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Nací y te amé [El Intercambio III]

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Blurb

Existían cosas dulces y luego estaba Hardin Petrov. Con esa naturaleza o don innato por hacer lo correcto, hasta cuando esto lo hiciera ver tonto o aburrido, esa personalidad tan noble e incorruptible y una inocencia que rosaba lo absurdo. Se parece a ese chico con el que tus padres fantasean con que lleves a casa, solo que Hardin Petrov es mejor, es todo lo perfecto que una persona puede llegar a ser... Pero como todo ser humano, con una debilidad, con un talón de Aquiles, Aleisha Thompson.

Aleisha por otro lado... ¿Cómo describirla sin hacerla quedar mal? Es la típica adolescente mimada, caprichosa y manipuladora, acostumbrada a tener todo lo que se la antoja, le encanta sentir que el universo y su centro giran en torno a ella, sus genes parecen haber sido seleccionados por Dios en persona, para hacerla lucir como una diosa ninfa o algo así, pero ella está consciente y se aprovecha de eso. Su único talento natural es salirse con la suya sea como sea.

Más que meterse en líos, lo que más le encanta es arrastrar a Hardin a sus locuras, aprovechándose de ser la debilidad del pelinegro. Fueron criados para amarse como hermanos y así ha sido desde que ambos tienen uso de razón a pesar de ser tan distintos. Pero, ¿Qué sucede cuando crecen y juegan a ser adultos?

El tiempo pasa, evolucionan y ya no son n***s. Ahora es cuando jugar cobra otro significado.

