bc

Theodore Lombardi

book_age18+
305
FOLLOW
2.9K
READ
family
HE
arranged marriage
neighbor
boss
stepbrother
drama
sweet
bxg
kicking
city
lies
cruel
musclebear
like
intro-logo
Blurb

Thais Morgan Hill y Theodore Lombardi Meyer eran dos polos opuestos unidos por un acto de valentía en su adolescencia. Años después, sus caminos se cruzan nuevamente, pero ya no son los mismos: Theo es un CEO exitoso, atrapado bajo la presión de su poderosa familia, mientras que Thais lucha por abrirse paso en un mundo que siempre le ha sido adverso.Cuando Theo le pide a Thais que se haga pasar por su amante para liberarse del control de sus padres, ella acepta por lealtad y por la promesa que le debe. Lo que empieza como un acuerdo por conveniencia pronto desvela sentimientos reales, antiguos resentimientos y secretos que desafiarán no solo su amistad, sino también las barreras de clase y las heridas del pasado.En un mundo donde todo parece fingido, ¿podrá el amor encontrar un lugar auténtico?

chap-preview
Free preview
La entrevista inesperada.
Thais Morgan Hill ajustó el cuello de su camisa color lila y prensa el ruedo de su falda con las manos para eliminar algunas arrugas, se miró en el reflejo de la puerta de vidrio de la recepción. Su cabello n***o azabache caía en ondas controladas sobre sus hombros, y sus ojos marrón claro mostraban una mezcla de nostalgia y esperanza. Había llegado temprano esa mañana para la entrevista en Lombardi Real Estate, una de las empresas inmobiliarias más prestigiosas de la ciudad de New York. Si lograba conseguir el puesto de secretaria, no solo sería una oportunidad para crecer profesionalmente, sino también un salvavidas para estabilizar su vida y ayudar a pagar la hipoteca pendiente de la casa de sus padres. Pero tras varias horas de espera, empezaba a sentir que su suerte estaba, una vez más, en su contra. Las personas que salían de la oficina, estaban con rostros felices como si ya habían conseguido el puesto. Imagino que sus hojas de vida eran más excelentes de lo que me pudiera imaginar. La recepcionista, una mujer rubia de infarto de traje impecable con una expresión profesional y distante, finalmente llamó su atención. —Señorita Hill, puede pasar. El señor Ceo la recibirá ahora. Thais se levantó con rapidez, intentando ocultar el nerviosismo que le helaba las manos. Ella había aplicado a través de una agencia de empleo, le hablaron del puesto como asistente personal y del día de la entrevista, los demás detalles como para quien trabajaría, sueldo y demás detalles serían dados el día de la entrevista. Sólo le dijeron que el ceo para el que iba a trabajar si era contratada era conocido por su impecable apariencia y exigencia. Aunque no esperaba que él personalmente dirigiera la entrevista, había preparado respuestas para cualquier pregunta que le hicieran. Cuando cruza la puerta hacia la oficina principal, se detuvo por un instante, sorprendida. La oficina es espaciosa, decorada con maderas oscuras, ventanales que ofrecían una vista panorámica de la ciudad de New York y detalles modernos que reflejaban el gusto impecable de su propietario. Pero lo que realmente la paraliza fue el hombre que estaba sentado tras el escritorio. Theodore Lombardi Meyer levanta la vista de unos documentos al escuchar el ruido de la puerta. Su cabello castaño brilla bajo la luz del sol que entra por los ventanales, y sus ojos azules profundos la observaron con curiosidad. Había algo en su mirada que parecía tratar de conectar piezas en su memoria. Thais sintió su corazón acelerarse. Él había cambiado, claro que lo había hecho. Ya no era el adolescente de quince años con el que había compartido tantas travesuras. Ese rostro ¿cómo podía olvidarlo? Ahora era un hombre, uno que imponía su presencia en ese espacio. —¿Señorita... Hill? —pregunta él con tono formal, mientras vuelve a mirar la lista de personas a entrevistar, no se había percatado de ese nombre y apellido, pero su ceja levantada denotaba que algo en ella le resultaba familiar. Aún aquí no quería equivocarse. La mira de pies a cabeza y una sonrisa se asoma en la comisura de sus labios. ¿Porqué se parece tanto a ella? ¿Su mejor amiga de la infancia y su amor no correspondido? —Sí, soy yo—responde ella con un intento de profesionalismo. Dio un paso adelante y extendió