ISABEL
Al día siguiente, me planto frente a la puerta del despacho de Duke. No me apetece en absoluto hablar con él, pero si quiero contactar con mi familia no me queda otra que pedírselo. No lo he hecho antes porque, francamente, me enerva tener que pedirle algo.
—Buenos días. ¿Podría hablar contigo?
—Dime rápido —responde sin apenas levantar la vista del móvil.
Se le nota molesto… más de lo habitual.
—Quisiera saber si sería posible llamar a mi familia. Va a ser año nuevo y…
—No—me interrumpe.
—Solo unos minutos, para saber cómo están…
—No.
—¿Por qué? No les diré nada… no los pondría en peligro. Yo…
—¿Estás segura?
—Estos días estoy haciendo todo lo que me has ordenado—digo levantando un poco la voz pero a mitad de la frase me arrepiento y cambio el tono— y creo que...
—Ayer no fue el caso.—me vuelve a interrumpir.
—¿Qué se supone que hice mal ayer? —pregunto, incrédula, como si me estuviera contando un disparate.
Duke frunce el entrecejo mientras saca un par de armas del armario. Su gesto se endurece y noto cómo su enfado crece… aunque, sinceramente, no tengo ni idea de por qué.
—Ya he respondido a tu pregunta. Vete.
Vuelve a ignorarme, dándome la espalda. Justo entonces, Sebas y Pietro entran en el despacho; me saludan de pasada y, sin más, los tres se concentran en preparar armas y afilar cuchillos.
***
Me paso todo el día enfadada, hasta que por fin llega la hora de ir a recoger a Enzo al colegio.
Estoy esperando en el aparcamiento justo a otros coches, cuando de pronto, la veo: la chica rubia. Sí, la misma con la que tuve aquella pelea en el baño—quizás debería llamarlo 'choque de voluntades—.
Me observa desde lejos, como si estuviera pensando si acercarse o no. Finalmente, camina hacia mí.
—Hola —dice con una sonrisa medida.
—Hola… —respondo, sorprendida de que la misma chica que intentó darme una bofetada se acerque a mí.
¿Quiere discutir otra vez? Estoy preparada.
Se presenta como Carolina Romano y que ha venido a recoger a su sobrino. No entiendo muy bien por qué me está hablando, y menos aún por qué parece interesada en entablar conversación cordial conmigo… pero le sigo la corriente
Solo es una niña mimada.
—Quería disculparme por lo que pasó en el baño —dice, bajando un poco la mirada—. Después… bueno, me arrepentí un poco de haber hablado así de un niño.
—Te agradecería que no lo volvieras a hacer… Los adultos somos nosotros —respondo, algo a la defensiva.
La miro y, poco a poco, relajo el cuerpo y el gesto. Si fue un desliz aislado, lo dejaré pasar, al menos por ahora.
—La verdad es que me gustaría llevarme bien contigo…
¿Qué?¿Conmigo?
La estudio con atención, buscando alguna mentira en sus palabras, pero de momento no me da mala espina pero no entiendo el interés por ‘llevarse bien conmigo’...
Es una chica guapísima: ojos verdes, pelo rubio teñido, pero que le queda perfecto, y facciones tan refinadas que encaja justo en ese tipo de chicas que todos los chicos del instituto desean. La típica animadora.
La verdad es que me recuerda a alguien…
Pasamos unos minutos en completo silencio y, justo cuando me preparo para despedirme, me dice:
—¿Te apetecería algún día venir a mi casa a tomar algo o, quizás, ir de compras? La verdad es que necesitas una renovación de armario.
—De verdad, valoro mucho tu sinceridad —respondo, fingiendo que me afecta su comentario, aunque por dentro me estoy riendo—, pero estoy realmente ocupada estos días…
La verdad es que no lo estoy, pero Duke no quiere que me relacione con nadie de la organización.
—Quizás en otro momento.
Cuando Enzo llega a mi lado, ni siquiera le dirige un saludo, así que le tomo de la mano y me despido por los dos.
Ella asiente con la cabeza y se aleja hacia su coche.
***
Cuando llega la hora de la cena, Duke aparece y se sienta en la mesa. El ambiente está cargado, tenso, y no tengo idea de por qué. Le doy vueltas una y otra vez, pero no encuentro qué pude haber hecho mal el día de la pelea.
Cuando él aparece el único que habla es Enzo y se lo agradezco. No tengo ganas de discutir.
La tranquilidad me dura poco cuando Duke me pregunta.
—Isabel, ¿qué has hecho hoy?
¿Esto es una pregunta trampa?
—He hecho lo mismo de siempre.
—¿Estás segura?
—Sí, soy una prisionera, ni siquiera tengo móvil…No salgo apenas de esta casa, solo para recoger a Enzo.—digo con tono de queja.
—Voy a reformular la pregunta. ¿Hoy has hablado con alguien ajeno a mi familia?
—Mmmm—repaso mi día mentalmente y lo único diferente ha sido el encuentro con Carolina—He hablado con una chica que conocí en la fiesta de acción de gracias…Me ha invitado a pasar la tarde con ella…
—Te dije que no hablaras con nadie fuera de mi gente…—suena enfadado—.¿Sabes quién es esa chica?
—No…
—Es la hija del Consigliere.
Lo que me faltaba… La única chica que me ha dirigido la palabra es la hija de ese hombre. Y aunque no me dio mala espina, ¿cómo puedo saber que no quiere “hacerse mi amiga” por algún motivo oculto?
—Yo no lo sabía…—Duke pone dos dedos sobre el puente de la nariz.
—No te acerques a ella.
No sé por qué, pero me vengo abajo… Antes, por culpa de mi trabajo, apenas tenía amistades—trabajaba 15 horas al día— y a penas salía.
Y ahora que tengo tiempo libre… tampoco puedo hablar con nadie.
Qué suerte la mía.
La verdad es que a veces se me olvida que aquí soy una rehén.
Recojo mi plato y me voy a dormir, practicamente sin despedirme.