Lucila observa desde la entrada de la iglesia a Logan, no podía hacer nada por ayudarla, y si ella hacia algo estúpido podría terminar muerta, aunque con lo que esos hombres pensaban hacerle, prefería mil veces morir. —Encontrar al sheriff de este pueblo embriagándose en el saloon en vez de estar en la comisaria como es debido, ¿Qué pensara la gente de tu pueblo, sheriff? ¿Qué pensara esa hermosa dama que pienso gozarme cuando termine contigo? El bandido se ríe mientras que observa a Lucila en las manos de unos de sus muchachos, sus ojos maliciosos y su sonrisa malévola le provocaba miedo a Lucila. Estaba temblando. —Jeje, jefe, está haciendo temblar a la señorita recatada —dice el forajido mientras se ríe a carcajadas contra la oreja de Lucila. El aliento a alcohol y tabaco que expuls

