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Renacer. Inocencia Despojada 4

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Cuarta y ultima entrega de la saga Inocencia Despojada, en esta seguimos la historia de lo que sucedió después de la muerte de Frederick Rossembert, y Zacary, quien ahora intenta vivir como un chico normal, buscando su verdadera personalidad, perdida por tantos años de sufrimiento, y a su vez, seguimos las historias de las diferentes parejas, y su proceso de crecimiento en situaciones que, continúan siendo sorprendentes

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Prólogo
Después de haber matado a Frederick, Zacary arroja la pistola mientras sale de la habitación con lentitud. En el camino pasa a un lado de los cuerpos de varios esclavos, quienes la gran mayoría habían muerto en manos de la mafia Hoong. A Zacary, no le interesa en lo absoluto ver toda aquella masacre de niños y adolescentes muertos por todas partes, puesto que en ese momento de su vida, solo le importaba una sola persona: Isaías. Por él iba a vivir, y trataría en lo posible por sanar las heridas de su desmarojado yo. Ese débil ser que había permanecido cautivo en la oscuridad de su mente, durante 11 largos y tortuosos años ¿Quién era él? ¿Cómo se suponía que iba a sanar? Zacary no tenía la menor idea, pero él asumía que eso debía descubrirlo en su camino de "renacimiento", en el cual dejaría de ser un esclavo, para convertirse en una persona. Un individuo normal, que pudiese permitirse amar y ser amado. En el camino, entró a su antigua habitación. La real, esa que parecía la celda de un prisionero con beneficios. El joven con lentitud, comenzó a quitarse su vestimenta negra ensangrentada, para después entrar a la ducha y asearse. Zacary asumía que tendría no más de 1 hora para poder huir de la mansión, puesto que esa mafia coreana regresaría para tomar ese lugar como suyo, y posiblemente atribuirse la muerte de Frederick, junto con todas sus riquezas fundadas bajo actos aberrantes. Una hora era más que suficiente para el joven, que en ese momento se encontraba limpiando su cuerpo como si nada hubiese ocurrido hace horas atrás. Siendo esa actitud, una de las que más odiaba Zacary en él, ya que sin darse cuenta, su escuálido yo automáticamente se escondía por libre albedrio en su prisión mental para no sentir. Tenía tantas cosas que aprender, necesitaba educarse cuanto antes en el estudio de saber vivir sin esconderse, sin ocultarse cuando todo a su alrededor no marchaba como debía, se decía Zacary en pensamientos, entre tanto el agua mezclada de la sangre de su hermana, la suya, y la de otros, ya comenzaban a ensuciar las baldosas blancas de ese lugar del baño. El antiguo esclavo ni siquiera abría sus ojos, él simplemente restregaba su cuerpo tranquilamente, dejando que esa agua helada junto con el jabón, limpiaran su piel manchada de tinta, la cual a pesar de todo, siempre iba a permanecer curtida de asquerosos tatuajes que jamás iban a poder igualarse en asquerosidad y suciedad, a su podrida conciencia. Así de esta manera, minutos más tarde Zacary sale del baño, sutura sus heridas, se viste con lo primero que consigue, busca un morral, mete unas cuantas prendas de ropa, para después salir a paso sereno de la habitación. — Antes de irme, comeré — Piensa encaminándose hasta la cocina. Cuando llega al área de la cocina, se encamina directamente al refrigerador sacando varias frutas y verduras para hacer una ensalada. A Zacary le encantaban los alimentos saludables, quizás porque había visto a su amo comer tantas porquerías, que ya le daba asco la comida chatarra saturada en grasas. Por consiguiente, el joven quita algunos cuerpos que estaban sobre el mesón, para colocar los ingredientes que sacó, después regresa al congelador y observa que hay pescado, Zacary sonríe un poco sacándolo, lo mete en el