Capítulo III

1690 Words
Narra Ava. Los primeros días fueron difíciles. Mi jefe, al que tengo que llamar Maximiliano y no por su apellido(a petición de él) me ha tenido ocupada. Antes de saber que él desconocido que me ayudó era el dueño de esta empresa, había leído algunos artículos del periódico que era muy exigente con sus asistentes, y lo confirme cuando veía las vacantes publicadas de manera pronta. Él no fue blando o considerado conmigo porque era mi primera semana, pero nunca esperé que lo hiciera, ya que a pesar que nos conocimos de una manera peculiar no significaba que debía ser amable conmigo. Él tenía que tomar su papel como jefe. De hecho, me gustaba pensar que me había preparado bastante bien. No estaba dispuesta a rendirme. Afortunadamente, todos mis compañeros de trabajo fueron amables, especialmente Estefani con quien compartían el piso, ya que solo mi jefe y su primo Iván eran los únicos que lo usaban. Vi a mi jefe ingresar al piso de inmediato me puse de pie con mi libreta para anotar todo lo que necesitara. —Necesito que prepares la sala de conferencia para la reunión de esta mañana—dijo mientras caminaba hacia su oficina. —De acuerdo señor Wood. En ese momento se detuvo de golpe. —¿Señor Wood? Te he dicho que me llames Maximiliano. Eso déjalo para los desconocidos—me regaño. En ocasiones me sentía incómoda cuando lo tuteaba y lo llamaba por su nombre de pila frente a los demás. No quería que pensaran que teníamos cierta confianza fuera de la oficina u otros pensamientos inadecuados. —Lo siento—me disculpe. Para mi sorpresa, una de las comisuras de su boca se elevó ligeramente. —No te preocupes —dijo sin tono, sus ojos vagando por todo mi rostro como si estuviera tratando de encontrar algo. Me tomó toda la fuerza de voluntad que tenía para mirarlo fijamente hasta que se dio la vuelta y siguió hablando. Era como si esos ojos claros pudieran mirar a través de mí, viendo todo lo que luché tanto por mantener en privado y en secreto. La sangre se me subió a los oídos y, por un momento. Podía sentir mi cuerpo tratando de inclinarse hacia él, atraído por su seriedad que de repente parecía tan ineludible. Devolví mi mente a la atención, en las indicaciones que él me daba para lo que tenía que hacer. Pero mientras casi todo el poder de mi cerebro estaba concentrado en eso, las partes más profundas y subconscientes estaban absorbiendo todo sobre el hombre poderoso frente a mí. Sus hombros anchos, su voz profunda, ese cabello castaño y esos ojos claros hablaba de experiencia y confianza. Si no fuera mi jefe, lo besaría ahora mismo—.Eso es todo por los momentos Ava, cuando termines ven a verme—agregó abriendo la puerta e ingresando a su oficina. Él también me llamaba por mi nombre de pila, eso era aun más incómodo. Tome aire profundamente y exhale. Me Dispuse a preparar la sala de conferencias. Llame a la cafetería de la empresa la cual estaba ubicada en el tercer piso para que me trajeran algunos bocadillo. Mientras tanto revise si todo el lugar estaba limpio, verifique que todo estuviera impecable, minutos después llegaron los bocadillos, los coloque en una de las mesas disponibles en un rincón. —Te felicito, has superado el tiempo que la mayoría de los asistentes de mi primo han durado—dijo una voz masculina. Me voltee y pude ver que se trataba de Iván Wood primo de mi jefe. No había hablado mucho con él solo uno que otro saludo, pero había sido muy amable y era sin duda un hombre agradable. Tenía un "no se que", que atraía. Estaba apoyado en el marco de la puerta viéndome. —¿La mayoría no pasan la primera semana?—pregunte asombrada. —Solo como algunas diez chicas pasaron la primera semana, luego de eso renunciaron—contestó con una sonrisa—. Sino tienes algún compromiso podemos celebrar cuando lo superes ¿que dices?—preguntó. Tenía trabajo que hacer, y ciertamente no lo lograría si hacía una pausa en mis deberes como si me hubiera ganado algo. Realmente no había ganado nada; Solo estaba haciendo mi trabajo. No había necesidad de celebrar. Además, no quería que nadie pensara que podrían ser demasiado amistoso conmigo, más aún si se trataba del vicepresidente. El trabajo duro me había llevado tan lejos, mientras que las relaciones intrapersonales me habían enseñado desde muy joven que confiar en alguien era una mala idea. Sería mejor si me dejaran seguir con el día y hacer mi trabajo increíblemente agitado. —Le agradezco la invitación señor Wood, pero es muy pronto para celebrar. Me falta mucho por hacer para llegar a ese punto. —Llame Iván—pidió—. No te preocupes comprendo tu punto. Pero la invitación sigue en pie por si cambias de opinión —dijo amablemente. Tenía un carisma increíble, en el cual seguramente más de una