Capítulo 9.

1503 Words
— He preguntado ¿Que haces aquí? — se cruzó de brazos el señor. — Vine a ver a Sophie, mi médico personal ya viene también para acá — dijo tratando de parecer sereno. — No te quiero cerca de mi hija — dijo muy molesto — ahora LARGATE — Grito. — Por favor, Henry cálmate — llegó la señora Evans con ayuda de una enfermera que empujaba su silla de ruedas. — Por favor Mary, entra a la habitación con nuestra hija — le hablo molesto, intentando que no se le escaparan las palabras como gritos. — Henry. La fiebre empezó a bajar, y ella pregunta por él, quiere ver a su novio, a su prometido — — ¿Que le hiciste? — pregunto mirándolo como si lanzará balas a través de la mirada. — No le hice nada Sr. Evans — suspiro y bajo la cabeza — ambos tuvimos una sorpresa desagradable anoche, de saber que pasaría por eso, no le hubiera pedido que fuera — metió sus manos en los bolsillos y levantó la mirada. — Papá, no fue su culpa — escucharon a Sophie hablar con un poco de dificultad. Había hecho un gran esfuerzo para levantarse, tomo su bata de pijama y salió, aún se veía un poco palida y un semblante demacrado, pero se intentaba agarrar tanto como podía de la pared. Cuando Aleríco la vio, corrió hasta ella para ayudarla a sostenerse, beso su cabeza y la abrazó. — Lo siento Sophie — la ayudo a sentarse en el sofá — Deberías estar acostada — — Escuché a mi papá atacarte y preferí venir al rescate — sonrió — no he dormido bien, ni he comido de manera correcta — apoyo su cabeza en su hombro y cerró los ojos — quizás mi sistema inmunológico me pasa factura — tomo su mano. — Sres. Evans, el doctor Collins ha llegado — Entro una enfermera dando aviso. — Es el médico que llame — aviso Aleríco — Dile que entre por favor — hablo Mary con rapidez. — ¿Ale, podría llevar a Sophie a su habitación? — sintió calorcito en su corazón al ser llamado así por la madre de Sophie. — Por supuesto — sin que Sophie pudiera reaccionar, él la tomo en sus brazos estilo novia. Y siguiendo a una enfermera la llevo hasta su habitación, era pequeña a comparación de la suya, incluso la de Presley en el internado era más grande, solo tenía un armario, peinadora, gavetas y la cama, junta a la cama había una mesa de noche, sobre ella una lámpara, era de color blanco con lila. La acostó con mucho cuidado y luego la arropó, el Doctor Collins entro saludando, y con una señal del Sr. Patterson inmediatamente comenzó a examinarla, le pidió a todos que salieran menos a la enfermera para poder recibir ayuda. Luego de unos pocos minutos el Doctor Collins salió, avisando que solo tenía un resfriado, que debía permanecer en cama por lo menos ese día, recetó algunas pastillas además de vitaminas, y por supuesto aconsejo que Sophie no debía saltarse sus comidas. Pidió que fueran a verlo en una semana para hacerle unos exámenes de rutina, y asegurarse de que solo fuera un simple resfriado. Aleríco pago sus honorarios y después dejo que se marchara, mientras los padres de Sophia estaban con ella en la habitación, le dió a las enfermeras un bono extra de dinero pues estaban cuidando ya no solo de los padres si no también de su prometida. Por supuesto también pidió que cualquier situación que tuviera que ver con ella se le fuera informada de manera inmediata. Llamo también a su asistente pidiéndole que cancelara todas sus reuniones del lunes, Federico estaba sorprendido, nunca había cancelado ninguna de sus reuniones menos un día Sábado, no solía cancelar las del lunes pues siempre venía de un fin de semana. Pidió ayuda a una de las enfermeras para saber dónde estaba todo en la cocina, él se encargaría de cocinar lo de la cena, así que comenzaría con el postre pues este debía reposar en la nevera una hora por lo menos, de ahí prepararía la pasta con salsa blanca. Tendría esa cena si o si. En la habitación, Sophia hablaba con sus padres, diciéndoles que no tenían que preocuparse de nada, la noche anterior sucedió algo en casa de Aleríco de la cual él no tenía ningún control, ayer tampoco