El lugar detrás de la puerta, era la puerta trasera de una casa de campo, estaba claro que las puertas no temían nada que ver con el lugar al que te llevaban, esta puerta debería llevarnos a la habitación de una niña pero era una casa de campo. Un enorme terreno se ajustaba ante mis ojos, había enorme ballas y animales que caminaban por ahí, era un lugar demasiado hermoso, un lugar en el que desearía quedarme para siempre.
—¿Por que nos manda al campo?—pregunto Luis demasiado indicado y tocando el suelo para ver que era de verdad, que no era una ilusión.
Estaba en paz, camine un poco por la hierva dándome cuenta de que estaba descalza, no me había dado cuenta de que me había olvidado las zapatillas y aunque en otro momento me hubiera importado por toda la suciedad que estaba por el suelo pero es que ahora me sentía como si las cosas estuvieran en paz. La hierva era fresca y tenía unas pocas gotas de roció, no era eso que notabas que era algo que no fuera agua, sino que se notaba que era un poco de lluvia que había quedado de la mañana, aunque ahora el cielo estuviera completamente despegado.
Respiré hondo y camine un poco más.
—Teniendo en cuenta que siempre la liamos, creo que Aurora no se fía de nosotros—comento Cristina y le mire.
—No hagáis nada complicado—les deje claro haciendo que todos me miraran—No quiero ni saber que ha pasado, pero por favor nada de complicar las cosas—deje claro.
—Lo de la ultima vez, fue sin querer—dejo claro Laura y la mire—Además, una de las veces que habeís viajado tu primo casi muere, debo recordar—añadió levantando las manos.
—No es verdad—me queje y la mire molesta.
Estaba intentando con todas mis fuerzas llevarme bien con Laura, a pesar de todas las cosas que decía o que pensaba de mi que solo me provocaban inseguridad y miedo, a pesar de todas las cosas que hacía, todas las cosas que no me gustaba de ella, intentaba ser amable, intentaba querer llevarme bien con ella, quería muchas cosas, pero ser amiga de Laura no era una de las cosas que yo quería hacer, no me gustaba para nada su personalidad y no quería ser su amiga, pero era la mejor amiga de Cristina, una gran amiga de Matt y amiga de todos mis amigos por lo que necesitaba con todas mis fuerzas llevarme bien con ella, necesitaba querer intentarlo.
—Claro que si—se quejo Laura—Pero como sois los principitos de aquí, no se puede juzgarles—.
No dije nada, no tenía demasiadas ganas de discutir con nadie, ni mucho menos quería ponerme a pensar en las miles respuestas que le podía dar, si, le podía explicar porque era diferente lo que le paso a Aiden, que lo que hicieron ellos, claro que no era lo mismo pero ella no lo iba a comprender porque todos estábamos metidos en nuestros pensamientos, en nuestros deseos que no contemplábamos la historia al completo, estábamos siendo egoístas e íbamos a ser siempre egoístas y no lo íbamos a poder dejar soltar y las discusiones no se iba a dar, no cuando iba a ser un yo dije y un tú has dicho.
Camine un poco más para ver donde estábamos, me gire para ver la casa de campo de la que habíamos salido, era blanca y con un estilo antiguo demasiado bonito, tenía esa esencia de lugar seguro, tenía varios balcones llenos de flores, y las ventanas eran de doble ventana, esas que tiene ventanas por dentro y luego el cristal, para por fuera tener otras contraventanas.
—Este lugar no puede causarnos peligro, no hay nada—se quejo Rosa sentándose en el suelo, todos se fueron poco a poco sentando en el suelo para hacer un circulo y tomar el sol cosa que agradecía, la ultima vez que vinieron muchas personas, casi alguien pierde la cabeza.
Deje a mis amigos tomando el sol mientras me adentraba por el campo, viendo los diferentes animales, no eran nada de otro mundo, no eran animales de cinco piernas, no eran animales con tres ojos, eran lo más normal que una persona se pudiera imaginar, caballos de pelos blanco con trenzas y enormes manchas de color marrón, había demasiados conejos blancos corriendo y saltando pero ninguno gritaba estresado por llegar tarde o ver la hora que era. Los pájaros eran de lo más normal del mundo, estaba acostumbrada a que mi casa estuviera rodeado de búhos, el internado estaba rodeado de cuervos y este lugar eran golondrinas o pájaros cantores con demasiados colores. Ardillas, y animales que vivían en los arboles hacían el adorno perfecto a los arboles, y al fijarme en ellos, me di cuenta de que era otoño, las hojas de los arboles eran de todos los colores que nos podíamos imaginar, verdes oscuros, naranjas, amarillos, rojos e incluso rosas adornaban el lugar, algunos se aguantaban con fuerza, otros colgaban con delicadeza mientras que muchos caían al suelo y ahí se quedaban, siendo pisados por los animales y las personas.