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Niños grandes.
Aleisha.  – ¿Cómo te fue en la escuela hoy cariño?– pregunta mi padre mientras le da un sorbo a su copa de vino y me mira con adoración, a pesar de ser la hija mayor, mis padres tienen cierta debilidad conmigo, pero principalmente papá. –Bien, papi– digo con tono inocente mientras me llevo un poco de vegetales a boca– Muy bien– vuelvo a decir esta vez con la boca llena. –Aleisha–dice mamá dándome una mirada de desaprobación y ruedo los ojos. –Como siempre– habla Aiden–Aleisha siendo Aleisha, una mal educada–lo miro atravesándole con la mirada, mi pequeño hermano se dedica hacerme la vida imposible siempre que puede. –Como siempre–digo yo limpiando mis labios- Aiden siendo Aiden, un metiche- le devuelvo y esta vez los ojos de Adrik se encuentran con los míos, mirándome con esa mirada tan propia de él, inexpresiva, hasta cierto punto fría, a pesar de solo tener doce años su mirada asusta. –Niños –interviene mamá mirándonos con desaprobación– Terminen de cenar en paz– sin decir más, termino de engullir lo más que puedo de mi plato y luego de tenerlo casi vacío me pongo de pie y me acerco a mi madre y la rodeo con mis brazos antes de besar su mejilla. –Me iré a dormir temprano– digo mientras ella acaricia mi cabello antes de soltarme he irme hasta mi papá y besarlo por igual. –Duerme bien pequeña– me dice antes de soltarme y por último paso por mis hermanos y desarreglo el cabello de ambos, Aiden me da un manotazo pero Adrik ni se inmuta, despreocupada me marcho directo hasta mi habitación y cierro mi puerta con seguro, dando brincos por toda mi estancia me meto en el armario y empiezo a sacar casi toda mi ropa en busca de mi atuendo para esta noche, me detengo cuando escucho el sonido de mi celular indicándome la entrada de un mensaje, lo encuentro y lo tomo enseguida viendo un mensaje de Caroline, la chica más cercana a mí, y mi mejor amiga. Ya estoy en la fiesta de Kevin esta buenísima ¿a qué horas llegas? Veo el mensaje pero no respondo, y me apuro en alistarme, vuelvo a mi armario y continúo buscando algo apropiado para una fiesta en la que estará el chico que me gusta, Kevin. Siento la adrenalina correr por mi cuerpo en cuanto pienso en él, ¡Dios! esta noche tengo que besarlo al fin. Decidida a verme más hermosa de lo que ya soy me decido por unos shorts blancos, combinados con una blusa roja y converse del mismo color, dejo mi larga cabellera rubia suelta y me pongo un labial muy rojo, y delineo mis ojos, tomo algo de dinero y mi celular y me siento unos minutos en la cama, esperando que mis padres se marchen a su habitación. Casi media hora después me cercioro de que cada quien esté en su lugar y sigilosamente salgo por mi ventana, esta tarde luego de que llegue de la escuela puse una escalera para más comodidad, si, lo sé, soy una genio. Aunque por un momento no puedo evitar sentirme mal por engañar a mis padres, sin duda alguna son los mejores del mundo, y merecen lo mejor de mí, pero sé que si les digo de la fiesta, no van a dejarme ir, solo tengo permitido estar fuera hasta las nueve y los fines de semana y días feriados hasta las diez, y hoy necesito aprovechar la oportunidad de estar con Kevin, sé que valdrá la pena, y sé que si hago las cosas bien mis padres no se darán cuenta. Salgo de mis pensamientos y atravieso con cuidado el jardín, camino un poco más hasta que llego a mi primer destino; la casa de al lado. Rodeo la gran casa pero no entro, a esta hora todos deben estar durmiendo o casi en eso, camino hasta la ventana de mi mejor amigo, Hardin, Hardin Petrov, él es lo más cercano a otro hermano que tengo, se puede decir que nacimos y crecimos juntos. Tomo una pequeña piedra y la lanzo a su ventada, espero unos segundos y no aparece, él no sabe nada de la fiesta, pero sé que si le digo que vaya conmigo lo hará, siempre me acompaña en mis travesuras y sé que esta no será la excepción, al no ver respuesta tomo otra piedra y la lanzo, las luces están apagadas lo que me hace pensar que está durmiendo, marco su número pero no me contesta, tomo otra piedra un poco más grande y la lanzo con fuerza, la piedra hace un escandaloso sonido, y yo solo espero no haber roto esa ventana, asustada me escondo detrás de un arbusto pero veo como se encienden las luces y un Hardin adormilado aparece en la ventana tallando sus ojos, salgo de mi escondite y me pongo en su campo de visión. –Oye– susurro lo más bajo que puedo y el me mira confundido entrecerrando la mirada– Soy yo idiota, vístete, nos vamos a una fiesta–digo mientras pongo mis manos en mis caderas en gesto de fastidio. –Estaba durmiendo