—Deberías ser amable con Julieta—comento Gordon dándome una taza de té.
Agarré la taza en mis manos y la mire, leche con té verde, era una de mis mezclas favoritas. El te verde, no es que fuera la cosa más dulce por eso se solía tomar con limón pero bajo mi opinión eso no lo endulzaba, sin mencionar mi alta sensibilidad a los saberes cítricos, me gusta la leche, endulza las cosas pero sin ser algo demasiado molesto, aunque siempre debe estar fría mientras que el té, para mi, para que tenga un sentido debe salir muy caliente, la mezcla perfecta sin necesidad de echar azúcar, odiaba ese tipo de complementos.
—No es algo que este en mis manos—le deje claro.
—Claro que lo esta—se quejo.
—No voy a comenzar a llamarle mama y a ser amable con ella—le deje claro—No ha sido una buena madre y no creo que se merezca nada—le deje claro, me miro demasiado sorprendido.
—No ha tenido la oportunidad—reclamo y le mire.
Bebí un poco de mi te para pensar en una buena respuesta que le hiciera entender mi punto de vista, comprendía muy bien que las personas tuvieran una opinión, lo comprendía, no necesita su aprobación, no necesitaba para nada que las demás personas dijeran, no necesitaba su aprobación pero puede que la comprensión de los demás me ayudará un poco.
—Pudo abortarme—le deje claro haciendo que me mirara—Pudo hacer mil cosas para evitar que estuviera viviendo un maldito infierno—.
Soy dramática, no es algo que nunca pueda negar y no es algo que vaya a ocultar. Mi madre, mi abuela, la mujer que me crio, no me cuido en ningún momento, no tengo claras muchas cosas en la vida, no las puedo tener solo tengo 17 años, pero si tengo claro algo es lo que es cuidar, y no es, oprimir a una persona, no es cortar las alas a las personas para que sean como ellos desean, es darles apoyo y dejarles las cosas claras cuando lo haces mal pero nada más, y Julieta, quien en teoría debía llevarme por el buen camino, quien debía ayudarme y ser la luz de mi vida, no lo era, hizo que me sintiera mal por todo lo que viví, me hizo no querer vivir.
—Deberías escucharla—aviso Gordon.
Le mire.
No soy una persona arrogante, no me molesta para nada que la gente opine e intente ayudarme, con consejos que creen que deben darme pero me molesta demasiado que se crean que eso es lo correcto sin pararse a entender mis sentimientos.
—¿Te ha mandado tu padre a que me lo digas?—.
Gordon me miro demasiado sorprendido por mi pregunta, se acomodo en el sofá delante de mi e intento analizar mi cara para saber que decir. Era la pequeña cuando creía tener a todos esos hermanos, ahora que se que soy hija unica, soy la pequeña de todos mis primos, y juego con bastante ventaja , puede que tener que lidiar con muchas voces que te dicen que hacer no sea lo mejor del mundo, pero nunca he hecho caso a nadie y dudo que empieza ahora.
—No—dejo claro y le mire—Mi padre no sabe que estoy en el pueblo—aviso.
Le mire.
—¿Has dejado la universidad?—.
Me miro demasiado sorprendido por mi pregunta, hace dos años, su padre le insistía que tenía que hacer algo, al igual que yo y creo que por su influencia, los dos amábamos la música, amábamos cada parte de ella, el tocaba varios instrumentos pero Andrés nunca creyó que fuera buena idea que su hijo se dedicara a la música, y se metió a una carrera universitaria que claramente no le gustaba, aunque era el primero que iba a verle cantar a su hijo.
—Puede—comento, y le mire—No me gustaba para nada estudiar para enseñar a niños, puede que fuera la mejor opción, para enseñar música pero juro que estoy harto de las clases y los compañeros—comento.
Le mire.
—Busca un trabajo—le dije.