A lo lejos vi ciervos pero no me acerque, deje que ellos vivieran su vida corriendo sin interferir, cualquier mínimo detalle que cambiara o tocara podía causarme la muerte, igual estaba siendo demasiado dramática pero me daba demasiado miedo que las cosas que pudiera hacer afectaran a los universos, era un efecto mariposa, una mariposa mueve las alas de un lado y pasa una cosa pero si lo hace hacía el otro, cambia completamente lo que hace. Era la pregunta que siempre me hacía mi padre, si un árbol cae en un bosque donde no hay nadie que lo pueda escuchar ¿Hace ruido? Yo siempre he pensado que si, es como un fantasma silencioso, por mucho que no lo notemos, no lo veamos, puede pasar, ahí esta, esperando a ser encontrado y un cambio en este mundo, en esta casa, no se como puede cambiar mi vida, ¿y si mi hermano desaparece? ¿O si mi pelo se vuelve castaño?
Note como una mano acariciaba mi brazo, y me gire para ver a Matt.
—¿En que piensas?—me pregunto y lo mire.
—Amaría vivir en un lugar así—deje claro haciendo que Matt mirara a todas partes para analizar el lugar—¿No sería hermoso levantarte todos los días y ver arboles?—le pregunte sonriendo.
—Mi sueño es despertar y ver tu carita—comento y le mire sorprendida.
—Matt, enserio, no estoy de broma—me queje y me miro.
—Se cual es mi destino—comento Matt acariciando mi mejilla—Me va tocar levantarme todos los días en la misma habitación, llenar papeles y escuchar a miles de personas que tienen problemas y que necesitan ayuda, eso es mi destino, el palacio de mi familia, en las residencia de mi familia y viviendo la vida que han tenido mi madre, mi abuelo, y mi bisabuelo—explico y le mire, sin darme cuenta de que Matt tenía la vida demasiado planeada, creo que si yo misma me quejaba de la vida que mi madre se empeñaba en diseñar para mi pero Matt tenía la vida diseñada, estaba segura de que le tenían planeado hasta cada segundo de sus días cuando se gradué, el único momento en el que iba ser libre era ahora.
—Pasemos el verano juntos—dije y me miro.
—Ya tenía planeado ir a verte y que tu vinieras—comento y negué.
—Me refiero a pasar los tres meses juntos—deje claro haciendo que me mirara atentamente—Mira, puedo dar una semana, después de la graduación, para que hagas maletas y le digas a todo el servicio secreto de Dinamarca que se metan sus planes de meterte en academias militares o clases extra por donde le entre, te vienes a Monte Alto—comente pero hice una pausa—No, me pienso ir yo misma a Dinamarca para que no me puedan echar, además que Junio en Monte Alto es lo peor, un mes en Dinamarca, otro en Monte Alto y agosto en la costa, sin pensar en nada y todo el día en la playa—le propuse pasando mis manos por su pecho.
—¿Eso implica baños a las tres de la mañana en piscinas privadas o playas?—me pregunto y le mire.
—Eso implica que voy a pasearme en bikini por delante de tu cara durante todo un mes, sin adultos—le deje claro y me miro—Y no te preocupes, iremos a la casa de mi hermano, él estará de gira y alguien debe cuidar a sus perros, tiene una hermosa casa en la costa Siciliana, que es un amor, mi madre no dirá nada si tu vienes y creo que solo tendremos que mentir un poco, decir que habrá seguridad y empleados, pero creo que nadie se va morir por cocinar pasta—deje claro.
Matt me miro pasando sus manos por mis hombros, pensando en la idea pero no podía ver sus pensamientos a través de sus ojos.
—¿Y como nos libramos de Aiden?—me pregunto haciendo que riera.
Le mire demasiado divertida, era verdad que no me solía separar mucho tiempo de Aiden y que en más de una ocasión mis padres me dejaban hacer las cosas porque Aiden estaba implicado en ello, era eso que necesitaban los padres, ese amigo perfecto que cualquier padre acepta porque si el esta implicado creen que nada malo va pasar, que no habrá caos ni desastre, todo será te y calma, Aiden era ese amigo.
—Pues le invitamos—le dije haciendo que me mirara—Por dios, los dos sabemos que tu madre no te va dejar ir sin Cristina o Gigante que son como tus guardaespaldas y seguro saben como gestionar cualquier cosa, aunque debemos gestionar eso de que le den tanta responsabilidad a un niño—le deje claro y le mire—Y mis padres, estarán más en paz si creen que Aiden me esta vigilando y les dice que estoy siendo perfecta —.
