Cicatrices Invisibles

23

Me levanté con cuidado una vez que el dolor se había aplacado un poco; tomé una bolsa y comencé a introducir en ella todas las hojas innecesarias, las demás las aparté junto con los libros y revistas para guardarlos por color - tamaño en sus respectivos lugares; un vez organizado todo, me empezó a doler todo el cuerpo pero más aún el costado, así que me acosté un rato en el sofá. Pero inoportunamente sentí como movían la manilla de la habitación, así que sin perder el tiempo me levanté para seguir buscando la carpeta extraviada de mi padre.

-¿Aún no la consigues?.

-No por ahora.

-¡Maldición!.

-Pero lo encontraremos.

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-¡No me molestes, sólo si consigues la carpeta me llamas!. - Exclamó con el ceño fruncido.

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-De acuerdo.

Él solo se adentró hacia su oficina completamente enojado y desesperado; aproveché para sentarme nuevamente, me dolía mucho el costado, por lo tanto levanté un poco mi camisa para revisarme, tenía en toda la cintura moretones hinchados y calientes, así que fuí por hielo y una pastilla que aliviara el dolor e hinchazón. Tomé una compresa con hielo para comenzar a frotarla circularmente en mi costado.

Estaba concentrada curándome, hasta que de pronto comenzó a vibrar mi teléfono, era una llamada de un número desconocido.

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-¿Ho-ola?. - Hablé dudosa.

Nadie contestó, así que me preocupé.

-¿Quien llama?. - Añadí.

Aún seguía el misterioso silencio.

-Bien si nadie habla voy a cortar.

-No cortes... Quiero escuchar tu voz.

-¿Evans? ¿y éste número?.

-Pequeña leona, éste es mi otro teléfono, guardalo... ¿Y por qué no me habías escrito? Ya me estaba volviendo loco esperando una llamada tuya.

-Perdón, es que han surgido muchas cosas que no había tenido tiempo.

-Esta bien no te preocupes, lo importante es que ya tienes teléfono, podemos hablar más seguido.

-Bueno sí, y gracias por eso.

-No tienes nada que agradecer, solo con tu existencia me es suficiente.

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-Que meloso eres. - Añadí riendo.

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-Me encanta tu risa, son muy pocas veces que la he visto, ríe más seguido por favor.

-Si no la estás viendo tonto.

-Pero la escucho y la imagino.

-Bueno... ¿y que andas haciendo?.

-Preparándole una sopa a mi abuela.

-Que bueno, ¿y ella como sigue?.

-Aún está enferma ese accidente cerebrovascular le afectó más en su pierna izquierda y en el habla, sin embargo está recibiendo sus terapias y la veo un poco mejor.

Me levanté para buscar más hielo y me lastimé el costado con la puerta de la nevera.

-Lamento tanto eso, ¡Auch!, pero me alegra que esté progresando aunque sea un poco.

-¡¿Que ocurre?!. - Preguntó notablemente preocupado.

-¿De qué?.

-Te quejaste.

-No es nada, no te preocupes, solo tropecé con algo.

-¿Segura? Ten más cuidado, quiero verte.

-Sí lo tendré, bueno te dejo para que sigas atendiendo a tu abuela, mándale saludos, espero se recupere, voy a hacer mis deberes, ¡adiós!. 

Corté instintivamente sin darle oportunidad de hablar, guardé su otro número y le coloqué de apodo Querido Idiota De Evans, me senté y seguí poniéndome la compresa de hielo, realmente me dolían los moretones; estaba dudando en la salida con Nick debido al dolor, pero ya me había comprometido así que debía ir ya que no quería quedar mal.

Me tuve que levantar para preparar el almuerzo, una vez listo le serví a mi padre y comí para luego seguir buscando la carpeta amarilla, porque no me dejaría salir si no la encontraba, así que empecé a registrar todos los rincones de la casa minuciosamente, tardaría un buen tiempo considerablemente ya que la casa es grande por lo que tiene varios lugares que no transito mucho, nuestra casa es muy vieja, es una herencia que recibió mi padre, han vivido allí muchos antecedentes por parte de él, cada persona que habitaba ahí, remodelaban y ampliaban, es por eso que ahora quedó más grande, y que supuestamente me tocaría heredar a mí después de su muerte.

