Capítulo 38. La antesala de una gala que será inolvidable.
Su abuelo le había hablado de esa familia varios años atrás, cuando todavía se creía en los acuerdos familiares y en los matrimonios por conveniencia. De pronto en la mente de Francisco una frase apareció, una que vagamente recordaba:
“Los Marchand no se alían con cualquiera, muchacho. Ellos eligen con la cabeza, no con el corazón.”
En aquel entonces ni siquiera le importó. Ahora, el peso de esas palabras lo comenzaría a perseguir.
Apretó los puños. No soportaba pensar que su lejano primo Mark Leclerc estuviera involucrado en algo tan grande. Si los Marchand realmente estaban cerca de él, significaba que Camille también lo estaría, aunque fuera de forma indirecta.
Y esa posibilidad lo enloquecía.
El sonido del reloj marcando
