Capitulo 35

2859 Words
Narrado Isabella Me mire en el espejo para asegurarme que todo mi vestuario, y mi peinado estuvieran cuadrado con las nuevas normas, no quería causar más problemas de los que ya había, mi tío no paraba de recibir quejas, de tener miles de problemas y huelgas de estudiantes, las animadoras llevaban tres días en huelga de no ir a clase, se habían atado en el campo de futbol y estaban ahí sin moverse, obviamente con la comodidad de un colchón hinchable y muchos cojines, y algunos alumnos se encargaban de llevarles comida, la idea no era dejarlas morir de hambre pero tampoco era idea de dar su brazo a torcer por unas niñas, no se podía. —¿Me ayudas con el pelo?—me pregunto Cristina, me gire para mirarla, aún estaba enfadada con ella pero no estaba en modo mala persona con ella, compartíamos habitación por lo que debía ser algo amable con ella, aunque en ocasiones tuviera ganas de pegarle un puñetazo. —Si—dije y agarré el peine de la mano de Cristina, ella se sentó en la silla de su escritorio mientras ella me peinaba. —Quiero pedirte perdón—me dijo Cristina y no la mire me dedique a peinar cada uno de sus pelos para que no se escaparan del moño que le tenía que hacer usando una gomina menos fuerte porque ella tenía el pelo muy sensible—Lo que he hecho con tu secreto ha sido una maldad enorme—dejo claro pero seguí sin responder mientras echaba un poco de gomina en su pelo—No quería ser mala persona, realmente cuando se lo conté a Laura era porque creía que era lo correcto, ella ha sido mi primera amiga chica, una amiga con la que no sentía necesidad de ser una chica, eso de guardar secretos o peinarnos no eran cosas que hacíamos, solo bromas y tonterías, no le dábamos importancia a las cosas que tu le das—me explico. —Yo no juzgo la relación que tenéis vosotras—deje claro mientras peinaba la parte de adelante de su cabeza. —Lo se, eso no es lo que quiero decir—se quejo y suspiró—Contigo las cosas son dulces, adorables y llenas de color rosa, no estoy acostumbrada a tener esa sensación de vivir en un cuento pero contigo, es como una historia super bonita todos los días, no me siento mal por ser como soy o hacer lo que quiera y tengo cariño pero eso de los secretos no es mi fuerte—me dejo claro y la mire. —Guardas secretos a todo el mundo—deje claro y tire un poco de su pelo para enredarlo con la coleta—No dijiste nunca a nadie que Matt era un príncipe, no dijiste quien eran tus padres pero eso es porque eran cosas que te afectaban a ti, cosas te afectan a ti directamente no te preocupaba callarte pero lo demás es más difícil—le deje claro y di un pequeño tirón a su pelo para hacer una trenza que iría perfecta para hacer el moño. —Vale, ese comentario me lo merezco—dejo claro y suspiró—Te juro que no quiero contar tus cosas, pensé que no era algo realmente importante—comento y la mire—Es más para mi era algo super chulo, algo como para contar, no se creo que me daba envidia que tu fueras especial, me sentía orgullosa y lo quería compartir—. —La siguiente debes preguntar—deje claro y me miro de reojo, termine la trenza y la cerré con una coma para después darle vueltas hasta terminar la trenza de esa forma sería más fácil que no se escapara de las normas, en caso de que se soltara el moño, tendría el segundo recogido, porque no necesitábamos un castigo, yo no iba a tener el problema porque nunca me iba a soltar el pelo, no era partidaria de romper normas. —¿Me hubieras dejado decirlo?—me pregunto y la mire. Me gustaba Laura, era maja e inteligente, siempre estaba donde debía y daba lo que necesitabas pero sin molestar, no era una persona que destacara, era más como si se quedara en una esquina y supiera todo, de todos, en todo momento pero no hacía nada, solo dejaba que las cosas pasarán, no consideraba que Laura fuera un problema o una complicación en mi vida pero si creía que era un poco conflictiva y loca en algunos sentidos y momentos que quizás se necesitaban calma. —Seguramente, no es un problema con Laura, debería pensar en la situación y saber que no va decir nada—deje claro. —Laura no dirá nada, es mi mejor amiga, nunca traicionaría mi confianza—dejo claro y la mire. —Si para no ser traicionada hay que ser tu mejor amiga y con amiga no basta, te quedaras sola con ella—le deje claro terminando el peinado y yendo al baño para limpiarme las manos, Cristina me siguió para mirarme. —Sabes que no es así—se quejo y la mire. —No se como son las cosas, pero solo se que tienes dos mejores amigos Matt y Laura y son las únicas personas a las que les guardas secretos y les cuentas secretos profundos—deje claro y me miro mientras limpiaba mis manos. —Llevo semanas, comiéndome la cabeza porque siento que estoy traicionando a Laura—dejo claro y la mire—Ella siempre ha sido mi mejor amiga, a la que le contaba todo, en la que confiaba para todo, y ahora, no le cuento nada ni confió casi en ella, en el tema del misterio en temas que solo siento que puedo hablar