Narrado Isabella
Me senté en la biblioteca, me hubiera encantando decir que me sentaba en el asiento libre de la biblioteca pero no, estaba completamente vacía, no había nadie aparte de mi y la señora de la biblioteca, era una mujer bastante agradable, gracias a todos los voluntariados que hacía ya me dejaba quedar sola sin problemas, la señora era una gran mujer, era una mujer de pelo rojo y ojos verdes, era lata y con mucho carácter, se llamaba Caitlin, era bastante joven, unos treinta años, era demasiado encantadora y sabía bastante de libros pero tenía una relación con un profesor que muchas veces la distraía de sus tareas por lo que cerraba las necesidades de esa pareja pero a mi me dejaba quedarme sin problemas.
—Isabella—me llamo la mujer, Caitlin, y la mire en silencio—Me voy a ir a hacer unos recados—me dijo y la mire.
—¿Quieres que me vaya?—le pregunte pero la mujer negó. dándome las llaves de la biblioteca.
—Todos los alumnos se han ido—me dijo y la mire sorprendida—No hay nadie en el internado, creo que solo tres profesores y bueno, nosotras dos, creo que han cancelado hasta el comedor—me comento.
—Bueno, pediré algo para comer, supongo—dije y mire las llaves.
—Confió plenamente en ti, cuando terminas cierras y dejas las llaves en el buzón, o te las puedes quedar, tengo otra copia—me dijo y la mire, era una gran responsabilidad tener las llaves de la biblioteca, tenía las de la sala de la enfermera y la cocina porque colaboraba ahí pero estas eran otra cosa, sin hablar de las del sótano o todos los clubes—Yo no tengo problema con que vengas cuando quieras—comento y me apunto en un papel el numero de la habitación que era el suyo—Me dejas una nota en mi puerta y ya estaría—me dijo.
Dude un segundo pero cogí la llave.
—Gracias—deje claro y la guarde en mi neceser donde tenía todas las llaves.
Caitlin se marcho y suspiré, las puertas estarían abiertas pero nadie vendría, no era normal que los alumnos vinieran de forma normal por lo que no iban a venir hoy que tenían el día libre.
Me puse a escribir la tarea que me dejo el señor Miller, se que no era obligatoria y que era una cosa que podía no hacer pero bueno, me hacía algo de ilusión poder compartir algo que escribía aunque no tuviera mucho sentido. No estaba segura de que fuera buena idea seguir con este proyecto teniendo en cuenta como me había tocado hoy en clase, si ya odiaba de por si que me tocaran para que me tocara así, no me hacía para nada gracia, pero es que la reacción de Matt fue desmesurada, no debía pegarle, eso no era una reacción adecuada pero me sentía débil para reacciona y él me había hecho sentir salvada ¿Era bueno que me sintiera así o estaba mal?
—Necesito una profesora particular—me dijo Matt sentándose en la mesa donde yo estaba, literalmente en la mesa sin hacer caso a las sillas que había a mi alrededor.
—No doy clases particulares—le dije mientras arrancaba la hoja de mi cuaderno y la desechaba como otras diez antes de esta pero es que nada me terminaba de convencer ¿Qué era lo que tenía dentro de mi? ¿Qué debía compartir con el mundo?
—Venga Isabella, necesito ayuda—me dijo haciendo que lo mirara—El señor Miller ha prohibido que entre a sus clases—me dijo y le mire no muy sorprendida.
—No me sorprende, le has roto la nariz—le recrimine, puede que estuviera muy agradecida con él por rescatarme cuando estaba demasiado bloqueada para separarme o lanzarle el libro yo misma al señor Miller pero es que no podía admitirlo delante de él, no le podía dar la razón y ayudarle en su plan de darse pena a si mismo.
Matt agarro una de la hojas que había desechado y me miro.
—Le hubiera tenido que romper algo más por tocarte así—me dijo y le mire algo sorprendida.
—No necesito un caballero que me salve—le deje claro.
—Tampoco necesitas escribir esta mierda para tener su aprobación—me dejo claro rompiendo la hoja de papel.
