Informes del Norte
Kaelion se encontraba en su despacho, repasando informes cuando Karn y Darek llegaron con noticias urgentes sobre la situación en el norte. Ambos, hombres de confianza, le habían estado proporcionando actualizaciones constantes sobre el progreso de las mejoras en las fronteras y los esfuerzos para estabilizar la región, aún en conflicto debido a las tensiones políticas y territoriales.
Karn, capitán de la primera legión de las tropas imperiales en el norte entró primero, su rostro firme y su postura rígida, mientras Darek, capitán de la segunda legión, lo seguía con un paso más relajado, aunque su mirada también mostraba la seriedad de la situación.
- Majestad. - Karn de carácter práctico, saludó con una inclinación de cabeza respetuosa, mientras se colocaba al frente de la mesa. Su tono era grave, pero decidido - Hemos reforzado las fortificaciones en las zonas clave. La construcción de las murallas ha avanzado según lo previsto y el ejército ha mejorado su preparación gracias a los nuevos entrenamientos. La moral es alta entre los soldados, aunque aún estamos enfrentando algunos problemas logísticos.
Darek, siempre el más estratégico de los dos, habló en seguida, sin perder el ritmo.
- El pueblo del norte, aunque resistente, sigue en una situación tensa. Los recursos siguen siendo limitados, pero las rutas comerciales se están abriendo gradualmente. La situación política con los reinos vecinos también parece estabilizarse, aunque no podemos dar por sentado que la paz perdure. Hay rumores de que algunos nobles del norte siguen descontentos con nuestra presencia, pero hasta ahora no han hecho nada abierto.
Kaelion asintió mientras escuchaba, sus ojos fijos en ambos hombres mientras procesaban la información. El norte siempre había sido una región complicada, con lealtades divididas y climas duros que hacían la administración aún más desafiante. Sin embargo, las mejoras en la infraestructura y el control militar eran signos positivos.
- ¿Algún avance sobre las posibles amenazas externas? - preguntó Kaelion, buscando detalles adicionales. Aunque la situación interna parecía mejorar, siempre había algo que podía cambiar en la política internacional.
Karn frunció el ceño, tocando el mapa sobre la mesa donde estaban marcadas las fortalezas.
- Algunos de los reinos vecinos han comenzado a movilizar tropas hacia sus fronteras, pero no parece ser una amenaza inmediata. Se están preparando, pero no sabemos si es una táctica de intimidación o una ofensiva real. Lo estamos vigilando, pero aún no hay indicios claros de agresión.
Darek, que había estado observando el mapa con detenimiento, agregó:
- Es una táctica común en tiempos de inestabilidad, Majestad. Los nobles buscan posicionarse para cuando haya cambios en el poder. Si nuestros informes son correctos, algunos piensan que podríamos estar distraídos con los asuntos internos y buscan ganar ventaja en caso de que la situación empeore.
Kaelion frunció el ceño, evaluando los escenarios posibles. Sabía que el norte no solo era estratégico en términos militares, sino que también representaba un símbolo de poder y estabilidad para su imperio. No podía permitir que cualquier tipo de revuelta o rebelión se desatara.
- Mantengan la vigilancia estricta. Quiero que se aseguren de que las rutas comerciales se mantengan abiertas y que la población esté tranquila. No quiero sorpresas. - ordenó Kaelion, su tono autoritario pero calculador - En cuanto a los rumores de los nobles, sigan observando, pero no tomemos ninguna medida precipitada. Necesitamos fortalecer al joven señor. Enviaré tropas imperiales para mejorar el entrenamiento de sus caballeros y asegurar el territorio mientras contratan más caballeros.
Karn y Darek asintieron al unísono, sabiendo que Kaelion siempre prefería actuar con inteligencia antes que con impulsividad si no estaba en batalla. La situación en el norte era delicada, pero con las medidas correctas, podían continuar avanzando sin poner en peligro el reino.
- ¿Qué sabemos sobre estos exiliados? - preguntó Kaelion, su voz grave y calculadora. Aunque se había logrado restringir el paso en las rutas montañosas, la infiltración de personas con intenciones desconocidas siempre era una amenaza.
Darek, que había estado esperando la pregunta, desplegó un mapa sobre la mesa con las rutas montañosas marcadas. Los pasos, algunas veces traicioneros y otros veces fáciles de atravesar, eran conocidos por ser un punto de cruce de varios exiliados, desertores y grupos rebeldes, pero también de nobles que huían de la presión política.
- Los exiliados provienen de varias regiones del imperio, pero hay un grupo significativo que parece estar relacionado con los antiguos aliados del archiduque Verithar. Estos hombres y mujeres no son simplemente fugitivos, sino que parecen estar organizándose para algo más grande. Algunos traen noticias de una creciente resistencia en el interior y otros parecen ser políticos caídos, dispuestos a hacer todo lo necesario para recuperar su influencia.
Kaelion meditó sobre la información. Los exiliados podrían no ser una amenaza inmediata, pero su presencia siempre representaba un riesgo potencial, especialmente si se aliaban con figuras que todavía tenían influencia.
- ¿Cómo hemos reforzado los puntos de control? - preguntó, aunque ya sabía la respuesta. Estaba buscando detalles.
Darel señaló los puntos estratégicos marcados en el mapa.
- Las tropas imperiales han tomado posiciones en todos los pasos clave. Hemos reforzado las guarniciones en los puntos más vulnerables y aumentado la vigilancia. Nadie puede cruzar sin ser detectado y los comandantes están usando la inteligencia para seguir el rastro de los grupos sospechosos. De momento, podemos decir con certeza que ningún exiliado ha cruzado sin que lo sepamos, pero el terreno es impredecible. Hay rumores de que algunos grupos intentan usar caminos menos conocidos.
Kaelion asintió, sopesando los siguientes pasos. Sabía que el marqués había retomado la mansión con el respaldo de fuerzas no despreciables y no podía permitirse que la región cayera en manos de otro noble ambicioso. La situación de los exiliados también indicaba que algo mayor se estaba gestando en las sombras.
- Mantén la presión sobre los puntos de control. No quiero que ningún exiliado se cruce sin que lo sepamos. Si estos grupos están organizándose, no podemos permitir que obtengan más apoyo. - Kaelion se levantó y se acercó al mapa, su dedo recorriendo los puntos más sensibles - También necesito que empieces a investigar las conexiones con Ian Lunia. Aunque haya tomado la mansión y fallado en su trampa, no podemos subestimar lo que pueda estar planeando.
Darek se inclinó ligeramente, entendiendo la magnitud de las órdenes.
- Lo haré, Majestad. Ya hemos comenzado a rastrear los movimientos de Lord Lunia y sus posibles aliados. No nos perderemos ningún detalle.
Kaelion lo observó por un momento antes de asentir, confiando en la capacidad de sus caballeros. En este momento, la estabilidad del imperio dependía de manejar las amenazas antes de que pudieran tomar forma. Lunia, los exiliados y las fuerzas desconocidas moviéndose en la sombra necesitaban ser detenidas antes de que pudieran alzarse.
- Ve adelante, Darek. Quiero informes constantes sobre el progreso y cualquier indicio de resistencia o traición. Y no olvides, este imperio no tolerará la disidencia. Si necesitamos actuar, lo haremos rápido y con decisión.
Con un último asentimiento, Darek se retiró, dejando a Kaelion y a Karn con sus pensamientos. El imperio estaba en una encrucijada y aunque las piezas parecían moverse en la oscuridad, él se aseguraría de que todo quedara bajo control.
- Mantén el apoyo a los jefes de las aldeas donde estuvimos, avísame la necesidad de suministros.
- ¿Qué haremos con los jóvenes que se han unido a los exiliados?
- Arréstenlos…Decidiré por cada caso según los testimonios y tus informes.
- Si, majestad. - le dijo inclinándose y saliendo de la habitación para regresar a su misión.