Matt rio.
—¿Nos tenemos que llevar carabinas?—me pregunto y le mire.
—Si—le deje claro, y me miro—Pero no son malas carabinas, les damos una habitación para ellos y veras que no molestan mucho, lo peor que nos pueden pasar es que mi hermano aparezca de vez en cuando para asegurarse de que no hacemos nada—le dije haciendo que me mirara.
—¿Los adultos se dan cuenta que si queremos hacer algo, lo haremos aunque lo eviten?—me pregunto y le mire riendo.
Era verdad que muchas personas adultas, estaban completamente obsesionados con evitar cosas, evitar que los jovenes hicieran cosas que ellos también hicieron, quizás era porque lo vieron como error, como algo que no debía pasar y que no quieren que cometamos los mismos errores pero lo mejor es que nos lo digan, que hablen con nosotros y nos lleven por el camino correcto, es mucho más fácil dejarnos hacer cosas o incluso hacerlas con nosotros para que así pudiéramos disfrutarlas, aprendiendo ha hacerlo sin riesgo.
Pase mi mano por el pelo de Matt.
—Disfrutemos de todas formas—deje claro y le di un pequeño beso.
Matt no me agarro pero de todas formas comenzó a darme pequeños besos en los labios para que riera mientras me daba esa sesión de amor.
Un grito me separo de Matt.
Me acerque corriendo a la casa, estaba demasiado asustada, pero corrí sin pensarlo a donde estaban los demás, un hombre apuntaba un arma a Rosa que se situaba delante de Laura como protegiéndola, esta tenía un cuaderno en la mano, una de las ventanas de la casa esta abierta a medias cuando todas estaban antes cerradas, por lo que se habían colado a expiar la casa, y ese señor tenía todo el derecho del mundo a dispararnos por meternos en medio.
—Que nadie se mueva—grito, demasiado molesto, desesperado y creo que en lugar de enfado lo que el pobre hombre sentía era temor por lo que le pusiéramos hacer.
—Nadie se va mover—le dije y con cuidado me acerque a él, todos mis amigos se me quedaron mirando por mi valentía al acercarme a él pero es que no me daba miedo, se que si me disparaba, me iba a ha hacer daño, aquí y en cualquier plano, sin hablar de que mis amigos no iban a poder volver pero necesito que ese hombre se calme.
El hombre dejo de apuntar a Rosa para apuntarme a mi.
—Esto ha sido un error, no sabíamos que era la casa de nadie—explique sin querer darle información de que éramos de otro universo y éramos unos adolescentes que estaban ahí para investigar lo que fuera que esto fuese, aunque no habíamos hecho nada porque no había mucho que hacer.
El hombre bajo el arma y me miro.
—No puedes estar aquí—me dejo claro y le mire.
—Nos vamos ahora mismo, no se estrese—le deje claro mientras hice un gesto a mis amigos para que se metieran por el bosque—Solo necesitamos tranquilidad—.
—Quiero el diario—ordeno el hombre y antes de que Laura se pudiera meter en el bosque, agarre su mano y le quite el diario, lo mire, solo por curiosidad de que es lo que estaba generando que unos adolescentes idiotas se hubieran metido en una casa y un hombre que parecía lo más tranquilo del mundo, saliera con un arma.
Era un diario amarillo, con muchas pegatinas de mariposas y las hojas en dorado, al menos las esquinas eran doradas, tenía demasiadas ganas de abrir el diario, pero no era de mi prioridad, por lo que le debía respeto a la persona que era dueña del diario, lo que hice era girar, el diario para encontrarme que no había nada decoración, solo unas iniciales en color n***o, una I y una M, nada más, ni puntos ni nada, dos letras colocadas sin ningún sentido, sin estar alineadas ni ser el mismo tipo de pegatina.
—Se la doy yo—dejo claro Matt, se acerco a mi y extendió su mano para que le diera el diario.
Negué.
—Se lo tengo que dar yo—le dije y Matt me miro—Asegúrate que la puerta este abierta—le dije sabiendo que el portal ya estaba abierto, no era una cosa que tuviera que hacer esfuerzo, solo pensé en que necesitaba la puerta y sabía que estaba abierto.
Matt se quedo quieto.
—Luis, encárgate de que la puerta este abierta—dejo claro Matt haciendo que su amigo asintiera y se encaminara con los demás al bosque, mire a Matt que no decía nada, solo me miraba—Me quedo aquí, esperándote—dejo claro.
