Capítulo II

1517 Words
Narra Maximiliano. Luego de observar a la desconocida  salir de mi departamento. Me dirigí a la cocina, me prepare café y pan tostado, me dispuse a comer, una vez que termine salí de mi vivienda  hacia el estacionamiento, donde  aborde mi auto, salí del complejo departamental rumbo a Empresas Wood, en poco tiempo me encontraba entrando al espléndido edificio donde estaba construido mi imperio. Camine lentamente hacia el elevador, las mujeres  que se encontraban ahí me saludaron, educadamente les correspondí.  Al llegar al piso donde estaba mi oficina, me encontré con  Margot, la Gerente de Recursos Humanos, estaba de pie con unas carpetas charlando con la secretaria de mi primo Iván. Ella en cuanto me vio se me acercó. —Señor Wood, aquí está la información que me pidió—dijo dándome las carpetas de los datos de las candidatas al puesto de asistente—. Disculpe mi intromisión, pero ¿para que los necesita—preguntó Margot. —En esta ocasión yo mismo haré las entrevistas—le aclare,  dejando ver qué en esta vez no dejaría que ella   las hiciera, no era porque no confiara en su capacidad,  sino porque yo era muy exigente y mis asistentes no lo soportaban.  No era que tuviera la intención de hacerles la vida miserable, o que tuviera alguna venganza contra ellas, era solo que ninguna parecía ser capaz de seguirme el ritmo. Algunas dijeron que mis estándares eran demasiado altos, o que esperaba demasiado de la gente en un corto tiempo. Si alguna cometía un error, solo le daba una oportunidad más y luego las despedía.  Sin embargo, ellas se derrumbaban bajo presión fácilmente y no pudieron seguir—. Gracias Margot—le agradecí. Ella se marchó una vez que termine de hablar—.¿ Iván ya está en su oficina?—le pregunte a Estefani. —Si, señor Wood—respondió. —Por cierto señorita Gutierrez, la voy a necesitar  hoy para que me ayude con las candidatas para mantener un orden. Iván estará bien solo por un dia–le comunique. —Si señor Wood—respondió rápidamente.   —Puede comenzar ahora mismo—le indique. Ella apresuradamente pasó sus pertenecía personal al otro escritorio donde lo ocuparía próximamente mi nueva asistente. Mientras ella se organizaba  ingrese  a la oficina de mi primo, quien era el vicepresidente. Iván en cuanto me vio  ingresar sonrió levemente. —¿Qué pasó anoche? Cuando te busque en el club ya no estabas—me preguntó desde su silla. Yo seguía de pie, mi intención no era quedarme a charlar. Tenía que estar listo para las entrevistas—. Conocí a un par de mujeres que te hubieran encantado y como no estabas me las lleve a ambas a mi departamento—informó, sonreí levemente ante sus palabras. Mi primo era bastante ojo alegre. —Tuve que irme, no puedo quedarme a charlar, tengo que hacer algunas entrevista—le dije. —¿Estás seguro que haciendo eso encontrarás a la asistente ideal? Discúlpame primo, pero eres demasiado exigente con ellas, no son máquinas, son humanos—comentó. —No seria mala idea contratar una máquina, ella haría mejor trabajo—conteste —y no soy exigente, solo me gusta el trabajo bien hecho—agregue— . Te recuerdo encargarte del informe de  la nueva marca—le dije. Mi empresa es una de las mejores  embotelladoras, ahora estábamos a punto de lanzar una nueva marca de refresco—. Por cierto Estefani trabajara para mi hoy. Hablamos luego—añadí, él no dijo nada. Luego salí de su oficina, las candidatas estaban comenzando a llegar, ingrese a mi oficina. Tomé asiento y dejé las carpetas que contenían los curriculum  a un lado.  Después de unos minutos comencé a entrevistar a la primera candidata y así sucesivamente seguí. Luego  de un par de horas, tome aire. Estaba cansado de hacer las mismas preguntas una y otra vez y ha decir verdad ninguna me convenció para el trabajo, solo quedaba una candidata para la entrevista. Tomé la carpeta, pero cuando la iba abrir para conocer un poco más de esta mujer, tocaron la puerta. —Señor Wood, la señorita White es la última candidata ¿la hago pasar?—preguntó Estefani. —Si—conteste. Ella dejó la puerta media abierta para que ingresara mi entrevistada. Cuando lo hizo me quedé sorprendido al verle el rostro, era ella: la mujer que ayude y  lleve anoche a mi departamento. No podía creer que ella estuviera aquí, parada frente a mí. Lucia muy hermosa, su cabello largo castaño estaba recogido en un moño. Vestía de falda y chaqueta. Sus ojos estaban muy abiertos y sus labios carnosos estaban ligeramente separados. Ella también parecía sorprendida. Mis ojos se deslizaron de nuevo  sobre ella antes de pasar a cosas más urgentes.  —¿Eres el señor Wood? —preguntó para confirmar. —Si—dije y tu eres la señorita White—agregue. —No esperaba que fueras tu, el dueño de este lugar—comentó sin poderlo creer. —Bueno, creo que el destino ha jugado con nosotros—conteste—. Toma asiento, por favor. Y no se te ocurra tratarme de usted ahora que sabes que soy el propietario. Ya dormiste en mi cama, creo que ya tenemos la suficiente  confianza para ello—le pedí con una media sonrisa. Ella vaciló un poco, pero finalmente lo hizo.  Mientras tanto abrí su curriculum. Su nombre era Ava White. Se acaba de graduar de Negocios internacionales. Había tenido trabajos temporales, pero nada relacionado con puestos similares a lo que yo buscaba—.¿Alguna vez has sido asistente ?—le pregunté viéndola. —No—respondió un tanto nerviosa, pero lo disimulo rápidamente. Su respuesta fue corta sin más explicaciones. No  había garantía de que ella fuera buena para el trabajo. Solo fue una respuesta fáctica. Me gusta eso. Quizás esto sería más interesante de lo que pensaba. —Si no tienes experiencia, ¿por qué crees que podrías hacer un buen trabajo? —Como dije, no tengo experiencia. Pero se que eres un hombre que le gusta el orden y el buen trabajo y esperas que tu asistente sea igual, que tenga tu mismo ritmo  ¿no es así?  dudo que las demás candidatas tenga las habilidades que yo poseo. También se que tus antiguas asistente tenían un contrato temporal y que has tenido más que cualquier otro empresario en menos de un año.  —Eso es cierto—dije suavemente, curioso por dónde se dirigía su respuesta. Al parecer había investigado un poco. —Yo pretendo romper ese rencor de permanecía. Me gustan los desafíos y se que soy capaz de trabajar a tu ritmo y exigencias—dijo firmemente. Esperaba que ella vacilará, pero no lo hizo, su determinación fue sorprendente. Parecía que ella no iba a ceder en eso, pero no me importó. Me gustó esta mujer desafiante con rebelión en su mirada y lucha por mantener su postura. Era casi como tener un animal salvaje frente a mí que se presentaba con cortesía cuando en realidad no quería nada más que derribarme y desafiar mi posición en la cima. Guarde silencio por un momento a pesar de que ya había tomado una decisión. —Es hora de demostrármelo. El puesto es tuyo. Mañana a primera hora inicias como mi nueva asistente—informe. Ella se quedó allí, con los ojos abiertos de par en par por un momento. —¿De verdad?—preguntó. —Siempre hablo en serio—le confirme. Ella iba a responderme, pero cerró la boca, se había arrepentido o quizás se dio cuenta que no tenía caso preguntar mas sobre mi decisión. —Gracias por la oportunidad—mencionó, poco después se puso de pie. —No me des las gracias todavía, Estefani te dará algunas indicaciones antes de que te vayas—dije con una sonrisa. No todas resisten al trabajo.  Ciertamente esperaba  que ella resistiera a las pruebas que le pondría—. Te veré mañana Ava White—pronuncie exquisitamente su nombre.  Ella me vio y pude ver que sus mejillas se enrojecieron. —Hasta mañana—dijo, luego salió de la oficina y dejó la puerta media abierta como anteriormente estaba. La vi irse, trate de ver el momento en que se derrumbaría, pero se mantuvo firme incluso mientras hablaba con Estefani inclinada en su escritorio. En esa posición era imposible que mis ojos no se fijaran en su trasero que moldeaba la falda que traía puesta, en ese momento recordé su cuerpo en ropa interior cuando la desvesti anoche para ponerle mi camisa. Era muy hermosa y su cuerpo me tentó, pero no era de esos hombres que se aprovechaba de las mujeres en ese estado.Sentí una extraña clase de emoción que no había sentido en mucho tiempo. Sacudí la cabeza, y me concentré en mi trabajo, revisé mis correos electrónicos. Tenía mucho que hacer y no podía permitirme perder el tiempo con alguien de quien que seguramente no duraría en el puesto.  
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