microondas, colocándole unos cuantos minutos para descongelarlo. —Comeré pescado asado con ensalada de brócoli, y después de postre haré una ensalada de frutas — Piensa Zacary muy enfocado en la cuenta regresiva del microondas, sabiendo a la perfección, que posiblemente la media hora que le quedaba no sería suficiente para todo lo que pretendía hacer. Varios minutos después, su última cena estaba lista. Zacary ahora se encontraba sentado comiendo con lentitud, observando que fuera de la cocina, en un salón que precedía a la sala principal, estaban un par de niños moviéndose lentamente entre el montón de c*******s. —Se hicieron los muertos en todo este tiempo. Interesante... — Piensa Zacary, viendo atentamente al par de niños, sin dejar de masticar su alimento. Y luego en ese momento justo, escucha muchos pasos aproximándose. La mafia Hoong había llegado. —1 hora exacta... las mafias asiáticas son tan predecibles — Piensa Zacary, observando el reloj que estaba frente a él, al mismo tiempo que con suma tranquilidad, se estira un poco para quitarle el arma a unos de los c*******s que él había apartado, en el momento que necesitaba más espacio en el mesón. Ciertamente Zacary no quería matar a nadie, pero tampoco iba a permitir que estos le mataran a él, es por eso que solo por si las dudas, iba a protegerse. En todo momento, veía de reojos como el par de niños volvieron a reposarse en el suelo, haciéndose los muertos otra vez, una actitud que el joven de ojos azules encontró bastante extraña, porque normalmente todos los esclavos preferirían morir antes de tener que vivir un día más el infierno donde se desenvolvían. Pero a pesar de esa verdad indiscutible, aquel par de niños parecían... ¿Querer sobrevivir? El muchacho al comprender eso, volvió a esbozar una mínima sonrisa, por lo poco común que resultaba todo el asunto. El joven tatuado caminó hacia los niños, desviando su atención hacia donde provenían los sonidos de los hombres que se acercaban, si los cálculos del antiguo esclavo no le fallaban, en unos 8 minutos aquellos asiáticos estarían en el salón, primeramente matarían a los niños, y luego iban a pretender seguir con él. —Les harán un favor si los matan, créanme — Dice a los niños que, continuaban cerrando sus ojos con fuerza y respirando entrecortadamente, quizás por el miedo. Sin agregar más, Zacary camina en dirección contraria a los coreanos para irse de la mansión, pero luego una vocecita lo detiene. —No... no quiero morir... n-no queremos morir — Murmura uno de los niños, que al parecer hablaba por el otro que también estaba en el suelo. Zacary suspira pasándose una mano por su cabello, ya que luego de escuchar esa vocecita infantil clamando por una segunda oportunidad, no tuvo corazón para omitirla. Fue en ese momento que el muchacho comprendió que, sin darse cuenta, su escuálido yo había salido para actuar por él, cuando se volteó y cogió al par de niños, llevándoselos consigo como si fuesen parte de su escaso equipaje. 7 meses después Sabiendo que Isaías podía ir a la casita de la playa, Zacary decidió irse a vivir en una zona rural de Francia en un pequeño pueblo bastante alejado de Paris, donde él podía asegurar que solo lo habitaban unas 500 personas. Llevar una vida "normal" le estaba resultando más difícil de lo que él siquiera imaginó, ya que Zacary constantemente se obligaba a no fingir personalidades, para así poder enseñar a vivir a su yo interno, el cual jamás se imaginó vivir más de un mes lejos de su amo, y mucho menos rodeado de personas comunes. La verdadera personalidad de Zacary era callada, retraída e incluso tímida. Trataba en lo posible por no hablar demasiado con los foráneos, y normalmente no se impresionaba con nada. Como era de esperarse, él no vivía solo. Ahora tenía la compañía de aquellos niños esclavos a quienes salvó. Uno de ellos tenía 8 años, y el otro 9, solamente