Le mire sorprendida.
—Y tú no tienes que ser cruel—deje claro y le mire molesta—Dice que soy buena escritora, solo quiere ayudarme a crecer—deje claro y le mire—Es una persona que confía y cree en mi y mis capacidades—.
—No cree en ti, solo quiere joderme a mi—me dejo claro y le mire.
—No eres el centro del mundo Matt—dije muy molesta.
No quería seguir con esa conversación por lo que me levante de la mesa para ir a buscar un libro sobre consejos de escritura, no se algún libro de como explicar alguna cosa, aparte del diccionario y el libro de sinónimos que ya tenía en la mesa, mire la estantería para ver que podía coger.
Note como Matt se coloco detrás de mi, se quedo quieto pero su cuerpo era bastante más ancho que yo, por lo que estando detrás mío ya cubría parte de mi superficie física, su sombra era mucho más grande que la mía, la notaba en las estanterías por la poca luz que entraba por las ventanas, no se que manía tenían las bibliotecas con tener polvo y estar poco iluminadas, pero eso le daba un toque oscuro y romántico.
Me puse de puntillas para poder agarrar un libro de una estantería que estaba por encima del alcance de mi mano de forma normal, note como Matt acercaba su cuerpo al mío, su mano se movió con delicadeza pasando por cada centímetro de mi brazo, me quede quieta mientras notaba como mi respiración se agitaba, no era la misma sensación que tuve cuando me toco el señor Miller o la misma que tengo cuando alguien me roza, esas me generan ansiedad, miedo y sensaciones de desagrado, me incomoda con gran fuerza, me hace sentir pequeña, como si no fuera importante pero el tacto de Matt, era delicado y me ponía los pelos de punta y me hizo que las mariposas de mi estomago saltaran y se movieran con gran fuerza.
—¿Necesitas ayuda?—me pregunto en un susurró en mi oreja pero no dije nada, no me dio tiempo a responder cuando con cuidado paso su mano por mi, y bajo el libro con cuidando haciendo que bajará mi brazo pero no me moví, me quede quieta mientras yo sentía como su respiración estaba en mi cuello, su mano sostenía el libro a un lado mío.
Traje saliva.
—¿Puedo besarte?—me pregunto susurrando en mi oreja.
—Matt, sigo enfadada—le deje claro y con un suave movimiento de su brazo hizo que me girara, me quede en silencio cuando suavemente me empujo contra la estantería y me rodeo entre sus brazos, con el libro aún en la mano.
—Desenfádate—me ordeno y le mire enfadada—No voy a soportar mucho más sin besarte—dejo claro y le mire demasiado molesta.
—No voy a desenfadarme porque no te has dignado ni a pedirme perdón—le deje claro enfadada y me cruce de brazos.
Sin darme tiempo a reaccionar, Matt me beso pero no era esos besos que me daba normalmente, era un beso lleno de rabia, de necesidad y de desesperación, mis brazos se me cayeron de la impresión y tuve que hacer mucha fuerza mental para intentar no seguir su juego, puse mis manos en su camisa y tire de él para fuera.
—Perdón—me dijo y volvió a besarme, tiro el libro al suelo para poder pasar sus manos por mi cadera, me volví a armar de toda la fuerza de voluntad del mundo y lo volví a separar, con rabia Matt se separo de mi y golpeo la estantería.
—No me sirve—le deje claro y me agache a agarrar el libro para acercarme a la mesa—Me llamaste miss perfecta cuando hace menos de una hora me estabas diciendo que no hiciera caso a esos comentarios, a esas personas que me hacían sentir mal por como era—le deje claro y me miro con rabia.
—¿Te crees que toda esta mierda es fácil para mi?—me pregunto y le mire molesta.
—Que estés de mal humor no es mi culpa—le deje claro y tire el libro encima de la mesa demasiado molesta.
Matt sin dudarlo me agarro de la mano para pegarme a él, no dijo nada más solo me pego a él haciendo que notara su respiración agitada en mi, no era algo que me molestara, notar su respiración era algo que me hacía sentir paz, no era broma, su respiración me calmaba demasiado.
—Confío en ti, creo en ti—me dejo claro y la mire—No eres miss perfecta, no de forma mala, eres increíble, lista, guapa, demasiado guapa y eres lo mejor de mi vida—.
Negué.
—Estoy mal Isabella, el señor Miller no es alguien bueno, me ha arruinado la vida desde siempre, él es—comenzó pero se quedo callado unos segundo—Alguien del pasado de mis madres que siempre nos ha molestado y hecho cosas malas—explico.
Me sentía mal por no haberlo apoyado.
—¿Por que no me lo has contado?—le pregunte demasiado sorprendida, estaba dolida y tranquila al mismo tiempo, me gustaba que me lo estuviera contando para que dejáramos de estar peleados pero me hacía demasiado daño que no confiara en mi, no lo suficiente como para contarme esta situación con el señor Miller, no le hubiera juzgado y le hubiera apoyado sin dudarlo.
Matt se separó de mi y me miro.
—No es tan fácil—me dijo y le mire sorprendida—Mi vida no es un cuento de hadas, llevo mucho peso sobre mis hombros, peso que nadie más merece tener—dejo claro y le mire.
—¿Cuál es tu intención con nuestra relación?—pregunte sin dudarlo y me miro sorprendido.
—Isabella—me llamo sorprendido—Quiero estar siempre que peuda contigo, no hablo de casarnos mañana pero si en unos años—me dejo claro y le mire.
—¿Entonces que?—le pregunte y me miro sorprendido—Si pretendes que sea tu todo, debes hacerme participe de todas tus cosas, de tus miedos, de tus obsesiones, de tus preocupaciones, si quieres que esto funcione mis enemigos deben ser los tuyos, tus amigos serán mis amigos, y tus aliados los míos, como a la contra, no importa lo mucho que quiera a alguien, si esta persona te hace daño, debo ponerte a ti primero si quiero que esta relación funcione, trabajar cada día en cada cosa para que esta relación funcione, sino, sino hacemos nada de esto, nos iremos a la mierda—deje claro haciendo que me mirara.
—O sea que si te dijo que odies a Aiden porque no le soporto, ¿lo harías?—me pregunto directamente y le mire.
—No lo soportas, bien ¿Por que? ¿Ha hecho algo que no se puede solucionar?—le pregunte haciendo que me mire, estire mis manos y golpee su pecho—Si tu ahora mismo me dices que Aiden ha matado a tu perro o que ha hecho algo malo, por diversión, por hacerte daño, seré la primera que le de un puñetazo pero si simplemente no lo soportas porque tiene algo que quieres, te motivare para que cada día luches por lograr lo que quieres—deje claro.
Sin dudarlo ni un solo segundo Matt me sentó en la mesa y se metió entre mis piernas agarrándome fuerte por la cintura para después besarme, esta vez ya no me pude resistir y seguí su beso, lo seguí con todas mis fuerzas porque estos dos días que hemos estado separados para mi han sido una maldita eternidad, ha sido como arrancarme poco a poco trozos de mi corazón, pase mis manos por su cuello y tire de su pelo para que se pegará más a mi, necesitaba estar a su lado, estar cerca de él. Se acerco mucho más a mi haciendo que las cosas cercanas a nosotros se cayeran de la mesa, hicieron ruido por lo que Matt se río en mis labios y yo le golpee.
—Cuidado—deje claro, y le mire seria, como respuesta me dio otro beso mucho más profundo que el anterior, sus labios estaban frenéticos, se unían con los míos, era como si encajaran de forma perfecta, intensamente perfecta, se entrelazaban y se separan micromilímetros para respirar pero no era apenas tiempo.
Matt subió una de sus manos por mi espalda por debajo de mi camisa.
Me separe.
—Espera—le deje claro—No podemos hacer nada—deje claro y me miro.
—No voy a tener sexo contigo en la biblioteca—dejo claro haciendo que me pusiera todo roja—Solo era un rocé, pegarte más a mi, y como tenías un poco suelta la camisa, me era más fácil pegarte a mi así—dejo claro. Matt se separó de mi dándome espacio y coloque mi ropa en la forma más adecuada que pude sin bajarme de la mesa.
—No es que me moleste que me toques, o sea no me incomoda, no si eres tú pero aún no quiero hacer nada más que besos—deje claro y Matt me miro—No es que no confíe en ti ni mucho menos pero no creo que sea una forma de demostrar amor—deje claro y me miro.
—Podría estar mil años solo besándote, por eso ni te preocupes—me dijo y me recogió el neceser que se me había caído—Además, yo tampoco quiero hacer nada de momento, no es por ofender pero el internado no es un lugar muy romántico que digamos, prefería un psiquiátrico—.
Le mire con ganas de reí, no por la situación sino porque tenía que estar sería, puede que estuviera menos, mucho menos enfadada y que ahora en lugar de no hablarle pudiera tolerar incluso el sentarme con él en clase y hablarle pero no le iba a perdonar tan facil.
—Sigo enfadada—deje claro—Lo de miss perfecta y actúa como novia no se me ha pasado—le deje claro y me miro.
Matt se sentó en una silla y suspiro.
—¿Vas a darme las clases particulares?—me pregunto y le mire.
—No cambies de tema—me queje indignada.
Matt me miró.
—Responde mis preguntas—me pidió y suspire.
—Si, te pasaré apuntes y te ayudaré corrigiendo y dándote material—le deje claro—Me tienes que decir que apuntes tienes y cuales no, pero solo te daré apoyo en Literatura—deje claro.
Matt asintió.
—¿Vas a seguir con el proyecto del señor Miller?—me pregunto y le mire—¿Desde cuando quieres ser escritora?—me pregunto casi seguido y le mire.
—No es que quiera ser escritora pero la idea de poder compartir historias con la gente de otras formas me gusta, el periodismo se debe basar en datos pero todo lo que esta pasando aquí o con mis creencias se basa en imaginación, no en datos—deje claro y le mire sin saber si me había explicado.
—Escribe lo que tengas que escribir y se lo mandaré a mi madre, ella es mucho mejor en su trabajo de lo que Erick Miller lo será nunca—me dejo claro y le mire.
Su madre era mi escritora favorita, era una gran autora, no soy de esas lectoras que se dediquen solo a un tipo de libro, suelo leer casi de todo, criminales, romance, fantasía, darck romance, incluso novelas aterradoras y asquerosas pero entre todas las novelas de romance de epoca eran las que más amaba, y la reina de eso era la madre de Matt por lo que tenía todos y cada uno de sus libros, en solitario y con otros autores, desde el inicio de su carrera.
— No leo a Erick Miller—deje claro—Sus libros no me gustan—.
—Pues su personalidad es tan basura como sus libros—me dejo claro haciendo que suspirara.
—No haré ese proyecto con él pero no te prometo que vaya a ser borde con él, mi nota depende de su personalidad de mierda y poco talento como profesor—le deje claro haciendo que Matt riera.
Matt me acerco a él para acariciar mi mejilla.
—Bien, ahora me vas a contar que es lo que tu y la loca de Cristina estáis ocultando—me dijo haciendo que me quedará demasiado blanca por la impresión de su comentario—Os conozco y se perfectamente que estáis ocultando algo y se que no es sobre vuestra vida intima de chicas, y si quieres que esta relación funcione, debes contarme las cosas—me dijo usando mis propios argumentos en mi contra.
—No hagas eso más en tu vida—le avise y le mire mal—Que sepas que aún tienes que hacer algo demasiado grande para que te perdone pero tienes razón, estamos ocultando algo y tendré que contártelo así que, vamos a mi habitación—deje claro separándome de él para recoger mis cosas.
—Eso es una propuesta muy indecente de tu parte, señorita—me dijo con un tono de broma demasiado divertido.
—No te pases—le avise pero no pude ocultar mi sonrisa porque al final del día, adoraba sus bromas.