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Casada por Placer

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¡Yo me voy a casar por amor! decía Jennifer a su amiga Lisa causándole un ataque de risa.

Entiende que amar y coger son cosas diferentes, amar es un sentimiento y coger es un acto físico que se hace por placer. Cuando la tengas ensartada hasta el fondo te darás cuenta que no importará si lo quieres o no.

Semanas después, una noche estando en la cena familiar anual organizada por su padre, este le informó acerca de su decisión de casarla con un hijo de su amigo, un hombre bien posicionado económicamente. Esto tomó por sorpresa a la joven de apenas 18 años sintiéndose vendida, como si sus padres quisieran deshacerse de ella.

"La mujer se casa con el hombre que le conviene y Adrian te conviene en todos sentidos" Fueron estas las palabras de su madre justo antes de ser abordada por este hombre que terminaría por sorprenderla en cuestión de segundos. Quizá el ser entregada en contra de su voluntad no resultaría ser tan malo como lo pensaba.

Aquella conversación que tuvo con su amiga Lisa retumbó en su mente. De alguna manera debía sacarle provecho a esta situación y el placer era la primera y única opción viable en el momento, aunque... ¿Y si después del placer venía el amor?

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Obligada a Casarse
Cuando Jennifer, hija única de un matrimonio como muchos, estaba próxima a cumplir años, a su papá se le presentó una gran oportunidad en los negocios y se mudó con su mujer y su hija a un pueblo cercano al lugar de sus negocios y relativamente cerca de la capital. Un pueblo de unos cincuenta mil habitantes, uno de los llamados “Pueblos mágicos” que vivieron su gloria en el siglo 19 con la minería y en la actualidad viven de la fabricación y venta de artesanías para el turismo. Pueblos que parecen dormir de lunes a viernes para despertar los fines de semana con el bullicio del turismo regresando los lunes a su letargo habitual.   Los primeros días en la escuela, donde Jennifer terminó la secundaria y el primer año de la preparatoria, fue vista como un “bicho raro” por tener la piel blanca, los ojos claros y el cabello rojizo, caracteres físicos que impulsaron en sus compañeros el infantil deseo de molestar llamándole “Cara pálida” o “Jennifer la roja”. Sin embargo, gracias a su carácter amable y despreocupado Jennifer festejó sus apodos, logrando con ello que sus compañeros se dieran por vencidos en su afán por molestar y dejaran de llamarla de esa manera.   Un día en que ella y otros compañeros hicieron una travesura en el salón de clase, el maestro preguntó quién había sido él o la organizadora de tal travesura, ellos se comenzaron a culpar unos a otros y cuando un compañero dijo “Fue la pecas” el maestro lo regañó por referirse así a su compañera, sin embargo, Jennifer lo defendió diciendo “No lo regañe profe, es que así me dicen en mi casa”. Su actitud la hizo ganar el respeto de sus compañeros y a partir de ese día alumnos e incluso maestros la comenzaron a llamar “Pecas” por las pecas que adornaban la nariz y los pómulos de su bello rostro, un apodo que trascendió los muros escolares llegando a ser común entre sus conocidos en el pueblo.   Gracias a su lindo carácter y a su belleza física, hizo amistad con todos sus condiscípulos muy en especial con Lisa, una chica tres años mayor que ella, de finas facciones, cuerpo bien formado, de piel trigueña clara y un carácter “muy liberal”, tanto, que ella misma aseguraba haber perdido la virginidad de manera voluntaria en la pubertad.   Lisa había quedado huérfana de madre siendo niña y cuando su papá decidió volver a casarse los problemas comenzaron entre ella y su madrastra ya que nunca aceptó la idea de que él se casara por segunda vez. Un día en que Jennifer le preguntó la razón, ella respondió “Si mi papá se la quería coger, estaba en su derecho, pero eso de meterla a la casa a ocupar el lugar de mi madre ¡Nunca se lo perdonaré! Tal vez por eso y con la idea de causarle problemas a su madrastra había tenido que repetir dos grados escolares por su nulo desempeño en clase. Hasta que un día las cosas llegaron al extremo donde ella en un acto de total rebeldía y repudio al matrimonio de su padre, se fue a vivir con su tío Matias, el hermano menor de su mamá, quien en aquel entonces tenía 27 años y era el propietario de la única tienda de autoservicio del pueblo.   