Capítulo 37— Un error Narrador Permaneciendo en el mismo punto, Anya no sabía qué decir. ¿Cómo fue que se enteró de eso? Si solo Estrada, Agris, y ella lo sabían. Pues había sido un incidente que se había desarrollado en la privacidad de la oficina de su hermano. Remojando sus labios, Anya solo respiró, y abriendo su boca al fin, respondió: — Porque, como acabas de decir, sucedió en tu ausencia, y no tiene relevancia el tener que decírtelo. Sintiendo la ira expandirse por todo su cuerpo, Cassian negó, y dando un par de pasos en su dirección, preguntó aun a una distancia considerada: — ¿No era relevante contármelo, Anya? ¿Qué hubieras hecho si Agris te echaba de la compañía como debió hacerlo? ¿Te quedarías sin empleo? ¿O vendrías a mí? No se supone que tu jefe soy yo, y no él. Soltan

