Capítulo uno
El de cabellos azabache restregaba su nariz contra los pelos azules del contrario, mientras este dormitaba con la cabeza recargada en su pecho, una sensación apacible bañando su piel. Apretó suavemente el cuerpo más delgado que el propio, acercando un poco más hacia él, provocando entonces que se removiera en busca de espacio. Contempló a simple vista como los gatunos orbes claros se abrían con lentitud acostumbrándose a la luz natural que por la ventana se colaba, aquellos se enfocaron en su rostro.
Sonrío con ternura.
—Al—Llamó con aquel, simplón quizás, apodo. El mencionado acarició su mejilla dándole un beso en la frente, la ternura suavizando su toque.
—Dime, bebé. —Susurro—¿Dormiste bien? — El menor negó para asentir nuevamente. Alonzo soltó una risita, pareciéndole gracioso. Era un hombre joven, con rasgos suavizados, pero con una mirada un poco intimidante, aunque su risa era como agua cayendo de una pequeña cascada, resonaba en los oídos.
—¿Cómo que sí y no? ¿ambas son tu respuesta? —Cuestiono mientras veía al de cabellos azul hacer sus labios un pequeño bulto, como si su pregunta le confundiese.
—Al, nunca te vas a ir, ¿verdad? —Se dio por desentendido con la cuestión anterior, llevando ahora su pregunta al borde de las lágrimas. El contrario apresó al pequeño en sus brazos y dejo un pequeño beso en sus labios.
—¿Otra pesadilla? —El pálido asintió quitando los restos de las pocas lágrimas que habían escapado de sus ojos. Alonzo acunó su rostro—Sabes que te amo y eres mi adoración, ¿Cómo podría hacerlo? —El otro lo abrazó por el cuello con lentitud, asintiendo ante lo dicho. Dejo un pequeño beso en los labios de Alonzo, sonriendo con la felicidad en sus facciones, terminando acurrucado en el hueco del cuello de su esposo, como si lo de recién se hubiese ido con la brisa que azotó la ventana. Era un humor muy cambiante.
Alonzo también sonrió, comenzando a tararear con suavidad, finalmente cerrando los ojos ante tan increíble sensación plena que siempre sentía con la otra persona, como si ambos se pertenecieran.