Capitulo 49

3849 Words
En mi cabeza sonaba la culpa de todas las mentiras que estaba diciendo o que había dicho, en ocasiones sentía la necesidad de sentar con mi padre y hacerle preguntas ¿Desde cuando sabe que no es hijo biológico de mis abuelos? ¿Por que nunca me lo había contado? Se que mis padres no son personas que cualquier niño desearía tener, mis padres eran super exigentes, personas con deseos de siempre ser unas estrellas en un mundo donde nadie brillaba, el mundo estaba lleno de personas que querían ser los mejores en algo, que querían ser los primeros en algo y yo odiaba destacar pero estaba claro que mi físico y forma de ser no iban a dejar que las personas me dejaran de mirar. Por lo que si paseaba por la calle, ahora que medio mundo sabía de mi relación con Matt o al menos lo sospechaban, pues me intentaban sacar fotos, para saber quien era, en Montealto los paparazis estaban prohibidos, por lo que los que sacaron las fotos en el funeral de mi abuelo tuvieron un enorme castigo, pero obviamente el castigo era mucho menor a la recompensa. Su castigo solo era monetario porque no eran de nuestro país y porque esa simple razón, no fueron a la cárcel porque si las fotos fueran para mi país o por gente de mi país, todo sería diferente. Me molestaba que nos siguieran y nos sacaran fotos. Cristina y yo caminábamos agarradas de las manos. —Necesito comprarte ropa negra—me dijo Cristina y la mire. —Solo uso el n***o en funerales—le deje claro. Cristina me miro. —Es que es para un funeral—me dijo y la mire sorprendida, Cristina se acerco a uno de los fotógrafos y le quito la cámara—Si quieres foto, no nos la saques de tan cerca—le dejo claro y miro la cámara. —¿Podéis confirmar la relación entre lady Isabella y el príncipe Matthew Maximiliam von Hamsen?—pregunto el hombre que llevaba la cámara, lo mire demasiado sorprendida ¿Lady? vale comprendía que mi padre, el conde era quien tenía el titulo y a mi me quedaba solo una cosa de respeto pero no me podían llamar señorita ni nada por el estilo, era una persona que merecía respeto, supongo. —Pregunte a la casa real, ellos son los únicos que darán respuestas—le dejo Cristina y la mire sorprendida—Y ahora deje de seguir a unas chicas de dieciséis años si no quiere que gritemos y le detengan por acoso—le dejo claro Cristina y la mire. —Sois personajes públicos, es lo que toca—se quejo el hombre, Cristina me miro tranquila y saco de mi bolsa un papel y un bolígrafo, en el que apunto algo y se lo dio al señor—¿Qué es eso?—pregunto el hombre demasiado desconcertado. —El numero de mis abogados—dejo claro Cristina y sin dudarlo dos segundos agarro la cámara del hombre para lanzarla al suelo, haciendo que esta se rompiera en mil pedazos, la cámara que seguramente costaba demasiado estaba rota pero no contenta con eso, Cristina agarro la tarjeta de memoria de la cámara y la metió en el café del hombre. Cristina me agarro del brazo para llevarme con ella ha seguir caminando por el pueblo mientras el hombre nos gritaba demasiadas cosas. —Te van a matar—le avise mientras caminábamos determinadas pero rápido para que ese hombre no nos hiciera nada. —Los paparazi son insoportables, es un trabajo que comprendo que sea necesario pero es una mierda que sigan a las personas y más siendo menores por quienes son sus padres, nadie merece este escrutinio publico—se quejo y la mire—Además ¿Qué mierda les importa si eres la novia de Matt?—me pregunto y la mire. —Las relaciones de los herederos son importantes—le deje claro. —Que les den a todos, nadie merece eso, y mi madre se encargara de todo—me dejo claro. Casi todos los minutos del día estaba super agradecida de tener a Cristina como mi amiga, era una persona con un corazón de oro, daba todo por sus amigos, era una de esas personas con la que podías contar para todo, si necesitaba esconder un c*****r, ella sería quien te ayudaría a esconderlo o quien te ayudaría a matarla si era necesario, o quien lo mataría por ti para que no te sintieras mal, aparte de que estaba segura que empezaría una guerra por sus amigos, eran esas personas que siempre quise a mi lado, yo también estaba dispuesta a comenzar una guerra por mis amigos, pero tengo claro que las guerras no siempre son físicas. Dejamos el tema para concentrarnos en las compras. Hicimos unas cuantas compras por el pueblo antes de volver al internado, todo era demasiado raro, Cristina de un momento a otro se había vuelto una experta en cosas de rituales y el más haya, nos había llegado un paquete con muchas piedras raras, y luego me había hecho ir al pueblo a comprar mucha sal, eran como doce kilos o más, y luego al fin tras dar mil vueltas por el pueblo, volvimos a nuestra habitación donde Cristina limpio una zona de la habitación. Se puso a hacer cosas que no entendía mientras me dedicaba a hacer los deberes de las dos, para que pudiéramos pasar un fin de semana lo más tranquilas posibles, había sido una semana demasiado intensa, todo era demasiado complicado, las cosas se había tornado de una forma demasiado turbia, bueno aunque creo que en el momento que descubrimos un portal que nos conectaban con otros planos, creo que era claro saber que las cosas no iban a ser nada normal. Ahora habían dado las doce de la noche, habíamos cenado en la habitación y ahora estábamos dentro de un circulo de sal, era una cosa demasiado graciosa, teníamos una tabla en medio nuestro, y un vaso para hacerlo como guía. —Esto es una locura—me queje y Cristina me miro. Suspire demasiado cansada, no estaba demasiado segura de lo que podía pasar, estaba claro que estábamos jugando con fuego, y no solo nos estábamos metiendo en un lugar en el que podíamos huir sino que lo estábamos haciendo en nuestra habitación, en un lugar seguro. Por lo que si, algo malo pasaba, estaríamos pegadas a ese mal desde el día a la noche. Suspiré. —Tenemos que sacar información, no podemos estar siempre con la duda de quien es nuestro amigo y quien no—me dijo y le mire. —¿Lo has hecho antes?—. Estaba claro que mi pregunta le pillo por sorpresa, porque su cara era de una persona con demasiados secretos y miedo de lo que iba a decir. —No—me dijo y le mire—Hago cosas de brujería—dejo claro y la mire sorprendida—Prométeme que no me vas a acusar ni odiar—me suplico y la mire. —No van a quemar a nadie, la brujería no es un delito demostrable—le deje claro y me miro—¿Cómo no me lo has contando antes?—me queje y me miro. —Llevas una cruz colgando y no es que haga brujería, solo enciendo velas y uso piedras, no es nada malo—se quejo y la mire—Creo que cuando te veo rezando o agarrando tu cruz, siento que si te cuento estas cosas, no me miraras igual—me dijo y la mire. Mis creencias eran solo mías, para mi era muy fácil sentir que cuando dejara de estar en esta vida con mi cuerpo, pues mi alma iba a estar en otro mundo, uno bonito y lleno de luz que me diera paz, saber que el mundo no terminaba al cerrar los ojos, no me gustaba para nada tener la idea de que todo iba a terminar en poco, quería una visa para siempre, una en la que pasará lo que pasará siempre me daba esperanza saber que dormiría y despertaría siempre, de por vida con las personas que amo. —Creo en energías—me explico y la mire—Para mi la naturaleza nos da cosas bonitas y energía que si sabemos utilizar podemos hacer que las cosas sean como deseemos, y eso es lo que hago yo, puede ser con un canalizador como una piedra o puedes usarte a ti mismo y plasmarlo en una vela o lo que sea—me explico y la mire. Las nuevas corrientes de creencias eran cosas que no escuchaba, eran cosas que dejaba para los demás, yo no necesitaba juzgar lo que las personas hacían o decían pero era verdad que con los últimos años, las personas creían cada vez más en que algo estaba en la tierra y les daba poder, eran cosas que estaban cogiendo mucha fuerza y seguidores pero obviamente esas cosas no eran ilegales, matar a alguien por lo que creía lo era pero si no usas tus manos y esa persona moría, eran cosas que no se podían demostrar, además que decir: "Me va mal porque me han hecho brujería", era de una persona que no quería crecer y que parecía solo querer hacerse la victima, nadie iba a querer a alguien así en su vida. —No es nada malo, no voy a juzgarte con eso pero si usas velas aquí, abre la ventana—le pedí y me miro. —¿No te vas a enfadar?