Ya era casi media noche en los nublosos bosques de Hope bajo una intensa penumbra llena de pequeños ruidos de animales que dominaban el entorno oscuro que predominaba en el lugar, a lo lejos se encontraba el corregidor junto con la rosa azul abriendo senderos entre la maleza espesa que rodeaba los enormes árboles, que con su altura terminaban cubriendo gran parte del manto nocturno de los cielos, en ocasiones se podía encontrar ciertos claros iluminados por la luz lunar del firmamento que escurría un esplendor azul plateado, entre los pasos alargados que hacían ambos jóvenes el silencio provocaba el estado de alerta máximo a todo sonido que de la nada hacía su entrada; ya sea un animal pequeño, el viento golpear las ramas o incluso el silbido a través de las cortezas huecas hacían el perfecto escenario para cualquier emboscada exitosa.
Ambos continuaban su trayecto mientras en un momento determinado Sky preguntaba la relación entre Right y su compañero, al mismo tiempo obteniendo una expresión de sorpresa por saltar a una pregunta de esa clase de forma tan precipitada.
— Right, es mi abuelo materno —contestó tratando de mantenerse indiferente—.
— Ya lo sospechaba— indicó la joven mientras solo podía ver la espalda de su compañero adelantarse en la oscuridad— supongo que tienen cierto parecido.
— No realmente, dejó a mi mamá cuando se enteró que se había casado sin su aprobación ¿Por qué preguntabas?
— Por nada en realidad, quizá simple curiosidad.
Finalmente, llegaron a una enorme cueva oculta entre varias lianas y maleza marchita, de allí parecía formarse un pequeño sendero que se adentraba a sus profundidades, tal como mencionó el antiguo heredero rosado la cueva se encontraba llena de caminos sinuosos, pero uno de ellos transportaba a un refugio lleno de armas, las mismas túnicas negras y gran cantidad de máscaras que portaban aquellos seguidores de la rosa negra.
En lo profundo de aquella cueva existía otras variadas series de túneles que se adentraban todavía más, junto a sus entradas una antorcha apagada y herramientas para encenderlas e iluminar el trayecto, del mismo modo cada sendero se encontraba rotulado con letreros en madera muy antigua con nombre específicos a diferentes lugares del continente como, “ciudad, palacio, costas, distrito rojo, distrito amarillo, etc.”
Sky comenzó a caminar por el túnel que enunciaba dirigirse al palacio, mientras era acompañada por el corregidor que sostenía una antorcha iluminando el camino rocoso, de pronto encontraron una habitación oscura llena de cristales y viejos pergaminos, habían llegado a una especie de bodega subterránea; todo el lugar estaba lleno de rosas de todos los colores colocadas bajo pequeños cultivos, pero protegidas por un grueso cristal que impedía su acceso y extrañamente todas continuaban con vida pese a los años, Víctor observaba el lugar sin entender la cantidad de rosas que abundaban, algunas habían conseguido extender sus ramificaciones fuera del fuerte cristal y florecían felizmente entre las mesas y parte de los pisos, continuaron caminando hasta que la atención de Líes se dirigió a la joven rosa azul quien de pronto comenzó a buscar entre los estantes y escarbaba los restos de documentos apilados por el tiempo esperando sacar los viejos pergaminos empolvados como si algo importante hubiese desaparecido, al ver a su compañera que comenzaba a angustiarse se acercó intentando detenerla y calmarla.
— Sky, tranquilízate ¿Tú sabes que es este sitio, verdad? Dime por favor Sky ¿Qué es lo que buscas?
— Este sitio es muy peligroso Víctor —respondió preocupada— necesito encontrar unos planos con fórmulas sobre las rosas. Si no, estamos perdidos.
— ¿Por qué? ¿Qué es lo que sucede? ¿De qué hablas?
— Hablo del virus Víctor —indicó histérica— un virus tan peligroso que casi destruyó a la humanidad la primera vez que apareció, un virus que fue capaz de aislar la humanidad a la guerra de mil almas, un virus tan peligroso Víctor —pausó por un segundo preocupada de lo que iba a decir— que, si vuelve a aparecer, podría matar definitivamente a la humanidad.
