El día apenas empezaba cuando Mabel recordó el instante que despertó entre los brazos de Elijan. Se incorporó con cuidado, sin querer interrumpir su apacible y profundo sueño. Lo observó unos segundos, recordando cada palabra que él le había dicho la noche anterior. Se enterneció. Sintió esas mariposas revoloteando en su estómago, pero el enojo, una vez más, le ganó terreno. ¿Por qué eres tan tonta, Mabel? ¿Quién se cree él? Se dijo a sí misma mientras caminaba en silencio hacia el baño. Al cerrar la puerta y dejar caer su ropa, dejó también un suspiro cargado de pensamientos. Se sumergió bajo el agua de la ducha, permitiendo que el chorro templado deslizara por su piel como si pudiera borrar el tumulto emocional. Varios meses perdido con su novia, pensó con rabia, dejándome aquí con m