—me pregunto. —No—le deje claro—Cada quien puede creer y vivir la vida como ellos quieran, no es nada malo que haya creencias diferentes, lo malo es cuando intentas imponer tus opiniones a los demás o hacer daño a los demás por eso—deje claro haciendo que Cristina agarrara mis manos con fuerza. —Vamos a hacer esto y va ser genial—me dijo y la mire impresionada—Solo vamos a preguntar quien es el traidor y con eso, podemos idear un plan para acabar con la gente que no son leales—dejo claro y suspire mirando al trozo de madera. —¿Normas?—le pregunte haciendo que ella estuviera feliz. —No jugar solo, despedirse siempre y no jugar en un cementerio—me dejo claro y la mire sorprendida. —Cristina—la regañe y pase mis manos por mi pelo—Este sitio puede ser un antiguo cementerio tranquilamente, no te das cuenta que han podido enterrar a personas aquí—me queje y ella me miro. —Si pero hace mucho que no lo hacen, es un cementerio donde haya actividad siempre, uno con criptas y enterradores, no un colegio, además estoy bastante segura que si hubiera muertos ya los han limpiado para hacer las piscinas—me dejo claro y la mire— Pero si no quieres hacer eso, dilo y no lo hacemos—. Suspiré. —¿Cómo sino vamos a saber la verdad?—le pregunte y me miro—Solo siete personas sabíamos de la broma, ninguna de las dos creemos que Aiden o Matt contarán nada, solo nos queda Gigante, Rosa y Laura, y se muy bien que tu pones la mano en el fuego por Laura—le dije. —Laura es mi mejor amiga desde hace años, se que no haría esas cosas—me dejo claro y la mire. ¿Pondría la mano en el fuego por mis amigos? No estoy segura de ello, mis amigos pueden ser muchas cosas pero son personas, que como el resto del mundo, en la mayoría de las veces actuamos por emociones, por dolor y rabia, al igual que por amor y alegría, si alguno se llego a sentir mal por alguna cosa pudo decir algo que no debía haciendo que todo se fastidiara, era esa la razón por la que no me gustaba que las personas supieran mis planes. Era una humana, no un robot pero controlaba casi todo en mi vida, todo lo controlable estaba en mis planes, pero no todos éramos iguales, las personas no tenían esa capacidad por ello, si algo les afectaban podían hablar de más. Cualquiera podría haber hablado. —Se que Laura dijo cosas malas, pero enserio es una buena chica—me dijo y la mire—Se que últimamente no lo ves porque estas mucho con John pero...—hice un gesto para que se callará. Era lo que esperaba que dijera, John no es una persona del agrado de nadie, su pasado le precede y hay cosas que ni con todo el oro del mundo podías perdonar a alguien, todo lo que le hizo a Matt eran cosas imperdonables, pero no estaba pasando tiempo con él porque me cayera bien, su compañía era agradable en las ultimas semanas y me estaba ayudando mucho con varios artículos, era bueno consiguiendo entrevistas con alumnos o dándome información de primera mano, era un buen aliado en mi labor de informar a los alumnos, se estaba volviendo importante en el periódico y parte importante en mi vida, no me juzgaba ni me pedía explicaciones solo se sentaba y estaba a mi lado, no hablábamos apenas y quizás era eso lo que me gustaba de su compañía pero no lo consideraba mi amigo para nada. —Hagamos esto—le pedí mirando al vaso de cristal. No quería discutir de mis relaciones con Cristina, no cuando implicaba a una persona que ella conocía desde hace mucho por lo que era como si ella tenía algo en contra de Aiden, no íbamos a llegar a un entendimiento, cada quien iba a defender a la persona que le había ayudado en demasiado, no