Siendo ya una adolescente de16 años, Jennifer y otras amigas de la escuela fueron invitadas por Lisa a pasar el Domingo en su casa, donde Matias, el tío de Lisa y dueño de la propiedad, las “cuidaba” mientras jugaban en la alberca. A pesar de que todas usaban bikini, Matias miraba a Jennifer con insistencia y como él le atraía mucho, decidió acercarse a donde él estaba así que salió del agua, tomó una toalla para secarse y caminó hacia la mesa donde había puesto su teléfono móvil. Matias, quien había disfrutado de verla secar su cuerpo de esa sensual manera se le acercó, le puso la mano sobre la piel de su cintura y en voz baja le dijo “Que rica estás” Ella le sonrió y no pasó a más, sin embargo, al día siguiente platicando con Lisa en la escuela ella le comentó.   — Te tengo un chisme pecas… Matias quiere contigo, dice que estás buenísima   — El a mí me gusta mucho, es guapo, atractivo, muy varonil y….   Observó la sonrisa de Lisa y buscando “maquillar” su atracción por el tío de su amiga agregó   — Lo que pasa es que a mí me encantan los hombres “hechos y derechos” … Pero no me casaría con alguien que me doble la edad — Y con una falsa risa agregó— Y si lo hiciera con Matias me convertiría en tu tía ¡¿Te imaginas?! Sería una locura ¿No crees?   Lisa la miró a los ojos, movió la cabeza con incredulidad y respondió     — A ver, te explico… Al decir que estás muy buena y que quiere contigo, no se refiere a que seas una buena chica y que te quiera por esposa. Se refiere a que te quiere coger, ¡Ya despierta amiga! Deja de soñar en el hombre perfecto que te amará por ser su alma gemela, ¡Qué decepción te vas a llevar cuando tu príncipe azul te pida las nalgas! Entiende que amar y coger son cosas diferentes, amar es un sentimiento y coger es un acto físico que se hace por placer.   — Las mujeres lo hacemos movidas por el amor y no por el placer   — Te aseguro que el día que un hombre te tengan bien ensartada, te va a importar un demonio si lo amas o no, lo único que vas a querer es que se mantenga tieso el tiempo suficiente para que tengas uno o varios orgasmos. Ya después que él termine cuando quiera, pero nunca antes que tú ¡Al coger se busca placer y solo el placer!   — Solo que primero es el amor y después viene lo de mantenerse tieso   — ¡No digas pendejadas “Pecas”! Las mujeres cogemos con el hombre que nos gusta, el que nos pone cachondas. Te lo voy a explicar — Y usando los dedos de su mano para contar comenzó diciendo — ¡Uno!: Ves a un chico que te gusta y dices “Que guapo está este cabrón” Eso se llama atracción. ¡Dos!: El chico se acerca a platicar contigo porque tú también le gustaste y mientras él te platica, tú lo observas detenidamente y sientes como tu panochita se humedece y moja tus calzones. Eso se llama deseo, ganas de coger. ¡Tres!: Se tratan, se hacen novios y cogen. Eso se llama enamoramiento. ¡Cuatro!: Viven juntos o se casan para coger cuando les dé la gana. Eso se llama pasión ¡Y cinco!: Muchos años después se dan cuenta que no pueden vivir el uno sin el otro. Eso se llama amor   En resumen y por orden de aparición; Atracción, Deseo, Enamoramiento, Pasión y muy detrás de ellos hace su aparición triunfal el amor …. Ese es el proceso en toda pareja   — Yo me voy a casar por amor   — ¡Estás pendeja! Tú te vas a casar con el hombre que te atraiga, con el que te haga sacar todo lo puta que puedas ser cada vez que él desborde toda su pasión sobre tu cuerpo desnudo. Ya te quiero ver en tu noche de bodas diciendo “Como te amo ¿Para qué cogemos?” ¡Vas a suplicar que te meta la v***a! Ya verás lo que vas a desear en tu noche de bodas. “Te vas a acordar de mi” pecas    Jennifer se sonrojó, fingió una sonrisa y Lisa agregó   — Y te voy a dar un consejo: Si un hombre te pone muy cachonda al grado de hacerte mojar las bragas cuando estás junto a él y te pide las nalgas, ¡No te hagas del rogar y dáselas! ¿Qué tal que no te las vuelve a pedir o que te mueres ese día?    — Me enterrarán con las bragas mojadas — Le dijo Jennifer y Lisa respondió   — Y si primero te entierra la v***a, te vas al más allá con una sonrisa de oreja a oreja   — Y con las bragas secas — Respondió Jennifer y las dos se rieron   Fue un día de mucho calor en que Jennifer regresaba del colegio caminando, que al pasar frente a la tienda de Matias él estaba en la puerta, la saludó con un beso en la mejilla y le dijo   — Te ves muy acalorada, ven, pasa a mi oficina a refrescarte con clima acondicionado   Ya en la oficina Matias le ofreció un refresco y se pusieron a charlar mientras se lo tomaba, cuando ella se terminó el refresco se puso de pie, le dio las gracias a Matias y al despedirse con un beso en la mejilla él la abrazó por la cintura y le dijo   — Me gustas mucho pecas   Y antes de que ella pudiera responder él la besó en los labios, fue su primer beso, el cual no tuvo nada de inocente ya que él tocó con su lengua sus labios buscando el interior de su boca y ella al sentirlo separó sus labios para permitirle el paso y juntar sus lenguas. Al notar que ella le respondía el beso, Matias le metió la mano por debajo de la falda para acariciar la parte trasera de sus muslos y sus nalgas. Pero el fuego que comenzaba a arder dentro de ella fue apagado por el sonido del teléfono y cuando Matias se distrajo en responder la llamada, ella le dijo adiós moviendo su mano y se fue a su casa.   Una semana después, ya terminado el ciclo escolar comenzaron las vacaciones de fin de curso las cuales eran realmente aburridas ya que sus compañeros, a excepción de Lisa, trabajaban en el verano en los negocios familiares. Y así Jennifer veía pasar lentamente los días sin tener nada que hacer que no fuera estar con Lisa, leer, pasar las horas en el internet o simplemente caminar por las calles empedradas del pueblo en espera que su papá pudiera tomar las acostumbradas vacaciones de una semana en el condominio que tenían en la playa.   Un sábado por la mañana en que el calor del verano era realmente inusual, su amiga Lisa la invitó a “matar el aburrimiento” a su casa por lo que Jennifer se puso un vestido “fresco”, corto, holgado y abotonado al frente y sin ponerse más ropa interior que unas bragas. Cuando llegó a casa de su amiga ambas se pusieron a platicar sentadas en la orilla del sofá con nuca recargada en el respaldo como muestra del hastío provocado por el aburrimiento y el calor.   — ¡Que puto calor está haciendo! Como para estar encuerada ¿No crees? — Comentó Lisa   — Yo si me dejaría encuerar…. ¡En estos pinche días me pongo muy cachonda!   — Has de estar ovulando… ¿Pero a que no dejas de ver porno en internet? …. Espérame ahorita bajo   Lisa se levantó del sofá y se dirigió a las escaleras, Jennifer la vio subir hacia su habitación y cerró los ojos pasando su mano sobre su cabello, en ese momento escuchó la voz de Matias decir   — ¡Que lindas piernas estoy viendo!   Jennifer abrió los ojos y le sonrió sin preocuparse de su postura sobre el sofá ni del hecho de que su vestido se hubiese subido a la mitad de su muslo, Matias le gustaba, le atraía, a él le había aceptado el que fue su primer beso y las primeras caricias sobre su piel, tal vez por eso de modo inconsciente lo saludo con un “Hola” dicho en un tono muy sensual que lo hizo pensar que estaba enterada y dispuesta a todo, se sentó a su lado y al intentar besarla ella volteó la cara diciendo    — ¡No Matias! Lisa está arriba   — No te preocupes, ella sabe de lo nuestro y nos va a dejar a solas   Jennifer lo miró extrañada y con admiración preguntó   — ¿Lo nuestro?   — Me refiero a que sabe que me gustas y que nos besamos en la oficina de la tienda   Ella sonrió coquetamente y al enterarse de que todo lo había planeado su amiga no solo aceptó el beso, sino que le ofreció su lengua. Los besos se repitieron y las caricias de Matias recorrieron sus pantorrillas y muslos hasta tocar sus bragas y sus pechos sobre la tela del vestido, cuando él intentó desabotonarlo ella cruzo su brazo sobre su pecho diciendo “No Matias” a lo que él en tono de súplica dijo “Por favor, déjame ver lo hermosa que eres” ella lo miró a los ojos y vencida tanto por su enorme excitación, así como por la voz suplicante de él, quitó su brazo y al hacerlo sin dejar de verla a la cara él le desabotonó lentamente el vestido y lo abrió dejando al descubierto los muslos, las bragas, un hermoso vientre, una breve cintura y unos grandes pechos adolescentes, redondos y firmes que se movían al ritmo de su agitada respiración    Matias la recorrió con la mirada diciendo “¡Eres una belleza!” y la besó otra vez en la boca bajando por su cuello hasta llegar a sus pechos, los besó y le dijo “Que pechos tan hermosos tienes mujercita, son redondos y firmes, ¡Una verdadera delicia!” y acto seguido beso, lamió y chupo de las pequeñas aureolas y pezones color de rosa para seguir besando y lamiendo sobre toda la blanca y fresca piel adolescente… Al escucharla suspirar y ya convencido de que “estrenaría” Matias metió su dedo bajo las bragas para acariciarle los labios vaginales, pero al intentar meterle el dedo en la v****a, su seguridad de poseerla cayó frente a la reacción de Jennifer quien llena de terror, le sujetó la mano, se sentó en el sofá y negando con la cabeza dijo   — ¡No Matias! ….. Te lo suplico    El notó que en su suplica había un “Si sigues lo voy a hacer y me voy a arrepentir” por lo que insistió    — Vamos a la cama Jennifer   — No, por favor Matias, mejor lo dejamos así…. Ya le voy a hablar a Lisa   — Mira lo que tengo para ti   Dijo Matias, quien buscando convencerla se sacó el m*****o, al tiempo que apoyaba su nuca sobre el respaldo del sofá y ponía sus manos a los lados de su bragueta para resaltar el tamaño de su firme erección y preguntó   — ¿Te gusta?   Jennifer quien, a pesar de haber visto muchos videos porno en internet, ya fuera con Lisa o a solas masturbándose, nunca había visto un pene frente a ella y menos uno así, ya que además de grande era tan grueso que el cinturón del glande no sobresalía del tronco, uno de esos p***s a los que su amiga se refería como “en forma de misil” … Por unos segundos observó su tamaño, su grosor, el brillo sobre la piel del glande, el tronco latiendo y resaltando sus venas, por lo que admirada exclamó   — ¡Que grande la tienes!    — ¿Y lo vas a dejar así?   — ¡Me da miedo hacerlo Matias!   Respondió en un tono de desesperación mirándolo a los ojos, él bajó su mirada hacia su pene mojando sus labios con su lengua y Jennifer entendió lo que él quería, no por nada había estado horas disfrutando videos porno, así que era el momento de hacer lo que tantas veces había visto. Con su vestido abierto y sus pechos al aire se arrodilló en el piso, entre las piernas de Matias, le sujetó el m*****o con sus manos y comenzó a besar, lamer, chupar y masturbar ese enorme y delicioso pedazo de endurecida y ardiente carne, mientras que Matias gemía de placer observándola disfrutar su m*****o. Ella se pasaba el glande por las infantiles pecas de su rostro y sobre sus excitantes y muy bien formadas tetas, hasta que en un momento dado en que Jennifer lo tenía dentro de su boca, él le sujetó la cabeza con sus manos y soltó toda su carga dentro de ella   Cuando él terminó de eyacular y le soltó la cabeza, Jennifer se puso de pie y corrió al baño a escupir en el lavabo y antes de enjuagarse la boca observó por vez primera el semen y al imaginarlo dentro de su v****a, por alguna razón que le era inexplicable su excitación se incrementó. En su boca había un especial sabor qué “apretaba” su lengua y mientras observaba como esa gran cantidad de blanca, cálida y sensual sustancia resbalaba por el lavabo hacia la coladera del mismo, con la punta de su dedo recogió algo de ese semen, lo metió en su boca y lo tragó saboreándolo con placer para después abrir la llave