Capítulo II. Negocios.

3114 Words
Evan´s POV: Jade se enfadó conmigo porque la saque a tirones de la fiesta. Pero cuando le he dicho que me han robado, se puso como loca y fuimos a poner la demanda. Ese tipo no sabe con quién se ha metido. Me han hecho preguntas, pero solo tuve que recordar que quien compro la droga, debió ser un amigo de Jade y por supuesto también amigo de la familia. Me he hecho la fiel promesa de investigar por mi cuenta quien fue y no debo de fallar, no me lo puedo permitir. Esa información me la he reservado. En cuanto al ladrón motociclista tatuado, he dado sus datos para que lo localicen. Va a arrepentirse de haberme robado. Nadie tropieza a un Dlamini y mucho menos con Evan Dlamini. Mis padres se han puesto como locos al enterarse de lo que me sucedió ese día. Fue un día muy agotador en la oficina. Mi padre me salió con que me tiene una sorpresa el fin de semana y sinceramente no tengo tiempo para estar prestándole atención a la mierda... digo sorpresa que hizo. Yo solo quiero mi cama, un baño y dormir hasta mañana. Hoy podría llamar a un lindo chico o tal vez dos, no sé, necesito unas buenas manos para un buen masaje con final feliz, pero quiero un momento de película, mi cama y yo. En mi habitación, enciendo la luz y me saco los zapatos y los calcetines. Me quito el saco y lo lanzo a la cama. Aflojo mi corbata y traqueo mi cuello. Un buen y merecido baño con espuma, velas y música van a relajarme sin duda. Me saco el resto de la ropa y pongo a llenar la tina. Mientras enciendo velas, incienso, y voy por mi iPod en pelotas a la habitación y dejo sonando a Sarah Vaughan junto al lavabo. Pruebo el agua con la mano y está a la temperatura ideal. Me meto en ella, recuesto la cabeza en la orilla y cierro los ojos. Silencio, paz mental, delicioso olor a rosa mosqueta. Nada como terminar un día agitado de trabajo, así de relajado. No soy exigente, no me meto con nadie y llevo una vida tranquila. Mi mayor secreto es mi sexualidad y solo eso es lo único que a veces me quita el sueño. No sé cómo decirles a mis padres. Soy el único varón de todos los Dlamini al que le recae toda la responsabilidad de seguir con el apellido. Mi padre quiere que mi primer hijo sea varón y que se llame como el abuelo. Patrick Charles Dlamini. Joder, no me veo con hijos y menos casado con una dama, o con Emma. Abro los ojos de una. El fuerte golpe de mi puerta me despierta. Creo que me he quedado dormido. Me siento en la tina y afinó el odio. Si, alguien está golpeando con fuerza mi puerta. No recuerdo a ver quedado con Max para vernos en la noche para salir a jugar. Además, que le llame de la oficina para darle mi nuevo número. De ser el, me habría llamado o texteado. Es tan raro. Me salgo de la tina, tomo la bata y me la pongo. Tengo los dedos arrugados, no sé cuánto dormí, pero fue la mejor de todas las siestas que me he tomado. En serio estaba tan cansado. Voy a la puerta, echo ojo por la mirilla y no veo a nadie. Cosa rara, en serio la puerta estaba sonando. Me giro y la puerta vuelve a sonar. Joder. Miro de nuevo por la mirilla y no veo nada, no hay nadie. En serio que si alguien está de joda, me va a oír. Me cruzo de brazos frente a la puerta, quien sea lo agarrare con manos en la puerta. Espero, unos segundos y la puerta suena de nuevo a golpes. Tomo la perilla y la abro de una. Un hombre se me echa encima y me lleva atrás hasta ponerme contra la mesa redonda de cristal de la entrada. -          Mueve un músculo y te reviento el cráneo- me apunta con un arma en la cabeza.  Pero ¿Qué mierda? ¿Quién demonios es este imbécil?   -          Suéltame o llamare a la policía – dije, pero el tipo solo se empezó a reír.   ¿Por qué a mí? Solo estas cosas me pasan a mí, dios.   -          ¿Acaso no me recuerdas? Créeme que yo si te recuerdo muy bien chico gabardina – dice y solo se empieza a reír, la pistola aun la empuña y mi pecho se comprime tras la gran fuerza que tiene este desgraciado.   -          ¿Qué carajo quieres? – dije y arma la pasa por todo mi rostro.   -          Me vuelves a hablar así y te vuelo los putos sesos, ¿captas? – su cara cambia tan repentinamente, me recorre un gran escalofrío por toda mi espalda, los vellos en mis brazos se erizan tras su profunda y oscuro mirar, este loco da miedo. – Solo vine para hablar de negocios, estoy demasiado seguro de que te interesara un ciento por ciento.   -          ¿Acaso crees que soy un de los de shark tank? A mí no me interesa tu estúpido negocio y menos me interesa vender tus dichosas drogas – respondí y se separa de mi para que me pueda levantar.   -          No hablo de productos, si no de información, una gran y controversial información que tengo y por supuesto una negociable y accesible para todos - dice, pero no entiendo nada.   -          ¿De qué hablas?   -          Así como lo escuchaste, vengo a hacer negocios de hombre a hombre. Vine para vender mi preciado silencio y si no accedes seré tu peor sueño, me encargare que se difunda en todos lados y que lleguen a todos en cada rincón de este maldito sistema y mundo, revistas, shows, periódicos y toda tu puta empresa se ira a la basura, tan basura como tu secreto Evan Dlamini.   -          Yo no sé de qué hablas, pero créeme que te mandare a la cárcel y ahí pagaras todo lo que hayas hecho en tu asquerosa, patética y basura vida llena de repulsión.   Miro su rostro y solo veo como su rostro cambia poco a poco, la ira me consume, mi piel esta roja y mi sangre caliente. Mis orejas arden y solo quiero que se largue.   -          No te hagas el bobo, créeme que tu asqueroso secreto puede estar a salvo solamente conmigo y mis grandes y hermosas pruebas que solo demuestran tu oscura obsesión con esas ratas – dice, pero solo consigue enojarme más y más.   -          A ver maldito loco de mierda, deja ya de fanfarronear y habla de una maldita vez y escupe qué es lo que pides – dije de una sola vez y el solo me mira con una maldita risa burlona, detesto que hagan eso, eso siempre me ha volado la cabeza.   Observo como mete en una especie de funda su arma y lo avienta al sofá, voltea enseguida a verme y sus ojos son tal cálidos como ese día que los observe por primera vez, en mi mente están pasando un millón de cosas ahorita, como en si es capaz de volverme a robar o hacerme pertenecer a un cartel de mafia, que horror.   Se hace a un lado y me ayuda a levantarme, siento un poco de dolor puesto a que estaba por completo sentado encima mío, se sacude las rodillas y me observa con una sonrisa, este chico realmente está dañado de la mente. Suspira un poco y observa un poco mi sala de estar, voy por un trago y le ofrezco un poco a él y acepta.   Observo que tiene unos cuantos tatuajes y eso se realmente lo hace ver bien, pero hay mejores. Su mirada es rara, se ve que puede llegar a ser cálida, pero a vez un arma letal.   -          Okay, escupe lo que tenga que decir – dije y el solo me observo, le dio un pequeño sorbo a su whisky y solo asintió.   -          ¿recuerdas el primer día que nos conocimos? – me pregunto y solo me dije que si con la cabeza... recordar eso me enfurece demasiado. – pues bueno, me percaté que había mensajes o mejor dicho notificaciones de una aplicación algo peculiar, era esta app … grnder – escupí el trago y empecé a ponerme algo rojo.   -          No sé de lo que hablas, ni siquiera tenía descargada esa aplicación estúpida - dije negando, pero era obvio que la cuenta si era mía.    -          Y si no era tuya ¿para que la tenías? – pregunto y era más que evidente que no me creía. – Bueno, ahora bien, también encontré imagines algo subidas de tono, algunos chats con hombres, hombres que hacen favores por dinero y bueno, muchas cosas más.   -          ¿Y qué quieres con eso? – pregunte aún confuso.   -          Pues mira, es un trato, tú me das algo de pasta mensual, me apoyas con algunos gastos y cosas así y yo te otorgo mi preciado silencio y oculto por completo las pruebas que tengo sobre todos tus chats, fotos y algunos videos. ¿Qué piensas?   -          Eres un maldito cabrón al pensar que caeré tan bajo al aceptar eso, yo no caere en tus juegos sucios y asquerosos como eres tú, hazme un favor, un gran favor... púdrete – dije y le dije a la de limpieza que lo sacara, en seguida ella fue y le dijo que se retirara y observé por las cámaras que le dio una tarjeta, que idiota.   ¿Qué demonios le pasa por la cabeza de pollo que tiene? Viene, me amenaza con un arma, me tira al piso y todavía me trata de extorsionar... ese chico esta dementemente loco, es un psicópata y un maldito delincuente.   […]  Han pasado dos días que supe de ese chico que, por cierto, no se su nombre y esa era mi oportunidad pata denunciarlo. Zoila no me comento nada de lo que le dijo y la tarjeta le dije que la tirara, así que perdí todo rastro de ese maleante.   Miro las horas pasar y yo ya me quiero ir a mi casa para ir a tomarme una buena ducha de burbujas y una excelente copa de vino tinto.   -          Señor, lo buscan. Un caballero pregunta por usted y rehúsa irse. ¿lo paso? – pregunta Amanda, mi secretaria.   -          Pásalo – respondí y es más que obvio que ese delincuente de nuevo.   -          ¿me extrañaste? Porque yo sí – dice sonriendo y verdaderamente este hombre es un jodido dolor de cabeza.   -          Si quieres trabajo ya no hay vacantes para limpiar los baños y aún tengo a la chica que me pasea a mis mascotas, lárgate – dije sin más.   -          Vine a ver que pensabas sobre nuestro secreto, porque vamos... ya soy parte de ello, aunque no quieras.   -          A ver, ¿Cuánto quieres? De una vez dímelo para que dejes de castrarme las bolas.   -          Te dije que es mensual más algunas ayudas extras, ya sabes – dijo para darse la vuelta y salir de aquí. ¡Maldición! Me tiene harto esta situación y el solo me ahoga más en el maldito vaso en el que me encuentro, el simplemente hará que mis últimos momentos de paz desaparezcan como no tiene idea.    Trato de calmarme, pero se me dificulta cada vez más y más. Realmente ya no aguanto con esta farsa; mis papas solo están jodiendo que yo me case con Emma, pero yo no la amo, mi hermana es la única que medio sabe mis preferencias por ella piensa que soy bisexual cuando ni siquiera esa es la verdad, este chico me roba toda mi privacidad y ahora quiere lucrar con ello, estoy a punto de caer de nuevo en esas adicciones y ese abismo del cual solo el me ayudo a salir. […] Trato de calmarme, pero se me dificulta cada vez más y más. Realmente ya no aguanto con esta farsa; mis papas solo están jodiendo que yo me case con Emma, pero yo no la amo, mi hermana es la única que medio sabe mis preferencias por ella piensa que soy bisexual cuando ni siquiera esa es la verdad, este chico me roba toda mi privacidad y ahora quiere lucrar con ello, estoy a punto de caer de nuevo en esas adicciones y ese abismo del cual solo el me ayudo a salir. […]  Finalmente, ya estoy en mi casa y solamente espero a que la tina del baño se llene para de una vez meterme y disfrutar toda mi tarde/noche y pasarla super con unas deliciosas copas de vino y unos exquisitos inciensos.    Le encargue a Zoila que antes de irse me dejara todo bajo llave porque no saldría de la ducha hasta mañana, ella toca la puerta y le digo que pasé.    -          Joven, ya me retiraré. Mañana vendré a limpiar de nuevo - dije y asentí, le dije que se retirará porque ella me mira con cara de que me podría volar treinta v veces en menos de treinta segundos. A veces me pone incómodo, pero es la única en la que puedo confiar.    Escucho que se retira y busco unos parches para los ojos para desinflamar las bolsas que me cargo. Pasan los minutos y cada burbuja que rodea mi cuerpo hace que mi estrés, frustración y ansiedad se reduzcan a lo más mínimo, mis músculos se relajan poco a poco, mi cabello se siente mucho más liviano que lo normal, mis huesos se sienten más livianos y cada centímetro de mi piel lo está disfrutando.    Por momentos pienso en ese chico psicópata, ¿realmente sabrá que soy homosexual? No, no creó. Ese chico realmente no sabe nada de mi vida y jamás lo sabrá. Escucho que suena el timbre de la puerta y no me preocupa, sea quien sea que se largue porque no le abriré hasta mañana y si tiene solamente tiene suerte. Pero cada momento suena cada vez más y más sonando, hablando de ese idiota... así fue la primera vez que vino a buscarme a mi casa. De pronto escuché que ya no tocan la puerta así que me vuelvo a acomodar para seguir disfrutando de las burbujas.    […]    Han pasado dos horas, me dormí y recuerdo que alguien tocaba la puerta, pero no recuerdo absolutamente nada. Seguro nada más era una de esas tontas niñas vende galletas.  Mis pensamientos son movidos puesto a que se escuchan nuevamente el timbre. Me termino de bañar y disfruto el jabón cada vez más, masaje poco a poco mis músculos y los siento tan débiles qué si pasara un viento siento que me llevaría consigo.    Terminó de ducharme, me visto y escucho que el timbre vuelve a sonar, me asomo por el picaporte y veo que ese chico de nuevo.    -         ¿Qué quieres? - dije y miro que solo se rasca la cabeza.    -         Estoy ya hasta el colmo de que no me des respuesta, créeme que no estoy jugando y tampoco quiero que me tengas de tu bobo sin decirme nada - dice y solo puedo reírme.    -          Ya te dije que no te daré nada, absolutamente nada. Así que puedes regresarte de donde vendiste e irte por las sombras para que no te quemes de sol.    Pasa y se sienta en el sofá, se quita las zapatillas y miro que me observa campante, como que si fuésemos íntimos amigos.  Me siento alado suyo e indicó que hable.    -          Mira, sé que te interesa, pero tu mente tan boba debe de pensar que es broma. Pero no mira tengo pruebas - dice sacando unas horas que tenía dobladas en la bolsa de su sudadera - toma y léelo.    -         ¿Qué es lo qué pides entonces? - pregunté y observó qué se mira algo distante.    -          Sólo algo de pasta, cada mes me das una ayuda para que me pueda sostener y darme unos pequeños detalles como ropa o calzado, ¿aceptas? - dijo y solo me empecé a reír.    -         ¿Y solo con eso vas a dejar de molestar?    -          Claro que sí, solo eso y yo no abriré el pico - dijo y yo accedí.    Se levanta y empieza a fisgonear todo mi departamento, es demasiado curioso para ser un chico malo y tatuado.    -          Tienes una buena vida - dijo y solo sonreí un poco.    -          Pues todo lo que vez yo mismo lo trabaje y es por mi propio esfuerzo - miro y el solo me mira asombrado.    -          A mí me llevaría la vida eterna tener la mitad de tu hogar - respondió y yo solo reí.    […]    Pasamos el rato charlando y conociéndonos, miró que no es tan malo después de todo. Me contó que está estudiando en la universidad y pues básicamente miró su oportunidad y la trabajó hasta que lo consiguió, vaya que si es persistente ese chico.    Lo agrego a w******p para mantenernos en contacto, pero claramente le dije que no le respondería todo el tiempo y que solo me llamara cuando fuese necesario y no solo cuando quiera.     Llegó a trabajar y observó que mi papá me esperaba en mi oficina, cada vez que me acercó y puedo ver su cara de enojado. No sé ni porque, pero tampoco lo quiero saber.    -         ¿Por qué no accediste a salir con Emma? - grito y todos quedaron viendo, esto es malo muy muy malo.    -          Por qué no quise, es tan aburrida y cada vez que estoy con ella quiero quitarme las bolas para taparme los oídos por su tonta y pendeja voz.    -          Mira Evan, no es momento para que te pongas de exigente. Sabes lo que tienes que hacer y no es opción, no quiero que me jodas los planes y ya sabes que tu futuro es tan brillante y será un sueño para ustedes dos, así qué no tienes elección y menos opción, ¿oíste?    -          cómo digas, no importa porque tú no mandas en mi vida y yo no soy tu juguete así que deja de molestar con esa engreída y tonta niña bruta y lárguense los dos - respondí y solo miro como su cara casi quiere explotar por toda la sangre acumulada.    Todos los días tengo que vivir con la idea que me tendré que casar con esa chica, prefiero quedarme soltero con muchos gatos a casarme con ella... Necesito un plan para arruinarlo, yo sé que lo haré, nadie me manda y yo buscaré mi felicidad. 
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