plácidamente, no me molestes– dice y se da la vuelta, sin dudarlo tomo otra piedra y la lanzo a la ventana. –Hardin Petrov, te exijo que te quites esa horrible pijama de Bob Esponja, te pongas algo para una fiesta y bajes de ahí ahora– digo amenazante, sé que aunque no lo amanece vendrá, solo quiero molestar un poco. –Yo no critico tu tonta pijama de Dora la exploradora, no critiques la mía–dice con falsa indignación y yo sonrío–Aleisha no quiero tener problemas con mis padres, es muy tarde para escaparnos, solo acepto que hagamos esto en el día, no a estas horas de la noche. –No te preocupes, no tardaremos, por favor, acompáñame– digo aleteando mis pestañas y juntando mis manos en modo de súplica, el bufa dándome la espalda, me quedo en mi misma posición y casi quince minutos después aparece saliendo por la ventana como puede, lo hace con un poco de dificultad y cuando lo logra se acerca a mi mirándome mal. –Estas muy descubierta, hace frio–me dice mientras repasa mi atuendo. –Y tu estas muy cubierto– digo mirando su que se a enfundado en unos jeans y un abrigo n***o. – ¿Dónde es la dichosa fiesta?– dice ignorando mi comentario. –En casa de Kevin–respondo con cierta emoción. –Aaah claro, debí imaginarlo, fiesta en casa del imbécil capitán del equipo de futbol– rueda los ojos. –Se supone que la capitana de las porristas no puede faltar. –Exacto, y creo que vamos tarde–digo mientras acelero el paso y el me sigue en silencio, hasta que como siempre lo rompo hablando de diversas cosas, y algunas cuadras después empezamos a escuchar el bullicio, sonrío y tomo del brazo a Hardin para caminar más rápido. En la entrada me encuentro con Caroline quien en cuanto me ve sonríe. – ¡Aleisha! – chilla con emoción lanzándose a mis brazos. – ¡Caroline! – chillo aún más alto que ella mientras damos algunos brinquitos, nos separamos y ella saluda a Hardin antes de tirar de mi dentro de la casa, le indico a Hardin que me siga pero este se niega, le resto importancia y me voy con mi amiga, vamos directo hasta la cocina y toma un vaso de cerveza para mí, me lo tomo de golpe y luego tomo otro. –Despacio tontita–dice riendo. –Necesito reunir coraje– digo nerviosa– Voy a besar a Kevin. – ¡Al finnnnnnn! – Chilla– Aunque bueno, creo que será el quien te bese a ti, me pregunto si estabas aqui desde que me vio. – ¡Perfecto! –digo riendo–Ayúdame a buscarlo–tiro de su brazo y nos metemos dentro de la multitud, hay docenas de jóvenes bailando en medio de la sala, algunas personas en cuanto me ven empiezan a saludarme y a tenderme vasos con alcohol, se puede decir que soy un poco popular en mi escuela, no quiero sonar pretenciosa pero la mayoría de los chicos quieren una oportunidad conmigo, mientras que las chicas se esfuerzan para que ser mis amigas, pero soy muy selectiva a la hora de tener amistades. –Míralo está allí– dice Caroline de golpe después de que hemos dado unas cuantas vueltas por la casa, me suelta y me da un empujoncito para que camine hasta él. Nuestras miradas se encuentran y camino con seguridad mientras repaso su aspecto, luce tan guapo como siempre, sus músculos sobresalen por su camiseta blanca mientras pasa sus manos por su cabello mientras me mira sonriéndome con malicia, en cuanto estoy frente a él me repasa de pies a cabeza. –Me han dicho que preguntabas por mí–digo coqueta mientras envuelvo un mechón de mi cabello entre mis dedos. –Así es– dice acercándose peligrosamente a mí–Pensé que no vendrías. –Tuve algunos inconvenientes, pero aquí estoy–le doy un trago a mi vaso de cerveza antes de ponerlo en una mesa cercana. –Si no te digo esto no estaré tranquilo–dice mostrando su perfecta y encantadora sonrisa– Te veías impresionante hoy en la animación–siento mis mejillas calentarse y sonrió. –Gracias, tú también te veías bien en el juego. –Me alegra saber que me notaste– tomo mi mano y empieza a acariciarla–¿Bailamos? – pregunta y asiento sin dudar. Caminamos hasta la pista de baila improvisada en la sala y nos dejamos llevar por el ritmo de la música, bailamos por casi media hora hasta que ambos tenemos sed y nos vamos a la cocina por algo de tomar, Kevin toma mi mano y camino detrás de él, en cuanto llegamos soy acorralada en la pared, su rostro muy cerca del mío apunto de besarme, me acerco un poco más y puedo sentir su respiración mezclarse con la mía. –Aleisha– escucho que llaman mi nombre cuando los labios de Kevin están a punto de impactarse con los míos, cierro los ojos frustrada y Kevin me sonríe apartándose de mí, mi mirada se dirige hasta la entrada de la cocina y veo a Hardin de pie con sus brazos cruzados sobre su pecho- Creo que ya nos tenemos que