tenían 2 años con Frederick, es por eso que Zacary comprendió sus deseos por vivir, puesto que ellos aún estaban en la etapa de "amor desmesurado" esa primera parte del proceso, donde su finado amo se comportaba como el padre perfecto, para después de un momento a otro, quitarse su careta de bondad y así comenzar con el verdadero entrenamiento. Ese par de niños a pesar de sus vidas pasadas, que seguramente también fueron tormentosas, eran inocentes, es por eso que no fue muy difícil para Zacary tomarles cariño, siendo ellos de gran ayuda para su "sanación" pensando que, gracias a sus nuevas y gratas experiencias, el encuentro con Isaías estaba más cercano de lo que hubiese imaginado antes. —¿Cómo se pondrá Isaías cuando le diga que tengo dos "hermanitos"? —Pensaba Zacary con una sonrisa, cuando se imaginaba a su amor conociendo a Jason y a Sebastien, sus nuevos hermanitos. Jason era el de 9 años, y Sebastien el de 8. Ambos niños se conocieron en su "proceso de amor desmesurado". Los dos infantes venían de familias con problemas de adicción y padres abusivos, es por eso que, cuando finalmente las autoridades se enteraron del problema, no pasó mucho tiempo cuando Frederick les adoptó. Sus historias eran tan parecidas, que al instante de finalmente conocerse se hicieron los mejores amigos. Ambos dormían juntos y todo era color de rosa, hasta que en una fatídica noche, entraron un montón de hombres, y sin motivo alguno comenzaron a masacrar a todos sus "hermanos". Ellos también salieron heridos, pero para que no les siguieran disparando se hicieron los muertos hasta que casi milagrosamente, Zacary les encontró y les salvó. Su nuevo "hermano mayor" Zacary era callado, pero siempre que podía se obligaba a hablar con ellos, él era muy inteligente, es por eso que no pasó mucho tiempo cuando consiguió un lugar para vivir, también un empleo en una de las granjas adyacentes, y ahora a tan solo siete meses de aquella masacre que sufrieron los niños, los tres vivían tranquilos como una familia normal. Zacary prefirió ocultarle a Jason y a Sebastien el lado oscuro de Frederick, y de lo que realmente ocurría en esa mansión, porque él deseaba que los niños no crecieran con más traumas de los que ya tuvieron con sus familias biológicas, sumando la matanza de la mafia Hoong, la cual hasta el momento él sabía que los niños continuaban teniendo pesadillas. El joven intentaba en lo posible por mantener a los chiquillos dentro de la casita, cuando se iba los dejaba encerrados, porque a pesar de que estaba bastante alejado de todo, y muchos le creían muerto, siempre sospechaba que las secuelas de su vida anterior lo perseguirían de por vida, y eso incluía al mundo oscuro donde tuvo que desenvolverse por culpa de su amo. *** — ¡Marc, hola! Que gusto me da verte. Traje estos huevos de codorniz, he de suponer que a tus hermanitos les encantarán— Dice una mujer a Zacary, cuando este estuvo a punto de salir a trabajar. Por supuesto, el joven utilizaba un nombre falso, porque él pensaba que era seguro para todos que nadie supiera su verdadera identidad. Como nada en la vida era perfecto, Zacary detestaba a esa mujer, su nombre era Anna y era la dueña de la casita donde vivía. El lugar era una pequeña hacienda donde se encontraban dos viviendas humildes, una era de la dueña, y la otra más pequeña que la casa principal, estaba destinada al alquiler. Para su mala suerte, la mujer era muy entrometida, y cada vez que podía "cazaba" a Zacary para hablar con él, como en ese instante que eran las 5 de la mañana, y Anna, quien el muchacho asumía no dormía, se encontraba frente a él con la excusa que quería regalarle unos huevos. En momentos como esos, Zacary casi de manera instantánea, activaba su infinidad de alter egos, mostrándose en esa ocasión con una careta de amabilidad y buen humor frente a la dueña de la casa. —Oh, gracias señora Anna. Es usted