su currículum . —Gracias por recibirme. Theo se sintió familiarizado con esa voz dulce, él toma el documento, pero sus ojos no dejaron de analizarla. Había algo en sus ojos marrones y en su rostro risueño que le resultaba extrañamente conocido. Entonces, como si una bombilla se encendiera en su mente, entrecerró los ojos y sonrió ligeramente. No quiso darle más vueltas y se arriesgo a hacer el ridículo. —¿Thais? —pregunta, dejando caer la formalidad de golpe. El sonido de su nombre en su voz hizo que se le helara la sangre. Theo la había reconocido. El intenta recuperar la compostura. Sin más se puso de pie, se acercó a ella y le dio un abrazo y un beso casto. —Así es—dijo ella, aunque su voz sonó más suave de lo que había planeado. —Ha pasado mucho tiempo...Theodore, mejor dicho, ceo Lombardi. Theo regreso a su puesto y se recostó en su silla, cruzando los brazos sobre su pecho mientras la miraba con una mezcla de asombro y diversión, la sonrisa en su rostro no se hizo esperar. —¿Cuánto tiempo ha pasado?...¿Diez años? —Algo así—responde ella, sintiendo el calor subir por sus mejillas. Había deseado que su primera impresión fuera profesional y fuerte, no nostálgica y nerviosa.—No esperaba encontrarme contigo aquí. Es una sorpresa. —Ni yo contigo—admite él, sonriendo más ampliamente. —Veo que algunas cosas no han cambiado. Tus ojos y tu voz siempre te delatan. Thais traga saliva, tratando de no dejarse llevar por los recuerdos que inundaban su mente. Este era Theo, su mejor amigo de la infancia, el chico que había salvado su virginidad cuando tenía 13 años y al que le había prometido un favor que esperaba nunca tuviera que cumplir. Pero también era el hombre que ahora tenía el poder de decidir su futuro laboral. —Bueno… —dijo ella finalmente, enderezándose. —Espero que esta reunión sea sobre mis capacidades para el puesto y no sobre el pasado y lo rebelde y marimacho que era. Theo inclina la cabeza, divertido. —Por supuesto, señorita Hill. Vamos a hablar del trabajo. Thais, antes que nada, quiero que sepas que me alegra verte de nuevo. Realmente lo hago. —dijo, con una sinceridad que no pasaba desapercibida. Thais levanta una ceja, un poco sorprendida por la calidez de sus palabras. Aunque Theo siempre había sido amable y atento con ella, ahora parecía que algo más estaba en juego. Algo que no podía identificar con precisión. —La sensación es mutua, Theo. Han pasado tantos años… —dijo ella, mientras sus ojos brillaban por una mezcla de nostalgia y cierta tristeza contenida. El ambiente en la oficina pasó de ser sombrío a ser iluminado por los recuerdos del pasado. Aunque el lugar era elegante y profesional, había una chispa que no podía ignorarse los dos no se apartaban de la mirada. Ambos de alguna forma sentían un vínculo que seguía vivo a pesar del tiempo, las clases sociales, las distancias y las vidas separadas. —Bueno —continua él, respirando hondo antes de centrarse en el asunto importante—. Te he llamado aquí porque quiero una secretaria ejecutiva, una asistente personal más bien, que me haga la vida más fácil no imposible, Si pasas la entrevista, una de tus obligaciones sería viajar a dónde yo viaje, si no tienes pasaporte la empresa te lo va a gestionar, el seguro de vida es bueno y el de salud es de los mejores, es privado. Grace ya está muy anciana y se va a jubilar por eso y otras razones. Wao...—hojea el currículum —Siendo sincero, tu currículum me impresiona, pero más aún me sorprendió verte en persona después de tanto tiempo. ¿Como piensas hacer con la distancia? aquí dice que vives en el Bronx con tus padres. Por cierto ¿cómo están? ¿Y la cacatúa? —En cuanto a la distancia lo resolveré, estoy buscando un apartamento. Mis padres están bien, se van a sorprender cuando les hable de ti y Tito no es una cacatúa es un loro verde. Aún está vivo aunque está viejito, no habla como antes. Aunque su tono era profesional, había algo en su sonrisa que le decía que este encuentro estaba lejos de ser solo una entrevista. Thais sintió un nudo en el estómago. Su mala suerte había tomado un giro inesperado, y ahora su destino estaba en manos de Theo. El problema era que no tenía idea de lo que eso significaba. Theo seguía sentado en su oficina, repasando la hoja de vida y haciendo preguntas más personales que laborales, mientras