contigo, todo es contigo, me siento la pero amiga del mundo—se quejo y la mire. —No haces todo con todas tus amigas, no cas a un club de lectura con todas tus amigas, no vas a un club de lectura con la misma que te vas de fiesta porque cada amiga la conoces en situaciones diferentes y cada amiga te da una cosa diferente en tu vida, no te enseñan lo mismo ni te dan el mismo proceso de vida—deje claro. No era una experta en amistades, tenía algunas pero no muchas en la vida, siempre pase la vida mayormente sin amistades, no era una persona fácil de conocer o que supiera mantener bien las amistades, y todo era mi culpa, no era por mudarme mucho o por tener otros compromisos sino porque me perdía en las cosas, muchas veces no me acordaba de que tenía amigos y hacía lo que me daba la gana, se me olvida las personas, se me olvidaba en ocasiones que estas necesitaban atención, ya lo estaba mejorando pero es que muchas veces me perdía en los libros y estudios. —Perdón—dejo claro y la mire—No soy buena con las amigas—me confeso y la mire. Suspiré. Se que las amistades son difíciles sin hablar de que las amistades entre chicas, no es que seamos malas amigas, no es eso pero es verdad que la mujeres solemos ser traicioneras, y actuamos más por emociones que por instinto, pensamos todos y dejamos que las cosas se enfríen y actuamos por enfado, de forma pausada y por lo que sentimos mientras que los hombres se golpean al minuto uno, esa es la diferencia, por lo que las amistades con las mujeres eran más complicadas pero no pasaba nada, debíamos trabajar día a día en tener una buena relación entre nosotras, mejorar cada día sabiendo que nos molestaba y como lo podíamos cambiar. —Vale—le dije y termine de lavarme las manos y la mire—Olvidemos lo que ha pasado—deje claro y Cristina me abrazo, le correspondí el abrazo para evitar que causar problemas, me sentía demasiado mala amiga pero si seguía un poco enfadada pero ¿De que me servía estar enfadada? No me servía de nada, me servía más tenerla de amiga, era buena amiga, sabía escuchar, me ayudaba cuando lo necesitaba, era esas amigas que siempre daba justo tener por lo que no voy a perder su amistad por una tontería que tenía solución, que no lo volviera ha hacer. —Vamos a desayunar—me suplico y agarradas del brazo fuimos al comedor. No era un camino muy largo, era bastante corto y en menos de dos minutos estaba hecho, llegamos demasiado rápido y todo estaba hecho un caos, todas las chicas estaban en la entrada del comedor pero no haciendo una fila para entrar sino que mirando al lugar todas juntas, lo más gracioso es que nadie se atrevía a moverse. De forma normal estos últimos días los chicos desayunaban antes porque ellos necesitaban menos tiempo para prepararse y sin hablar de que era caballeroso dejarnos dormir más según ellos, pero las chicas deberían estar en fila preparadas para entrar mientras los chicos debían estar ya en su sesión de deporte obligatorio matutino impuesto hace poco. —¿Qué pasa?—pregunte y todas se apartaron para hacer como una especie de pasarela. Camine por ella para llegar a las puertas dobles del comedor, las abrí para darme cuenta de que todo el comedor estaba lleno de flores amarillas, no solo girasoles, tulipanes, rosas de san juan, rosas amarillas, lirios de días y demás, todo flores hermosas y amarillas, me quede mirando el lugar demasiado impresionada. —¿Quién ha hecho esto?—pregunte demasiado sorprendida. Nadie dijo nada, todas se quedaron calladas mientras yo me adentre en el comedor para mirar las flores demasiado sorprendida, si hay un color que amo por encima de todo es el color amarillo, me da la sensación de alegría constante y sino hablar de la historia de amor que se gira en torno a los girasoles en Monte Alto, el 21 de marzo para muchos países es el día de regalar flores porque empieza la primavera pero para mi esa fecha no importa, cualquier día es bueno para dar flores. Alguien me toco el hombro y era un chico que me dio un girasol. —¿Gracias?—le pregunte sin entender que estaba pasando. No conocía al chico por lo que no estaba segura de que era lo que hacía aquí pero cuando vi una enorme fila de chicos con trajes y flores que cada uno de ellos me daba una flores supe que eso era algo grande, pero todo organizado por Matt que obviamente estaba loco, pasaron unos cincuenta chicos que se fueron formando en una esquina y tras que nadie más me diera girasoles comenzó a sonar una canción. Me quede quieta al ver como sonaba una guitarra y el coro hacia las melodías, era demasiado impresionante porque la canción que estaba escuchando era una de las canciones que me compuso mi hermano. Miki tenía un talento para contarte historias en versos y con ritmo, era demasiado hermoso, pero la canción que siempre me hacía callarme era una que me compuso hace unos años, siempre me había sentido una chica con poca suerte, una de esas que nunca se iba a enamorar, que nunca la iba a querer y la canción era un grito para decirme todo lo bueno que tenía, como si presentaran a la novia perfecta. Un poco egocéntrica de mi parte pero es que era una gran canción. Mire a los chicos demasiado impresionada. Cuando la canción comenzó a sonar no era la voz de mi hermano la que sonaba sino era la voz de Matt, me gire para ver como empezaba a caminar hacía a mi, mientras cantaba y tocaba la guitarra pero es que no estaba cantando la letra tal cual sino que estaba cambiando unas partes para decirme que era la novia perfecta, y el amor de su vida, me estaba completamente derritiendo. Me lleve las manos a la boca sorprendida haciendo que se me cayera las flores pero es que estaba demasiado sorprendida como para reaccionar, suspire emocionada mientras Matt terminaba de cantar, —Dios mío, te adoro—le dije mientras intentaba no llorar, Matt termino la canción girando la guitarra y me tire encima de él abrazándole con fuerza, no podía evitar sentirme demasiado emocionada por esto, era como si hubiera juntado todo lo que me encantaba en un solo momento, le abrace con fuerza, estaba demasiado emocionada, Matt me agarro con fuerza y me pego completamente a él—Te completamente perdono—deje claro haciendo que riera. —Menos mal, porque me iba a quedar sin ideas—comento haciendo que riera, no creo que se hubiera quedado sin ideas, Matt era de esas personas que siempre tenía un plan en mente, era imposible que se quedara sin ideas, era super creativo y sino se las ingeniaba para hacer algún plan. —¿Qué es esto?—grito una voz, me separé de Matt y mire como los vigilantes estaban al comedor y nos miraban sorprendidos, bueno y bastante enfadados—Más les vale comenzar a hablar porque esto rompe miles de normas—. Mire a Matt. —Todo es culpa mía—hablo Matt y lo mire sorprendida—Yo soy quien ha roto las normas, Isabella solo me estaba diciendo que dejará de hacer el tonto—dijo antes de que pudiera decir nada. —Matt—lo llame molesta pero él me miro para que me callará. Se me cortó hasta las respiración cuando el vigilante se acerco a Matt y agarro su mano. —Le llevaremos a la sala de castigo hasta que el director decida que hacer con usted—dijo el vigilante, mientras arrastraba a Matt, me quede quieta por unos segundos sin saber que hacer, sin saber como reaccionar, como actuar, todos me miraban, como esperando que hiciera algo, que reaccionará pero solo pude ver como se llevaban a Matt en silencio mientras los miedos se apoderaban de mi, ¿Qué le iba a pasar? No le podían expulsar, mi tío podía tener miedo pero no podía hacer eso, no podía destruir la vida de un joven por alguien más. —Se lo dije desde el principio, señorita—me dijo el señor Miller acercándose a mi—Esta mejor sin la compañía de alguien tan conflictivo—me dijo y paso su mano por mi hombro como si lo que estaba haciendo fuera un favor. Me aleje de él y lo mire. —Es una basura de persona, y tenga claro que se ha metido con la chica equivocada—le deje claro y lo mire furiosa. —¿Es una amenaza?—me pregunto sorprendida y le mire. —No, es un aviso—deje claro y le mire—Las amenazas son más de su estilo, quiero recordar—. Me miro serio, molesto, si se creía que no me iba a enfrentar a él por miedo o por alguna tontería estaba loco, no le tenía miedo, lo despreciaba, era una de las peores personas que había conocido, meterse con una familia por no conseguir lo que quería o querer destruir la vida de mi tío para j***r a Matt, no iba a seguir con su juego, me había cansado de sus artimañas, de sus amenazas y de intentar aparentar ser bueno cuando solo era una basura de persona. —Ten mucho cuidado con lo que dices, niña—me dejo claro y le mire. Me acerqué a él y lo mire molesta. —No me vuelva a llamar niña, puede que parezca inocente pero soy mucho más que una cara bonita y le aseguro que va pagar por cada una de sus atrocidades—le deje claro y me miro—Usted no es el único que puede destruir vidas, ¿quiere jugar? Bien, juguemos, soy una experta en el ajedrez—le deje claro y me miro. El señor Miller río. —Voy tres pasos por delante de ti, querida—. Ahora era yo la que me reía de sus palabras. —El mejor juego es jugar con el que cree tenerlo ganado—deje claro para irme del comedor demasiado molesta, pero este hombre se había metido con la persona equivocada, estaba furiosa, no solo por lo que le hacía a Matt sino porque se creyera con derecho a hacer daño a cualquiera. Era buena y respetaba a los demás pero no era tonta, y si querían sacar mi lado malo, lo iban ha hacer, estaba cansada de no actuar de saber lo que esa persona estaba haciendo y que nadie hiciera nada, que me quedará sentada mirando como destruía el mundo enterró, vidas enteras, no iba a dejar que destruyera más cosas, me había cansado, no iba a dejarle jugar más a este juego macabro que se había inventado, iba a cortar las cuerdas de sus títeres, iba a decapitar a sus muñecos y le iba a desenmascarar, le iba a destruir, aplastar como a una maldita mosca.
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