muy amable — Accede Zacary, cogiendo la media docena de huevos que se encontraban en una cestita — Ahora si me disculpa, ya debo irme... tengo que ir a trabajar —Intenta despedirse "Marc" de la mujer que, no deja de sonreír. —¿No vas a llevar los huevos dentro de la casa? —Pregunta Anna con mucha curiosidad. "Marc" sonríe. —Por supuesto, es que estoy tan apurado que lo olvidé ¿Necesita algo más? — Dice y pregunta Zacary, sabiendo a simple vista que esa mujer no tenía pensado irse tan pronto. —Sí, bueno... es solo que, eres un buen inquilino. Tus pagos mensuales son siempre puntuales pero... ya llevas 7 meses viviendo conmigo, cuando mis inquilinos pasan de ese "periodo de prueba" por decirlo así, les pido que firmemos un contrato, tú sabes... para mantener todo en orden — Explica Anna sin dejar de sonreír. Zacary achina sus ojos. — ¿Un contrato? — Cuestiona el joven sin quitar su careta de amabilidad. —Sí, un contrato de arrendamiento. Solo necesito que firmes ese documento para dejar en claro que permanecerás con nosotros por 1 año o más. Aparte de que requiero la copia de tu identificación y las de tus hermanitos, para guardarlas en mis archivos... ¿Sabes? Me parece extraño que Jim y Andy no asistan a la escuela del pueblo. Ya deberían ir en 3 grado de primaria... ¿No has pensado en inscribirlos en la escuela? — Pregunta Anna con cierta sospecha, y mucho interés en su tono de voz. Eso no pintaba bien, pensaba Zacary sin mostrar en ningún momento su leve preocupación. —Claro, sí. Y por lo de mis hermanitos, aun no los he inscrito en la escuela porque todavía no planeo quedarme mucho tiempo en el pueblo, por eso déjeme pensarlo bien, ya que eso aplica en el contrato ¿Podría darme tres días para meditarlo con calma? — Pide Zacary amablemente. Anna se torna pensativa, pero después de pocos segundos asiente con su cabeza con una cálida sonrisa en sus labios. — ¡Por supuesto! Entonces vendré el sábado para preguntarte. Que tengas buen día, adiós — Se despide la mujer encaminándose hacia su casa, mientras la sonrisa y expresión amable que tenía Zacary, desaparecía en un santiamén. *** —¿Entonces quieren asistir a la escuela? — Pregunta Zacary a Jason, el niño mayor quien asintió con su cabeza mostrándose bastante entusiasmado. — ¡Sí! Quisiera ir a la escuela. Sebastien también, pero como tú sabes él es más callado y no te lo va a decir — Admite el pequeñín alegremente, mientras Sebastien se encontraba durmiendo en la habitación. Luego de llegar del trabajo, Zacary quiso reunirse con los niños, o mejor dicho con Jason que era el más maduro de los dos, para hablar acerca de la conversación que tuvo con Anna, la dueña de la casa. Él realmente no sabía si permanecer más de un año en ese pueblo, pero si los niños querían estudiar y asentarse, Zacary lo haría por ellos, porque para el joven de ojos azules, Jason y Sebastien eran su nueva familia, razón por cual iba a velar por ellos sin dejar de pensar en todo momento que, incluso cuando se encontrara nuevamente con Isaías, todos podían formar una familia. —Está bien, entonces nos asentaremos aquí — Promete Zacary, sintiendo como Jason se lanzó sobre él para abrazarlo. —¡Sebas, ven aquí, Zac dijo que nos íbamos a quedar y además iremos a la escuela! — Grita Jason corriendo para despertar al otro chiquillo. Zacary no puede evitar sonreír por ver lo emocionados que lucían los niños, sin embargo él sabía que debía hacer unos cuantos "arreglos", para que todo resultara como era debido. *** — ¿Así que necesitas tres identificaciones falsas? — Pregunta un hombre viendo atentamente a Zacary, quien asiente de forma serena con la cabeza. El joven no perdió tiempo, y al día siguiente dejó a los niños al cuidado de Anna, para irse rumbo a Barcelona, España, a un lugar donde él conocía a las personas indicadas, que podrían ayudarle a conseguir toda la documentación falsa que