había comido nada, y a pesar de que le brindo un espacio para que descansará mientras el se ocupaba, no pudo evitar sentirse mal. Henry, su padre, intento intervenir varias veces diciendo que no sentía que él era el hombre correcto para su hija, pero Mary, su madre pensaba que él solo era sobreprotector. Para ella el chico era él hombre perfecto para su hija — No estaba molesta papá, pero hace tiempo que no veía a una familia pelear — tomo su mano — Llegar a la casa y recordar lo que había sucedido en casa de mi prometido solo hizo que me acordará de Edgar, lo extraño ¿Saben? — Sus ojos se llenaron de lágrimas, hacía bastante tiempo que no sabía de él, ¿Cuando daría alguna señal de vida? ¿Cómo pudo olvidarla? A Ella, su hermanita, su cómplice de travesuras. Lo que Sophia y Mary Evans no sabían, es que Edgar había aparecido por lo menos 4 veces al mes el primer año, pero por desgracia quien siempre estaba en casa era Henry, y se encargaba de correrlo. O cuando estaba Esposa e hija siempre ponía el televisor de su habitación a todo volumen, sabia a qué hora vendría su hijo siempre, y él estaba preparado para echarlo de su casa. — Yo también mi niña — dijo su mamá tomándola de la mano. — Es mejor que se olviden de él, como él de nosotras — y salió de la habitación hasta la de él. Se agarraba el corazón, una parte de él se sentía mal por el sufrimiento de su familia, pero jamás perdonaría a su hijo por irse, quería más dinero, era más ambicioso, pero jamás permitiría que su hijo de fuera a trabajar en una empresa tan jóvenes quería que terminara sus estudios. — Viejo, ¿no crees que eres muy duro con Sophie? — pregunto su esposa quien había venido detrás de él. — No Mary, no estoy siendo duro. Ya un hijo nos abandono por dinero y Sophia ha estado muy rara. Sobretodo con este noviecito que apareció de pronto, no sabemos nada de él, solo que aparentemente tiene dinero — se sentó molesto. — Henry, ¿No te das cuenta que la ama? — pregunto su esposa — se preocupa por ella, cuando tuvo su novio hace cuatro años no llego nunca aquí cuando enfermo — lo miró molesta — Él no solo llegó, trajo un médico — llevo su silla hasta el lado de la cama. — Henry, te aconsejo que empieces a aceptar al joven Patterson, o terminarás perdiendo a otro de tus hijos — Su esposo la ayudo a acostarse y tomaron ambos una pequeña siesta, Sophia ya se sentía bien, así que tomo una ducha y se levantó, al salir de su cuarto olía algo delicioso, torta recién horneada y comida salada. Llevaba un mono pegado al cuerpo de color gris, una franela azul, y un suéter también azul de cierre, salió con sus pantuflas rosadas siguiendo el olor. — ¿Aleríc que haces? — pregunto corriendo hasta donde él. Cuando llego a su lado se mareo, él la ayudo a sentarse. — ¿Sabes lo que significa el reposo Sophia? — pregunto un poco molesto — Lo siento, quería que dejaras de cocinar — se sentó en la isla de la cocina mirándolo seguir. — Bueno, tendremos la cena, además te debía una disculpas por lo de anoche, es mi manera de hacerlo — la miro y sonrió. — Oye, sobre lo de anoche... — No te preocupes por ellos, volveremos a intentar la cena en otra oportunidad, está vez si sorpresas desagradables — sus ojos brillaron al momento de sonreír. — está bien, gracias — vio como colocaba la salsa bechamel sobre la pasta y se saboreo, su estómago la delató — Lo siento — dijo cuando sintió la mirada sobre ella. — No tienes de que, toma prueba un poco — levantó la mirada al escuchar su cercanía Él le ofrecía un tenedor con un poco de pasta con salsa, y algo más, al probarlo se percató de que era champiñones, hizo un sonido que salió de su boca al saborearlo. — Aleríc, ¡que sabroso está esto! — exclamó. — ¿Aleríc? — levantó una ceja divertido. — ¿No te gusta? A mí me encanta, y bueno Aleríco es muy largo — ambos rieron. Ella estaba sorprendida nunca había escuchado su risa de manera tan sonora. — Sophie, no hay mucha diferencia entre uno y otro — volvieron a reír.
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