Me acerque muy despacio al hombre y antes de estar a menos de un metro le ofrecí el diario para que lo cogiera y no tuviera que estar cerca de él, y no porque no me gustara el hombre, no podía saber como era una persona con solo mirarle pero este hombre no me daba una mala impresión, ni tampoco buena, era una persona que estaba y no implicaba nada en mí ningún cambio raro.
—No te fíes de esos niños—me dijo y le mire—Puede que ahora creas que tengas muchos amigos, pero los secretos de los siete siempre aparecerán para aplastarte—.
Lo mire sin entender nada, mire a Matt que estaba atento a lo que pasaba pero no nos podía escuchar, estaba a una distancia lo suficientemente perfecta para venir corriendo si el señor pensaba atacarme y no tardar más de dos segundos pero la distancia perfecta para darnos privacidad. Se que Matt confía plenamente en mi, él deja que yo haga las cosas, que me equivoque y sea una mujer independiente pero en el momento que lo mire diferente o se lo pida, el quema el mundo por mi y quizás eso es lo que más me gusta de él.
—¿Que?—le pregunte sorprendida y me miro.
—Quédate el diario, pero que nadie sepa que lo tienes, ni Aurora puede saberlo—me dejo claro y le mire.
—Los portales no solo llevan a otros mundos, también a otros tiempos —me dejo claro y le mire—Lo que tú estas viviendo, yo ya se que es, solo que a mi se me conto de otra forma—.
Lo mire intentando saber quien era ¿Mi abuelo? ¿Algún familiar lejano? ¿Algún otro guardián? ¿Alguien de un tiempo pasado? Estaba claro que si estaba aquí era porque alguien, lo que fuera que controlara este sistema raro de viajes, quería que estuviera aquí, quería que tuviera el diario, y bueno, lo iba a tomar.
Me guarde el diario debajo de la sudadera y mire al hombre.
—Cuídate con el siete y no dejes de vivir—me dijo el hombre antes de girarse para irse dentro de la casa, no dije nada, necesitaba procesar las cosas, necesitaba entender que estaba pasando, que era lo que estaba viviendo, necesitaba entender que una persona a la que no conocía de nada pero que al parecer él si sabía quien era yo, me había dado un enorme consejo con el que no sabía como lidiar.
Agarré a Matt de la mano y sin pensarlo mucho tire de él hasta atravesar la puerta donde estaban todos los demás.
—Se acabaron los viajes—deje claro y todos me miraron—Sois todos unos irresponsables a los que no les pienso dejar volver a venir aquí—deje claro y mire a Aiden.
Nadie dijo nada, todos estaban mirándose entre ellos, creo que estaban demasiado sorprendidos de que hubiera tomado esa decisión pero es que estaba demasiado cansada de que en cada viaje que venía alguien que no fuera Cristina, Aiden o Matt a estos viajes hubiera heridos o intentos de asesinato, y se que estaban pagando justos por pecadores porque muchos no habían hecho nada pero es que no podía decir claramente que no iba a dejar a Laura viajar, que era la que causaba todos los problemas, si dijera eso, todos creerían que era cosa de celos de adolescente tonta.
—Vamos a calmarnos—dijo Laura y la mire.
—¿Cómo mierdas te cuelas en una casa?—le pregunte furiosa y me miro—Sabemos perfectamente que todo lo que hagamos puede afectar pero no conocemos nada de esos lugares, no sabemos que pasa si rompemos una ventana o matamos una hormiga, ese hombre nos hubiera dejado quedarnos en su jardín sin molestar, pero la tenías que liar—me queje y me miraron.
—Creo que lo que podemos es hacer grupos más pequeños, y así será todo mejor—comento Aiden y lo mire.
—No, se acabo este juego—deje claro y lo mire.
—Se puede bloquear la parte de Aiden que abre los portales y que tengas solo tú el poder si él va ser un problema—comento Aurora y la mire.
Me quede callada, esperando que pudiera estar pasando por la mente de Aurora, peor mi mente era un caos en estos momentos, un señor que me conocía pero yo no conocía de nada, me había dado un diario y unas palabras que me dieron antes, Chiqui me dijo de unas personas que se unían por el numero siete, misma advertencia que me dio, este hombre, mi cabeza era todo un caos y hasta que ordenara toda la información que tuviera, no abría viajes pero estaba claro que aún no sabía de quien me podía fiar.
—No hace falta—dijo Aiden y se levanto—Siete días y las vacaciones de verano estarán aquí, ya después discutiremos lo que sea en la tranquilidad de nuestro hogar—me dejo claro pero estaba claro que estaba enfadado, obvio no le gustaba que le diera ordenes pero no le podía explicar todo lo que estaba pasando, solo necesitaba que me diera tiempo y que confiara en mi.
Esperaba que todo saliera bien.