necesitaba. El hombre con quien hablaba en ese momento, formaba parte de unas de los mejores casas de falsificación del mundo, la cual en su tiempo trabajaron de la mano con Frederick, otorgándoles a los esclavos betas excelentes pasaportes e identificaciones que, les ayudaban a desenvolverse en distintos países sin problema alguno. Es por eso que Zacary se vio en la necesidad de recurrir a ellos, sabiendo a la perfección el riesgo que corría por mostrarse ante esos hombres, que eran cualquier cosa menos personas confiables. Sin embargo, el antiguo esclavo no era tonto, por lo cual sabia como desenvolverse en ese mundo sin mayores inconvenientes. El hombre que estaba frente a Zacary, lo miraba atentamente, esperando que este respondiera a su anterior interrogante. —Sí, necesito tres. Incluidos también pasaportes, documentación escolar, y otros papeles que me acrediten como el representante legal y hermano de dos niños. Uno de 8 y otro de 9 años — Explica Zacary tranquilamente. El sujeto alza ambas cejas. — Oye, oye pero vamos con calma, antes de entrar en los negocios, hablemos un poco. Cuetéame de tu vida ¿Cómo has estado? — Pregunta el hombre de tez bronceada y cabello n***o, mientras se acomoda en su escritorio. —He estado bien — Responde Zacary, sabiendo a donde quería llegar ese sujeto. —¿Sabías que los Hoong tomaron toda la fortuna de Frederick Rossembert? Gracias a esa fortuna, más la que ya tenían, ahora son la mafia más poderosa después de los Yakuzas de j***n — Explica el sujeto con sumo interés. — Me lo imagino... — Dice el muchacho de manera aburrida. Un pequeño silencio los envuelve por un instante, hasta que el hombre decide cortarlo. — ¿Además no te enteraste que están ofreciendo una suma millonaria, por encontrar a la persona que mató a Edward Carter? El magnate que estaba haciéndose eco en "nuestro mundo", al parecer su hijo quiere encontrar al asesino de su padre — Continua el hombre, viendo en esta ocasión con una expresión extraña a Zacary. —Oh, espero lo encuentre y cobre venganza — Admite Zacary, mientras baja su atención hasta su celular para ver la hora —¿Cuándo comenzaremos a hablar de negocios? — Pregunta el muchacho entre un suspiro cansado. — A partir de este momento querido amigo. Verás, quisiera ofrecerte un trato: Ayúdame a encontrar al asesino de Edward Carter, y te daré toda la documentación que necesitas, y por supuesto la dividiremos la recompensa en dos partes... — Ofrece el hombre de manera muy sonriente. Zacary arquea una ceja. —No soy un caza recompensas, por eso preferiría que no mezcles lo que necesito, con tus propias necesidades. Eso no funcionará conmigo — Aclara Zacary esta vez de forma seria. —Entiendo... — Murmura el sujeto mientras juguetea con su cadena de oro — Los Hoong creen haber matado a todos los esclavos de Frederick. Es curioso que su favorito este con vida, y además tenga consigo a dos nuevos hermanitos. Tú formaste parte del harem extraño de ese gordo asqueroso. Si Kim Hoong, el jefe actual de la mafia coreana se entera que sigues vivito y coleando, serán muy malas noticias para ti... — Admite el hombre, mientras alza sus hombros de manera inocente. —Me estas amenazando... — Asume el joven sin mucho afán. —Tómalo como quieras. Solo te quiero decir que... es conveniente que trabajes para alguien más, estar solo es peligroso para ti. Aunque tengas mil identificaciones falsas, y vivas en lo más profundo de Groenlandia, siempre te encontrarán... — Advierte el sujeto seriamente. — ¿Cuántos días te lleva prepararme toda la documentación que necesito? — Pregunta Zacary como si todas las anteriores advertencias que recibió, no significaran nada para él. —Posiblemente unos dos días... ¿Por qué lo...? —Las palabras del hombre son interrumpidas por Zacary. —Me harás los papeles que necesito. Solamente cuando los tenga en mis manos trabajaré para ti. Así conseguiré al