ir- le miro confundida he indicándole con la mirada que estorba pero él ni se inmuta. –Aún es temprano Hardin– trato de decir con amabilidad mientras veo como Kevin se recuesta a mi lado en la pared. –Aleisha no quiero tener problemas, mejor vayámonos– casi me suplica mientras se acerca a mí. –No los tendremos, relájate– le digo poniendo mis manos sobre sus hombros mientras los masajeo. –Si cuñadito– dice Kevin revolviendo su cabello y Hardin aparta su mano con un manotazo. –Si no te vas conmigo, lo siento pero tendré que irme solo– me dice y me mira unos segundos esperando que tome una decisión, al ver que no digo nada se da la vuelta y lo veo marcharse entre la gente, siento un poco de pesar por dejarlo irse solo, pero la estoy pasando bien. –Y bien, podemos seguir en lo que estábamos– habla mientras vuelve a acorralarme contra la pared, sus labios nuevamente están casi juntos con los míos hasta que un alboroto nos hace separarnos nuevamente, todos los chicos que estaban dentro y fuera de la casa corren despavoridos de un lugar a otro. – ¿Qué pasa? – pregunto un poco asustada al ver a Kevin de pie en la puerta de la cocina, el me mira confundido hasta que escucho claramente desde afuera. La policía. Oh no. En fracciones de segundo Kevin desaparece de mi campo de visión y me quedo sola de pie en la cocina, mi mente se nubla y no sé si salir corriendo o esconderme, decido salir por la parte trasera y cuando abro la puerta veo a Hardin del otro lado que también trataba de abrirla. –Gracias a Dios aun estabas aquí–dice mientras tira de mi brazo y me saca de la casa, caminamos entre arbustos tratando de escondernos, pues ya la policía invadido todo el lugar y está agarrando a todos lo que encuentra. –Tenemos que ver cómo salir sin que nos vean– digo nerviosa–No nos pueden llevar a la comisaria, van a matarnos. –Concuerdo contigo en que van a matarnos. –Deberías decir lo contrario–bufo mientras seguimos caminando. – ¡Alto ahí! –escuchamos una voz ronca y pastosa detrás de nosotros, nos detenemos de golpe más que asustados. –Creo que deberíamos correr–susurro despacio. –Estás loca, no– dice Hardin mientras se da la vuelta, hago lo mismo y ambos miramos a un oficial mirarnos con negación. –Señor nosotros no hemos hecho nada malo, solo pasábamos por aquí, ni siquiera estábamos en esa fiesta–miento con la ilusión de que no deje ir sin más. –Muéstrenme sus identificaciones– nos dice mientras se acerca despacio. –Nosotros...nosotros la dejamos en casa–interviene Hardin. –Si claro, y yo nací ayer, ustedes no parecen tener más de quince años– dice el hombre mientras nos indica a caminar hasta el grupo de patrullas fuera de la casa. –Encontré a estos dos por allá atrás, llévenselos– indica el hombre mientras prácticamente nos lanza a otro oficial quien nos sube a una de sus patrullas junto a otra chica y empieza a conducir. –Mamá y papá van a matarme–dice Hardin mientras mira por una de las ventanas y no puedo evitar sentirme muy culpable, él no quería venir, y luego en la fiesta quería irse, si solo me hubiese ido con él, cuando llegara la policía ya hubiéramos estado lejos. –No debiste devolverte por mí– digo tomando su mano y acariciando sus nudillos. –No debí–dice con algo de indiferencia–Pero lo hice y lo hecho, hecho esta–asiento sin decir nada, cuando Hardin se pone así lo mejor es dejarlo, ya luego se le pasa. En silencio terminamos de llegar a la estación de policía. Nos indican sentarnos y toman los números telefónicos de nuestros padres para poder comunicarse con ellos y que nos podamos ir. En ese momento la realidad de la situación cae sobre mis hombros, he pasado mis diecisiete años de vida haciendo travesuras, rompiendo reglas, pero esto es lo peor que he hecho, nunca antes me había escapado de noche para ir a una fiesta llena de alcohol y drogas. Esta vez no hay nada que me salve del castigo que me espera, no creo que ninguna manipulación funcione con mis padres esta vez. –Le diré a tus padres que fui yo quien te invito–dice Hardin rompiendo el silencio. –No Hardin– digo negando– No puedes hacer eso– intento seguir hablando pero en eso veo a los padres de mi amigo entrar por la puerta, él se pone de inmediato de pie y camina hasta ellos algo nervioso, Gretel lo mira asustada mientras su padre le da una mirada de desaprobación, sus ojos se encuentran con los míos y rápidamente desvío la mirada, y nuevamente escucho la puerta de la comisaria abrirse, la primera entrar es mi madre mirándome como si acabara de cometer el peor de los delitos, y más atrás entra mi padre mirándome con nada más que pura decepción.

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