Todas se quedaron en silencio un segundo. Me miraban como si hubiera dicho la peor estupidez del universo. —¡Yaaaaa! —gritó Paula, chapoteando agua con las manos—. ¡Nooo! Es solo sexo, y lo tendrás mientras él decida que ya se acabó. Me encogí de hombros. Mierda, la verdad que no sé lo que estoy diciendo, sí, cada vez solo digo estupideces sin sentidos, a quién le voy a mentir de lo que siento por ese hombre, de lo que me está provocando en este momento, de lo que soy capaz cada vez que estoy cerca de él, de cuando su boca se adueña de mi cuerpo y... Mierda, temo enamorarme, y lo peor de mi cuñado, lo más seguro que mi difunto esposo debe estar retorciéndose porque me estoy follando a su hermano menor. —Exacto, mientras él quiera… Pero Thiago me interrumpió con una seriedad que me sor