mujer caía bajo su encanto. En ese momento él se fue. Algo que agradecí. Para cuando terminé de preparar unas carpetas, acomodar las sillas, el proyector y encender las cafetera de café, todavía quedaba media hora antes de que la reunion comenzaran. Mire mi libreta, ya había terminado con los pendientes. Ahora no sabía si mi jefe me iba a necesitar en la reunión o debía hacer otra tarea. Miré el reloj de mi celular, aun tenía tiempo suficiente para hablar con mi jefe, él me había dicho que fuera a verlo una vez que terminara. Quizás tenía instrucciones para mí después de la reunión. Pero, si él no quería que yo estuviera presente, ciertamente podría adelantarme en muchas otras cosas. Salí de la sala de conferencias rumbo a verlo. —Ava—me llamó Estefani, desde su escritorio—. Oye si no tienes más pendientes podemos ir almorzar juntas a la cafetería—agregó. Sonreí ante su invitación, ella ha sido una gran compañera, estaba pensando en invitarla a salir junto a Amelia y los chicos un día de estos. —Te confirmo en unos minutos, voy a ver a mi jefe para más indicaciones—respondí amablemente. Ella asintió con la cabeza. Seguí mi caminar contemplando la puerta de la oficina del hombre que de alguna manera me ponía nerviosa. Al llegar toque la puerta. —Pasa Ava—dijo, había adivinado que era yo. Cuando ingrese él estaba apoyado en su escritorio, mirando varias hojas de papel. Él miró hacia arriba y me vio. — Se acerca la reunión y ya está todo listo, pero no tengo nada en mi libreta para lo que necesitas que haga durante ese momento. Me dijiste que viniera a verte —le recordé, me sentí como una tonta preguntando, pero me obligue a mantener mi misma cara seria. — Cierto—dijo asintiendo, aliviando mi preocupación—.Había asumido que ya habrías renunciado, despues de una semana agitada como la que has tenido. Eso han hecho todas las demás. Así que no planeé que estuvieras presente en la reunión—respondió. No era exactamente la respuesta que esperaba, pero no sabía qué más se suponía que tenía que decir. Fue muy sincero. —Bueno, todavía estoy aquí—respondí. — Eso veo—dijo, y sus ojos hicieron esa cosa errante en la que me miraban como si estuviera tratando de identificar todas mis mayores debilidades—.¿Crees que puedes seguir manejando todo?¿tomar notas en las reuniones, preparar café, ir a la tintorería u otro sitio y seguir haciendo todo eficientemente? —Soy perfectamente capaz de tomar notas adecuadas para la reunión sin que mi propia presencia me distraiga y hacer todas los trabajos asignados como lo he estado haciendo—respondí firmemente sin despejar mis ojos de los de él. Fue como si el tiempo se detuviera por un momento, flotando en el aire entre nosotros. Contuve la respiración, mal diciéndome internamente de la cabeza a los pies. No era así como quería perder mi trabajo y ser incluido en la larguísima línea de ex asistentes. —Tienes mucha confianza en ti misma —dijo de repente, pero había algo en su tono que sonaba casi ... ¿divertido? ¿Sorprendido? No lo conocía lo suficientemente bien como para señalarlo, pero no sonaba enojado. Sus ojos se quedaron en mí, mirándome directamente a través de mí de nuevo, y me di cuenta de que todavía estaba esperando una respuesta. Bueno, podía seguir esperando, porque iba a estar seguro de que mi voz era firme cada vez que abría la boca de nuevo. Me sostuvo la mirada durante mucho tiempo, pero no pude leer nada en su rostro antes de que hablara. —Entonces, ¿debo ir a la reunión ahora, o puedo tener un descanso?—interrogue. Él parpadeó y fue entonces cuando me di cuenta. Que él estaba sorprendido. Realmente me las había arreglado para tomarlo con la guardia baja. Definitivamente eso fue algo más. No estaba acostumbrada a poder sorprender a un hombre que dirigía su propio imperio. —Puedes tomar un descanso —respondió. —Gracias—dije, inclinando mi cabeza antes de salir. Lo hice con la cabeza en alto. La satisfacción corría por mis venas. Porque sabía que había sido capaz de hacer lo que nadie había hecho en posiblemente mucho tiempo. Lo había sacado del centro. Eso me hacía sentir poderosa como si yo fuera su igual en lugar de ser su asistente que organizaba su vida. Aún así, sabía que estaba jugando un juego peligroso. Con hombres como él, era mejor pasar desapercibido, pero lo había desafiado directamente a la cara. Supongo que solo tenía que esperar que no me lo reprochara. Me acerque a Estefani. —No tengo más pendiente ¿nos vamos almorzar?—le pregunté con una inmensa sonrisa. —Al parecer te fue bien. Debes contarme todo—dijo poniéndose de pie alegremente. —De acuerdo—reí ante su actitud jovial. Tomamos nuestros bolsos y nos dirigimos a la cafetería.
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