Al cabo de 2 horas de búsqueda en casi todos los rincones de la casa, excluyendo la habitación de mi padre, su oficina, mi habitación y el sótano oculto; no pude conseguir su carpeta amarilla, estaba tan agotada y estresada de tanto buscar en vano que subí a mi habitación para acostarme a descansar un rato; cerré mis cansados ojos imaginando cosas que me encantaría que sucedieran con tanta melancolía que de pronto se me hizo un nudo en la garganta, así que me levanté para buscar el libro que había tomado de la oficina de mi padre para distraerme leyendo.

"Mis carnes han llegado a mis huesos, mi pulso es tan leve casi como si estuviera muriendo, mis pocos deseos de vivir fallecieron, es poca la esperanza de vicisitud; el radiante brillo que solía tener ha desistido... ¿Hasta cuando llegará a su fin esta interminable calamidad que me consume?... Es frustrante que la mente y corazón como enemigos contradictores proponen opciones totalmente diferentes..."

Sentí un fuerte ruido proveniente de la sala, así que raudamente bajé, al llegar a la sala no había nadie, grité y nadie respondió, efectivamente estaba sola, por lo que salí preocupada hacia el frente de la casa mirando hacia todas partes pero me tomaron por sorpresa de la espalda mientras cerraban mi boca con su mano, intentaba gritar y moverme pero no podía, querían hacerme daño.

-Tenemos un compromiso. - Añadió una voz grave.

Me halaba hacia un auto mientras me apuntaba a la cabeza con un arma, en ese momento logré usar mis piernas para patearlo pero él conociendo mis intenciones me esquivó y disparó relativamente cerca de mí para causarme pánico, así que me obligó a entrar al auto, no quedándome de otra tuve que entrar junto con otros sujetos que me retenían a la fuerza me llevaban a un lugar desolado, sin decir ni una palabra. Ellos sujetaban mis manos pero mis piernas estaban sueltas, así que actué en cuestión de segundos.

-Oiga, mire. - Le dije al sujeto de mi derecha señalando hacia abajo.

Una vez que él inclinó su rostro lo golpee con toda la fuerza de la rodilla de mi pierna derecha, al liberar mi mano aproveché para golpear en toda la nariz al de mi izquierda, el que conducía se alarmó y me tomó por los cabellos pero lo comencé a ahorcar, los hombres que iban a mi lado me empezaron a halar pero usaba mis piernas para patearlos, íbamos en una completa lucha en todo el trayecto, pero el conductor perdio el control del carro y ya cada vez nos acercabamos a un enorme árbol; inesperadamente me halaron los de atrás por las piernas alejandome completamente del conductor y allí pudo esquivar el obstáculo, los hombres que me tomaron a la fuerza me inyectaron un líquido en contra de mi voluntad mientras me retenían, en eso comencé a sentirme débil, como si me falta el oxígeno, no sentía las piernas, ni los brazos y mis labios estaban dormidos, así poco a poco mi visión se fué oscureciendo, había perdido el dominio de mi cuerpo, cuando todo de repente todo se torno de una completa tinieblas a un incandecente color blanco, abrí los ojos y estaba en mi habitación con el libro en las manos.

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Abrí el libro bruscamente y se me cayó al suelo, cayendo hacia el suelo una pequeña carpeta amarilla.

-¡Al fin la encontré carajo!, así que estuvo aquí todo este tiempo.

Bajé presurosa de mi habitación, llamando a mi padre emocionada, al llegar hacia la sala estaba sentado en el sofá hablando por teléfono, así que guardé silencio deteniendome en las escaleras.

-¿Que dónde está el maldito dinero que acordamos? Estoy pasando por una crisis económica y necesito esa mierda, si no me dan mi parte juro que yo mismo los... ¡Ah carajo!.

 Al terminar su llamada bajé.

-Padre su carpeta, al fin la encontré.

-Ah si, eso, ya da igual.

-¿Eh?

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Me encaminé furiosa a mi habitación, no entendía porque me había rechazado la carpeta, ví la hora y eran las 5:50 pm, así que me dispuse a ducharme para cambiarme y arreglarme, me coloqué el reloj policial, una vez que estuve lista salí rumbo al parque en el camino iba observado el hermoso atardecer, ya estaba ocultandose el sol y se tornaban embelesantes colores que mostraba el atardecer. Después de un largo recorrido de caminata hasta el parque voltee mi mirada y me extrañó ver a Nick junto con varios hombres de n***o a lo lejos.