Gordon analizo mi hermoso consejo, no es que recordara muy bien como era mi tío Andrés con su hijo, se que jamás de los jamases haría algo que le hiciera sentir mal, siempre buscaría la felicidad pero puede que fuera una persona con ideas demasiado mal organizadas.
—Tengo una idea—le comente y Gordon me miro sin entender nada, sin estar seguro de nada y no es que yo estuviera segura de mi idea pero sabía que lo que estaba planeando era la mejor forma de que las cosas volvieran a ser como antes y que pudiera controlar un poco mi vida, quizás era la peor de las cosas del mundo, usar a la unica de las personas que me soportaba y en estos momentos podía aguantar.
No le dije nada, me levante y deje la taza en la mesa, vale que quizás debería tomarme el te porque lo había hecho con gran esfuerzo pero había perdido dos años de mi vida, no iba a perder más, no me iba a permitir ni un segundo más de perdidas, agarré del brazo a Gordon para comenzar a caminar por el pueblo, la gente nos miraba, estaba claro que a nadie se le ocurrió que fuera a tener una relación con mi familia, pero no creo que todos las personas de mi familia tengan la culpa de mi situación.
Entre al bar de la familia de Colin, seguían todos trabajando en el bar, el primero que se giro fue Jeremy que se acerco a Gordon para abrazarle, eran familia, eran primos por lo que era bastante normal que se abrazaran porque no es que fuera normal que se vieran por lo que, era normal.
—¿Ahora que quieres?—me pregunto Colin demasiado molesto porque hubiera vuelto.
Le mire, estaba demasiado dolida porque me odiara, Colin siempre fue mi mejor amigo, fue esa persona que me hacía sentir que valía, ser la pequeña de muchos, y varios años de diferencia, eso me hizo sentir un accidente, alguien no planeado, alguien traído por las malas circunstancias, y eso era, objeto de las malas circunstancias, no fui planeada, no fui amada, dudo si lo soy pero el fue la primera persona que hizo que dejara de pensar eso, que me sintiera importante y amada, y ahora me estaba destruyendo.
—Calmadito—aviso Gordon a Colin que le miro molesto a mi primo—Vas a escucharla y si no te gusta lo que dices, te callas—.
Mire demasiado sorprendida a Gordon, no es que fuera una persona agresiva, en muchas ocasiones era demasiado pacifista para lo que requería la situación, es demasiado tranquilo por lo que verlo como un león apunto de atacar.
—Voy a cantar, con una pequeña condición—comente.
Colin rio.
—No creo que estés en posición de pedir nada—me aviso.
Todos nos miraron sorprendidos y le mire, di un paso para acercarme a él, quería golpearle, quería agarrar su cabeza y aplastarla en alguna parte, me estaba poniendo de los nervios que actuara como si no le hubiera importado como si ser amigos por más de diez años no valiera de nada por dos años en los que estuvimos separados eran más importantes.
—¿Puedes dejar de tratarme así? ¿Puedes dejar de odiarme?—le pregunte.
Colin no dijo nada, dejo el trapo con el que estaba limpiando las mesas y la dejo en la mesa que estaba limpiando, para apoyarse en la mesa, tenso sus brazos y me miro analizando cada movimiento que hacía y tenía mucha suerte de que la mesa estuviera de por medio porque se que las cosas, si nos tocamos serían muy complicadas.
—Te trato como merece una persona que abandona a sus amigos—comento.
Le mire, estaba planeando la forma en la que podía decirle todo lo que sentía, todo lo que me paso, todo lo que quería decirle, lo que quería que mi boca soltara para que comprendiera para llamar a su empatía, a llamar a esa parte que quizás aún me amaba, aún me apreciaba pero no estaba para nada segura de que eso pudiera pasar.
—No entiendes lo doloroso que es saber que toda tu vida ha sido una mentira—le dije levantando un poco la voz.
Me miro.
—Tú al menos has tenido una madre con la que regresar—me reclamo.
Le mire demasiado sorprendida.
—Eso no es mi culpa—le deje claro, quejándome, no estaba segura de que estuviera haciendo bien las cosas, seguro esta no era la solución para que nos volviéramos ha hacer amigos, pero no sabía como hacer las cosas
Todos nos miraron como si fuéramos una obra de teatro dramática, era bastante normal porque en toda mi vida podía discutir con muchas personas, era una persona demasiado tozuda como para permitir que las personas me dijeran que no o para no convencerlas de las ideas que yo tuviera, si, era cabezota y encima mi paciencia era demasiado enorme, sin hablar de que tenía mucha determinación.
—Paso de ti—me dejo claro Colin saliendo de la sala principal para ir al almacén.
Todos me miraron.
—Quizás deberías dejarlo por el momento—comento Priscila pero no estaba segura de que pudiera hacerlo.
Creo que he dejado claro que soy una persona con las cosas demasiado claras, y demasiado testaruda, agarre todas las fuerzas que tenía mi cabeza, y seguí a mi amigo para ir al almacén y una vez estuvimos los dos solos ahí, cerré la puerta y le mire.
—Escúchame—le suplique.
Colin se giro y me miro.
—Largo—ordeno y le mire.
—No me voy a ir hasta que me escuches, lo merezco—.
Colin paso su mano por su barbilla demasiado molesto.
—No mereces una mierda—aviso mirándome e hizo una pausa—La gente como tú, la gente que abandona a las personas que aman, no merecen la pena, sois basura, unas malas personas que cuando ven que las cosas dejan de salirles bien, lloran y quieren recuperar su vida pero mira por donde, no es posible que recuperes nada de mi, puede que a los demás les hayas engatusado con tu triste historia pero yo se que siempre hay una opción—sus palabras me hacían daño como dagas y creo que es la razón por la que no pude responder, no pude decir nada—No quiero verte, no se si te a quedado claro que no quiero saber nada de ti—aviso.
En ese momento, viendo sus ojos llenos de rabia y dolor me di cuenta que estaba actuando con el de la forma que yo no quería ser tratada, yo pedía a la gente que me escuchara y entendiera lo que sentía, sin comentar lo que ellos creían que era lo correcto, lo que estaba bien o lo que estaba mal, pedía a la gente que comprendiera mi dolor y mi forma de actuar sin querer escuchar a los demás y eso hacía yo con él, obligarle a que me escuchara sin ver que estaba mal.
—Lo siento—me limite a decir mientras agarraba el pomo de la puerta—No puedo rendirme, no puedo dejarte ir por mucho que sea lo mismo que yo le estoy pidiendo a todo el mundo—hable con bastante sinceridad—Fuiste la primera persona que me hizo amarme y la primera que ame de forma consciente, no puedo dejarte ir—confesé y le mire.
Estaba enamorada de Colin, siempre lo estuve, no es que pueda negarlo o quiera hacerlo, siempre fuimos amigos y quizás esa era la razón por la que evitaba dar el paso, aunque habría que estar ciego para no ver que claramente me gustaba, no había que ser muy inteligente para saberlo. No conocía a muchos hombres y no es que es que esa fuera la razón, había personas en el pueblo suficientes para enamorarme pero ninguna era el castaño de metro ochenta que escribía canciones sobre mis hoyuelos cuando estaba triste, era esa persona especial, y no podía dejarle ir.
—Natalia, supera que no seremos más amigos—me dejo claro y le mire
—Pues no lo seamos, ámame, no como amiga sino como la futura madre de tus hijos—le dije en un impulso pero me arrepentí al momento porque sabía que iba a doler.
—No puedes aparecer tras dos años y decirme que seamos novios—aviso.
—Tuve que ser valiente hace dos años, y en cierta forma agradezco no haberlo sido porque el dolor sería aún peor—comencé a hablar mientras notaba que las palabras chocaban en mi cabeza entre si y con las paredes de este—Cada noche que pase en la fría casa de Alaska te aseguro que solo podía pensar en ti, en lo mucho que echaba de menos desde tus gruñidos hasta tus risas y soy consciente que me odias, que odias cada parte de mi porque te deje en el peor momento de tu vida, porque soy el recuerdo de uno de los peores momentos de tu vida, y no se que podre hacer pero seguir mi vida sin ti, no me parece una posibilidad—.