Pasaron largas horas hasta ver el sol deslizarse por las rendijas de los techos desgastados, habían estado buscando entre los despojos de aquel lugar abandonado sin descanso y sus esfuerzos no parecían dar frutos, de hecho, se vieron truncados al no hallar nada entre la pila de documentos que se deshacían al menor tacto, finalmente regresaron al palacio por medio del camino por el que llegaron y en completo silencio ambos ingresaron a sus habitaciones. Una vez Víctor cerró su puerta se recostó en su cama esperando disipar algunas dudas sobre ese documento que tanto estaba buscando Sky, estaba por dejarse vencer por el agotamiento cuando logró visualizar el pequeño libro que antes había estado por leer, se levantó de un salto y se dirigió a su escritorio para revisar su título; un libro así no debería ser tan importante para que fuera robado, pensó mientras curioso se dispuso a leer el libro e intentar esclarecer las intrincadas respuestas que parecían no hallar sentido o lógica alguna.
Diciembre 22 del año xxx
Decidí comenzar este diario para poder relatar a las siguientes generaciones sobre la razón por la cual hacemos nuestras acciones, quizá las nieguen con el tiempo, pero pienso que al menos intenté cumplir la noble labor de los historiadores por revelar los datos veraces del cronológico cruel que conspira ya sea con nosotros o en contra.
Hace mucho tiempo atrás la humanidad gobernó las tierras, y se enorgulleció de los grandes avances que había conseguido a costa del desgaste de sus recursos. La contaminación del medio que rodeaba a este ser, era tan solo una migaja de sacrificio comparado con el éxito de la inventiva humana que sin cesar continuaba la producción en masa de diferentes productos que facilitara su corto vivir.
La naturaleza, sin embargo, determinó que existe un costo ante el robo de sus bondades, demostrando que es capaz de llegar a ser tan vengativa y siniestra como lo fueron aquellos seres que se aprovecharon de sus frutos sin dar gracias. Durante mi investigación y la de mis antepasados no se halló sobre su origen, pero si aquellas pequeñas pistas que esta dejaba a su alrededor, comenzaron como un pequeño invierno de un tono azul muy particular al de otros blancos copos que caían del cielo, según mis antepasados, se le denominó como un pequeño fenómeno natural de tantos que se mostraban cada cierto tiempo, y aunque la explicación nunca se halló, la importancia se le restó como si fuese algo insignificante.
Las pistas no se detuvieron, por el contrario, en otras partes del mundo se hicieron conocer acontecimientos inusuales, como una extraña pandemia que afectaba a las abejas, en otras zonas pequeñas aves que se alimentaban del néctar de algunas flores comenzaron a mostrar síntomas extraños, varias zonas del trópico indicaron que varios tipos de insectos de las zonas desaparecían o en el peor de los casos, grandes enjambres muertos se mostraban en las calles y zonas habitadas.
No fue sino hasta que apareció un hecho escalofriante, en un pueblo cercano a un cultivo de flores, todos sus habitantes misteriosamente fueron asesinados, y las autoridades no hallaban explicación. Según varios escritos de mi familia, algunos hechos similares sucedieron casi después, confirmando la existencia de una amenaza, pero las autoridades no hacían más que culparse entre sí sobre una posible guerra biológica.
La enfermedad se hizo un hecho incorruptible, los científicos dieron con que el virus tenía un patógeno de origen vegetal, muy similar a uno secretado por plantas venenosas. Pero el origen de este patógeno era de las flores. Para cuando dieron con el virus y su comportamiento, este se había esparcido por casi la mitad de la humanidad. Todo entorno fue opacado por el ataque del denominado DKR-1, las medidas de seguridad fueron inútiles y los esfuerzos por hallar una cura se veían ralentizados por la rápida evolución de la enfermedad.
El patógeno fue encontrado en las rosas demasiado tarde, puesto que la labor que realizaban los insectos en el proceso natural de polinización había esparcido el virus con mayor facilidad a otros tipos de plantas que sin poder resistir el mismo se marchitaban casi instantáneamente. Sin polinización, la escasez de tierras y agua limpia comenzaron a hacerse presentes, lo cual desató la anarquía entre las naciones que peleaban los pocos suministros para continuar con vida.
Pronto todo sistema político, económico y social decayó hasta desintegrarse completamente en una guerra por lo poco que quedaba de alimento. Es en este punto donde mi familia decidió crear notas sobre estos acontecimientos. La familia Right nos hicimos aliados de un grupo de sobrevivientes, entre ellos un niño, todos comenzaron un viaje de supervivencia, al igual que varios decidieron buscar nuevas tierras capaces de dar refugio, algo de comida y si fuese posible, un poco de paz entre todos aquellos infectados y otros tantos que recurrían al canibalismo como último recurso.