intentaba ignorar la creciente sensación de incomodidad por el nuevo encuentro de la chica que siempre estuvo enamorado en la escuela. Su secretaria, Grace, irrumpe en la oficina con un rostro lleno de tensión. —Señor Lombardi, la señorita Amanda Fitz Patrick está aquí. Dice que necesita hablar con usted de inmediato, sobre la reserva de esta noche. Dice que no le toma las llamadas. Theo aprieta los labios y suspira con exasperación. —Dile que estoy ocupado, Grace. Que espere unos minutos. Grace asiente rápidamente y cierra la puerta. Apenas pasaron segundos antes de que la voz aguda de Amanda comenzara a elevarse desde el otro lado de la puerta. —¡No tengo tiempo para esperar! Él me va a recibir ahora mismo, ¡soy Amanda Fitz Patrick, por Dios! Thais intenta mantener la calma, aunque el ambiente se sentía tenso. La llegada de Amanda interrumpe lo que había comenzado a ser una conversación más personal que profesional. Theo, sin embargo, no podía evitar fruncir el ceño al ver cómo su rostro pasaba de una expresión nerviosa a una más preocupante, aunque sus ojos reflejaban la misma incertidumbre. —Si prefieres, puedo ir a esperar en la recepción —sugiere Thais, alzando una ceja con la esperanza de que el gesto de cortesía no fuera malinterpretado. Theo negó con la cabeza, volviendo a centrarse en la puerta con una expresión resignada. Sabía que Amanda era persistente, y no era algo que quisiera lidiar en ese momento. No sabe cómo deshacerse de ella. Theo rodó los ojos y, mientras escuchaba la discusión que se desarrollaba fuera de su oficina, una idea cruzó por su mente. Sus pensamientos se dirigieron hacia Thais, si ella estaba viajando de tan lejos significa que necesita el empleo. Esa mirada decidida y familiar le recordó algo: ella le debía un favor. El se levanta de su silla, llamando a Thais con un gesto. —Ven aquí, por favor. Thais lo mira, un poco desconcertada, pero obedece. Una vez a su lado, Theo se volvió hacia ella, con una expresión de urgencia. —Necesito tu ayuda, Thais. Y sí, es por ese favor que me debes de hace diez años. —¿De qué hablas? —pregunta ella, cruzando los brazos, evidentemente confundida. Theo respira hondo y comienza a explicarle rápidamente. —Mis padres quieren que me case con Amanda, una mujer que no soporto. Y justo ahora está afuera insistiendo en verme. Necesito que actúes como mi… como mi amante. Si lo haces, el trabajo será tuyo, con todos los beneficios. Thais arquea una ceja, procesando la situación. —¿Y qué ganas tú con esto? —Libertad, —responde él sin titubear—. Y tú ganas un trabajo estable y te daré un lugar donde quedarte para no viajar todos los días desde el Bronx. ¿Qué dices? Thais lo mira fijamente, tratando de evaluar cuán desesperado estaba. Finalmente, suspira. —Necesito este trabajo y, sí, un lugar donde quedarme ayudaría. Pero, Theo, ¿exactamente qué tipo de favor estás pidiendo? Theo se acerca un paso más. Su voz baja de tono, tornándose suave y persuasiva. —Solo tienes que actuar como mi amante en público cuando ella esté presente. Nada más. Pero para que sea creíble… —Se inclina hacia ella, con sus ojos estudiando los de Thais —necesito que confíes en mí. Te voy a recompensar. Cuando él escucha que van a abrir la puerta, sin darle tiempo a Thais para procesar, la rodeó con sus brazos y la besó. Fue un beso largo y firme, destinado más a convencer que a seducir. Sus labios húmedos se juntaron, notando la suavidad de los labios carnosos de Theo, estos arroparon los finos labios de Thais. Ella Quiso separarse por la sorpresa, pero Theo al escuchar los pasos de la mujer endemoniada fuera de su oficina acercándose, se gira sin soltarla, quedando el culo de Thais recostado del escritorio, la sostuvo por el cuello y exploró mejor su boca con su lengua, mientras le sostiene una pierna y se pega mas a ella. Thais abrió los ojos como platos por la cercanía.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

La embarazada sacrificada

read
3.2K
bc

Venganza por amor: Infiltrado

read
64.7K
bc

Una niñera para los hijos del mafioso

read
53.8K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
101.9K
bc

Mafioso despiadado Esposo tierno

read
25.7K
bc

Eres mío, idiota.

read
3.6K
bc

Profesor Roberts

read
1.7M

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook