Capítulo 60. Una advertencia clara. De regreso al hotel Ariadna entró al lobby y no encontró a nadie en la recepción, extraño sí, pero no imposible. El silencio del pasillo era tan denso que parecía respirar. Ella caminó con el rostro cubierto por el cansancio y los restos de su furia, nada le había resultado como esperaba. Olga la esperaba en la puerta del ascensor; había querido hablarle, pero la mirada de su jefa le cerró cualquier intento de conversación. -- No me sigas – le dijo simplemente. -- Esta noche necesito pensar – la puerta se cerró antes de que Olga pudiera responder. El silencio de la suite la golpeó apenas cruzó el umbral. Todo estaba exactamente como lo había dejado: el aire detenido, el vaso con la copa de vino a medio terminar, el abrigo sobre la silla… lo único ex

