29

1636 Words
¡Demonios! ¡¿Qué hace el idiota de George en frente de mi casa!? ¡espero que no sepa que vivo aquí!.>> -¡¿Qué tanto miras la ventana?! ¡Escúchame cuando te hablo!. - Gritó furioso abofeteándome. -¡Estoy escuchándolo!. -¡No me respondas malcriada!. - Haló bruscamente mi cabello empujándome hacia el suelo. -Ya por favor, ¡¿por qué me maltrata?!. -Me dijeron que te vieron hablando con la policía, ¡¿qué carajos hacías tú hablando con la policía? ¡mocosa!. -Un maleante me perseguía. -¡Mientes! -¡Es la verdad!. -Si me entero de que eso no es cierto, ¡estarás en graves problemas!. - Exclamó lanzándome un zapáto en el estómago. Me quejé de dolor; desde el suelo pude verlo dirigirse hacia el porche por lo que me atemoricé y aún adolorida me levanté del suelo para asomarme en la ventana con la finalidad de asegurarme de que nada malo pasara, pero afortunadamente ya George se había ido; me sentía comprimida, así que subí a mi habitación y acostándome prorrumpí en llanto. "-La vida... La vida es dura, hasta para el amor hay sufrimiento, pareciera que todo está predestinado, el dolor está repartido de diferentes maneras para cada persona, pero nadie se salva de ello; la vida es irónica y extrañamente dolorosa, sólo los fuertes la enfrentan, es extraño pero así es la vida, aún así quiero vivir, con todo este dolor encima... Aún así quiero arriesgarme a intentar en lo que he fallado, aún así quiero..." Sin haberme dado cuenta me había quedado dormida, al despertar cerré el libro marcando el capítulo en el que me había quedado, la habitación a pesar de ser relativamente pequeña se sentía tan enorme y vacía, me dolía la cabeza de tanto llorar, las lágrimas se habían secado, dentro de mí todo se sentía neutro, luego de tantas emociones solo quedaba un profundo vacío del que nada podía sacarme.  Me encontraba sentada en mi cama mirando un punto fijo sin pensamiento alguno, como si estaba dormida-despierta, pero un escalofrío repentino me sacó del ensimismamiento; de pronto comencé a escuchar ruidos de platos quebrarse acompañados de gritos, así que bajé desasosegada hasta la sala para ver lo que estaba sucediendo, mis padres estaban peleando pero no entendía la razón ya que solo gritaban insultándose al unísono sin entender nada, entré en medio para detenerlos pero ambos me hirieron con furia y caí al suelo sangrando en el brazo izquierdo por el filo de un plato de vidrio que me habían lanzado. Ambos estaban impotentes por lo que levantándome del suelo intenté subir a mi habitación pero mi padre me retuvo para que me pusiera de su parte, y mi madre quería que también me pusiera a su favor, estaba entre la espada y la pared. -¡Joyce! ¡¿Verdad que tengo razón?! ¡Esta perra me está siendo infiel con su compañero de trabajo!. - Manifestó mi padre con el ceño fruncido. -¡Ya deja de decir eso bastardo! Todo es un malentendido, el único maldito hombre en el que me fijé eres tú, pero odio que desconfíes de mí! ¡Joyce dile que no es cierto!. Estaba nerviosa, no sabía que hacer, si apoyaba a uno, el otro me mataría; no podía decir ni una palabra, en realidad desconocía sobre lo que estaba pasando y tampoco quería adentrarme en sus problemas sólo quería que acabaran de pelear, así que sólo se me ocurrió fingir un desmayo, me dejé caer al suelo cerrando los ojos procurando no respirar.  Ellos al verme quedaron en silencio por unos segundos, pero luego siguieron discutiendo por mi causa. > Abría los ojos sutilmente para mirarlos, de pronto los ví dirigirse hacia la cocina mientras gritaban, en eso aproveché para levantarme, subí hacia mi habitación, me apliqué alcohol en la herida del brazo junto con una vendita y a la vez un suéter para cubrirme e inmediatamente sin perder más tiempo bajé con las pupilas inundadas procurando salir sin que me vieran. Ya era de tarde, habían pocas personas así que se me hacía más cómodo, estuve caminando como una hoja que arrastra el viento sin dirección alguna mientras sollozaba, sentía que mi vida no tenía sentido alguno, solo vivía porque aún mi corazón latía instintivamente, que aciago me producía aquel sentimiento, estuve así en todo el camino; mis pies me condujeron hasta el parque en el que había estado con Nick, no habían casi personas ahí por lo tanto me senté en un columpio mientras escuchaba música con mis audífonos para tratar de ignorar todo lo demás, en eso unas chicas se sentaron a mi lado en los otros columpios desocupados me observaban con una mirada despectiva pero las ignoré, hasta que sentí un una piedra en mi