íbamos a llegar a nada, a peleas. Era verdad que la norma de no ser amigo de los que tus amigos no lo son era importante por algo ¿Pero dejar de ser amiga de Cristina por una persona cruel? No lo haría. Cristina encendió una vela blanca y puso los dedos índice y corazón de los dos brazos encima del vaso, hice lo mismo y la mire con demasiado miedo. —Hola—saludo Cristina y la mire sorprendida—Queremos abrir un portal para comunicarnos con el otro lado, si algún alma humilde y buena quiere cruzar, que venga a nosotras—dijo y suspire con fuerza, cerré mis ojos con la esperanza de que si esto funcionara, la persona que viniera a nosotras fuera lo más buena que podíamos. Note una brisa que recorría mi cuello y mire a Cristina. —¿Has cerrado la ventana bien?—le pregunte y me miro. —Claro que si, le he puesto seguro—me dejo claro y note como el vaso bajo mis dedos se movía, agache mi vista para ver como este vaso se estaba moviendo a la zona en la que ponía "Hola" del tablero—Por lo que más quieras, no levantes los dedos del vaso, se lo puede tomar como una ofensa y una no despedida—me aviso y asentí—Soy Cristina—se presento mi amiga y me miro. —Yo soy Isabella—dije sin entender nada—¿Tú como te llamas?—pregunte sin saber bien que estaba pasando o si estaba haciendo bien las cosas pero estaba claro que las cosas que pudiera responder era un caos demasiado malo, que un fantasma o un ser del otro lado nos estuviera hablando era una maldita locura. El vaso se movió alrededor de la tabla para escribir el nombre de Travis. —¿Sabes quien ha hecho las bromas a los profesores?—pregunto Cristina pero el vaso no se movió. —Cristina, el hermano de mi tío—me queje haciendo que Cristina me mirara y sin dudarlo el vaso se movió a la zona en la que decía que si. Mierda. —Podemos preguntarle cosas sobre los primeros viajes—le dijo y la mire. —No podemos hacer eso—me queje y la mire. Sentía demasiado terror de que las respuestas que nos pudiera dar Travis, eran demasiado malas, no en sentido de que nos hicieran daño, sino en el sentido de que cualquier cosa que dijera, sobre mis abuelos iba a ser una herida mortal en mi cuerpo, mi alma iba a estar destrozada por las cosas que Travis vivió con mi abuela, fue su primer amor, no estaba para nada segura de como fue la historia de amor de mi abuela con Travis, tubo que ser intensa, mi abuela tardo mucho en superarlo y para que mi abuela protegiera a mi tío Ben de la forma en la que lo hacía, esta persona debió marcar demasiadas cosas en su vida, no quería que la historia de amor de mis abuelas se volviera a romper. —No preguntaremos por tus abuelos —me dejo claro y la mire, pero asentí—¿Cómo moriste?—pregunto Cristina y mire a la tabla, que se movía muy delicadamente, dando diferentes palabras pero no estaba segura de estuvieran formando palabras—¿Por qué no para de hacer cosas raras—me pregunto y la mire, el vaso se paro un segundo en el numero siete y me miro—¿No confiéis en siete? ¿Eso nos quera decir?—pregunto teniendo demasiadas dudas, la mire demasiado sorprendida. Estaba claro que Travis no podía saber estas cosas, mi abuela me hubiera contado si nos estábamos enfrentando a una secta loca cuando le llevamos a Eva, nos lo hubiera dicho, no creo que nos dejara en peligro porque si, ella nos quería. —Siete es la marca de los enemigos, de los que quieren el portal para dominar el mundo—aclaré y Cristina me miro, antes de que pudiéramos pensar mucho, el vaso se comenzó a mover con mucha locura, rápidamente las dos soltamos el vaso dejando que este se moviera con demasiada locura—Paralo—le grite desesperada. La vela se apago. La sal que nos rodeaba se comenzaron a mover, haciendo que el circulo que teníamos ya no fuera un circulo sino un conjunto de bolas de sal. La ventana se abrió de golpe haciendo que un trozo del cristal se rompiera. —Me cago en todo—grito Cristina y sin dudarlo me levante. Si apreciaba mi vida necesitaba salir de aquí, lo antes posible, había