SOLO UN SEGUNDO MÁS ©

Que maravillosa coincidencia, quizás sea la suerte o simplemente fue el destino que los llevó a encontrarse ahí, justo bajo la misma tormenta. Él la observa y no logra emitir palabra inteligente, es la más hermosa obra de arte que se ha permitido admirar. Ella lo detalla y mientras más lo hace más se ruboriza, pero tiene curiosidad ya que es el primer chico que ha hecho reaccionar su cuerpo de una forma diferente. Ambos juntan sus manos y poco a poco se conocen, pasan horas hablando de cosas que no entendemos los simples mortales que no sabemos nada del amor. Muchos miran a la joven pareja pasear y se preguntan ¿Cómo pueden estar juntos? Ella es una princesa y el solo un monstruo. Sin embargo ellos se miran de forma diferente. Ella, por su parte es la Afrodita de sus cuentos eróticos. Él, por otro lado es ese protagonista de todas sus historias contadas por un loco enamorado. Son ellos dos y su locura, porque sí que están locos, se comen la boca cada que pueden. Ellos existen y respiran. Gimen y sus corazones desbordados por la adrenalina late cada día más, porque son así en plural los dos, juntos en silencio o estallando en mil pedazos mientras la luna llena se impregna del sabor de su pieles expuestas al firmamento. Son tan felices amándose que sus ganas se contrae y expande cada que el hambre les gana y se comen y aman, o solo abrazados bajo esa fuerte tormenta que los llevo a conocerse a quererse y amarse. Porque aquellos dos lunáticos se aman y su amor representa claramente un hermoso aeternum, porque un amor así de especial debería durar para toda la eternidad, o quizás un solo segundo más. Por mucho amor que se tenga en el alma, por mucha seguridad que se porte ante el físico, las palabras con sabor a mentira duelen en el corazón cuando son dichas con otras intenciones, se aman pero aunque el monstruo se vista de gala seguirá siendo siempre un monstruo y la princesa por más que diga que puede adaptarse a un vida sin lujos solo se miente a sí misma. Permítanse un solo segundo más para dejar ir y morir el sentimiento que comenzó bajo una tormenta.