tipo que asesinó a Edward Carter y cobrarás tu recompensa. Como prueba que mis palabras son ciertas, puedo demostrártelo de manera física... sé que tienes los mismos gustos de mi antiguo amo, y siempre quisiste a un esclavo para ti— Explica Zacary, bajándose lentamente la cremallera de su chaleco. El hombre al instante ensancha sus labios en una enorme sonrisa que dejaron en evidencia, sus dos dientes dorados. *** — Hola señora Anna, discúlpeme pero mi madre aún sigue muy enferma, tendré que permanecer dos días más en el hospital. De verdad muchas gracias por cuidar de Jim y Andy... espero no le estén causando mayores problemas — Explica Zacary, sintiendo como el hombre no dejaba de acariciarle su espalda desnuda. La mujer dice unas cuantas palabras, entre tanto el muchacho siente como el sujeto con el cual tuvo sexo hace poco, le decía en señas que ya colgara de una vez por todas para continuar con lo que habían dejado por la mitad. —Comprendo, entiendo... bueno señora Anna no le quito más tiempo, dígale a mis hermanitos que los amo, ya debo irme. Adiós, que descanse. — Se despide Zacary colgando la llamada, para regresar a los labios del hombre que, en ese instante estaba disfrutando a plenitud ese alter ego del joven, cuando se convertía en el mejor amante que alguien pudiese tener. Dos días después —Aquí tienes. Ahora tu nombre es Marc Smith, y tus hermanitos son Jim y Andy Smith, son excelentes en deportes, sin mencionar que tienen muy buenas calificaciones — Explica el hombre entregándole el sobre a Zacary, con toda la documentación que este le había pedido. El joven de ojos azules revisa todo con absoluto detalle, viendo que los pasaportes, las identificaciones, y los registros escolares lucían perfectamente legales y fidedignos. No se esperaba menos calidad, pensaba el joven que ya debía seguir con la "fase dos" de su plan. —Muy bien, ahora quiero que comiences hoy mismo a buscar al asesino de Edward Carter. Entre más pronto comiences, más rápido tendré la recompensa... quiero decir, tendremos la recompensa — Explica el sujeto mientras comienza a ponerse el pantalón. Zacary deja el sobre con toda lo que necesitaba a un lado, para voltearse y ver al hombre sin mostrar una sola expresión en su rostro. —¿Te gustó tener sexo conmigo? — Pregunta repentinamente Zacary. El hombre achina sus ojos. — ¿Eh? ¡Claro, claro! Eres estupendo. Debemos repetirlo cuantas veces sea posible... ahora comprendo porque Frederick te tomó como su favorito... ahora como ya te dije, vete cuanto antes, entre más rápido salgas a buscar al asesino, más rápido tendremos la recompensa — Murmura el tipo mientras relame sus labios. Zacary lo mira atentamente, aun con su rostro serio. — ¿Recompensa? Nunca la cobrarás. No necesito buscar a nadie porque el asesino de Edward Carter esta justo en esta habitación, caminando hacia ti... — Confiesa Zacary, acercándose lentamente al hombre que se muestra con una expresión de absoluta confusión en su rostro. —¿Espera un momento, me estás diciendo que tu mataste a Edward Carter? — Pregunta con un tono de escepticismo en su voz, viendo como Zacary asentía con su cabeza de forma serena. En ese justo momento, el hombre completamente sorprendido, saca la pistola que tiene detrás del bolsillo de su pantalón, para pretender matar a Zacary, notando que luego de su primer disparo nada ocurrió, porque su arma no se encontraba cargada. —Le quite las municiones hace una hora, mientras estabas inconsciente y borraba toda la información que conseguiste de mi para hacerme las identificaciones falsas. Deberías conseguir una mejor seguridad, porque lo que haces aquí es delicado — Explica Zacary estando frente al sujeto, que para ese momento ya se mostraba asustado. — ¡MIENTES, NO PUDISTE BORRAR LA INFORMACION QUE TENGO SOBRE TI! Tengo personas trabajando en estos momentos, además...