Ante las palabras insultantes de Gema, además de la insinuación de que tenía algo con su padre fue demasiado para tolerar. James sintió una oleada de furia y frustración que lo empujó a abandonar el café. No podía soportar más la manipulación de Gema ni el dolor que había causado. Irina trató de detenerlo, conociendo la personalidad impulsiva de su mejor amigo y sabiendo que un arranque como aquel no era bueno. —¡James, espera! —Gritó, pero él no se detuvo. La desesperación la invadió mientras corría tras él, atravesando la puerta del café y dirigiéndose al estacionamiento. Al llegar, vio a James montarse en su auto y salir de allí a toda velocidad, dejando un rastro de polvo y preocupación a su paso. Irina sintió que su corazón se hundía; sabía que esa no era una reacción saludable y qu