Hice una pausa mientras intentaba recuperar mis fuerzas por las palabras que había conseguido decir.
—Tú eres el recuerdo más triste de mi vida—comento—Y desgraciadamente el más feliz al mismo tiempo—.
Espere una respuesta, una explicación pero no me al dio.
—Démonos una oportunidad—le suplique.
Colin negó.
—¿Qué oportunidad?—me grito—¿Quieres que olvide todo? Tu eras la persona que me hacía sentirme bien cuando mi vida era una mierda, tu me ayudabas a seguir adelante y te aseguro que no te uno para nada con la muerte de mi madre, porque aunque ese momento me dolió fue algo que tenía que pasar, mi madre no estaba para seguir viviendo y aunque nunca la olvidaré y mi hija llevará su nombre, se que ahora esta mejor pero—hizo una pausa cerrando los ojos—Esperarte por dos horas bajo la lluvia con mi ramo de margaritas porque había decidido decirte que me gustabas, eso si que me dolió—se quejo.
Le mire.
—No me fui por mi elección, yo no quería irme, yo quería ir ese día, quería estar a tu lado—le dije y me miro—Mi madre me agarro y sin darme tiempo a nada, nos fuimos, intente tirarme del coche, intente huir y llamarte pero nada me fue posible, y cuando salí de Alaska, me metieron en una casa sin comunicación ni nada para no ser manipulada, pero en el primer momento que fui libre, me vine aquí, contigo, porque eres la unica persona que quiero ver, la unica persona que me importa—.
—Recuerdo las veces que te pasabas contando lo bonito que seria tener pareja, cuando soñabas con tu boda y tu pareja perfecta, recuerdo todos esos momentos y te aseguro que no me mencionabas en ninguno como posibilidad—aseguro Colin.
—Cuando no conocemos el amor, todo lo hacemos por probar pero cuando nos enamoramos, las cosas cambian y tienen otro sentido, hacemos las cosas por esa persona, por su atención, por un abrazo de esa persona, por sentirnos parte de su vida, para que nos mire—le confesé y le mire—No decía tu nombre porque era una maldita locura que nos amaramos, que fuéramos más que amigos, pero en todo momento deseaba hacer todas esas cosas contigo—.
Colin me miro, no me dio tiempo a reaccionar, simplemente agarro mi cara y me beso. Sus labios eran suaves, no se le notaba para nada las pequeñas marquitas en sus labios que siempre le salían por el frío, pero aún así sus labios eran perfectos, su labio superior estaba sobre el mío y estaba haciendo movimientos delicados.
—Esto no cambia nada—aviso mientras tenía sus labios aún pegado a los míos.
Me volvió a besar y le mire, separándome de él.
—No puedes estar estar enserio— me queje.
—Lo estoy—dejo claro para volver a besarme, esta vez agarrando de mi cintura—No puedo darte más que esto—me aviso y le mire, estaba demasiado sorprendida—Besos, pero sin nada más—.
—No soy solo una chica a la que puedas besar de vez en cuando—me queje.
Colin se separo de mi, y paso su mano por su pelo caminando un poco lejos de mi mientras pensaba en algo, deseaba con todas mis fuerzas saber que pasaba por su mente, que me dijera que era lo que estaba pasando. Deseaba comprender que ocultaba su corazón para que no pudiera hacer nada más, para que no pudiera dejarse amarme, para que no pudiera dejarme amarle, eso me volvía loca, me desesperaba, demasiado, quería demasiadas cosas, quería todo de él pero sabía que eso era demasiado complicado, porque él no me estaba dejando entrar en su vida.
—No estoy preparado para perdonarte—aseguro.
Le mire, por mucho que no me quisiera perdonar, no me importaba quedarme a su lado pero si me importaba que fuera solo unos besos, eso me dejaría como un trapo sucio, y no quería sentirme una basura, no me quería sentir mal, quería sentirme bien e importante, quería amar a las personas y ser amada por lo que era, quería ser importante y no quería ser solo una cosa, lo quería todo.
—No me perdones, pero seré una lapa molesta hasta que lo hagas—le deje claro haciendo que negará pero se que en el fondo, muy en el fondo quería reír—Puedo ser muy pesada—avise.
—Tranquila que se lo pesada que eres—comento y beso mi mejilla.
Sonreí porque sabía que estaba ganando un poco de tiempo, un poco de su corazón en el camino a que me personara aunque no estaba muy segura de que pudiera conseguirlo tan fácilmente.
—Me amas—le deje claro.
Me miro sin responder y giro su cabeza rápidamente, como si hubiera algo que quisiera ocultar, un pensamiento, un deseo.
El silencio volvió, Colin se quedo quieto, mirando a un punto de la habitación bastante perdido, se quedo en silencio, cosa que me puso demasiado nerviosa, no me gustaba el silencio y menos que cuando estaba con una persona en una casa y se quedaba mirando a un punto sin sentido, sin explicación, sin saber que hacer, me ponía demasiado nerviosa.
—¿Me puedes decir en que piensas?—le pregunte.
Colin se sentó encima de unas cajas de refrescos.
—¿Alguna vez pensaste que acabaríamos así?—me pregunto y le mire sorprendida porque respondiera con una pregunta, era una cosa que me molestaba demasiado pero necesitaba darle espacio y ayudarle a entender el mundo por lo que respire y me senté a su lado.
—No, nunca pensé que todo esto pasara, nunca pensé que las cosas fueran así de complicadas—.
Colin paso su mano por mi pierna.
—Cuando nos fuimos a Alaska, pensé seriamente que mis padres habían cometido un crimen pero cuando descubrí todo no pude evitar sentirme destrozada, las cosas eran demasiado enrevesadas para ser mentira, no se creo que nadie podría mentir tan bien y de forma tan buena—comente.
—No me refería a eso—me aviso Colin y le mire.
—Pues lo siento, me he perdido demasiado—.
Río, y no pude evitar sonreír porque desde que nos volvimos a encontrar era la primera vez que conseguía que riera o le veía hacerlo, estaba segura que tras todo lo que paso estos años sonreír no le fue algo sencillo, lo comprendía quizás mejor que nadie, el dolor y la ansiedad de sentir que nada tenía sentido y todo estaba mal.
—Me refería a que nos peleáramos—comento.
—No estamos peleados—le deje claro.
Me miro.
—Yo no estoy enfadada contigo—deje claro.
—¿Cuál era la condición para que cantaras?—me pregunto cambiando de tema bruscamente, le mire sorprendida, no le pregunte pero si era verdad que esperaba que el comentara en que situación estaba conmigo.
—Que le dieras un trabajo a Gordon—le respondí sin querer pelear.
—Vale—dijo y miro a la pared pensativo—Veo que sigo siendo un mecanismo—comento y le mire.
—Para mi, lo eres todo—le deje claro.
Colin me miro, y en ese momento, con su mirada en mi, me quede pensando en lo mucho que habían cambiado las cosas, estaba claro que dejamos a esos niños de quince años llenos de sueños atrás, hace demasiado, y ahora estábamos en nuevas etapas, puede que hubiera cosas, sueños que no hubieran cambiado pero nosotros no éramos los mismos, habíamos evolucionada, cambiado, habíamos vivido demasiadas experiencias que no pensamos, por mucho que quisieramos nuestra relación era casi imposible que fuera como hace dos años, por lo que ahora, mirándole a los ojos no sabía si estaba ante el principio o el final de nuestra historia, y no se cual de las dos opciones me aterraba más.