Kaelion se masajeó las sienes, cansado. Le dolía la cabeza y el elixir no ayudaba. No quería tener una crisis frente a su esposa. Vio entrar a Dorian, pero no dijo nada hasta que vio una carpeta bajo su brazo. Más trabajo, pensó resignado.
Kaelion frunció el ceño, mirando a Dorian mientras el secretario le deslizaba la carpeta sobre la mesa. No era común que la emperatriz organizara competencias de caza, mucho menos en un momento tan crítico. El ambiente del imperio estaba cargado de tensión, con amenazas provenientes del norte, el marqués retomando poder y los exiliados cruzando la frontera. ¿Por qué había decidido Leocadia organizar algo tan… trivial?
- ¿Una competencia de caza? - repitió, su voz cargada de incredulidad. Mientras recorría el contenido del informe, su mirada se tornó más intensa. Los detalles estaban bien elaborados y parecía que la emperatriz había planeado todo meticulosamente: los terrenos, los cazadores invitados, las reglas. Incluso había una lista de nobles que se habrían ofrecido a participar.
Dorian asintió, observando la reacción del emperador con cierta cautela.
- Así es, Majestad. Fue una de las sugerencias de la emperatriz para fortalecer las relaciones con los nobles y también para afianzar su figura en un entorno de paz fuera del palacio. Algunos de los participantes son nobles clave en la corte que podrían ser aliados o rivales en los próximos movimientos. La emperatriz cree que este tipo de eventos, aparentemente inocentes, pueden servir para medir las lealtades y forjar alianzas.
Kaelion se quedó en silencio por un momento, su mente procesando la información. Sabía que Leocadia tenía una astucia que a veces pasaba desapercibida. Aunque parecía ser una simple actividad recreativa, ella había encontrado la manera de utilizarlo para algo mucho más grande. La competencia no solo sería una prueba de habilidades, sino también una forma de evaluar a los nobles, medir su disposición a alinearse con la corona.
- No puedo decir que me sorprenda. - Kaelion dijo con una sonrisa amarga, mirando nuevamente los papeles - Leocadia siempre sabe cómo convertir lo que parece una distracción en algo más estratégico.
Dorian asintió.
- Exactamente, Majestad. Ella no es solo una emperatriz, sino también una jugadora política. Y esa competencia de caza… está llena de implicaciones. Hay nobles entre los participantes que no son precisamente amigos del trono, pero sus actitudes podrían cambiar dependiendo de lo que suceda durante el evento.
Kaelion se recostó en su silla, pensativo. La competencia de caza se celebraría en los terrenos cercanos al palacio y la presencia de nobles importantes la convertiría en un escaparate de poder. No solo se medirían las habilidades de los cazadores, sino también las lealtades, las intenciones de los participantes y su postura pro o contra el emperador. Era un campo de batalla encubierto, donde las alianzas se podían formar o destruir con un simple gesto.
- Entonces, tendremos que estar preparados. - dijo finalmente, su tono decidido - No solo para la caza, sino para cualquier intento de manipulación o traición que pueda surgir de este evento. No quiero sorpresas, Dorian.
Dorian asintió, reconociendo la seriedad en la voz de Kaelion.
- Lo haré, Majestad. Los informes continuarán fluyendo, pero no hay duda de que este será un terreno fértil para que la emperatriz vea quién está de su lado y quién no.
Kaelion cerró los ojos por un momento, evaluando lo que se avecinaba. La competencia de caza se convertiría en una prueba, no solo de destreza, sino de lealtades y el peligro de subestimarla era grande.
- Lo sé, Dorian. Lo sé. Estaré atento a cada movimiento.
Con un asentimiento, Dorian se retiró, dejando a Kaelion en su oficina, meditando sobre la próxima competencia. Esta podría ser una de esas rarezas que definieran el curso de los próximos meses. El evento se llevaría a cabo dentro de dos semanas, pero ya sentía el peso de sus implicaciones sobre sus hombros.