espalda, voltee y era Jack me estaba diciendo algo pero no le escuchaba por los audífonos, así que me los quité mientras secaba mis lágrimas. -¡Enano! ¿que haces por aquí?. -Vine a jugar un rato, mi hermana me acompañó. -¿Tienes una hermana?. -Claro que sí tiene veinte años, por cierto ya debo ir con ella, si me alejo mucho me regañará. -De acuerdo vé. > Me levanté presurosa del columpio y me topé con una chica alta. -Disculpa. -No te preocupes, tú debes ser Joyce ¿no?. -¿Como sabes mi nombre?. Soltó una pequeña risa -Me han hablado mucho tí... Un gusto, soy Grace, prima de Evans y hermana de Jack. -¡Oh! Ya entiendo, encantada de conocerte Grace. -Tu y Evans son buenos amigos ¿cierto? Él me ha dicho muchas cosas buenas de ti. -Sí, somos amigos desde primaria. -¡Woow! Si tienen bastante tiempo de amistad. -Efectivamente. - Reí tímidamente. -¿Viniste sola?. -Emm sí, normalmemte salgo sola. -Entiendo también salgo sola a veces... Oye disculpa que lo pregunte... Pero ¿estás bien?. - Preguntó mostrando preocupación por mi demacrado rostro. -Sí, estoy bien no te preocupes, es más ya debo irme. -¡Grace acompáñame!. - Exclamó Jack desde lejos. -Esta bien Joyce, igual debo irme, encantada de conocerte. -Igualmente. Dimos un apretón de manos y ambas nos dirigimos a nuestros destinos. >  Luego de despedirme de ella, me encaminé hacia el centro de FBI ya que debía plantearles el problema con la extorsión que le habían hecho a Charlie. Estaba respectivamente cerca de mi destino, así que al llegar me topé con una de las autoridades. -Buenas tardes. -Buenas tardes joven, ¿necesita alguna ayuda?. -¿Usted es la señorita Joyce que escribió para solicitar ayuda?. - Preguntó uno de los policías acercándose. -Sí, soy Joyce. -Pase adelante. Entré y uno de ellos me condujo hacia donde estaba el jefe. -Bienvenida señorita Joyce, diga cual es su problema, haremos todo lo que está a nuestro alcance para poder ayudarle. -Gracias, en realidad la razón por la que vine es porque extorsionaron a mi amiga a través de una llamada telefónica, ofrecieron trabajar como modelos supuestamente pero de las eróticas, y amenazaron diciendo que si rechazabamos asesinarían a uno de sus padres o a mí, que si se informaba a las autoridades su vida sería el costo de ello. -He escuchado este tipo de situaciones antes, andan desatados un grupo de maleantes con eso, ¿me puedes dar el número del extorsionista?. -De acuerdo. Extendí mi brazo con el número del extorsionista anotado en una pequeña hoja y él la tomó. -Perfecto, nosotros nos encargaremos de investigar minuiciosamente sobre esto, no se preocupe, déjelo todo en nuestras manos, les avisaremos cualquier cosa. -Muchas gracias señor. -No tiene que agradecer, es nuestro trabajo. -Bien ahora debo irme. -Vaya con cuidado. Salí de ahí más aliviada e inesperadamente comenzó a llamarme Charlie, así que atendí. -¡Rizitos!. -¡Charlie! Adivina que... -Espero sea bueno. -¡Sí! Vengo saliendo del centro de atención del FBI, ya le plantee nuestro problema y ellos dijeron que se encargarían de investigar para ayudarnos. -¡Ah que bueno!, espero puedan solucionarlo rápido... -Tranquila, ellos son unos expertos, obviamente los atraparán. -Eso espero... Por cierto, te llamaba para preguntarte si podías venir a mi casa aprovechando que mis padres no están dijeron que vendrían a las 12:00 am ya que fueron a una fiesta, y también invité a George espero que no te incomode. -¿Qué? Ya iba a aceptar, pero con George ahí siento que sobraría. -Ay rizitos pero será una reunión normal, para divertirnos no será incómodo lo aseguro, ven por favor, aquí tengo sushi para ti. -¿De verdad? Bueno espérame entonces ya voy. -La única manera de que vengas. -Sabes que el sushi es mi debilidad. -Lo sé perfectamente... Bueno entonces te espero, no te tardes. -Vale. Corté la llamada y guardé mi teléfono, había quedado embelesada con el hermoso ocaso que mostraba el cielo, seguía caminando mientras admiraba la belleza de esa hermosa puesta de sol junto con el armonioso contraste en eso quise sacar el teléfono para grabar ese magnífico momento, así lo hice, saqué mi teléfono y comencé a grabar todo el cielo a medida que caminaba, mi mirada se fijaba en la cámara de mi teléfono, un grupo de pájaros pasaron adornando el hermoso cielo, en ese instante bajé la cámara del teléfono para enfocar las plantas de en frente en donde estaban los árboles podados pero quedé desconcertada al captar a un misterioso hombre corpulento mirarme fijamente.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD