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Era la primera vez que Sophia Evans recibía un regaño de parte de su jefa, había echo que un cliente la rechazara cuando ya había pagado la mitad por adelantado, su jefa estaba muy molesta, tanto que Jazmín su secretaria tenía miedo de decirle que aquel hombre había llamado de nuevo para pedir por otra mujer.
Su miedo era que obligará a Sophia a pedir perdón y trabaja con él sin paga alguna, Jazmín sabía que su compañera necesitaba el trabajo, por sus padres, además de que debía pagar la inversión que había hecho el señor Patterson.
Tocó la puerta tres veces antes de escuchar a su jefa gritar que podía pasar, ella nerviosa le dijo que el señor Patterson estaba por llegar, para solicitar a otra mujer. La cara de Sophia se colocó roja como un tomate de una vez, Gloria sabía que podía hacerla trabajar sin paga, pero está vez se negó y le dijo que tenía otro cliente para ella dentro de 4 meses que era la solicitud.
— Pero, Señora Gloria, sabe que necesito el dinero en cuanto antes, cuatro meses es mucho tiempo de espera — sabía perfectamente que mientras más tardará en pagar los intereses subirían.
— Ya lo sé Sophia, pero lamento decirte que es mi manera de castigarte — se sentó en su silla — si dejó que salgas ilesa de esta situación y las demás se enteran, abra un caos — suspiro — aunque ya sabes cuál debería ser tu verdadero castigo — la miro.
Ella suspiro nerviosa, trabajar sin paga para el cliente al que había quedado mal, y eran dos años que no podía permitirse.
— Si señora Gloria — se despidió.
Salió de la oficina, con lágrimas en sus ojos para ver a su próximo cliente, el estaba dispuesto a pagar una cantidad un poco más grande, pero no le habían dado los detalles de a qué costo. Subió 5 pisos en ascensor hasta llegar a las salas de oficinas donde recibían a los clientes ya fueran chicos o chicas, pero este piso se reservaba solo para clientes que pagarán un alto precio sin importar el tiempo.
Se paró delante de la puerta, seco sus lágrimas, suspiro y entro erguida a la habitación, cuando vio al hombre de 40 años, gordo y fumando le dió un poco de repulsión. Pero se aguanto un poco.
— ¿Sr Cooper? — Dijo Sophie.
— Vaya — dijo sorprendido el hombre — Así que tú serás mi esposa — ella abrió los ojos como platos. — te han dicho que pagaré lo que sea con tal de que me des un heredero — se le acercó mirando su cabello
— ¿Un Heredero? — No, no que era esto, ni siquiera había aceptado en embarazarse en este trabajo.
— Si cariño, y de la forma natural lo vamos a crear — él la tomo de la cintura por si espalda.
— Sr. Cooper, creo que no soy la indicada — dijo nerviosa y con lágrimas volviendo a brotarle de los ojos.
— Dulce niña, claro que lo eres — abrió sin pena alguna el pantalón de la chica.
Ella congelada del miedo solo repetía una y otra vez que no, el apunto de meter su mano entre sus bragas, ella salió corriendo, pero el hombre gordo la atrapó de una vez, la hizo caer al suelo y se paró sobre ella.
Iba a hacerla suya costará lo que costará, para eso le iba a pagar, para que tuviera a su hijo y no quería nada de inseminación artificial, a él le gustaba crear bebés a la manera natural.
Entre gritos y sollozos, ella logro golpearlo en su parte baja y salir corriendo, tenía que volver a bajar 5 pisos y el ascensor no llegaba con rapidez, así que con miedo, lágrimas en sus ojos y la ropa un poco desecha bajo las escaleras de emergencia que la gente no solía usar.
Al llegar al piso principal, se derrumbó en las escaleras, qué demonios había pensado hace dos años cuando entro en este negocio, o peor aún, cuando le propuso la idea al señor Patterson de un matrimonio falso ante sus padres. Aunque ella aún no comprendía la razón de su rechazo, peso en qué era alguien insignificante para ser la esposa de un magnate, CEO o incluso un principe de Inglaterra.
Seco sus lágrimas y se mantuvo ahí en silencio, hasta que las puertas se abrieron dando la vista al Sr. Patterson, él la miro, con el labial corrido, la ropa desecha y se pregunto por qué le había echo la pregunta cuando seguramente ya tenía un novio para eso. Se burlo entre dientes de ella, o eso pensaba Sophie, pero la verdad es que se burlo de si mismo por ser un completo idiota, él preocupado, y ella tranquila teniendo un amorío con sabrá Dios quien.
Cerra la puerta detrás de si, esperando tomar el ascensor para llegar al 5to piso, justo cuando el ascensor se abrió dio paso al señor Cooper, quien lo miró con desdén, no entendía cómo ese jovencito había echo crecer 10 veces más la fortuna de su familia en un año. Estaba claro que su hijo era un imbécil cuando decidió dejar su fortuna de lado y casarse para vivir en el campo con su esposa e hijos, pero el no estaba dispuesto a quedarse sin heredero. Por eso había acudido a la empresa. Alguien se la había recomendado, una empresa de prostitutas que se vendían por un tiempo para ricos. Se había encantando con la muchacha, cuando la vio en foto y ofreció a pagar su deuda total con el otro cliente si ella tenía su hijo por causas naturales.
Lo que Gloria entendió como parto natural, él se refería a tener intimidad, no le vio ningun problema y acepto.
Gloria estaba hablando con Anabelle del Sr. Patterson cuando Sophie entro con el maquillaje corrido a su oficina, le explicó lo que había sucedido, no quería volver a trabajar con ella, y se iría de inmediato de ahí, no pensó que la venderán de esa forma.
Gloria mando a Anabelle por el Sr. Patterson, pero este cabreado de esperar ya se había ido, había sido claro que necesitaba que la chica llegara a la habitación segundos después. Así que dijo que iría a otra agencia, si es que la conseguía a buscar esposa.
(...)
En horas de la tarde Sophie había salido a dar una vuelta, había dejado a sus padres con las enfermeras, camino y camino sin rumbo alguno pensando en como pagaría el dinero, y como olvidaría el suceso.
Sin darse cuenta llegó al mismo sitio donde el Sr. Patterson la había rechazado, suspiro molesta, estaba claro que había Sido un gran error después de haber entrado a la empresa. Se mantuvo sentada bajo un árbol con las rodillas pegadas al pecho, cuando un perro llegó hasta ella lamiendole el rostro.
— Hola amigo, ¿cómo te llamas? — empezó a buscar su placa — Ares — pronunció el nombre del animal quien ladrón. — Que lindo eres Ares — empezó a acariciarlo, parecía una mezcla entre pitbull y perro callejero, era mestizo sin duda alguna le parecía hermoso.
— Disculpa, ese es mi perro — esa voz la hizo recordar por qué estaba ahí deprimiendose.
— Lo siento — dejo de acariciar al perro, este empezó a chillar enseguida.
— Parece que le caes bien, es raro Ares, desconfía de la gente — dijo mirando al animal.
— Si bueno, creo que me iré — se levantó del suelo — Por cierto, sr. Patterson, debo disculparme por lo del otro día — dijo jugando con sus manos de manera nerviosa.
— Si claro — dijo con desprecio, pensaba a qué se refería al día que la encontró en las escaleras.
Ella ignoro lo que el dijo y continúo;
— Le pagaré su dinero en cuanto antes, como sabes ya no trabajo en la empresa, y me costará un poco, pero por favor téngame paciencia — lo miró esperanzada.
— ¿Ya no trabajas ahí? — pregunto sorprendido.
— No, el día que me encontró en las escaleras ocurrió algo y renuncie — lo miró a esos ojos negros que la ponían nerviosa.
— Hmm... Claro — de aseguro la encontraron con su novio y renunció antes de que le cobrarán más dinero, pensó para si mismo.
— Adiós — dijo ella sin más al escuchar su reacción y evaluar su respuesta.