Después de volver y entregar a los detenidos, comenzaron los días de celebraciones a los cuales Bastian no podía faltar. Sería condecorado junto a sus primos por su reciente hazaña. Pero a pesar de que los días prometían ser alegres, en su pecho una angustia le exigía volver con Mabel, o al menos llamarla. Sin embargo, estando entre tantos rostros pertenecientes a los clanes, no le parecía seguro marcarle. —¿Qué pasa? Hablemos con aquellas chicas. Pareces aburrido —dijo Scott al invitarlo a un grupo donde jugaban a verdad o reto. —Volveré después. Necesito salir de este bullicio, tal vez buscar paz entre el bosque —respondió Bastian. Scott lo observó con sorpresa, pero al ver que Bastian se alejaba no intentó detenerlo. Habían pasado meses desde que se habían aventurado en los intrincad