sido una muy mala idea hacer este juego y daba gracias a que no se había reventado la tabla porque sino, iba a ponerme a llorar, la ventana estaba rota por lo que eso era un problema, el vaso roto a nuestro alrededor no era buena señal, y encima si pasaba algo más, creo que me iba a dar un ataque cardíaco, esto era una mala idea la viéramos por donde la viéramos. —Me voy, yo aquí no duermo—le deje claro y cuando el vaso se rompió en mil pedazos, salí corriendo de la habitación sin mirar atrás mientras que Cristina me seguía, cuando terminamos el pasillo de las habitaciones me choque con Iris que nos miraba sin entender nada. —¿Qué pasa chicas?—nos pregunto y la mire demasiado nerviosa. —Hemos invocado a un fantasma—me queje demasiado nerviosa haciendo que Iris me mirara demasiado sorprendida, creo que nadie se esperara que hiciera estas cosas pero es que no se que estaba pasando últimamente. —Vamos a calmarnos—comento Iris—Voy a llamar a Chiqui para que limpie vuestra habitación—comento y nos miro—¿Estáis heridas?—nos pregunto y mire mi cuerpo para buscar heridas pero no tenía ni una sola. —No, se han roto cristales pero no nos hemos cortado—comento Cristina. Iris asintió y nos agarró de la mano para llevarnos a la entrada de las habitaciones donde no había habitaciones a las que el ruido pudiera molestar, nos sentamos en el sofá de la entrada e Iris nos dio unas mantas para que nos tapáramos para que no cogiéramos una gripe porque ya era lo que nos faltaba, tener que dormir en el suelo y encima coger una gripe. —¿Por que habeís hecho esto?—nos pregunto Iris mientras nos miraba. Chiqui entro corriendo al lugar, y nos miro demasiado sorprendido. —¿Cuál es la alerta roja?—pregunto Chiqui que nos miraba demasiado preocupado. —Han hecho una Ouija—comento Iris haciendo que Chiqui nos mirara sorprendido—Se les ha roto la ventana y bueno, necesitan que les repares la habitación y la limpies para que puedan dormir—. —Yo ahí no duermo si no bendecís esa habitación—deje claro. —¿Cómo se os ocurre hacer esas cosas?—nos pregunto Chiqui demasiado molesto y le mire. —Queríamos saber quien había hecho la broma a los profesores—deje claro y Chiqui me miro—Sabemos quien ha hecho una parte de las bromas, pero no todo—aclare. Chiqui nos miro demasiado sorprendidas, como si no tuviera sentido lo que estuviéramos haciendo, creo que las cosas no estaban siendo como nosotros creíamos, estaba claro que nuestro profesor favorito tenía una información, esa información que nos iba a servir, pero por su cara, esa información era algo que nosotros debíamos saber, por lo que estaba claro que los que hicieron la segunda parte de la broma eran amigos nuestros. Mierda. Teníamos demasiados enemigos a la vista. —Y queréis saber de quien os podéis fiar—aclaro Chiqui y las dos asentimos—¿Qué sabéis?—pregunto y mire a Cristina. —Tu primero—dejo claro Christina haciendo que nuestros dos profesores nos miraran—Puede que ahora tengamos mucho que perder pero tenemos gran información a nuestro poder, así que solo daremos información a cambio de información—dejo claro y me sentí demasiado orgullosa de mi amiga. —El picapica lo pusieron Tomas y Paula—dijo Chiqui y mire a mi amiga demasiado molesta—Os toca—. —No me puedo creer que tengamos unos amigos tan idiotas—me queje haciendo que Cristina me mirara—Yo puse las arañas y ratas en la habitación de los profesores, quería hacer que los vigilantes no pudieran dormir aquí para descansar—deje claro haciendo que todos me miraran. —No daremos parte de esto—dejo claro Chiqui y nos miro—Pero espero que podamos empezar a actuar como un equipo, porque si seguimos así vuestro querido portal será descubierto por enemigos peores—. No era muy normal que nos uniéramos con los profesores pero Chiqui no era un profesor normal, y si lo pensaba muy bien era familiar lejano mío por lo que podíamos fiarnos de él, e Iris era su novia así que eran un pack.
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