La esperanza para una cura se hacía vaga, o tal vez se perdía entre el desarrollo del apocalipsis mismo que acechaba, entre el grupo de sobrevivientes varias personas se volvían inusualmente deseosas por comer los c*******s de los muertos, mi padre se vio en la obligación de permanecer despierto todas las noches haciendo guardia para evitar que alguien intentara matarnos, mientras que yo trataba de divertirme en mi infancia con aquel niño que recogieron. Ese niño había sido encontrado cuando aún era un bebé junto a su madre muerta por lo que no tenía nombre, pero era claramente diferente al resto, sus reflejos eran más rápidos y podía pasar días enteros sin probar alimento. Aun así, siempre lo consideré un amigo confiable, me enseñó diferentes de sus habilidades, a correr más rápido, defenderme de los que llamamos carroñeros y soportar todas las inclemencias que se avecinaban, al saber que no tenía un nombre, decidí llamarlo por el llamativo color de sus ojos “Azul”.
Las cosas empeoraban más conforme el paso del tiempo, mi edad ya era la de un adolescente y era un milagro que estuviera vivo, el gran grupo se había reducido considerablemente a solo 10 personas, entre ellos Azul y yo, los pocos abastos ya no eran suficientes para continuar. Un terremoto inesperado llamó la atención de varios grupos de sobrevivientes que nos reunió cerca de las costas, una isla de pronto se asomaba en el horizonte llena de un colorido vibrante, las ansias de conocer un posible lugar lleno de recursos invadió los corazones de las personas, tardamos varios días pero llegamos finalmente a aquel lugar, en cuanto llegamos se decidió hacer un censo que determinó un total de 1000 personas, mi grupo comenzó a hacer un sondeo del lugar, encontramos varias vertientes de agua dulce y vegetación, suficiente alimento para todos, pero Azul comenzó a sospechar de los otros grupos. Entre todos se decidió llamar al lugar como lo que era, esperanza para toda la humanidad y un nuevo comienzo para todos, el lugar se bautizó como Hope, y varios decidieron comenzar una sociedad que no duraría por siempre.
La codicia por las nuevas tierras comenzó peleas brutales entre todos, pero la peor amenaza era aquellos que ya no podían abandonar las ansias de comer a sus semejantes, el virus comenzó a afectar parte de su conciencia transformando a los infectados en caníbales sin saciedad. En vista de la situación que se avecinaba, “La guerra de 1000 almas” se hizo presente en aquel lugar donde la única oportunidad de sobrevivir radicaba en 7 personas, éramos los últimos de mi grupo de sobrevivientes quienes decidimos participar para evitar una tragedia similar a los otros continentes, Azul tomó el mando de nosotros y nos dirigimos a la última de las más sangrientas guerras.
Encerramos a los infectados en una cueva que improvisamos como cárcel y allí nos encargamos de estudiar una posible cura para el virus, por su parte Azul y los otros se encargaban de pelear contra aquellos grupos violentos que intentaban posesionarse por la fuerza de todos los recursos, todas nuestras acciones fueron reconocidas entre los pobladores y nos apodaron como “El Concilio de la Rosa”, burlonamente por ser tan letales como el virus.
Azul era líder del grupo, aunque generalmente me daba el crédito, Naranja que se encargaba de las estrategias de guerra, Rosado por su parte protegía a las personas más vulnerables y yo con mi amigo apodado Amarillo por su tono de piel amarillento debido a tanta exposición de los venenos, comenzamos a experimentar con el virus. Por otro lado, a quien apodamos Rojo por su sangrienta forma de hacer las cosas era un poco más violento, al igual que n***o, llamado así por ser un pirata antes de la tragedia, eran difíciles de controlar en las situaciones de peligro, eran impulsivos y peligrosos, muchas veces temía por el bienestar de Azul en el campo de batalla con ellos cerca.
En aquella cueva los siete, continuábamos las investigaciones en medio del caos para intentar crear una cura, pero también nos inyectábamos pequeñas dosis del virus modificado esperando así poder ganar cierta inmunidad, Azul, Amarillo y yo mostrábamos avances buenos, pero Rojo y n***o parecían actuar diferente. Era como si su mente se retorciera cada vez más, quizá el efecto secundario del mismo virus afecte la psiquis de ellos, así como lo hizo con varios de los huéspedes. NOTA: HAY QUE HACER VARIOS ANÁLISIS AL RESPECTO.
Luego de tanta masacre y la fama que se generó de nuestra supuesta peligrosidad, la guerra finalmente terminó, conseguimos derrotar a todos los agresores, pero los infectados no dejaban de aparecer, no fue hasta que Azul demostró una sorprendente y completa inmunidad al virus que mis esperanzas aumentaron, poco tiempo después yo también mostré signos de respuesta inmunológica aunque no tan avanzados como Azul, con esos resultados me dispuse a trabajar en una vacuna adecuada para el resto de la población, sin embargo, esta vacuna no servía para curar a los infectados ellos ya no tenían esperanza una vez el virus invadía su sistema neurológico, dados estos resultados al menos pensé que funcionaría para proteger a los demás para que no se llegaran a contagiar.
Entre los siete concluimos en sacrificar a los infectados en secreto y proteger a los que podíamos salvar, fue la decisión más dura que jamás pude tomar, pero no había más alternativas, decenas de mujeres, niños, ancianos y hombres de buen corazón perecieron a mis manos, trataba de mantener inexpresividad pero cada vez era más difícil llevar a cabo esta decisión, con mis acciones me gané el sobre nombre de líder blanco y decidimos crear nuevos grupos y distribuirnos para guiar a las personas, yo me quedé en el centro del continente para continuar mis estudios del virus con Azul y n***o para que custodiaran la entrada, pero también porque el verdadero supremo era Azul, yo solo era una rata de biblioteca que intentaba hallar una cura para un nuevo rebrote.
Mi desconfianza con n***o aumentó cuando lo encontré husmeando entre mis anotaciones y las rosas que cultivaban el virus para la vacuna, me decía una y otra vez junto con Rojo que aprovecháramos la inmunidad para generar alguna nueva habilidad, o tal vez un seguro contra alguna nueva rebelión. Azul por su parte, se negaba a todas las peticiones de ellos indicando el peligro que podría conllevar ese capricho, pese a ser tan joven, sabía mantener el liderazgo; menos cuando estaba conmigo, Azul confiaba en mí y yo amaba estar a su lado.
Esta quizá sea mi último escrito y eso es porque Amarillo creó una nueva vacuna con efectos muy peligrosos, algo como esto se vuelve muy delicado para nosotros el concilio, la humanidad y todo ser que haya conseguido sobrevivir en este planeta, el virus actual multiplica el sentido de canibalismo y genera un desgaste en la piel aún más grave que el virus original, más que vacuna considero que se modificó el virus a un grado letal, el paciente muere casi a las dos horas de haber insertado el virus dentro de él, he pedido a Amarillo que se deshaga de esta modificación.
Me enteré que Rojo experimentó el virus modificado en Rosado y provocó su muerte, n***o y Rojo se están saliendo de control, sus reacciones a los experimentos parecen haberles afectado mentalmente, hable con Azul al respecto y consideramos deshacernos de toda evidencia del virus, los experimentos y las investigaciones debían desaparecer cuanto antes del alcance de Rojo y n***o, es posible que ellos intenten una locura que ponga en peligro la nueva vida que creamos, las decisiones que estoy tomando cada vez los irritan más, en el último encuentro casi hubo un enfrentamiento entre nosotros; soy un idiota, debo evitar volver involucrar a azul en estas peleas, cada noche mi paranoia aumenta, tengo la sensación de que algo terrible va a suceder por culpa de esos dos.
Derrumbamos la cueva en contra de las decisiones de Rojo y n***o esperando jamás tener que abrirla de nuevo, pedimos a Amarillo que preparara un cultivo de semillas para poder ir lejos de Hope y repoblar el mundo de nuevo, necesito llevarme a Azul lo más lejos posible de la amenaza de n***o y Rojo, en este nuevo mundo solo espero ahora poder vivir feliz con Azul finalmente.
Sky ingresó a la habitación de Víctor paulatinamente y se acercó mientras este cerraba la libreta lentamente y trataba de asimilar lo que había leído, consideró la información que estaba escrita con el puño y letra del antepasado de Right, con algo de dudas afrontó a su compañera preguntándole sobre el contenido del texto, mientras en su mente el solo deducía que en realidad era un diario lo que había leído, y que al parecer era el último antes de la muerte de su dueño, dedujo finalmente quien era Sky y su papel en Hope, la joven por su parte al ver su reacción ante la lectura de aquellas páginas mantuvo completo silencio por un tiempo prolongado y solo pudo acertar a hacer una pregunta.
— ¿Ahora ya entiendes por qué no podía decirte algunas cosas?