez, un niño conto que fue atacado por un oso mientras cogía un atajo para volver del pueblo al internado, llevaba la ropa rota y heridas pero igual solo lo dijo por librarse del castigo.
Caminamos durante unos minutos hasta llegar a una furgoneta abandonado pero esta no era cualquier furgoneta, estaba cómodamente adecuada con cojines y con luces, las ventanas de la furgoneta tenia cortinas y los asientos y el motor estaban quitados convirtiendo el capo del coche en una especie de horno-barbacoa, había un espacio super bonito dentro de la furgoneta, colchones, millones de almohadas, cojines y mantas.
—Esto seguro es cosa de Isabella—dije sin dudarlo y mire al lugar demasiado impresionada.
—Eso no importa—comento mientras colocaba comida encima de las mantas de la furgoneta, no dije nada le mire como preparaba los bocadillos y la fruta que se había encargado de comprar, lo coloco todo con gran cuidade e incluso puso unas velas, pero no solo eso, me ofreció una flor que había comprado, era una rosa roja demasiado bonita.
—¿Cuándo has comprado esto?—le pregunte sorprendida porque era la unica cosa que no me había dado cuenta que había comprado, mire a la furgoneta para ver patatas fritas, bocadillos, fruta y dulces, bollos de mantequilla que eran mi mayor debilidad, los adoraba con demasiada fuerza, sin hablar de que mi comida favorita salada eran las patatas fritas.
—Soy un chico de recursos, hago muchas cosas al mismo tiempo—dejo claro y lo mire bastante sorprendida, beso mi mano haciendo que me sintiera como en un cuento de hadas, esos en los que los caballeros mataban monstruos y las princesas vestían con vestidos pomposos, y yo no era una dama en apuros, no necesitaba que un hombre me salvara pero aún así amaba sentirme la princesa del cuento, y para Aiden estaba claro que era la protagonista de su cuento—¿Me acompañas a comer?—me pregunto de forma dulce y que me daban ganas de abrazarlo por siempre.
Nos sentamos en la furgoneta, justo a tiempo porque comenzó a llover en el momento que entramos en la furgoneta, para evitar mojarnos, Aiden cerro la puerta corredera para quedarnos dentro de la furgoneta, había cerrado todo por lo que era un refugio que nos protegía de cualquier gota de agua, me quede impresionada y mire por una de las ventanas de la furgoneta.
—Se va volver mi lugar favorito—dije comiendo una patata frita.
—Si quieres mañana te enseño el camino desde el internado—me propuso y le mire feliz por la idea—Solemos salir sobre las cinco y media, después de que Isabella rece—dejo claro y lo mire.
—¿Pretendes que madrugue?—le pregunte sorprendida,
No soy una persona de madrugar, madrugo cuando debo para estudiar o por fuerzas mayores pero no lo hago por placer, no me gusta despertarme antes de que salga el sol, bajo mi teoría debes dormir y despertar con el sol, cuando el no esta tu duermes, cuando el esta, te despiertas y así eres feliz siempre. Por eso en invierno se duerme más que en verano, porque las personas son animales que deben seguir los ciclos del sol.
—Bueno pues después de clases—me dijo y le mire—Supongo que dos caminatas al día no vienen mal—añadió y le mire.
—¿A cuanto esta esto del internado?—le pregunte asustada.
—Unos treinta kilómetros—comento y me atragante con mi propia saliva.
—Pues vas buscando una bicicleta o lo que quieras donde llevarme porque yo no ando treinta kilómetros, ni mañana ni luego para volver—le deje claro haciendo que Aiden riera.
—Isabella y yo corremos cincuenta kilómetros cada mañana, no es tan malo—me dejo claro y lo mire.
—¿Por que te crees que tu prima reza? Para no morir en el proceso—le deje claro y me miro.
—Ella reza porque es una rutina en su vida, nos la impuso nuestra abuela y ella la sigue siempre sin cambiar nada, además que para ella le conecta con su parte más vulnerable y sus deseos, sin hablar de que ella cree en dios—comento Aiden y le mire.
—No se como se tomará dios lo de las puertas mágicas esas—bromee y Aiden me miro.
Nunca me había dejado claro su postura ante la iglesia o sus opiniones políticas, no es una opinión que se deba tener al principio de una relación normal pero el problema es que nosotros no somos normales, mi madre es diplomática, y sus padres son duques o condes, o el titulo raro que tengan por lo que es partidario de la monarquía, o no, y si no lo es renunciará al titulo pero nunca me ha dicho que opina del tema. Aunque al menos la tolera por lo que respecta a Matt y su estatus de príncipe real, bueno o es demasiado educado, y lo mismo me pasa por la religión, yo soy completamente agnóstica pero este chico no se por donde pillarlo, a veces es lo más religioso del mundo y otras parece no darle importancia.
—Era broma—deje claro pero el se quedo pensando y no hizo un solo comentario.
Un silencio se hizo en la furgoneta, no era incomodo pero yo me sentía mal por no saber como tratar estos temas con Aiden por su hermetismo comunicativo, y volví a mirar por la ventana dejando de comer patatas.
—No sabía que habían dado lluvia para hoy—comente mirando por la ventana.
—¿Quieres hablar del tiempo?—me pregunto y le mire—Te prohíbo hablar del tiempo o de cualquier cosa que tenga que ver con el internado, nada de misterios—me dejo claro.
—¿Entonces quieres hablar de familia?—le pregunte.
Aiden me miro y se metió una fresa en la boca, para comerse la, era una forma de cambiar de tema.
—Las fresas están ricas, pruébalas—dijo cambiando de tema como yo me había imaginado.
Le mire riendo, en estos pocos meses de relación me había dado cuenta de que los temas que no le gustan los esquiva demasiado rápido.
—Aiden—lo llame pero no lo niego, me lleve una fresa a la boca y realmente estaban deliciosas—Vale si, están muy ricas—deje claro pero le mire—Ni se te ocurra cambiarme de tema ¿Por que no quieres hablar de tu familia?—le pregunte directamente.
Aiden se tumbo en la furgoneta y le mire.
—Ya sabes lo más importante, mi abuela es la que lleva todo, mi primo es una estrella de la música, mis tíos están locos y mis padres son lo más normal del mundo—comento y le mire, me tumbe a su lado y apoye mi barbilla en su pecho, Aiden cerro los ojos, le mire mientras el se dedicaba a acariciar mi pelo.
—A ver puede que seáis personas normativas pero puedes contarme lo que sea, no se por ejemplo como que coméis en navidad o yo que se, lo que sea—le dije y me miro—Solo quiero conocer todo de ti—deje claro.
Aiden beso mi pelo pero no dijo nada, se quedo con los ojos cerrados, apoyando sus labios en mi pelo, no hizo un solo movimiento, se quedo quieta, no estaba muy segura de que pudiera decir o que hacer, estaba claro que estaba en una situación complicada y que no le gustaba este tema ¿Debía cambiar de tema?
—Te daría todo en el mundo, te daría cada estrella del cielo si pudiera—dejo claro y le mire haciendo que dejara de tener sus labios en mi cabeza.
—¿Pero?—le pregunte y me miro.
Aiden me miro sin decir nada, estuvo analizando mi cara por más de dos minutos que estuvimos en silencio, me estaba poniendo demasiado nerviosa, no quería hacerle sentir incomodo, no quería que viera nuestra relación como un conjunto de obligaciones sino como algo bonito.
—No iba a decir ni un solo pero—dejo claro y me miro suspirando—Aunque es verdad que hay peros en esto, ahora mismo tanto Isabella como yo estamos viviendo una situación algo complicada, no se como lo esta pasando ella ahora mismo, no hemos hablado desde hace mucho pero yo no se quien soy—me dijo y me senté para mirarle mejor—¿Cómo puedo querer a alguien sino se como soy ni si puedo quererme a mi mismo?—me pregunto y le mire.
Pase mi mano por su cara y le mire.
—Eres Aiden, un chico increíblemente guapo e inteligente, alto y que adora nadar sobre todo los deportes del mundo—le dije y toque su nariz—Y que adora dejarse una barba horrible cada tres días, cosa que no me gusta porque me hace cosquillas y aunque las adore, es tu arma contra mí—deje claro y le mire—Adoras a tus amigos sobre todo y aunque nunca he sabido quien era tu mejor amiga antes tengo claro que ahora lo es Matt—le dije y me miro.
—Solo he tenido mejor amiga, y es Isabella, no necesito mil amigos—dejo claro y me miro—Pero si, puedo considerar a Matt ahora como un hermano—me dijo haciendo que riera.
—Aiden, eres el mismo de hace dos meses, eres el mismo del año pasado, no eres diferente por tener o no una habilidad o una familia diferente que no conocemos todavía pero no te voy a dejar solo en la investigación de estos misterios, vas a estar acompañado siempre—deje claro.
Aiden paso su mano por mi mejilla y me miro, se quedo en silencio unos segundos antes de sacarse el collar que siempre llevaba, era un collar de oro, con una imagen de la virgen y un anillo de diamantes, sin decir nada se quito el collar sacando el anillo y volviendo a colocarse el collar. Me había dado muchos regalos, anillos y flores, también me daba cada dos viernes chocolate de diferentes partes del mundo, era un chico demasiado detallista.
—He hablado poco con mi madre, no le he dicho que se que no es hija biologica de mis abuelos, creo que nadie esta preparado para esa conversación pero se que este anillo lo tuvo desde antes que nacer—me dijo y le mire—Mi abuela cuenta una historia, de una persona especial que antes de tener a mi madre y mi tío, le dio un anillo, este anillo que la acompaño siempre y me lo dió después de que te conociera, después de que os conocierais, diciéndome que eras la única que debía llevar su anillo, no se lo deja ni a mi hermana así que algo especial hay—me contó y lo mire, era el anillo más precioso del mundo, un anillo dorado con una pequeña piedra de diamante, bueno pequeña, era bastante grande.
Me lo puso sin decir nada y le mire impresionada, estaba demasiado impresionado porque me estuviera dando esto, bueno, estaba impresionada porque me hubiera dicho como se sentía, me estaba volviendo loca, no podía hablar y casi ni respirar, me puse a hiperventilar y llorar, se que no era una pedida de mano, no íbamos a casarnos pero es que esto era una de las cosas más importantes del mundo, no era por el hecho de que me diera el anillo sino por el hecho de que estábamos oficializando la relación, si ya era oficial al conocer a la familia con esto era ultra mega oficial, y encima que su madre me viera como la indicara.
—Cristina—me llamo, se sentó y se acerco a mi agarrando mi cara entre sus manos—Respira—susurró y le mire.
—Es que me he emocionado—deje claro y suspire, estaba empezando a sentirme mal porque le estaba ocultando cosas, cosas demasiado importantes y encima lo había hecho sin miedo, sin vergüenza—Encima es que ers demasiado bueno y yo soy tan mala novia—me queje poniéndome a llorar.
Me sentía la peor persona del mundo, estaba ocultándole las cosas y encima siendo mala persona, mala novia al no darle regalos que merecía o notitas de amor hermosas como hacía Isabella con Matt.
—No eres mala novia, eres la mejor novia del mundo—dejo claro y me miro—No todos expresamos el amor de la misma forma, quizás tu eres capaz de hablar de las cosas sin problemas, mientras que yo soy la persona menos comunicativa de este planeta, pero en cambio a mi me gusta dar detalles de amor y a ti no te sale pero eso es por personalidad, y crianza, por como demostramos el amor pero cada demostración de amor, es eso amor y no lo hace menos puro—me dejo claro y le mire.
—Es que no me siento mal por eso, sino porque te he ocultado algo—le dije haciendo que Aiden me mirara sorprendido—Me da a mi que vamos a tener que caminar esos treinta kilómetros e ir a mi habitación—.