del agua, enjuagarse la boca y limpiar el lavabo. Salió del baño dispuesta a todo ya que la excitación y el deseo la habían vencido, sin embargo, al mirar que Matias, sentado en el sofá, había guardado su m*****o dentro de su pantalón, decepcionada dijo   — Ya me voy Matias — El al notar la excitación de Jennifer la retuvo diciendo     — No quiero que te quedes así, ven aquí   Jennifer bajó sus brazos sin abotonarse el vestido y se acercó para ponerse de pie entre las piernas de Matias quien hizo hacia los lados la tela del vestido y le besó el vientre sin que ella opusiera resistencia ya que cada beso que él le daba era como “arrojar combustible” sobre la hoguera que ardía dentro de ella. Hoguera que levantó sus llamas cuando dócilmente se dejó quitar las bragas escuchando a Matias decir “No te pienso dejar ir así pecas” al tiempo que la hacía sentarse en la orilla del sofá con su nuca recargada sobre el respaldo. Cuando Matias se arrodilló entre sus piernas y comenzó a besarla en las rodillas y la parte interna de sus muslos, Jennifer con voz suave y tranquila, propia de quien está dispuesta a lo que venga, preguntó   — ¿Qué me vas a hacer Matias?   El al observar el color claro de su vello púbico, se lo acarició diciendo “Está es la magia de las pelirrojas”, con sus dedos le separó los labios vaginales, los besó dulcemente para después comenzar a satisfacerla con su lengua. Casi de inmediato las piernas de Jennifer comenzaron a temblar lo que lo llevó a incrementar la velocidad con que le lamía el clítoris, hasta que ella no aguantó más y lo dejó venir, sus muslos y vientre se endurecieron, dobló su cintura hacia adelante sujetando con sus manos la cabeza de Matias y apretó sus dientes intentando ahogar un grito de placer que terminó siendo una especie de rugido, hizo su cabeza hacia atrás mientras que una serie de placenteras contracciones la hacían gozar como nunca. Al terminar esa delicia, dejó caer su nuca sobre el respaldo del sofá mientras que Matias le acariciaba y besaba los muslos dulcemente para proponerle   — Acuéstate conmigo pecas   Ella negó con la cabeza, él se puso de pie e insistió diciendo   — Ven mañana. Nos metemos desnudos a la alberca y nos divertimos en la cama ¿Qué dices?   Jennifer a quien su orgasmo le había apagado el fuego que ardía en ella, le sonrió diciendo   — Vamos a esperar Matias    ¿Esperar a que?   — A que sea mayor de edad   — ¿Me lo prometes?   — Te lo prometo    El le dio un beso húmedo y se fue, Jennifer se levantó, se puso sus bragas, abotonó su vestido y llamó a Lisa quien al bajar de su habitación recibió el reclamo de su amiga   — ¡Te pasaste pinche Lisa! ¿Tú lo planeaste todo verdad? ¡Eres una cabrona!   Lisa la miró fijamente y respondió   — ¡Bájale de ovarios! … Tú estabas urgida de v***a y Matias te quería coger, yo solo los junté para que lo hicieran. Así que déjate de pendejadas y agradece lo que hice por ti   — ¡No cogimos! — Le dijo Jennifer en tono cortante y su amiga le respondió    — Pues tienes una cara de recién cogida que no puedes con ella   Jennifer la miró, sonrió y Lisa agregó   — Acomódate el cabello y llegando a tu casa de metes a bañar   Afirmó y se fue a su casa donde se bañó, se lavó la boca y bajó a comer con sus papás. Esa noche Jennifer soñó que en su fiesta de 17 años cogía con Matias encima de la mesa de honor.   Sin embargo, sus planes fracasaron ya que, por razones desconocidas para ella, las vacaciones escolares fueron para empacar y regresar a la capital, donde el ruido, el exceso de gente y el tráfico insoportable la tenían en la desesperación y tristeza al sentirse atrapada en esa “selva urbana”. Solo la escuela la hacía salir de la paz de su hogar donde pasaba el tiempo pensando en Matias, en su sensual y varonil figura, en sus caricias, en su enorme m*****o y se arrepentía de no haberse acostado con él.   Siendo hija única, sus padres al notar su tristeza y soledad, comenzaron a tejer un plan con el cual buscaban, no solo romper la espiral depresiva en la que su hija había caído, sino también “acomodarla” para su propio beneficio. Y un día mientras comían su papá le dijo   — Te quiere conocer Adrian   — ¿Y quién es Adrian?   — ¿Te acuerdas de mi amigo el que nos fue a visitar una vez al pueblo? ¿El que te dijo que eras una mujercita muy hermosa?   — ¿¡El es Adrian!? — Preguntó sorprendida   — ¡No! Adrian es su hijo      Respondió cortante y su mamá aclaró   — Nos preocupa verte tan “apagada” hija, y te haría bien conocer a un buen muchacho. Adrian tiene 23 años es muy guapo y codiciado por las chicas… Sin embargo y a decir de sus papás no se ha interesado por ninguna   — Quien quita y es gay — Respondió bromeando y su papá en tono molesto le respondió   — ¡Que gay, ni que nada!, El caso es que Adrian Carlos (refiriéndose a su amigo) me ha apoyado comprándome a mí y no a otros proveedores así que no me podía negar a su petición.   — ¿Y cuál es la idea de todo esto? …. Díganme la verdad   Su papá la miró fijamente y molesto respondió   — ¡Que se casen! — Y ante la incredulidad de su hija agregó — ¿Para qué otra cosa se conocen un chico y una chica?   Si bien la comunicación padre-hija se había vuelto difícil por el fanatismo feminista de Jennifer esta vez, más incrédula que molesta le respondió   — Tengo 18 años papá   — Julia, la hija de Julio César se casó con Pompeyo a los 13   — Eso fue hace dos mil años o más, cuando las mujeres solo servían para dar hijos y placer a los hombres, por eso los papás ofrecían a sus hijas para negociar posiciones o de plano las vendían   Miró a su papá, después a su mamá y en tono de reproche preguntó    — ¿Me ofrecieron o me vendieron? — Su papá reaccionó con molestia   — ¿¡Cómo puedes pensar semejante estupidez!? …. Nadie te ofreció y mucho menos te vendió, solo trata de entender que siendo nuestra única hija queremos lo mejor para ti y nos gustaría que te casaras con Adrian. ¡Eso es todo! ….    — ¡Me están obligando y eso es lo mismo que ofrecerme como mercancía!     — ¿¡Qué nada puede ser normal contigo!? Te has llenado la cabeza de ideas absurdas y crees que todo lo que se dice o se hace es para perjudicarte por ser mujer. Lo que tu madre y yo pensemos que es lo mejor para ti no tiene nada que ver con feminismos absurdos, si un chico te quiere conocer ¿Es acoso? Si para ti lo es ninguna mujer podría conocer a un hombre sin sentirse acosada... No confundas el fondo con la forma hija   — Le están buscando esposa al tal Adrian y ustedes me ofrecieron para “el empleo” ¡Y eso si es acoso!   — ¡Demonios! — Miró a su esposa y le dijo— Esta niña necesita un psiquiatra   La mamá “entró al quite” diciendo   — Mira hijita; Entiendo que lo que te voy a decir no va con tu manera de pensar, pero la mujer se casa con el hombre que le conviene y Adrian te conviene en todos sentidos   — Lo que ustedes quieren es deshacer de mí   — ¡Niña! — Gritó su papá dando un manotazo sobre la mesa y agregó — ¡Ya basta de decir idioteces! Adrian va a venir a las cinco y tú lo vas a recibir, aunque sea para decirse “Yo soy Jennifer y yo soy Adrian” … ¡Y se acabó la discusión!    Jennifer molesta se levantó de la mesa afirmó con la cabeza y subió a su habitación donde, con la idea de “tomar venganza” se lavó la cara, se puso una blusa holgada y un overol de mezclilla, uno de esos de peto y tirantes. Al mirarse al espejo notó que bajo lo holgado de la ropa no se marcaba forma femenina alguna, ni piernas, ni cadera, ni nalgas, ni tetas y sonrió con tristeza al recordar al niño menonita que varios años atrás había conocido y como si le hablara a ese niño, frente al espejo dijo “Te envidio amigo, no sabes cómo odio la vida “civilizada”. Soltó un chasquido, se calzó unos zapatos tenis y cuando sonó el timbre y Adrian se identificó por el interfono, riendo burlonamente de sus padres cruzó el jardín para ir a abrir la puerta y al hacerlo se arrepintió de todos sus pecados al ver frente a ella a un chico Alto, fornido, varonil y ¿Por qué no decirlo? Muy deseable   — ¿Eres Jennifer? — Le preguntó y ella afirmó con la cabeza Continuará...

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