— Exclama el tipo hasta que una vez más, Zacary le interrumpe. — ¿Te refieres a estas personas? — Pregunta Zacary sacando su teléfono celular, para enseñarle unas fotografías de varios hombres y mujeres tirados en el suelo— A todos les partí el cuello, tuvieron una muerte instantánea, así como será la tuya también — Explica Zacary, y sin esperar más, le rompe el cuello al hombre con un movimiento rápido de sus manos. Luego de quitarle la vida a ese hombre, el antiguo esclavo coge la documentación, saliendo de ese lugar tranquilamente sin mirar atrás. *** — ¡Marc llegaste! — Exclama Sebastien, mientras Jason ya corre tras el otro niño para abrazar las piernas de Zacary. —¿Cómo sigue tu madre, Marc? — Pregunta Anna, mostrándose un tanto preocupada. —Más estable. Gracias por cuidar a mis hermanos, aquí tiene —Dice el joven extendiéndole varios billetes para pagarle a la mujer, pero Anna con un ademán en sus manos se niega rotundamente. Sin embargo su mirada decía todo lo contrario, es por eso que antes de salir, Zacary deja la paga en una mesita, sabiendo que la mujer no le iba a regresar el dinero. Cuando se encontraban en su hogar, Zacary les mostró a los niños sus nuevas identificaciones, junto con otras dos más "por si las dudas". Sebastien, se acercó a Zacary y una vez más le abrazó diciéndole que le extrañó mucho en esos días, mientras que Jason ya se encargaba de prepararle algo para que Zacary comiera. El joven no se opuso a que el niño cocinara, puesto que él a su corta edad ya sabía cómo utilizar la estufa. —¿Fue difícil conseguir todo eso, Zac? — Pregunta Sebastien, que era el más querendón de los dos. Zacary le revuelve su cabello n***o negando con la cabeza. —No, no fue para nada difícil...— Murmura con una leve sonrisa — Mañana le diré a la señora Anna que firmaré el contrato de arrendamiento, y ustedes comenzarán a ir a la escuela — Promete Zacary, escuchando como los niños comenzaron a emitir sonidos de alegría. — ¡Haremos amigos nuevos, Jason! — Exclama Sebastien, observando al otro niño acercarse con una sartén llena de huevos revueltos, entre tanto Zacary le ayudaba a buscar los platos. —Uh, sí. Sera divertido, yo te protegeré de cualquier niño malo, Sebas— Promete Jason sentándose en la mesa, al mismo tiempo que Zacary ya se acercaba con los platos, más una pieza de pan campesino. —Yo también te protegeré, Jas— Promete Sebastien con una leve sonrisa, mientras Zacary escuchaba la conversación atentamente, viendo como el par de niños se miraban. —Y yo los protegeré a los dos — Dice finalmente Zacary, haciendo sonreír al par de chiquillos. *** Esa misma noche, como siempre Zacary no pudo conciliar el sueño. Por su cabeza daban vueltas toda la información que había encontrado en las computadoras del tipo de las identificaciones falsas. Ciertamente aquel hombre tenía razón. La cabeza por el asesino de Edward Carter valía millones, los esclavos de Frederick ahora eran piezas "de colección" en el mercado n***o, e incluso ya rondaban historias acerca del supuesto verdadero asesino de Frederick Rossembert, quien también valía millones vio o muerto. En pocas palabras, él ahora era la persona más buscada y valiosa monetariamente del bajo mundo, junto con Jason y Sebastien que también de cierta forma, fueron esclavos de Frederick. No le agradaba llegar a esa conclusión, porque se suponía que él deseaba ser un chico normal, dentro de poco tenía pensado encontrarse con Isaías, quien asumía debía estarle esperando en la Torre Eiffel como se lo prometió, aunque de lo contrario él podía encontrarle fácilmente. No obstante, de momento sus planes debían ser pospuestos, ya que sería muy riesgoso contactarse con Isaías, y mucho menos verle en Paris, que últimamente era el centro de mucha actividad clandestina. —Esperaré... dos meses más — Piensa Zacary aun sin cerrar sus ojos en la oscuridad.

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